Compañia de María

Orden de la Compañía de María Nuestra Señora
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Compañia de maria.jpg
SiglasN. S
FundadorJuana de Lestonnac
Fundación1607
Lugar de fundaciónBurdeos, Fracia
Aprobación7 de abril de 1607, el Papa Paulo V
Religiosos1470

La Compañía de María N. S., primer instituto religioso de carácter educativo para la mujer, fue fundado en Burdeos en 1607 por Juana de Lestonnac (1556 – 1640), sobrina del humanista francés Miguel de Montaigne. El proyecto educativo de la Compañía de María, orientado a la formación integral de la persona, fue el resultado armónico de sus ricas experiencias personales, unidas a los principios de Montaigne y al método de la “Ratio Studiorum jesuítica.

Historia

La historia de la Orden de la Compañía de María Nuestra Señora tiene su origen en los albores del Siglo XVII. Entre 1600 y 1650 -años que coinciden con la fundación de la Compañía y la muerte de Juana de Lestonnac- se produce un viraje histórico, resultado de una grave crisis que había durado dos siglos; la más grave que habían experimentado los pueblos hast a entonces y que origina el nacimiento de una nueva tipo concepción de hombr e, el hombre moderno. El nuevo Instituto, aprobado por Paulo V en 1607, e ra el primer instituto religioso-docente femenino aprobado por la Iglesia.

La Compañía nace bajo el signo de lo nuevo fundamentalmente por las caracter ísticas propias y originales que la diferenciaban de las Órdenes femeninas tradi cionales. Con ella se abre camino un nuevo estilo de vida religiosa y se inici a la serie de Congregaciones femeninas con espiritualidad ignaciana.

En sus inicios, sufre las críticas de sus contempor áneos; sin embargo el ideario educativo de trabajar por la formación integral de la mujer, considerado “ útil al pueblo ” por la población bordelesa y su ayuntamiento, log ra que la escuela se llene de niñas. La insistencia de la fundadora en q ue la educación de la juventud “ se haga cada vez mejor ” fue una llamada al crecimiento cualitativo y cuantitativo del Instituto. A la muerte de Juana de Lestonnac en 1640, la Orden de la Compañía de María contaba con 30 casas fundad as en Francia; 10 años más tarde se llevará a cabo la primera fundación en tierras españolas, Barcelona.

El siglo XVIII es muy fecundo para la Compañía que se extiende por España y América latina; sin embargo, a medida que se expand e por tierras de lengua hispana, las Casas de Francia viven con dolor la ex periencia de la desaparición de todas sus comunidades, 50 en total, y la dispers ión de las religiosas, incluso la muerte de alguna de ellas, a consecuencia de la Revolución francesa. No será ésta la única prueba, sufrirán también el impa cto de una serie de medidas desamortizadoras, adversas a la Iglesia que, en cad ena, se irán sucediendo, durante el siglo XIX y parte del XX, en diferentes países y que incidirán directamente en las obras educativas de la Compañía de María en Francia, España y América. Las nuevas fundaciones realizadas en Bélgica, Holanda, Italia, México y California por las religiosas expa triadas serán el fruto positivo de una grave situación adversa. Unos años después de la Unión definitiva de todas l as Casas de la Compañía y como resultado de la renovación promovida por e[[l Co ncilio Vaticano II]], la Compañía comprende que la misión de evangelizar como educadoras puede hacerse desde diferentes plataformas: escuela, univ ersidad, centros socio- educativos, en el campo de la salud, parroquia, en medio de los más débiles: inmigrantes, desplazados, campesinos..., en organizac iones que trabajan por la defensa de la vida, la dignidad, los derechos hu manos y de los pueblos. Una pluralidad de escenarios para una única misión: eva ngelizar como educadoras y educadores al servicio de una fe que fructifica e n obras de justicia. Una única misión educativa cuyas prioridades son los jóvenes, como campo preferencial, la mujer y la familia.

