Fisiología del feto

Fisiología del feto
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Concepto:Etapas de desarrollo por las te va pasando el feto desde la fecundación del óvulo hasta su completa formación como ser humano.

Fisiología del feto. La vida del ser humano comienza en el momento de la fecundación, o sea, la función de los gametos femenino y masculino que han tenido previamente un proceso de maduración y ocurre habitualmente en el tercio externo de la trompa.

Comienzos

Durante el proceso de maduración ambos gametos pierden la mitad del número inicial de cromosomas, de manera que cada uno contiene 23 cromosomas (el número haploide). Cuando el óvulo es liberado del ovario (ovulación) está encerrado en una gruesa capa de glucoproteínas segregadas por las células de la granulosa, llamada cápsula pelúcida, la cual está rodeada por miles de células granulosas que forman la corona radiata. Todavía no es un óvulo maduro, sino un ovocito secundario o de segundo orden. Con la eyaculación durante el coito, son depositados en la vecindad del cuello uterino aproximadamente entre 200 000 000 a 300 000 000 de espermatozoides.

Millones van a sucumbir en el medio vaginal y muchos miles mueren en el trayecto hacia la trompa. Los espermatozoides que sobreviven y alcanzan la ampolla tubaria experimentan un cambio fisiológico llamado capacitación, antes de que sean capaces de fecundar el óvulo recientemente liberado y se adosan firmemente a la membrana pelúcida. El extremo cefálico de alguno de los espermatozoides experimenta modificaciones que le permiten a la membrana limitante del espermatozoide fecundante fusionarse con la membrana limitante del óvulo.

Cuando la cabeza del espermatozoide penetra en el citoplasma del óvulo, la permeabilidad de la cápsula pelúcida cambia impidiendo la entrada de otros espermatozoides. Es este momento cuando el ovocito secundario termina su segunda división de maduración: la expulsión del corpúsculo polar, se convierte en oótide y los cromosomas del núcleo (22 autosomas más 1 cromosoma X) forman el pronúcleo femenino.

La cabeza del espermatozoide se acerca al centro de la oótide y en su masa cromática se marcan los cromosomas (22 autosomas y 1 cromosoma sexual X ó Y); de esta forma se constituye el pronúcleo masculino. Si el espermatozoide fertilizante contiene un cromosoma sexual X el nuevo individuo será femenino (XX); si el espermatozoide fertilizante contiene en cambio un cromosoma Y, el nuevo ser será masculino (XY). El cuello del espermatozoide fecundante se divide en 2 centrosomas, que colocados entre los 2 pronúcleos, van a dirigir en lo sucesivo la cinética ovular.

Fusión de los pronúcleos

Cada uno de ellos lleva un número haploide de cromosomas, con lo que, sumándose, el cigoto tiene ahora el número diploide propio de la especie: 23 cromosomas maternos y 23 cromosomas paternos. Ahora comienza la división blastomérica. Hay que destacar que los centrosomas que dan origen y orientan el huso cromático constituyen un aporte masculino. Cada huso cromático se divide en 2, aparece un tabique en el citoplasma que termina con la formación de las 2 primeras blastómeras, después continúa por la trompa hasta el Útero.

Las subdivisiones de la célula original única llevan a la producción de un número progresivamente mayor de células cada vez más pequeñas, por lo que va a permanecer en la trompa alrededor de 4 días, al cabo de los cuales ha aparecido líquido intercelular, lo cual da lugar al blastocisto, que contiene una cavidad excéntrica (blastocele) llena de líquido intercelular.

Las células más internas se agrupan cerca de un lado de la pared y componen el embrioblasto, del que surgirá el blastocisto, el cual se encuentra en este momento en la cavidad uterina y está compuesto por alrededor de 100 diminutas blastómeras. La pared del blastocisto está formada por una sola capa de células superficiales trofoblásticas, cuyo papel es implantarse en la mucosa uterina progestacional. Con anterioridad a la implantación desaparece la cápsula pelúcida.

