Dinastía XII en egipto

Dinastía XII en Egipto
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La Dinastía XII transcurre del 1980 a 1790 a. C, y forma parte del Imperio Medio en la historia del Antiguo Egipto.

Dinastía XII en Egipto . La Dinastía XII transcurre del 1980 a 1790 a. C, y junto con la época final de la dinastía XI, forma parte del Imperio Medio en la historia del Antiguo Egipto.

Características

Dinastía XII (1980 a.C - 1790 a.C)

Los egiptólogos consideran a esta dinastía el período de apogeo del Imperio Medio de Egipto. El nombre y sucesión de sus gobernantes se encuentra en varios documentos. Se registraron listas Reales en dos templos de Abidos y en uno de Saqqara, así como en los textos de los epítomes de Manetón. La cronología de la XII dinastía es una de las mejor establecidas de cualquier período anterior al Imperio Nuevo.

Una fecha registrada durante el reinado de Senusert III (Sesostris III), con relación al ciclo Sóthico, sitúa en concordancia varios acontecimientos acaecidos durante esta dinastía.

Esta dinastía marca un reforzamiento del poder absoluto basado en una organización centralizada y la utilización más intensiva de la escritura (aumento de burocracia). Menfis se convierte en la capital del reino del norte con Uneg y Sened. Hay indicios de una crisis de rivalidad entre Tinis y Menfis, reflejada en la estela de Peribsen, donde el "Nombre de Seth" sustituye al "Nombre de Horus." Los reyes de la segunda dinastía deben luchar contra los nubios y lograr la pacificación del norte del país, que solo la conseguirá Jasejemuy, al final de la dinastía.

La segunda dinastía cierra el período Arcaico o Tinita, (nombre dado del lugar de donde procedían los primeros faraones de las dos primeras dinastías, Tinis, This en egipcio, cerca de Abidos) Historia

Esta dinastía la fundó Amenemhat I, que había sido el visir del último faraón de la dinastía XI, Mentuhotep IV. Sus ejércitos emprendieron campañas en el sur, hasta la segunda catarata del Nilo, y en el Cercano Oriente. También se restablecieron las relaciones diplomáticas con Biblos y los gobernantes del área del mar Egeo.

Su hijo Sesostris I prosiguió las conquistas de su padre con una expedición al Sur, hasta la tercera catarata, pero los siguientes gobernantes estaban satisfechos con disfrutar de la paz y gozar del comercio y los tributos traídos para ellos, hasta el reinado de Sesostris III.

Historia

El sucesor de Montuhotep II, Montuhotep III, accede al trono en edad avanzada. Continúa la labor constructiva de su padre y reabre las canteras del Wadi Hammamat, la ruta que une el Nilo -hacia la altura de Coptos- con el Mar Rojo y que permite acceder al Punt. También atendió a la frontera del Sinaí, cuyas minas continuaron siendo intensamente explotadas. Poco más sabríamos del reinado del tercero de los Montuhotep si no fuera porque se han conservado unos papiros, la correspondencia de un tal Hekanakht a su hijo, en la que le da instrucciones para la administración del dominio que regentaba, una parte en propiedad y otra en alquiler, sumamente ilustrativas sobre aspectos económicos y jurídicos; pero una referencia rápida nos hace saber que al sur de Tebas el hambre de nuevo obliga a comer carne humana. Ignoramos si esta noticia corresponde a un hecho aislado o se trata de una situación generalizada y, en el segundo caso, qué relación pudiera tener con el problema sucesorio que aparece inmediatamente.

En efecto, a la muerte de Montuhotep III, hacia 1970, las fuentes documentales no indican claramente la sucesión. En opinión de muchos investigadores Montuhotep IV sería un usurpador. Las inscripciones dejadas por el propio Amenemhat con relatos de los prodigios sucedidos durante la campaña son la principal fuente de información sobre la misma. En 1963 el visir se hacía con el poder en circunstancias que nos son desconocidas, probablemente envueltas en una guerra civil, y que han dado lugar a todo tipo de conjeturas. Se ponía así fin a la undécima dinastía egipcia.

Amenemhat es el fundador de la XII dinastía, la mas relevante desde el punto de vista histórico del Reino Medio. El nuevo monarca no parece proceder del entorno real, a pesar de los empeños de algunos investigadores, si atendemos al contenido de la "Profecía de Neferty", un texto justificatorio del advenimiento de la nueva dinastía, en el que queda claro el origen no cortesano: "el hijo de un hombre se hará un nombre para toda la eternidad". Su padre fue un sacerdote llamado Sesostris y su madre una mujer procedente de Elefantina. A partir de ahí no puede resultar extraña la actividad de edificación desarrollada en Karnak y que continuará de forma ininterrumpida a lo largo de toda la historia faraónica. Por otra parte, su nombre de coronación (El que apacigua a Re) parece reflejar los temores que su conducta puede acarrear, de manera que su intencionalidad será el sincretismo de Amón y Re.

