La Madonna de Brujas

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Obra Arquitectónica  |  (Escultura en mármol blanco de Carrara.)
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Descripción
Tipo:Escultura en mármol blanco de Carrara.
Localización:Capilla de la Madonna de Brujas en la iglesia de Notre-Dame Brujas, Bélgica Bandera de Bélgica .
Datos de su construcción
Inicio:1501
Término:1504


La Madonna de Brujas o la Madonna y el niño es una de las obras menos conocidas de Miguel Ángel Buonarroti. La estatua es la única escultura de Miguel Ángel que salió de Italia durante su vida. La misma representa a la Virgen María y el Niño Jesús.

Reseña.

Data de comienzos del Siglo XV y fue adquirida en el Siglo XVI por el comerciante de Brujas, quién la donó a la iglesia de Notre-Dame en dicha ciudad. Ciudad asentada en las riveras del Zwin y atravesada por canales, que mantiene intactas las estructuras arquitectónicas medievales. El entrar a la iglesia, y voltear a mirar a la izquierda se divisa al fondo un altar oscuro en el que se centra una pequeña figura blanca. Al acercarnos no cabe duda de que la escultura es obra de un gran Maestro. Nos detenemos a observarla detalladamente y nos impacta su perfección y belleza. El interés por la representación de la Virgen se repite en la actividad de Miguel Ángel, desde los relieves juveniles a la célebre Piedad de San Pedro, la Virgen de Brujas y las últimas Piedad con las que concluye la producción y la vida del artista.

Historia.

La estatua de mármol de la Virgen de Brujas, dirigida por Miguel Ángel entre 1501 y 1504 tiene la particularidad de ser la única escultura del artista que ha salido de Italia en su vida. Fue comprado por Giovanni y Alessandro Moscheroni miembros de una familia acomodada de comerciantes de telas, Brujas fue en su momento una de las ciudades comerciales más importantes de Europa.

La escultura ha dejado dos veces Bélgica:

  1. La primera vez en 1794, los revolucionarios franceses, que habían invadido Bélgica, llevó a la estatua y otras obras de arte. La estatua volvió a Brujas después de la derrota de Napoleón Bonaparte en 1815.
  1. La segunda vez en 1944, cuando los soldados alemanes durante la jubilación llevaron la estatua escondida en un colchón en un camión de la Cruz Roja. Ella fue encontrada en 1945, en una mina de sal en Altaussee en Austria, con muchas otras obras de arte saqueadas en Europa y trajo de vuelta a la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas donde está hoy.


La obra no está entre las más conocidas del artista, pero tanto Napoleón como Hitler se apoderaron de ella. Las dos veces la obra pudo regresar a Brujas, la segunda, gracias a The Monuments Men, el cuerpo especial del ejército norteamericano que consiguió recuperarla en una vieja mina de sal en los Alpes austríacos junto con su "hermana" La Adoración del Cordero Místico, el cuadro más robado de la Historia, que está en la vecina catedral de Gante. Hoy, como hace 500 años, su fascinación y su misterio continúan vivos.

Después del ataque a La Piedad de Miguel Ángel en 1972, la escultura se colocó detrás de un cristal antibalas preventivo y lejos del público.

Descripción.

Esta estatua de la Virgen con el Niño de Miguel Ángel difiere significativamente de las representaciones anteriores del mismo tema, que tendía a ser una Virgen piadosa y sonriente mirando al recién nacido en sus brazos. En cambio, en la Madonna de Brujas, Jesús está, casi sin apoyo. Se lleva a cabo un poco a la izquierda de María y parece estar a punto de alejarse de su madre y del mundo. Mientras tanto, María no toma su hijo y ni siquiera lo miró. Su mirada vaga mira hacia otro lado como si ella ya sabía cuál sería el destino de su hijo. La Madonna de Brujas tiene algunas similitudes con La Piedad de Miguel Ángel, que se completó poco antes, principalmente a través del dibujo claroscuro y el movimiento de las cortinas. El rostro ovalado largo de María también es una reminiscencia de la Piedad.

Efectos especiales.

Como está en Brujas, no es una de las obras más conocidas del artista, pero desde el comienzo ha ejercido una extraña fascinación. Y es que, como suele ocurrir con las obras de Miguel Ángel, por debajo de su aparente sencillez, está llena de "efectos especiales". La obra está pensada para mirarla desde una determinada posición. No de frente como parece natural, sino desde la izquierda... y además, agachado. No es un capricho del artista. Es que Miguel Ángel diseñó la obra para Siena, y allí iba a estar colocada a unos 8 metros de alto, y para ser contemplada desde este ángulo.

Si la miras así podrás entender mejor dos elementos claves: la mirada de la Virgen y la aparente desproporción de la figura del niño (si te fijas, verás que es demasiado grande y un poco "cabezón").

La mirada.

Cuando contemplas la figura de frente parece como si la Virgen rehuyese tu contacto; como si estuviese cabizbaja, mirando al suelo, un tanto ausente. Pero si cambias de posición descubres que a quién realmente está mirando (desde sus ocho metros originales de altura) es a ti. No es, por tanto, una actitud deprimida y huidiza, sino la mirada directa a la persona que esta ahí, con una expresión que mezcla por un lado tristeza pero al mismo tiempo serenidad. Es una expresión absolutamente humana. Hay incluso quien ve en ese mohín de los labios algo parecido a la sonrisa de La Gioconda; una expresión muy sutil, apenas esbozada, y tal vez por eso mismo, llena de misterio.

Una desproporción calculada.

La imagen representa el momento (simbólico) en el que Jesús deja el regazo de su madre para iniciar su propia misión en la tierra. Fíjate en la mano izquierda de la Virgen. No lo retiene; simplemente apura el contacto antes de perderlo. Es uno de los detalles más "dramáticos" de la obra. Y está ahí, como escondido. Todo un mensaje en un simple gesto. Nunca antes se había representado así la Virgen con el niño.

Te habrás dado cuenta de que el tamaño del niño está desproporcionado; es más grande de lo que correspondería a un niño de su edad. Pues bien, esto es también como consecuencia de esos 8 metros de Siena. Es un "truco óptico". A esa altura, el niño habría quedado de alguna manera reducido, confundido entre los pliegues de la ropa de su madre. Al hacerlo más grande, Migue Ángel lo estaba resaltando visualmente y, como está viniendo hacia ti, ese mayor tamaño acentúa el efecto de perspectiva. Como en un 3D...

Piedra viva.

Piérdete entre los detalles. Entonces te darás cuenta de que cuanto más la miras menos parece de piedra. Y sobre todo, fíjate en las manos. En las de la Vírgen, como si estuvieran a punto de hacer un leve movimiento de un momento a otro... y en las del niño, una separándose de su madre, la otra, agarrándose desesperadamente a ella...


Fuentes.