Corona británica

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Corona Británica
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Monarquía Constitucional y hereditaria
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Nombre:Corona Británica
Tipo de monarquía:Constitucional y hereditaria
Instauración:1707
Cabeza de la Monarquía:Isabel II del Reino Unido
Título:Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña y la Irlanda del Norte y Soberano de la Commonwealth
Dominios:Gran Bretaña
Canadá
Australia
Commonwealth
Dinastía regente:Casa de Windsor
Sucesor(es) potencial(es):Príncipe Carlos de Gales
Residencia principal:Palacio de Buckingham

Corona británica. Institución monárquica del tipo constitucional, cuyo titular, el Monarca británico o Soberano británico, es el jefe de Estado del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de los territorios británicos de ultramar. El monarca británico es también el jefe de Estado de otros quince países, cada uno de los cuales formaron alguna vez parte del Imperio británico y actualmente, tras alcanzar su independencia, forman parte de la Mancomunidad de Naciones o Commonwealth.

Actualmente la monarquía se encuentra en manos de la Casa de Windsor, tras suceder en a la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha. La actual regente es Su Majestad Isabel II del Reino Unido.

Historia

La Corona británica nació tras el ascenso en 1603 del entonces rey de Escocia, Jacobo VI accedió al trono de Inglaterra con en título de Jacobo I y unificó ambos reinos bajo una sola corona. Anterior a la unificación, tanto Escocia como Inglaterra fueron gobernadas por varios regentes aunque la Constitución británica reconoce a dichos gobernantes como antecesores de la monarquía actual.

Monarquía inglesa

Alfredo el Grande, rey de Wessex y Soberano de los Anglosajones, más adelante Inglaterra

La monarquía inglesa nació tras la auto proclamación en 878 de Alfredo el Grande, rey de Wessex como rey de Inglaterra en el siglo IX. Fueron los sucesores de Alfredo, integrantes de la Casa de Wessex quienes formalizaron el título de Rey de Inglaterra, específicamente su bisnieto Athelstan. El control de los Wessex se vio interrumpido varias veces tras invasiones danesas, aunque se puede enmarcar en dos períodos integrados dentro de los años 871 al 1016 y del 1042 al 1066.

En 1066, Guillermo I de Normandía conquistó y expulsó a los daneses de Inglaterra, heredando uno de los reinos más poderosos de toda Europa medieval. La conquista normanda fue crucial para la historia británica, en términos de cambio político y social. El nuevo rey continuó con la centralización del poder que había comenzado en el período Wessex, mientras que el sistema feudal también prosiguió con su desarrollo. Guillermo I fue sucedido por dos de sus hijos: Guillermo II, y luego Enrique I. Este último, tomó una controvertida decisión al proclamar a su hija Matilde como su heredera. Tras la muerte de Enrique en 1135, uno de los nietos de Guillermo I, Esteban, reclamó el trono, y llegó al poder con el apoyo de la mayoría de los barones. Su débil gobierno, sin embargo, le permitió a Matilde desafiar su reino; como resultado, Inglaterra pronto descendió a un periodo de desorden conocido como la Anarquía. Esteban mantuvo un control del poder bastante precario durante el resto de su vida; no obstante, llegó a un acuerdo según el cual sería sucedido por el hijo de Matilde, Enrique Plantagenêt, conde de Anjou, quien se convertiría en el primer monarca de la Dinastía de Plantagenêt en 1154.

Fueron los hijos de Enrique II, Ricardo I y Juan I de Inglaterra, dos de los más conocidos reyes de Inglaterra. El primero históricamente conocido por tomar parte dentro de las Cruzadas en la región árabe, siendo asociado como símbolo de valentía y de la fortaleza de Inglaterra, siendo llamado Ricardo "Corazón de León". El segundo, Juan, conocido como Juan Sin Tierra, sucedió a su hermano tras su muerte y fue encargado de la unión de Inglaterra e Irlanda. Durante el mandato de Juan se escribió la Magna Carta, pacto entre Juan y varios barones. Varios de los hechos contenidos en la etapa de Juan I, son contenidos en las populares historias de Robin Hood.