Las construcciones afectan también a muchos otros dioses del Alto Valle. Pero la preocupación mayor de Amenemhat fue la restauración del poder central; la nueva capital no fue más que uno de los instrumentos para la administración del estado. La carencia de funcionariado seguramente hizo recurrir a sistemas de propaganda para el reclutamiento de escribas, uno de cuyos efectos sería "La sátira de los oficios", en la que se hace un elogio de esta profesión. Mantuvo los privilegios de los nomarcas que habían favorecido su ascenso y les confirió en general notable autonomía, que se veía únicamente limitada por el canon tributario regulado en función de la crecida anual del río y por el restablecimiento de las circunscripciones militares. Con ello restaura las arcas del estado, otorgando una importancia extraordinaria a la tesorería real y facilita la composición del ejército como fundamento de su propio poder. Al mismo tiempo, él se convertía en árbitro de los litigios que se suscitaban como consecuencia de las demarcaciones territoriales y las divisorias de [agua]s.

En el vigésimo año de su reinado asocia como corregente al príncipe heredero, su hijo Sesostris I. La eficacia de este procedimiento para conjurar cualquier peligro en la sucesión justificó su práctica a lo largo de la XII dinastía y será posteriormente imitado. Pero en el caso de Amenemhat concurre otro factor importante. El monarca ya no tiene la posibilidad por su avanzada edad de superar las pruebas del festival renovador del sed, ni la capacidad de dirigir personalmente los ejércitos. Un general con demasiada fuerza ante un monarca débil sería un peligro constante, por ello la solución de la corregencia parece la más adecuada. Diez anos duró ésta, en la que se alcanzó militarmente la segunda catarata para controlar, seguramente, la ruta del oro; el Sinaí también fue aparentemente objeto de atención militar, mientras que Biblos y el Egeo mantienen relaciones comerciales con Egipto. Cuando el propio Sesostris combatía en 1942 contra los libios le llegó la noticia del asesinato del monarca, según nos hace saber el "Cuento de Sinuhé". Sesostris voló como el halcón y no dio tiempo a que la conjura cuajara.

Sesostris I tendrá un largo y pacífico reinado de cuarenta y cinco anos. Un texto conocido como "Las Instrucciones de Amenemhat I", análogas a las de Merikaré, constituye un conjunto de enseñanzas basadas fundamentalmente en la desconfianza, que supuestamente el difunto padre pretende transmitir, probablemente desde la obra vida, a su hijo Sesostris.

Los frentes de la política exterior egipcia durante este reinado corren suertes diferentes. El "Cuento de Sinuhé" transmite una imagen sustancialmente pacífica de las relaciones con el corredor siriopalestino, pues el protagonista se ve obligado a permanecer, desarraigado por la melancolía, veinte años en Asia. Los restos arqueológicos, con abundante presencia de objetos suntuarios egipcios en los principales yacimientos palestinos, parecen corroborar esas idílicas relaciones entre la corte faraónica y las aristocracias locales, que se extienden hasta Ugarit. Da la impresión de que todos los esfuerzos militares se habían concentrado en la frontera meridional. Culmina la conquista de la Baja Nubia en el año 18 de su reinado, lo que le permite poner bajo su control el reino de Kush (cuya capital probablemente es la ciudad de Kerma), que le da acceso a la riqueza aurífera de la zona y a los productos del África central, por donde se extienden las relaciones de intercambio del reino de Kush. Por el este mantiene abiertas las canteras del Wadi Hammamat y, al oeste, el dominio de los oasis del desierto libio es la clave para asegurar unas relaciones pacificas con las poblaciones nómadas.

El estado de equilibrio logrado por Sesostris I va a ser disfrutado por sus sucesores, Amenemhat II, corregente durante los dos últimos años de su padre y faraón durante unos treinta más, y Sesostris II, que gobernará Egipto durante quince años aproximadamente. Comienza así la época de esplendor del Reino, que en ocasiones se denomina Imperio por analogía con el periodo de las dinastías XVIII y XIX, y que culmina durante el reinado de Sesostris III. En realidad, la presencia egipcia en el exterior -excluido quizá el caso nubio- no es de carácter imperialista. Y ello a pesar de que cada vez es más frecuente el hallazgo de materiales egipcios en el Egeo y en los palacios próximo-orientales y viceversa, según el procedimiento de relaciones de reciprocidad al que ya se ha aludido. Por otra parte, estos monarcas emprenden obras de envergadura en El Fayum para la canalización y drenaje, cuyas consecuencias, quizá, fueran el desplazamiento de la necrópolis real de Dahshur a Il-Lahún. Allí se erigió una ciudad artificial, Kahún, destinada entre otras funciones a dar alojamiento a la masa de trabajadores que habían de participar en las construcciones reales, una suerte de precedente de Deir el-Medina.