Más de 400 años de historia, una larga cadena de en trega y de esfuerzos, hablan de una sucesión continua de mujeres que han hecho frente con decisión y coraje a las situaciones originadas en los difere ntes países a través del tiempo: avances científicos y tecnológicos, cambios culturales, revoluciones, leyes adversas, persecuciones y... hasta la muerte. U nas veces reconocidas, otras despojadas, han sabido “ mantener la llama ” y “ tender la mano ” allí donde han visto una necesidad. Impulsadas por una fe prof unda en el Dios de la historia y seducidas por Jesús de Nazareth han cons agrado su vida a la misión de construir su Reino.

Obras

La Compañía de María realiza su misión educativa a través de diferentes obras y proyectos: Los colegios y escuelas son parte de su tradición educativa desde 1608 situados en diferentes contextos, dan una respuesta integral a niños, adolescentes, jóvenes y a sus familias.

Los colegios mayores y residencias universitarias ofrecen un espacio educativo a las jóvenes en esta etapa de su formación. En contextos de marginación y exclusión, los proyectos de educación popular y social han surgido en unos casos por iniciativa de la Compañía de María y en otros como fruto de una búsqueda conjunta con otras instituciones y grupos. Pretenden ser una alternativa educativa para la población más vulnerable. En lugares donde la atención sanitaria y la educación para la salud son necesidades urgentes, los hospitales, centros de salud, escuelas de enfermeras, son plataformas puestas al servicio de cuidar y dignificar la vida.

Los Centros de espiritualidad son espacios que posibilitan la contemplación, la interioridad, la profundización en la fe a nivel personal y en grupo. El Proyecto educativo Compañía de María, se amplía con nuestra presencia y colaboración en otras escuelas, en universidades, en diferentes instituciones civiles y eclesiales.

La Fundación Internacional de Solidaridad Compañía de María (FISC), y la Organización para el Desarrollo con nuevas Solidaridades (ODNs) son cauce de interrelación entre los distintos centros y proyectos, pretenden favorecer la educación para la solidaridad y el compromiso con la justicia. La diversidad configura hoy la identidad del Proyecto educativo Compañía de María, haciéndolo vivo, abierto y dinámico.

Expansión

El crecimiento del Instituto en un momento en el que cada casa conservaba su autonomía, sin la ayuda de un gobierno central, se hizo posible sólo por la vitalidad y las inquietudes apostólicas de las comunidades Al llegar el siglo xx la Compañía pasa a una forma centralizada de gobierno. Un verdadero cambio estructural que, preparado durante el s.XIX , se hizo parcialmente realidad en 1921.

Dos convicciones llevaron adelante este proceso: la fidelidad a la intuición primera de Juana de Lestonnac que, adelantándose a los tiempos, había presentado en su primer proyecto el Generalato como forma de gobierno; y la necesidad fuertemente sentida, de afrontar desafíos históricos con una solidaridad más estrecha entre las casas de la Orden.

Los monasterios que no se unieron en 1921 permanecieron en una búsqueda común, dentro del mismo Instituto. En 1956 se hace la Unión definitiva y Pío XII la ratifica para todo el Instituto bajo el nombre oficial de Orden de la Compañía de María Nuestra Señora. El Generalato se había impuesto por la fuerza de los hechos. Era una respuesta necesaria a las urgencias de nuestro tiempo. También a lo largo de este siglo, como en el anterior, en la vida de la Compañía aparece una constante significativa : la dialéctica muerte vida como ley de crecimiento.

Las revoluciones amenazan en algunos países, con destruir para siempre lo que se ha logrado. Es el momento de la dispersión, del exilio, pero es también la ocasión de nuevas fundaciones: - En Francia, las leyes que terminaron en la separación Iglesia-Estado en 1905, originaron las fundaciones en Holanda y Bélgica. - La persecución de 1926 en México ocasionó la expansión a Cuba y a los Estados Unidos. - La guerra civil española de 1936 dio origen a la fundación en Brasil.