Con el ascenso de Eduardo IV de Inglaterra en 1399, se inició el reinado de Casa de Lancaster, la cual estuvo vinculada principalmente a la Guerra de los Cien Años, iniciada durante el reinado de uno de sus sucesores, Enrique V. La escasez de popularidad de los regentes de Enrique VI, y el posterior fracaso de su liderazgo, llevó al debilitamiento de la Casa de Lancaster. Los lancasterianos fueron desafiados por la Casa de York, llamada así en referencia a su jefe, un descendiente de Eduardo III, Ricardo, duque de York. Aunque éste falleció en una batalla en 1460, su primogénito Eduardo llevó a los yorkistas a la victoria en 1461. Las Guerras de las Rosas, sin embargo, continuó siendo intermitente durante los reinados de los yorkistas Eduardo IV de Inglaterra, Eduardo V, y Ricardo III. Finalmente, el conflicto terminó con éxito para la rama lancasteriana, liderada por Henry Tudor (Enrique VII de Inglaterra) en 1485, cuando Ricardo III fue asesinado en la Batalla de Bosworth Field

El final de la Guerra de las Rosas constituyó un momento decisivo en la historia de la monarquía. La mayor parte de la nobleza fue o bien diezmada en el campo de batalla o ejecutada por su participación en la guerra, y muchos bienes de la aristocracia fueron confiscados por la Corona. Los Tudor pudieron restablecer fácilmente la supremacía absoluta en el reino, y los conflictos con la nobleza que habían invadido a monarcas anteriores llegaron a su fin. El poder de la Corona alcanzó su apogeo durante el reinado del segundo rey Tudor, Enrique VIII. Esta fue una época de gran cambio político; Inglaterra pasó de ser un reino débil a convertirse en uno de los más poderosos de Europa. Tuvo lugar un trastorno religioso, como resultado de las disputas con el Papa, lo que llevó a la monarquía a distanciarse de la Iglesia Apostólica Católica Romana y a establecer la Iglesia de Inglaterra, también conocida como la Iglesia Anglicana. Otro resultado importante del reinado de Enrique VIII fue la anexión de Gales (que había sido conquistado siglos antes, permaneciendo como un dominio aparte) a Inglaterra bajo las Leyes en las Actas de Gales de 1535-1542.

Enrique VIII, el más polémico de todos los monarcas ingleses

El hijo y sucesor de Enrique VIII, el joven Eduardo VI, prosiguió con más reformas religiosas. Su muerte en 1553, precipitó una crisis de sucesión. Fue cauteloso al no permitir a su media hermana mayor católica, María I, acceder al trono, y a tal fin elevó un testamento en el que designaba a Jane Grey como su heredera, si bien ninguna mujer había reinado jamás sobre Inglaterra. El reinado de Jane, no obstante, duró tan solo nueve días; con un tremendo apoyo popular, María la destituyó, revocó su proclamación como reina, y se auto declaró como la legítima soberana. María I intentó convertir a Inglaterra al catolicismo, incinerando en el proceso a numerosos protestantes bajo la presunción de herejes. Su fallecimiento en 1558, abrió paso para que su media hermana Isabel I le sucediera, devolviendo a Inglaterra al protestantismo.

La era isabelina representó el crecimiento del país como potencia mundial, como lo demuestran la victoria inglesa en la Guerra anglo-española de 1585-1604 (especialmente la anhelada derrota de la Armada Española en 1588) y las colonias inglesas en Norteamérica. Este momento es a menudo conocido como la "edad dorada" para Inglaterra, principalmente debido a los progresos culturales de William Shakespeare y Francis Bacon, entre otros.

Monarquía escocesa

Cináed I es tradicionalmente considerado el fundador de la Escocia unida (o Reino de Alba). La expansión de los dominios escoceses continuó durante los dos siglos siguientes, debido a que otros territorios como Strathclyde eran subyugados u obtenidos mediante matrimonio dinástico. Los primeros monarcas escoceses no heredaban la Corona de forma directa; en su lugar, se optó por una costumbre de alternar las partes, como ocurría en Irlanda y previamente entre los pictos. La monarquía se rotaba, pues, entre dos, o a veces tres, ramas de la Casa de Alpín. Sin embargo, como resultado, los linajes dinásticos rivales entraron en conflicto, a menudo de forma violenta. Los problemas relativos a la sucesión se ven especialmente reflejados por el periodo que va desde 942 a 1005, durante el cual siete monarcas consecutivos fueron asesinados o ejecutados en batalla.

La rotación de la monarquía entre linajes diferentes llegó a su fin cuando Máel Coluim II asumió el trono en 1005 tras asesinar a muchos opositores. De esta forma, cuando Donnchad I sucedió a Máel Coluim II en [[1034], lo hizo como tanista, sin oposición alguna.

En 1040, Donnchad fue derrotado en batalla en manos de Macbeth, tema que trataría la famosa obra de William Shakespeare (La tragedia de Macbeth). Luego, en 1057, el hijo de Donnchad, Máel Coluim vengó la muerte de su padre al derrotar y asesinar a Macbeth. Unos meses más tarde, tras el regicidio del hijo de Macbeth, Lulach, Máel Coluim llegó al trono como Máel Coluim III, convirtiéndose en el primer monarca de la Casa de Dunkeld.