La política general del reino se modifica drásticamente con el ascenso de Sesostris III. Sus reformas administrativas son tan espectaculares como su expansionismo militar. Conocemos al menos cuatro campañas contra Nubia. El establecimiento de fortalezas de gran impacto, como Mirgissa y Buhen, pone de manifiesto la voluntad de ocupación militar para garantizar el tráfico comercial con el reino de Kush. Ya Sesostris I había fundado una guarnición en Buhen, pero los resultados no habían sido satisfactorios. El nuevo monarca sistematiza esta forma de control territorial en Nubia. Por otra parte, el propio faraón dirige sus ejércitos en una campaña asiática que le permite tomar, seguramente, la localidad palestina de Siquem, aunque en los textos de execración -exvotos con el nombre del enemigo que se desea aniquilar- aparecen también mencionadas las ciudades de Biblos, Jerusalén y Ascalón. A pesar de esta actividad bélica, sin embargo, en conjunto el reinado resulta tranquilo en política exterior.

En el interior se va consolidando la reforma administrativa emprendida por Amenemhat I, aunque Sesostris la modifica y acelera, según puede colegirse, desde el punto de vista arqueológico, por el aparente abandono de las necrópolis de los nobles, entre las que cabria destacar el-Bersha, Meir y la hermosísima de Beni Hasán, que alcanza bajo la XII dinastía su plenitud. Frente al respeto mantenido por todos los faraones precedentes hacia los nomarcas, que habían contribuido a la restauración tebana, Sesostris III elimina el cargo de gobernador provincial y lo sustituye por tres circunscripciones (Norte, Sur y Elefantina-Baja Nubia) dependientes directamente del visir; cada circunscripción está dirigida por un funcionario, que se encuentra al frente de las instituciones y de la burocracia local. No tenemos información sobre la actitud de las aristocracias locales ante la medida, que sólo se justifica por el deseo de restablecimiento de una monarquía absoluta para la que se daba la coyuntura económica y política favorable y cuyo amparo ideológico jamás había sido abandonado en el pensamiento de los grupos dominantes. Es posible que la eliminación de los nomos fuera afrontada tras conseguir la cohesión de todo el ejército en torno a su persona, habiendo dejado inermes a los nomarcas. Al mismo tiempo, las nuevas necesidades administrativas potencian la presencia de funcionarios que se convierten en un nuevo elemento de consumo, perceptible arqueológicamente, por ejemplo, en las estelas y estatuillas votivas del templo de Osiris en Abidos. Sin embargo, la expansión del funcionariado debe interpretarse como ampliación del grupo oligárquico y no como aparición de una clase media, ajena a la realidad de las relaciones sociales en Egipto.

A su muerte en 1844, Sesostris III es enterrado en Dahshur y le sucede con normalidad el corregente, su hijo Amenemhat III, que tendrá un largo y apacible reinado de cuarenta y cinco años, en los que parece que se intensifica la extracción de bienes del subsuelo del Sinaí y del Wadi Hammamat. La riqueza así obtenido le permite afrontar una amplia política de construcciones y no sólo de templos, pues destaca sobre todo el acondicionamiento para el cultivo de la depresión de El Fayum. Sin duda, de todos sus edificios el más famoso fue su templo funerario, mencionado por el geógrafo griego Estrabón como el laberinto, en Hawara. Allí mismo erigió una pirámide y otra en la vieja necrópolis de Dahshur. Con Amenemhat III el absolutismo estatal llega a su punto culminante. Su sucesor, Amenemhat IV, no hace más que proseguir la política marcada por su padre durante los diez años que dura su reinado. Su muerte, sin descendencia, abre el camino del trono a la reina Neferusobek (Sobekneferuré), cuyo breve reinado quizá fuera interrumpido violentamente, pues la última representante de la XII dinastía no llega a ocupar su pirámide.

