Cristóbal Herreros
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Cristóbal Herreros. Bandoneonista, director de orquesta y compositor español que vivió en Argentina.
Síntesis biográfica
Cristóbal Herreros es un bandoneonista, director de orquesta y compositor dedicado al género del tango, realiza su actividad en Argentina nace en Barcelona, España, el 14 de septiembre de 1909.
Trayectoria
Cristóbal Herreros a los cinco años de edad ya está radicado en la Argentina , primero en la ciudad de Baradero, luego en Campana donde inicia sus estudios musicales, teóricos y prácticos, porque comienza a internarse en los trebejos del bandoneón.
Apenas adolescente integra una orquesta compuesta por músicos de origen alemán, en cuyo repertorio se incluyen dos tangos: “Derecho viejo” y “Nueve de julio”. Más tarde llega a Buenos Aires con el conjunto de Juan Elhert, junto a Héctor Stamponi, Enrique Francini y Armando Pontier, Debutan en las entonces exitosas Matinées de Juan Manuel, por Radio Prieto.
Luego integra la orquesta de Roberto Firpo junto a los bandoneonistas Juan Carlos Caviello, Juan Cambareri, Ángel Genta y los violines de Orlando Perri, Roberto Rotta, Isidro López y A. Gerino. Forma un conjunto con Caviello, el violinista Natalio Finkelstein y el pianista Héctor Lacarrúa; el cantor es Ignacio Díaz. Finalmente nace su sexteto con Mario Caldara, Armando Scottieri, Roberto Pérez Prechi, Roberto Pansera, Héctor Lacarrúa y la voz de Alberto Morán.
En 1990 tiene una entrevista en el domicilio definitivo del músico, en la ciudad de General Las Heras, provincia de Buenos Aires. De ella se desprende que el hito fundamental de su carrera artística es haber contado con Alberto Morán, resulta infructuoso sacarlo de los recuerdos sobre el cantor para conducirlo a otros episodios de su vida, siempre vuelve a Morán. Como la charla se extiende entre avances y retrocesos por algunos quedos en la continuidad de sus palabras sin que por ello se alterara la precisión de los hechos recordados se deja de insistir. Su relato surge entonces espontáneo y así se reproduce.
En 1940 debuta con su sexteto en el café El Nacional, el que se sube a su palco se consagra para toda la vida. Hacé de cuenta que todas las radios y toda la televisión lo presenta. Cristóbal Herreros se alterna con la orquesta de Alejandro Scarpino. Ahí debuta Osmar Maderna. La música no para nunca, desde las doce del mediodía hasta las dos de la mañana. Los patrones son tangueros cien por ciento, y si la máquina registradora andaba, uno no se movía más del café. Si no es así, el cantor o la orquesta no duran dos días. Tiene la satisfacción de estar como quince años, lleva mucha gente y es una locura cuando tiene de cantor a Alberto Morán. Es una figura preponderante, la gente lo adoran y él se consagra ahí conmigo. Los tangos que después graba con Orlando Pugliese, como “San José de Flores” o “El abrojito”, ya los hacía conmigo en el café. En el repertorio canta dos temas míos: “Tango soy”, que tiene letra de Horacio Sanguinetti, y “Ramayón”, con la letra que se obsequia Manzi. Morán enseguida agarra las cosas, es un muchacho muy estudioso y tiene un repertorio inmenso.
