Cotorra argentina

Cotorra Argentina
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Clasificación Científica
Reino:Animalia
Orden:Psittaciformes
Familia:Psittacidae

La cotorra monje, cotorra argentina o cotorrita verdigrís (Myiopsitta monachus) es una especie de ave de la familia de los loros (Psittacidae) que se distribuye de forma natural por Sudamérica, y que ha sido introducida en numerosos países. Es apreciada como mascota; nacen en verano, y sus nidos los hacen a una altura que puede alcanzar los 10 metros.

Descripción

Es de tamaño pequeño, de entre 28 y 31 cm de largo,[1] y tiene entre 120 y 140 g de peso.[2] Su plumaje es de un verde brillante, con las alas verdes azuladas; la frente, mejillas, garganta, pecho y vientre son grises claros. Su cola es larga y puntiaguda, de color verde, como el dorso; el pico es ocre y las patas son grisáceas.[1][2]

Distribución

Es originaria de Sudamérica, de la zona centro y sur, desde Bolivia y Brasil hasta Argentina, Paraguay y Uruguay. Las introducciones por parte del humano, al comprarla enjaulada y liberarla después, la han extendido por numerosos países de América y Europa, como Chile, Canadá, EE. UU., México, Francia, España, Italia, etc.[2] En Argentina originariamente se encontraba sólo hasta el sur de la provincia de Córdoba pero, con el avance del hombre y la forestación que tuvo lugar en la pampa húmeda, hoy día se hallan colonias hasta en el sur de la provincia de Buenos Aires, lo que hace notar su enorme capacidad de adaptación a otros climas y ecosistemas.

Comportamiento

En la naturaleza vuelan en ruidosas bandadas a gran velocidad, nunca levantando las alas por encima del cuerpo, y aleteando constantemente.

Es capaz de emitir una amplia variedad de chillidos y graznidos,[2] también puede vocalizar o imitar palabras.

Alimentación

Es una especie principalmente granívora; en la naturaleza se alimenta de semillas de plantas tanto silvestres como cultivadas. Entre las primeras se destacan las semillas de cardo; entre las segundas muestra preferencia por el sorgo, el maíz y el arroz. También consume frutos y flores, así como insectos adultos y sus larvas.[2] Pese a la importancia de los elementos vegetales en su dieta, si la ocasión se presenta, las cotorras monje pueden alimentarse de la carne de animales muertos.

En cautiverio aceptan pan, galletas, hortalizas, carne y otros alimentos.

Reproducción

Son aves altamente gregarias. Construyen un nido, al contrario que la mayoría de los loros. Nidifican comunitariamente, construyendo nidos que pueden llegar a ser bastante grandes, utilizando ramitas de plantas espinosas entretejidas, y compartiendo cada nido un buen número de parejas.[2] El nido lo ubican en árboles o en estructuras artificiales, como torres de radiocomunicación o tendidos eléctricos.

Ponen de 5 a 8 huevos por nidada, y la incubación dura unos 26 días.[2] Los huevos se adaptan a cualquier tipo de climas templados o tropicales; esto se da por la protección térmica que proporcionan las cámaras de los nidos coloniales.

Ecología

Sus principales depredadores naturales son las aves rapaces y la comadreja colorada (Lutreolina crassicaudata). Se ha introducido en España como mascota asilvestrada y hace la competencia y desplaza a las especies autóctonas como el mirlo (Turdus merula) y la urraca (Pica pica).

Carácter invasor en España

La población de Myiopsitta monachus se ha multiplicado en España, donde las cotorras son ya un problema para especies autóctonas y para los agricultores en varias ciudades y sus alrededores.[3][4] Debido a este potencial colonizador y por constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, esta especie ha sido catalogada en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, aprobado por Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre,[5] estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.

En el caso de Madrid, donde existe una población elevada de estas aves, la Comunidad de Madrid, a través de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, establece en el artículo 22, de la Orden 1613/2013, de 25 de junio, el permiso regulado para la captura y muerte de cualquier ejemplar de cotorra de Kramer (Psittacula krameri) y de cotorra argentina (Myiopsitta monachus) durante la práctica de cualquier actividad cinegética autorizada, durante los períodos hábiles de caza. Además, faculta a todos los municipios de la Comunidad de Madrid para establecer mecanismos de control de las especies de fauna declaradas como exóticas invasoras.[6]

Subespecies

Tiene descritas 4 subespecies:[7]

  • Myiopsitta monachus monachus; sudeste de Brasil, Uruguay y noreste de Argentina.[7] 30 cm de longitud y de 14,5 a 16 cm de envergadura. Subespecie nominal.
  • Myiopsitta monachus calita; oeste de Argentina, de Salta al oeste de Córdoba, Mendoza y La Pampa.[7] 27 cm de longitud y de 13,5 a 14,5 cm de envergadura. De menor tamaño que la nominal, con el pico proporcionalmente más pequeño. No tiene nada de azul en la cabeza, pero sí tiene ligeramente azulado el vientre.
  • Myiopsitta monachus cotorra; sur de Bolivia, Paraguay, noroeste de Argentina y sur de Brasil.[7] 27 cm de longitud y de 13 a 14,5 cm de envergadura. De menor tamaño, semejante a la M. m. calita, pero con la coloración verde más brillante, y con el vientre menos amarillento que la M. m. luchsi.
  • Myiopsitta monachus luchsi; valles intramontanos xéricos en Bolivia central (conocida como cotorra o lorita boliviana);[7] es una población aislada, con una pequeña cantidad de individuos y un estatus reservado. 30 cm de longitud y de 14,5 a 16,5 cm de envergadura. Tiene el pico más estrecho, la coloración gris en un tono pálido, sin rayado en la parte superior del pecho y con el vientre de color amarillo. Las remeras primarias y la cara interior de las timoneras son completamente azules.

Como mascota

La cotorra monje es un ave que desde hace muchos años es buscada como mascota, especialmente entre los argentinos. A tales fines, se acostumbra derribar sus nidos en épocas de verano, donde se extraen los polluelos (más de 30 por nido), y se venden lo más jóvenes posibles, ya que la crianza temprana las hace más domesticables. Son mascotas sumamente inteligentes, pueden aprender a imitar gran cantidad de palabras, pero a la vez son muy bulliciosas, demandantes de atención y cariño, con mucho carácter, y muy territoriales, por lo que no es raro que ataquen a sus propios dueños cuando las manipulan o manipulan su jaula. En cautiverio se reproducen con facilidad, pero al haber tantas colonias en estado silvestre, no se acostumbra estimular su reproducción en cautiverio.

Referencias