Cronología de Faraones

  • Sesostris I (Jeperkara 1971-1926)

Su nombre es teóforo: "El hombre de la Diosa Useret". Terminó con la conspiración de las mujeres del harén que acabó con la vida de su antecesor. Continuó la presencia egipcia en Nubia y parece que asoció a su hijo Amenemhat II al trono. Hubo buenas relaciones con Palestina (turquesas del Sinaí y oro) por el citado papiro de Sinuhé. Hubo relaciones comerciales con Creta, Siria y Chipre y con los habitantes de los desiertos del oeste, con un gran desarrollo económico y restauró el templo de Ra de Heliópolis en un intento de renovar la tradición del Reino Antiguo. Su obra constructora fué notable en todo el país, entre las que destaca el templo de Heliópolis, construido el año 3. Construyó una presa en Illahum, para regular el agua que entraba en el oasis procedente de un importante brazo del Nilo.

  • Amenemes/Amenemhat III (1929-1895)

Fue corregente con su padre durante dos o tres años y reinó treinta y cuatro. Continuó la misma política para hacer de Egipto un Estado seguro y, en la medida de la época, próspero. Enviaron expediciones al Sinaí, Nubia y al Punt y se estableció un puerto en la costa del Mar Rojo, en Wadi Gasu. Continuó la penetración pacífica en Palestina y el tesoro del templo de dios Martu en Tod es un ejemplo de los intercambios de regalos con los príncipes de la zona.

  • Sesostris II (Jajeperra 1897-1878)

Gobernó el nomo de Beni Hassán un personaje llamado Khnumhotep. Este rey inició la explotación de El Fayum, el gran oasis situado a unos 80 Km. al sur de Menfis, canalizando el Bahr Yusuí que desembocaba en el futuro lago Karum, construyendo un dique en Illahum y agragándole un sistema de drenaje y canales. La obra la terminaria su nieto Amenemhat III. Se desplazó con estas obras la necrópolis real que se instaló en Illahum y al este de su complejo funerario, el rey hizo instalar a los obreros en la ciudad de Kahum, el primer ejemplo conocido de ciudad "artificial" descubierto en Egipto, comparable a la aldea de artesanos de Deir el-Medineh de época ramésida y a la reciente, más antigua aún, de Giza.

  • Sesostris III (Kakarura 1878-1841)

Importante guerrero y conquistador. Sus dominios se extinguieron por los cuatro puntos cardinales. Al Norte hasta Europa, al Sur hasta la segunda catarata en Nubia, al Este hasta Siria y Paquistán y al Oeste hasta Marruecos.

Faraón con el que llegó a su apogeo el Reino Medio. Este fué el faraón más glorioso de la Dinstia XII. Terminó con el poder de los nomarcas y suprimió casi todos sus cargos, de modo que las provincias se gobernaban desde el Palacio Real, divididas en tres departamentos o ministerios, uno para el norte, otro para el sur y el tercero solo para la llamada "cabeza del sur" Elefantina y la Baja Nubia, dirigidos por un alto funcionario y un Consejo, todo bajo las órdenes del Visir. Recuperó por la fuerza Nubia. Realizó una campaña contra Palestina, tomó Siquem y su influjo llegó hata Biblos y las islas del Mediterráneo. La monarquía egipcia alcanza grandes cotas de grandeza y esplendor.

  • Amenemhat III (Nemara 1842-1797)

Gobernó el país durante casi 50 años. Se hizo construir un enorme templo funerario denominado "El Laberinto", llamado así por disponer de un número elevado de habitaciones. Se consolidó el desarrollo económico del país, conociéndose numerosas expediciones a las canteras de Tura, en el Uadi Hammanat y a Asuán, en las proximidades de Toshka.

  • Amenemhat IV (Majerura 1798-1786)

La influencia egipcia siguió extendiéndose por el Próximo Oriente.

  • Sebekneferura/Nefrusobek (Sebekkara 1785-1782)

"La belleza de Sobek" hija de Amenemhat III y hermana de Amenemhat IV de la que quedan algunos monumentos e inscripciones, una de ellas en la segunda catarata. Se casó con Amenemhat IV (su hermano) y ésta le transmitió sus derechos al trono para que gobernase. Llevó la titulatura real de faraón, "Horus", como más tarde Hatshepsut, con algunas diferencias.

Literatura

El Reino Medio es la época de esplendor y apogeo de la literatura egipcia. Su lengua es considerada como clásica, siendo las obras de este período copiadas sin cesar por los escribas y aprendices de épocas anteriores. Conocemos entre otras, Las Enseñanzas del rey Amenemhat, Historia de Sinuhé, Historia del campesino elocuente.

Religión

Se produjo un cambio de adoración. Mientras que en la Dinastía XI se adoraba principalmente a Montu (de ahí Mentuhotep) en la XII se pasó a la adoración de Amon (de ahí Amenemes). También se comenzaron las primeras manifestaciones por parte de personas cultivadas del monoteismo, dirigiéndose a un Dios sin darle nombre preciso.

Fuentes