Cristóbal Herreros está con Roberto Firpo cuando se va a vivir a la zona del Parque Chacabuco Somellera y Centenera, él vive cerca y el no recuerda quien me lo lleva. Lo prueba, ve que es una promesa y sin dudar lo lleva para el café. A muchos cantores les gusta decir que paran el tránsito en la avenida Corrientes, habrá ocurrido, él no lo ve, pero con Morán ocurre varias veces. Una vez la policía lo quiere llevar preso. «¿Pero por qué me quieren llevar?» «Vaya afuera y vea lo que pasa», le contesta el oficial. Él no tenía la culpa. Es una atracción terrible. Escucha decir que está con los seis meses y no es así. Por lo menos tres años o un poco más. Esta tan seguro porque hacen tres bailes de carnaval. Dos años seguidos en Villa Soldati y otro en Villa Urquiza. En Soldati le dan pergaminos como recuerdo, aun lo conserva. Es una época de mucho trabajo, tanto que tenía dos representantes, uno Roberto Giménez y el otro el padre de Caldarita, que trabajan en Obras Sanitarias. Su éxito por entonces es por Morán y el mismo Pugliese le debe mucho, porque hasta aquel momento no es tanto. El no discute que la orquesta está bien, pero parte de su repercusión se la debe a Morán, el flaco es una eminencia y Pugliese es el trampolín para Morán, porque necesita un cantor que respaldara a Roberto Chanel y así es como le sacan a Morán. Porque la verdad, se lo afanaron.
Con Morán no hace radio, tampoco graba. Después sí, tiene en Radio Mitre. En lugar de grabar tangos con Morán lo hacen grabar folclore para el sello Odeon, es laburo y no lo van a despreciar. Una vez en radio El Mundo se hace El tango contra el folklore, al tango lo representa Juan Sánchez Gorio que esta frente a él y él es el folklore. Lo mira y suelta la carcajada. Che Cristóbal, ¿qué está pasando?»
Como músicos tiene a Pérez Prechi, a Roberto Pansera que empieza con el siendo menor de edad, el padre lo tiene que autorizar para actuar en el cabaret y en el café, a José Libertella, que es un poco mayor. Todos muy buenos músicos, nada de parrilla, siempre todo escrito. El que es parrillero va muerto. Había que ejecutar lo escrito, como deben ser los profesionales, nada de orejeros o rascas. Ahora, hay que reconocer que había músicos con gran virtuosismo, como el viejo Firpo, que es una persona que en verdad no conocía mucha música. Y había un orejero famoso, digno de respeto: Anselmo Aieta. Tenía un oído especial. Recuerdo que al café le traían una pieza nueva y se la hacía ejecutar despacito en el piano. Al rato marca con el pie y se larga a hacerla. Toca cualquier cosa de oído, ¡Pero qué oído! No cree que en el país haya existido otro bandoneonista con esa peculiaridad. Y gran compositor, un excelente melodista, como lo es su amigo José Dames. Otro grande del bandoneón es Gabriel Clausi, él solo es una orquesta y [[Piazzolla al que ha defendido toda la vida porque es un gran músico. Pansera que es una bestia ejecutando y Libertella y Máximo Mori.
Con respecto a “Ramayón”, el tema que [[Manzi escribe en 1940 y al que le pone la música, es la historia de un malevo que muere según le cuenta Homero en la puerta de una milonga. El tipo va a entrar y alguien le pega un balazo. Por eso en la letra está eso de: Se pinta en tu pañuelo la rosa de la muerte y el tango del destino te marca tu final. Su sexteto acompaña a Nelly Omar y, en una gira por Córdoba, las presentaciones está a cargo de Manzi. Al terminar, Nelly le dice a Homero: Este muchacho trabaja mucho y lo tiene que ayudar con algo. Manzi le contesta: «Mirá, de la única forma que lo puedo ayudar es dándole una letra». Mete la mano en el bolsillo del saco y le dice: «Mirá, ya que me lo pide Nelly le voy a dar la mejor letra que he escrito hasta hoy».
«Tengo muchos años encima, pero creo tener piolín para rato. Aquí en Las Heras estoy muy bien y soy el autor del himno a la ciudad. Un señor Robles, cuyo nombre actualmente lleva la biblioteca municipal, me da la letra y logra una pieza musical de calidad».
Esta entrevista le va bien, lo tiene que emplear a fondo, el bocho todavía le funciona bien.
Muerte
Cristóbal Herreros, fallece en la provincia de Buenos Aires el 18 de diciembre de 2002.