A partir de 1107, Escocia se vio brevemente dividida tras la muerte de Edgardo, debido a la división del reinado en dos, uno gobernado por su hermano mayor Alejandro I (que gobernó el norte de Escocia como rey) y el otro por su hermano menor David (que gobernó el sur de Escocia en función de conde). Tras la muerte de Alejandro en 1124, David heredó sus dominios, y Escocia volvió a unificarse una vez más. David fue sucedido por el ineficaz Malcolm IV, y luego por Guillermo el León, cuyo reinado fue el más largo previo a la Unión de las Coronas.

En 1305, Roberto I de Escocia asumió el poder y se proclamó rey. Sus esfuerzos culminaron con éxito, y la independencia escocesa fue reconocida en 1328. No obstante, Roberto murió tan solo un año más tarde, y los ingleses volvieron a invadir con el pretexto de devolver al heredero legítimo de John Balliol, Edward Balliol, al trono. A pesar de ello, tras más campañas militares, Escocia consiguió nuevamente su independencia con el hijo de Roberto I, David II.

En 1513, Jacobo IV inició una invasión a Inglaterra, intentando tomar ventaja de la ausencia del rey inglés Enrique VIII. Sus fuerzas llegaron a ser derrotadas en la Batalla de Flodden Field; el rey, al igual que varios nobles mayores, y cerca de diez mil soldados fueron asesinados. Debido a que el hijo y sucesor de Jacobo IV, Jacobo V, era aún un niño, el gobierno fue tomado por los regentes. Al llegar a la adultez, Jacobo V gobernó con éxito hasta otra guerra desastrosa con los ingleses en 1542. Su muerte en el mismo año dejó a la Corona en manos de su hija de seis años, María, por lo que se estableció nuevamente otra regencia.

María I, una católica romana, reinó en un periodo de cambio religioso en Escocia. Debido al esfuerzo de reformadores como John Knox, se estableció una ascendencia protestante. María despertó el desconcierto tras casarse con un católico, Lord Darnley, en 1565. Tras el homicidio de Lord Darnley en 1567, María contrajo un matrimonio bastante más polémico con James Hepburn, conde de Bothwell, quien se presuponía era responsable del asesinato de Darnley. La nobleza se rebeló contra la reina, forzándola a renunciar y huir a Inglaterra, donde fue encarcelada y posteriormente ejecutada por Isabel I. La Corona recayó sobre su hijo Jacobo VI, que había sido criado como protestante. Jacobo VI se convertiría más tarde en rey de Inglaterra tras el fallecimiento de la reina Isabel I.

Unificación

Ana I de Gran Bretaña, monarca que unificó bajo un mismo reino a Inglaterra, Escocia e Irlanda, formando el Reino Unido de la Gran Bretaña

La primera unificación, ocurrida de manera no oficial, ocurrió tras el ascenso de Jacobo VI de Escocia a la corona inglesa, al ser hijo de una de las hermanas de Enrique VIII y por ello, primo de Isabel II, quien había fallecido sin herederos. El reinado de Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, se extendió 1603 a 1625, posteriormente siendo sustituido por su Carlos I quien formó parte al igual que su padre de la Casa de Estuardo. Tras una etapa intermedia, conocida como Etapa Cromwell, la dinastía fue restituida en manos de los Estuardo. Fue en 1707, durante el reinado de Ana I de Gran Bretaña, es que oficialmente nació el Reino Unido de la Gran Bretaña. Tras la muerte de Ana, siete años después, el poder estuvo en manos de la Casa de Hannover, la cual tuvo como máximos representantes a Jorge II de Gran Bretaña y Victoria del Reino Unido.

Casa de Windsor

La reina Isabel II quien gobierna Gran Bretaña desde 1952, cuando sucedió a su padre, Jorge VI del Reino Unido.

Tras la muerte de Victoria en 1901, su hijo Eduardo VII del Reino Unido asumió el poder y estableció el dominio de la Casa Sajonia-Coburgo-Gotha, pues su padre Alberto descendía de una rama alemana-danesa. Pero tras muerte en 1910, su hijo Jorge V cambió el nombre de la casa real por el de Casa de Windsor, en honor de la residencia de recreo de la familia y en homenaje especial a su abuela, Victoria I; aunque el basamento de todo esto eran los sucesos de la Primera Guerra Mundial y el interés de Gran Bretaña de cortar lazos con Alemania.