Implantación Ovular

Para facilitar el anidamiento del óvulo fecundado en la mucosa del útero, el cuerpo amarillo produce en ésta una fase de secreción. Las glándulas endometriales presentan una actividad secretora cada vez mayor y vierten hacia los conductos glandulares sus productos, que incluyen mucina y glucógeno. El estroma está laxo y edematoso, lo cual facilitará la penetración del huevo en la mucosa uterina. En un inicio la capa trofoblástica encargada de la nutrición aprovecha esta secreción glandular, pero después mediante la acción proteolítica y fagocitaria de las células del trofoblasto el blastocisto va a penetrar en la mucosa uterina.

La implantación es completa cuando el sitio de penetración queda cubierto completamente por el endometrio.
Con la implantación ovular, la mucosa uterina va a experimentar modificaciones citológicas, y se transformará en decidua o caduca, la cual será eliminada después del Parto. Con el crecimiento del huevo, la decidua presenta 3 partes diferentes: la parietal o verdadera, que tapiza toda la pared interna del Útero con excepción del lugar de la inserción del huevo; la ovular, refleja o capsular que rodea la superficie del huevo en crecimiento y que hace relieve dentro de la cavidad uterina y la interútero-placentaria basal o serotina, que se encuentra entre la zona de implantación del huevo y la pared uterina, que formará la parte materna de la placenta.

Placentación

A la nidación sigue el proceso de la placentación. El trofoblasto del huevo se transforma en corion primitivo, que más tarde se vasculariza y se dispone en forma de digitaciones o esbozo de las vellosidades coriales, y llega a constituir el corion verdadero o definitivo. El epitelio de las vellosidades, gracias a su propiedad citolítica va horadando la decidua basal, abriendo los capilares maternos y produciendo extravasaciones hemáticas que forman lagos sanguíneos maternos donde penetran y se multiplican las vellosidades coriales.

En un principio todas las elongaciones del corion son iguales y envuelven completamente el huevo, pero más tarde las vellosidades que corresponden a la caduca refleja o capsular se atrofian y dan lugar a una membrana lisa: el corion calvo.
Por otra parte, las vellosidades situadas en la zona de implantación ovular en contacto con la caduca basal, proliferan con exuberancia y dan lugar al corion frondoso que formará parte de la placenta (parte fetal de la placenta). Las vellosidades del corion frondoso se dividen en 2 tipos: las fijas que se adhieren a la caduca, llamadas grapones, y las libres, que se encuentran en los lagos sanguíneos maternos llamadas flotantes, y a través de las cuales se realiza el intercambio fetomaterno.

La placentación humana (y también de los primates) es de tipo hemocorial, pues las vellosidades coriales están en íntimo contacto con la sangre materna, de donde toman los elementos nutritivos necesarios al embrión y después al feto. Por lo tanto, la placenta humana es un órgano materno- fetal y está formado por una parte materna (la parte compacta de la decidua basal) que forma tabiques que delimitan los cotiledones placentarios, en cuyo interior se encuentran los lagos sanguíneos; y por una parte fetal, integrada por las vellosidades ya descritas. Pero ambas partes de la placenta poseen una circulación independiente, o sea, que existen 2 circulaciones cerradas cuyos intercambios se realizan a través del revestimiento epitelial de las vellosidades.

El exámen microscópico de una vellosidad revela 3 elementos fundamentales en ellas: el sistema capilar por donde llega sangre venosa para oxigenarse y regresar como sangre arterial; el estroma conjuntivo más laxo o más compacto de acuerdo con la edad gestacional, y el epitelio de las vellosidades formado por 2 capas: la interna o capa celular de Langhans o citotrofoblasto, y la externa, constituida por un sincitio o sincitiotrofoblasto. Al avanzar la gestación, la capa celular de Langhans tiende a desaparecer.

Entre la sangre fetal que circula por los capilares de las vellosidades y la sangre materna que llena los lagos sanguíneos, se interponen el endotelio capilar, el mesénquima y el epitelio de las vellosidades, los cuales van a constituir la "barrera placentaria". El espesor de esta barrera va disminuyendo a medida que se acerca el término de la gestación y la placenta va transformándose parcialmente de hemocorial en hemoendotelial.

Circulación Placentaria

Materna

La sangre materna penetra en los lagos placentarios a través de las arterias espirales, que son ramas de las arterias uterinas. Su penetración tiene lugar por la placa basal de cada cotiledón. Por estas arterias penetra sangre arterializada en cantidades relativamente grandes, y al llegar al centro del cotiledón se reparte en todas las direcciones y rellena por completo éste.