Donde hay una situación de muerte, la comunidad apostólica resurge y se multiplica por la fuerza de un carisma siempre nuevo. Y es el momento en que la Iglesia, reconociendo públicamente que esta mujer puede decir mucho a la mujer consagrada, a toda mujer, a los educadores cristianos, a todo hombre, en la voz de Pío XII la llama «santa» por primera vez. Era el 15 de mayo de 1949.

La Compañía, precisamente en las vísperas de la canonización de su Fundadora, en 1948, regala a la Iglesia su primer esfuerzo misionero: una respuesta a la llamada del pueblo africano. En el Congo Belga - hoy Zaíre - y después en Burundi, la Compañía irá aprendiendo cómo evangelizar en un medio con enormes necesidades educativas y sanitarias. Y se irá haciendo africana, primero de corazón, luego de sangre y piel. En África la Compañía experimenta, una vez más, los vínculos profundos existentes entre evangelización y promoción humana y trata de responder a los desafíos que no pueden esperar : el hambre, el analfabetismo, la salud, las condiciones de vida de la mujer.

En mayo de 1959 un nuevo impulso misionero se dirige esta vez hacia Japón. Un salto de continente y un salto en el vacío. A Tokyo, una ciudad con ciento cuarenta universidades, donde se mezcla lo tradicional y lo milenario con los últimos avances de la ingeniería y de la técnica, llega la Compañía para ofrecer lo que muy pocos buscan y apenas algunos intuyen : los valores cristianos, el sentido que da la fe a toda la vida humana.

Lenta, pacientemente, las misioneras españolas aprenden la lengua, establecen una relación educativa que evangeliza, y la Compañía adquiere mentalidad y mirada japonesa. La gran fuerza expansiva de la Comunidad de Tudela hizo posible la fundación de nueve Casas entre 1744 y 1899, llegando su influencia al Reino de Nueva España, México, en 1754. De este Casa de Tudela procede la de San Fernando, fundada en 1760, por los señores Arriaga-Arteaga que poseían la inquietud reformista, propia de la Ilustración y concebían la enseñanza como palanca renovadora de la sociedad.

La llegada a Cádiz de doce religiosas de Navarra con el proyecto de establecer una Casa de su Instituto en México, fue la ocasión para que la criolla mexicana, María Ignacia de Azlor, estableciera lazos de amistad con Manuel Arriaga y María Ana de Arteaga y esta amistad diera como resultado la fundación de la Orden en la Real Isla de León. Pusieron a disposición de la fundación todos los requisitos y bienes económicos necesarios. Arriaga murió el 30 de Diciembre de 1756 sin haber logrado ver establecida la obra educativa, pero su esposa, María Ana, fue capaz de terminar el proyecto. Así, el Rey Carlos III autorizó la fundación el 14 de Agosto de 1760 y, a partir de entonces, la principal actividad correspondió al Convento de Tudela que nombró a la fundadora, Madre Petronila Apeireque y a cinco religiosas más para dicha fundación. El día 21 de Noviembre de 1760, festividad de la Niña María, el Prelado de la Diócesis, Tomás del Valle, bendijo el edificio y declaró establecida canónicamente la clausura. El Convento- Colegio de Almería fue la segunda fundación de la Compañía de María en Andalucía (1885) con el Obispo Orberá y la Casa de Tudela como grandes protagonistas, hechos que ya tendremos ocasión de comprobar en la parte principal del contenido de este libro.

Tanto la Fe de las religiosas de San Fernando como su prestigio educativo les llevó a realizar dos fundaciones: Jerez de la Frontera (1889) y Sanlúcar de Barrameda (1895). Las primeras religiosas llegaron a Jerez el 12 de Junio de 1889: Mª Luisa López Martínez de Elizalde, como Superiora, otras tres religiosas, cuatro novicias y dos postulantes, acompañadas por el Obispo de Cádiz. El 1 de Septiembre se abrió el internado, el 15 el Colegio Externo y pocos días después la Escuela Gratuita.

