Alfredo Jaar

Alfredo Jaar
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Pintor chileno
NombreAlfredo Jaar
Nacimiento1956
Santiago de Chile, Bandera de Chile Chile
EducaciónCine
Arquitectura
Alma materInstituto Chileno Norteamericano de Cultura
Universidad de Chile
PremiosPrimer Premio de Grabado, II Bienal de Arte Universitario del Instituto Cultural de Las Condes (1981) y el Deutscher Akademischer Austauschdienst, Berlín (1989)

Alfredo Jaar. Pintor chileno. Ha recibido varias becas, entre las que destacan las otorgadas por la Fundación del Pacífico (1982), la Fundación Guggenheim (1985) y la Fundación Louis Comfort Tiffany (1987). Realizó estudios de cine en el Instituto Chileno Norteamericano de Cultura, en 1979, y de arquitectura en la Universidad de Chile, en 1981, pero su formación artística es netamente independiente.

Síntesis biográfica

Nace en Santiago de Chile en 1956.

Trayectoria artística

En 1994 el artista viajó a Ruanda, impactado por las noticias de la masacre. Allí fotografió los ojos de un niño recientemente huérfano; esos ojos Jaar los reprodujo en diapositivas, en cantidad de un millón, como el número de víctimas del genocidio en ese país africano, y luego las apiló todas sobre una mesa de luz.

Otras fotografías de ese mismo viaje, Jaar literalmente las enterró en cajas negras, y sobre éstas escribió la descripción de lo que se podría ver en las fotos (por ejemplo: “madre llorando a su hijo masacrado”, etc). Su arriesgado propósito fue despertar la conciencia adormecida de la gente, por medio de un ocultamiento visual que devuelva la capacidad de ver el drama humano. Jaar también se interesa por la intervención del espacio público que perturba al espectador distraído: así por ejemplo ocurrió cuando utilizó un letrero luminoso del edificio Time Square en New York, en el que se leía “This is not America” (1987), denunciando el imperialismo estadounidense.

Alfredo Jaar utiliza principalmente la fotografía como registro y soporte de su temática, la cual gira en las crisis geopolíticas y sociales, las relaciones entre los países ricos y los tercermundistas, el conflicto de la inmigración, la violencia, el racismo y los refugiados. Sello característico ya de su estilo es el uso de cajas de luz para colocar las imágenes: de este modo, las fotos se iluminan “desde adentro”, como ocurre con los rostros de mineros del Brasil en “Gold in the morning” (1986).

Aportes

Alfredo Jaar ha recibido varias becas, entre las que destacan las otorgadas por la Fundación del Pacífico (1982), la Fundación Guggenheim (1985) y la Fundación Louis Comfort Tiffany (1987). Entre los premios, destacan el Primer Premio de Grabado, II Bienal de Arte Universitario del Instituto Cultural de Las Condes (1981) y el Deutscher Akademischer Austauschdienst, Berlín (1989). Participó en la Bienal de Venecia en 1986 y al año siguiente fue el primer latinoamericano invitado a la Documenta 8, feria de arte celebrada en Kassel, Alemania.

Ambas son importantes muestras que se suman a su extensa lista de exposiciones individuales y colectivas llevadas a cabo tanto en Chile como en Canadá, Japón, Brasil, Austria, Estados Unidos, etc. Sus obras forman parte de colecciones de galerías y museos de todo el mundo.

Investigación

En 1994, un genocidio de horribles dimensiones se llevó a cabo en Ruanda; ante los ojos desinteresados de las potencias mundiales y el desconcierto informativo general, fueron asesinadas 1.000.000 de personas durante tres meses, es decir, murieron 10.000 personas diarias.

Espantado por el horror y la indiferencia, el artista chileno residente en Nueva York, Alfredo Jaar, viajó hasta Ruanda para capturar imágenes de la tragedia, conocer esa realidad en una dimensión cercana, y generar después un amplio proyecto artístico que llamara la atención sobre lo ocurrido, e incitara a sí mismo a la reflexión sobre la condición humana, el papel social del arte, y las cualidades de la imagen comunicativa.

El “Proyecto Ruanda”, elaborado entre 1994 y 1998, y presentado como compendio en la edición “Hágase la Luz”, consta de diversos productos estéticos coherentes con las investigaciones artísticas de Jaar, exhibidos en diferentes galerías y museos del mundo, y elaborados en variados soportes, que van desde postales enviadas desde Ruanda por Jaar a sus amigos, en las que sólo ponía nombres de sobrevivientes que conoció, hasta trabajos como “Los ojos de Gutete Emerita”, presentado por primera vez en la Galería de Arte Contemporáneo de Carolina del Norte.

Obras

Esta obra se compone de dos cajas luminosas montadas muy cerca la una de la otra, en las cuales, mediante un mecanismo aparecen de modo secuencial, durante unos 45 segundos, textos de letras blancas sobre negro:

“Un domingo por la mañana, en una iglesia de Ntarama, cuatrocientos tutsis fueron asesinados por un escuadrón de la muerte hutu. Gutete Emerita, de 30 años, estaba en misa con su familia cuando empezó la masacre. A Tito Kahinamura, su marido, y a sus dos hijos, Muhoza y Matirigari, los mataron a machetazos en su presencia”.

Este texto se disuelve y aparece otro, cinco líneas más en cada panel, durante 30 segundos:

“Por alguna razón, Gutete pudo escapar con su hija Marie-Louise Unumararunga. Tras pasar varias semanas escondida, Gutete ha vuelto a la iglesia del bosque. Cuando habla de la familia que ha perdido, hace gestos hacia los cadáveres del suelo, descomponiéndose bajo el fuerte sol africano”. Este texto también desaparece, y es reemplazado por otras dos líneas: “Recuerdo sus ojos. Los ojos de Gutete Emerita”.

Las dos últimas líneas reverberan durante 15 segundos; después, de pronto, aparece una imagen muy breve: son los ojos de Gutete en un primerísimo plano, que antes de que el espectador alcance a pensar, ya han desaparecido.

Proyectos

Otros trabajos de este proyecto son “Real Pictures”, consistente en cubos de dimensiones variables formados por cajas fotográficas negras con un texto que describe las imágenes que guardan en su interior, o “Rwanda, Rwanda”, 100 serigrafías con la palabra Rwanda repetida ocho veces, y dispuestas en los letreros públicos de las calles de Malmö, Suecia, o la obra “Los ojos de Nduwayezu”, ya descrito en la sección Trayectoria. Con más certeza que duda podemos afirmar que Alfredo Jaar es uno de esos artistas que en las últimas décadas ha pasado a ocupar los primeros lugares de la historia del Arte.

Su obra y la marca de su nombre es conocida y solicitada en todos los continentes. Pero Jaar se diferencia de tantos otros miles de artistas porque es de los pocos que aúna en una sola entidad la consciencia crítica, con un lenguaje claro de denuncia y a la vez de creación de auténticos operativos estéticos y comunicacionales de gran belleza y eficacia. La denuncia no se reseca, estéril, en sí misma: llega a ser arte donde la estética logra que se eleve el grado de ética.

Fuentes