Sin interposición ninguna del sistema capilar, la sangre va a salir por gruesos senos venosos, y por las venas del seno marginal. Se establece así un sistema de fístula arteriovenosa placentaria, que va a repercutir en la hemodinámica de la gestación. Las contracciones uterinas del embarazo ayudan a la evacuación de la sangre materna del área placentaria y alivian de esa forma el trabajo del corazón materno durante el embarazo.

Fetal

Circulación fetal

La sangre ha circulado por el feto, impulsada por su corazón llega a la placenta cargada de desechos como sangre venosa, mediante las 2 arterias umbilicales, ramas de las arterias hipogástricas del feto y abandonan su cuerpo por el cordón umbilical. Llegadas a la placenta, las arterias umbilicales se ramifican en arterias cada vez más pequeñas, que van a penetrar en los troncos vellositarios y los tallos principales de las vellosidades coriales y alcanzarán las vellosidades coriales en forma de capilares que forman una red capilar central y una red capilar periférica o lecho capilar subsincitial. La sangre fetal una vez pasada la red capilar capilar de la vellosidad y producidos los intercambios fetomaternos regresará al feto por la vena umbilical convertida en una sangre arterializada.

Funciones de la Placenta

El feto realiza sus funciones vitales de respiración, nutrición y excreción mediante la placenta, por la que circulan alrededor de 600 m/L de sangre materna cada minuto. Entre la sangre materna que circula por los espacios intervellosos y la sangre fetal que circula por los capilares de las vellosidades coriales, se producen intercambios de sustancias necesarias a la nutrición del feto y se eliminan sustancias de desecho de éste.

Funciones de la placenta

Se produce un intenso intercambio gaseoso y la sangre fetal absorbe oxígeno de la sangre materna y descarga Dióxido de carbono. Casi todos los nutrientes y los catabolitos del Metabolismo fetal atraviesan la placenta en virtud de un paso activado entre ellos: agua y electrólitos, Carbohidratos, Aminoácidos, Lípidos, Proteínas, Hormonas y Vitaminas.

Un gran número de Drogas y medicamentos puede pasar de la madre al feto a través de la placenta. La sangre fetal al alcanzar los capilares de las vellosidades vierte en la sangre materna el exceso de Dióxido de carbono y otras sustancias de desecho y recibe oxígeno y otros nutrientes, para regresar al feto por la vena umbilical.

La placenta tiene además una importante función endocrina y es una importante glándula de secreción interna. La finalidad de su actividad endocrina es servir a las necesidades del embrión, ya que produce en el organismo materno una serie de reacciones metabólicas y adaptativas que aseguran el desarrollo del embarazo.

La placenta produce por lo menos 6 hormonas. Tres de ellas, la gonadotropina coriónica, el lactógeno placentario y la tirotropina placentaria, son específicas del tejido corial. Las otras 3, estrógenos, progesterona y corticoides, son las mismas sustancias que producen el ovario y las suprarrenales.

Anejos fetales

Dentro del útero, el feto se encuentra alojado en la cavidad amniótica, que está limitada por las membranas ovulares (amnios y corion) y rodeado por el líquido amniótico. El amnios es la membrana ovular más interna, delgada y transparente; tapiza la superficie interna de la cavidad ovular, cubre la superficie fetal de la placenta y envuelve el cordón umbilical; es de origen ectodérmico y está constituido por una túnica interna de Células cilíndricas con propiedades secretoras y absorbentes, y otra capa externa de fibras elásticas. El corion es una membrana fibrosa, rugosa, espesa, opaca y resistente, situada entre la decidua capsular y el amnios. Proviene del primitivo trofoblasto, por lo que al llegar al borde de la placenta se confunde con el corion frondoso o parte de la placenta.

Cordón umbilical

El cordón umbilical es un tallo conjuntivo vascular que une al feto con la placenta. Se inicia en el sitio de la pared abdominal del embrión que corresponde al ombligo. Aparece en forma de un tallo cilíndrico de unos 50 cm de longitud, arrollado en espiral sobre su eje.
Al final de su desarrollo el cordón umbilical presenta 2 arterias y una vena; la vena contiene sangre arterial y las 2 arterias, de menor calibre, conducen sangre venosa del feto a la placenta. Estos Vasos sanguíneos se hallan rodeados por un tejido conjuntivo y mucoso llamado gelatina de Wharton.

