François Rude

François Rude
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NombreFrançois Rude
Nacimiento4 de enero de 1784
Dijon, Bandera de Francia Francia
Fallecimiento3 de noviembre de 1855
París, Bandera de Francia Francia
Nacionalidadfrancesa
OcupaciónEscultor
CónyugeSophie Freiniet


François Rude Escultor francés. Se le ofreció colaborar en las obras del Arco del Triunfo de París y para dicho monumento esculpió el trofeo de la derecha, que mira hacia París y representa la Marcha de los voluntarios de 1792, también denominada la Marsellesa. En 1812 recibió el Premio de Roma.

Apuntes de su vida

Nació el 4 de enero de 1784 en Dijon y trabajó en el negocio de su padre hasta los dieciséis años, recibiendo a la vez entrenamiento en dibujo de François Devosges. Después matriculó en la Escuela Real de Dibujo de Dijon y luego se transfirió para París en 1809, estudiando con Pierre Cartellier. En 1812 recibió el Premio de Roma por su obra Aristeo deplorando la pérdida de su abejas . En el segundo restablecimiento de los Bourbon se retiró para Bruselas, trabajando para el arquitecto Charles van der Straeten, produciendo relieves, hoy perdidos, para el palacio de Tervuren.

En Bruselas se casó con Sophie Freiniet, hija de un bonapartista a quién debía muchos favores, pero aprovechó una oportunidad de volver París, exponiendo las obras Mercúrio colocando sus sandálias y una estatua de la Virgen Maria para la Iglesia de Saint-Gervais, que fueron recibidas favorablemente. De regreso a París, realizó estatuas, bustos, monumentos, esculturas de tema mitológico y relieves.

Fue maestro de Jean Baptiste Carpeaux

Principales obras

Se le ofreció colaborar en las obras del Arco del Triunfo y para dicho monumento esculpió el trofeo de la derecha, que mira hacia París y representa la Marcha de los voluntarios de 1792. Este grupo constituye una obra maestra por su carácter enérgico, su movimiento y su gracia, siendo una de las mejores producciones de la moderna escultura francesa.

De sus otras obras se pueden destacar el busto de Gaspar Monge (en el que el autor demuestra una gran penetración psicológica), el sepulcro del general Cavaignac (de 1847, donde resucita el tema medieval del yacente) y Napoleón despertando a la inmortalidad que, con sus formas rígidas, el rigor del modelado y los pliegues un tanto quebrados, deja traslucir la herencia borgoñesa del artista.

Otras de sus obras son las estatuas Joana d'Arc (1852), y Hebe y el águila de Júpiter, Amor triunfante y Cristo en la cruz, estas exhibidas en el Salón de París de 1857, después de su muerte.

Fuentes