Coeficiente de caja
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El coeficiente de caja, conocido también como coeficiente de encaje bancario, coeficiente de reservas, encaje legal o encaje bancario es una herramienta utilizada por los bancos centrales para regular la cantidad de dinero en circulación y asegurar la estabilidad del sistema financiero. Consiste en un porcentaje de los depósitos que las entidades financieras deben mantener en reserva, sin poder utilizarlo para otorgar préstamos o realizar inversiones.
Por ejemplo, si la tasa de encaje es del 10%, un banco debe mantener el 10% de sus depósitos como reservas y solo puede utilizar el 90% restante para préstamos y otras actividades. Esta medida ayuda a garantizar que los bancos tengan suficiente liquidez para enfrentar retiros masivos de dinero y otras situaciones de crisis.
Este coeficiente se calcula dividiendo la reservas de la empresa entre sus depósitos concedidos. La fórmula es la siguiente:
La principal función del coeficiente de caja es lograr un multiplicador de dinero que no sea elevado, para de esta forma garantizar la solvencia de las entidades bancarias a corto plazo y que sus fondos no se multipliquen descontroladamente.
Un coeficiente de caja mayor a uno indica que la empresa tiene suficientes recursos líquidos para cubrir sus pasivos a corto plazo, mientras que un coeficiente menor a uno sugiere que podría tener dificultades para hacerlo.
Sumario
Función del encaje bancario
El encaje bancario, determinado por cada entidad monetaria, sirve para asegurar que los ahorristas puedan recuperar su dinero. Es decir, actúa como una medida de protección frente a posibles retiros masivos de fondos en los bancos.
Sin embargo, esta no es la única razón para establecer un encaje bancario. Este puede ajustarse según los objetivos de la política monetaria.
Por ejemplo, si un país está atravesando una desaceleración económica, las autoridades podrían optar por una política monetaria expansiva. En tal caso, podrían reducir el encaje bancario, lo que permitiría a las instituciones financieras contar con más recursos para otorgar préstamos. Esto, a su vez, fomentaría el consumo de la población y aumentaría el Producto Interior Bruto.
En contraste, si el objetivo es frenar el gasto, la entidad monetaria podría aumentar el encaje bancario.
Efectos del coeficiente de caja
Los efectos del coeficiente de caja se originan como consecuencia de las regulaciones del Banco Central de cada país, que estipula las reservas requeridas que los bancos deben mantener como proporción de sus depósitos captados.
Efectos de una reducción del coeficiente de caja
Cuando se reduce el coeficiente de caja, los bancos tienen mayor libertad para operar y pueden otorgar más préstamos al público. Esto impulsa la demanda, el consumo y la cantidad de dinero en circulación. Este escenario suele ocurrir en épocas de prosperidad económica y expansión del crédito, cuando la situación financiera es favorable y, por lo tanto, se requieren menos reservas legales para respaldar los depósitos de los clientes.
Una reducción del coeficiente de caja está asociada a una política monetaria expansiva. Esta política implica la disminución de los tipos de interés con el objetivo de reducir los costos de financiación para las empresas, lo que a su vez fomenta la inversión privada.
Efectos de un aumento del coeficiente de caja
Un aumento en el coeficiente de caja de los bancos comerciales reduce la cantidad de dinero en circulación, ya que los bancos deben retener una parte mayor de sus fondos para asegurar los depósitos de sus clientes. Esta medida suele implementarse en períodos de crisis financieras para evitar el riesgo de contagio entre bancos y mantener un equilibrio entre la emisión de préstamos y la captación de depósitos, que constituye su principal actividad comercial. Cabe recordar que los bancos suelen operar con un alto apalancamiento debido a que dependen de la captación de fondos del público.
Este incremento está vinculado a una política monetaria restrictiva, que implica elevar los tipos de interés de intervención o interbancarios. El objetivo es aumentar el coeficiente reservas/depósitos, encareciendo los préstamos en caso de que las reservas sean insuficientes. Esto suele hacerse con el objetivo de frenar y/o dismunuir la inflación (incremento general de los precios). En resumen, con un coeficiente de caja alto habrá más dinero en el banco y menos en la calle.