Líquido amniótico

Se admite la posibilidad de 3 fuentes de origen del líquido amniótico:

  1.  Secreción de las células epiteliales de la membrana amniótica en la porción que recubre la placenta.
  2. Orina fetal, puesto que el feto la evacua en la cavidad amniótica.
  3. Origen materno por transudación del líquido a través de las membranas ovulares.

El líquido amniótico se renueva continuamente, aumenta de forma progresiva hasta alrededor de las 36 semanas (1 000 m/L) y disminuye al final de la gestación hasta 800 m/L aproximadamente. El feto deglute unos 500 m/L de este líquido en las 24 horas. El líquido amniótico es transparente, pero cerca del final de la gestación se va haciendo turbio, lechoso y su olor recuerda el del semen.

Está constituido por agua (98,4 %), albúminas, Sales, Glucosa, urea, Vitaminas y Hormonas. En el sedimento se encuentran Células epidérmicas fetales y del amnios, lanugo y materias sebáceas; también células epiteliales del árbol respiratorio y del tracto urinario del feto, y células vaginales en los fetos femeninos. Posee una composición que se aproxima a la de los demás líquidos extracelulares: plasma, líquido intersticial y líquido cefalorraquídeo.

Diferentes sustancias contenidas en el líquido amniótico han servido para determinar la edad gestacional, como son la creatinina, la bilirrubina o Células que se tiñen con azul de Nilo. La determinación de fosfolípidos en el líquido amniótico como la lecitina, esfingomielina y fosfatidil glicerol son indicadores de la
madurez pulmonar del feto.

La función del líquido amniótico durante el embarazo consiste en asegurar la hidratación del feto y suministrarle sales minerales para su desarrollo, facilitar su movimiento y evitar las adherencias a la membrana amniótica, proteger al feto de los traumatismos externos y ayudarlo a mantener una temperatura adecuada. Durante el parto, protege también al feto del trauma obstétrico y de la infección, antes de la ruptura de las membranas.

Características del feto hasta su madurez

El crecimiento es un rasgo fundamental de la vida intrauterina y está regulado por muchos factores íntimamente relacionados entre ellos, como dominante, la nutrición fetal, que depende principalmente de la transferencia placentaria, pero además, la circulación fetal, el Metabolismo y la actividad hormonal.

Durante las primeras semanas de la gestación el embrión humano experimenta un proceso de diferenciación y formación de órganos, que se completa a las 9 semanas. A partir de esta época, aunque los órganos no estén totalmente desarrollados, ya adquiere un aspecto humano y se le denomina feto. Hacia la semana 22 el feto ha adquirido un peso de 500 g y hasta este momento se le considera previable, y, por lo tanto, la interrupción del proceso de la gestación antes de esta fecha es considerada como un aborto (aunque actualmente hay reportes de casos de supervivencia de fetos nacidos con peso inferior a 500 g). No parece haber influencia de la edad materna, la paridad y el sexo fetal sobre el crecimiento fetal durante la primera mitad de la gestación.

La relación directa entre la edad menstrual del feto (a partir del primer día de la última menstruación) y ciertas medidas del cuerpo continúan a través de la segunda mitad de la gestación. Durante este período es necesario disponer de medios seguros, determinar la edad y los niveles de madurez del feto para una adecuada predicción del deterioro fetal y la prevención de accidentes fetales y complicaciones neonatales.

Con la reciente utilización del ultrasonido, puede determinarse la edad fetal en aquellos casos en que no haya seguridad en la edad concepcional. Mediante el ultrasonido se obtienen mediciones del diámetro biparietal, la circunferencia cefálica, la circunferencia abdominal y la longitud del fémur, que permiten determinar con bastante aproximación la edad gestacional del feto. En la mayoría de los estudios tradicionales, los fetos entre 22 y 42 semanas han sido clasificados en 3 grupos: inmaduros, prematuros y maduros. Cada grupo tiene límites aproximados de peso y longitud vérticetalón, y estas mediciones biométricas son de más valor que la edad menstrual para determinar la edad gestacional.

Fuente