La Casa de Tudela, siempre abierta a la expansión de la Orden, había recibido la propuesta de fundar en Santa Fe de Granada, mientras se estaba tramitando la de Logroño. Aceptada la invitación por la Superiora, M. Inés Rivas, el 6 de Agosto de 1888 tuvo lugar la bendición de la primera piedra. Las obras comenzaron a buen ritmo e incluso de chicas de Santa Fe ingresaron en el noviciado de la Compañía de Tudela. Sin embargo, un año después, la Comunidad de Tudela desiste de la fundación porque el Convento-Colegio que se disponía a inaugurar en Logroño, le suponía un alto coste económico. Ante esta dificultad, la M. Inés Rivas propuso a Leocadia Nogueras, madre de una de las novicias y promotora de la fundación, dirigirse a la Casa de Zaragoza a la que Tudela cedió generosamente los derechos de la fundación. La Superiora de Zaragoza, M. Valentina Ibiricu, acogió con entusiasmo la idea y ella misma se trasladó a Santa Fe para seguir de cerca las obras. El 24 de Agosto de 1890, las doce fundadoras, diez religiosas y dos novicias, acompañadas por las Madres Ibiricu e Hilaria Ariño, y algunos eclesiásticos, se dirigieron a Santa Fe donde fueron recibidas con gran entusiasmo. El 15 de Septiembre se inauguró el curso en la mediapensión y en el Colegio externo.

La histórica ciudad de Santa Fe se preparaba para recibir a los Reyes, con ocasión de celebrar el IV Centenario del descubrimiento de América y, por esta circunstancia, figuró en el programa de actos la inauguración del Colegio de la Enseñanza. La Historia de la Casa señala que, por enfermedad del Rey, la Reina no pudo llegar, pero el 10 de Enero de 1893, "S.M. la Reina Regente expidió una Real Orden concediendo al Colegio el título de Real".

La villa de Puente Genil experimentó en los primeros años del Siglo XX un crecimiento demográfico notable, seguido de un resurgimiento económico y cultural considerable. Así, los vecinos, encabezados por el Alcalde, solicitaron a la M. Valentina Ibiricu, fundadora y superiora de Santa Fe, el establecimiento de un Convento de la Enseñanza para la educación de las niñas. Fue el 22 de Julio de 1903 cuando tres religiosas de Santa Fe (Angeles García, Dolores Moliner y Teresa Cáceres) realizaron un viajes de exploración e informaron a sus superioras de la necesidad del Colegio para la educación de las jóvenes, aunque decían también que la ayuda económica que se podía esperar de las autoridades y vecinos era escasa e insegura. No obstante, salieron varias religiosas de la Comunidad de Santa Fe, el 1 de Septiembre de 1904, acompañadas de M. Valentina Ibiricu y el 12 de Octubre se inauguraron las clases.

Por otra parte, la primera fundación de la Compañía de María en Granada fue hecha por la M. Valentina Ibiricu, en Mayo de 1905. La Casa, situada en la calle del Buen Suceso, fue clausurada en 1906. Una segunda fundación o restauración fue llevada a cabo por la Casa de Torredonjimeno en 1914. La Superiora, Aurora Sáenz, ante las dificultades que experimentaba la Casa de Torredonjimeno, buscó como salida de emergencia volver a establecerse en Granada. El Arzobispo de Granada, en el Decreto de autorización expresa su satisfacción de que se establezca nuevamente un Colegio de la Compañía en la ciudad. La M. Aurora Sáenz llegó a Granada el 28 de Mayo de 1914 con seis religiosas y, gracias al apoyo del Arzobispo y de los Jesuitas, pudo consolidar la Obra educativa. El 25 de Marzo de 1920, la Comunidad y la Obra pudieron trasladarse al nuevo edificio de la Avenida del Sur.

En cuanto al Colegio de Sevilla, éste se fundó en 1955, instalado en un chalet. Después de muchas dificultades se inauguró el actual edificio, el 30 de Septiembre de 1960, situado en la calle Colombia.

Actualidad

La compañia de Maria hoy se puede encontrar en 26 países situados en cuatro continentes: Europa América, África y Asia, con 1470 religiosas y un gr an número de seglares comprometidos con la misión educativa de la Compañí a de María.

Fuente