Posteriormente reinaron sus sucesores, Eduardo VIII y luego Jorge VI. El primero, tuvo un reinado pequeño pues fue obligado a abdicar luego de la negativa del Parlamento de aceptar su matrimonio con Wallis Simpson, trasladando el poder en manos de su hermano, Jorge VI, quien padecía de tartamudeo. Los sucesos de la abdicación de Eduardo VIII y la vida de Jorge VI son tema del multipremiado filme británico: The King's Speech (El discurso del Rey). Jorge tendría que hacer frente a la Segunda Guerra Mundial, de conjunto con su joven hija, la princesa Isabel, quien en 1952 se convertiría en Isabel II del Reino Unido, tras la muerte de su padre.

En la actualidad la corona británica tras sobrepasar la pérdida de la India y Sudáfrica así como el nacimiento de varios estados independientes que fueron parte del llamado Imperio Británico, ha sabido adaptarse al presente, presentándose como una monarquía moderna.

Residencia

El Palacio de Buckingham, es el hogar de la Corona británica y la sede las principales actividades reales

La corona británica tiene su asiento histórico en la ciudad de Londres, capital del Reino. A lo largo de la historia, principalmente en la etapa inglesa, el monarca ha residido en varios palacios y castillos hasta llegar su sede actual, el londinense Palacio de Buckingham. Es en ese palacio donde se realizan las actividades oficiales de la corona, como son la recepción a los Jefes de Estado de visita en el país, la presentación de las cartas credenciales de nuevos embajadores, la celebración de actividades de carácter de Estado así como el lugar donde el regente realiza las audiencias.

En la actualidad, de conjunto con la reina Isabel II y su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, residen en el palacio su hijo, Andrés, duque de York y varios de sus primos. El palacio es propiedad de la Corona y del Reino, por lo que puede ser visitado por el público, siendo uno de los principales destinos turísticos en Londres. Esto se hace durante las vacaciones, mientras la familia real se encuentra de vacaciones en Escocia o Gales o de descanso en el Castillo de Windsor.

Familia Real

La familia real británica está integrada por aquellos que de conjunto con el regente estén reconocidos como descendientes reales. Todos los miembros de la familia real reciben el tratamiento de Su Alteza Real (en abreviatura SAR) o de Su Alteza (en abreviatura SA) , aunque este tratamiento solo está asegurado para los descendientes de linea directa del regente[1].

El príncipe Carlos de Gales, quien en caso de su sucesión, sustiuiría a su madre, Isabel II como monarca del Reino Unido

Miembros de la Familia Real Actual:

Parientes de segundo grado de la Reina también reconocidos como miembros:

Sucesión

El derecho de sucesión al trono está en manos mayoritariamente de los miembros de la familia real. La sucesión en el Reino Unido se regula actualmente por el Acta de Unión (1800), que restablece las previsiones del Acta de Establecimiento de 1701 y la Declaración de derechos (Bill of Rights, 1689). Las reglas de la primogenitura se aplican, pero los que no sean descendientes legítimos de Sofía, Electora de Hanóver, aquellos que hayan sido alguna vez católicos, o que se hayan casado con católicos, resultan eliminados en la línea de sucesión a la Corona.

Los primeros cuatro individuos (de 21 años de edad o mayores) en la línea de sucesión, así como el consorte del soberano, pueden ser nombrados Consejeros de Estado. Los consejeros de estado son individuos que desempeñan algunos de los deberes del soberano mientras él o ella se encuentran fuera de la nación o temporalmente incapacitados. Fuera de ello, los individuos en la línea de sucesión no necesitan tener unos deberes legales u oficiales específicos (aunque los miembros de la Familia Real Británica a menudo los tienen).

Coronación

La londinense Abadía de Westminster, lugar donde han tenido lugar las coronaciones del monarca británico

La Coronación del monarca británico es una ceremonia -específicamente un rito de iniciación- en el que el monarca del Reino Unido y de los Reinos de la Commonwealth es formalmente coronado e investido con las joyas de la Corona [2]. Esto corresponde con las ceremonias de coronación como formalmente ocurren en otros países europeos con monarquías mantenidas; sin embargo, todos los otros semejantes países -incluyendo la ciudad estado del Vaticano- han abandonado las coronaciones en favor de inauguraciones más prácticas. La coronación usualmente toma lugar varios meses después de la muerte del anterior monarca, pues la coronación es considerada una ocasión jubilosa, por eso es inapropiado cuando se está aún de luto. Por ejemplo, Isabel II fue coronada el 2 de junio de 1953, a pesar de haber accedido al trono el 6 de febrero de 1952, el día de la muerte de su padre.

La ceremonia es llevada a cabo por el Arzobispo de Canterbury, el más alto clérigo de la Iglesia de Inglaterra. A este acto son invitados altos oficiales del gobierno, personalidades nacionales y extranjeras, la realeza de otros reinos y otros jefes de estado.

Véase también

Referencias

Fuentes