Nochevieja

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Concepto:La Nochevieja es la última noche del año y la víspera del año nuevo. Es celebrada en todo el mundo y, según el área geográfica, varían las costumbres o modos de los festejos; pero siempre guardan un sentimiento de esperanza acerca de que el año entrante llegará con buenas recompensas.

Nochevieja: Es una celebración social que se festeja en prácticamente todo el mundo y que empieza desde la noche de la víspera de Año Nuevo, 31 de diciembre, hasta la madrugada del primero de enero según el calendario gregoriano, calendario vigente actualmente que reemplazó al calendario juliano en 1582.

Cada 31 de diciembre millones de personas brindan por la despedida del ciclo que despiden y se disponen para dar la bienvenida al nuevo año del calendario que esperan llegue cargado de nuevos propósitos y anhelos.

A nivel emocional, la Nochevieja no es una noche más sino un día en el que las personas sienten cierta nostalgia por todo lo vivido a lo largo de los doce meses previos, desde ella pueden mirar al pasado para retomar la perspectiva, y también aflora la esperanza por aquello que está por venir en el nuevo año.

La Nochevieja es un día de celebración porque con este salto en el calendario, se realiza el ejercicio de higiene mental de dejar las decepciones, fracasos y heridas personales en el viejo año, dando la bienvenida al 1 de enero de la mano de la ilusión.

En medio de un ambiente festivo que invita a la alegría, la Nochevieja es un día de reunión y de encuentro para despedir el año compartiendo ese instante con personas cercanas.

Origen

El Akitu aún se celebra en el mundo moderno.

La celebración de Nochevieja tiene su origen, como tantas otras ideas y costumbres actuales, en la Mesopotamia antigua. En aquel entonces, hace 4.000 años, se hacía coincidir con el sembrado para nuevas cosechas, entre finales de marzo y comienzos de abril, con la primera luna creciente del primer día de la primavera. La fiesta duraba todo un ciclo lunar; es decir, en torno a once días. Esa significación astronómica y agrícola, con el vínculo entre la estación marcada por los cuerpos celestes y las necesidades del campo, no se escapaba a la ofrenda religiosa.

La fiesta se denominaba Akitu, centrada en los dioses Innana, símbolo del amor y la fecundidad, y su esposo Dumuzi, el pastor, a quien ella envió al infierno. Sin embargo, él volvía una vez al año para estar con su mujer y que la fertilidad volviera a la tierra.

Los templos y los gobernantes organizaban banquetes públicos con música, procesiones y regalos, donde la gente se dedicaba al sexo y a la bebida sin distinción de estatus social, religioso o cultural. El acto central era la hierogamia o matrimonio sagrado, que recordaba el mito de la unión carnal entre Inanna y Dumuzi para procurar la fertilidad de los campos, del ganado, e incluso de las mujeres. También tenía un sentido económico: planificar los nacimientos en función de las necesidades agrícolas. La proclamación oficial del nuevo tiempo se hacía al cuarto día, en el Templo del Año Nuevo, en Babilonia. Allí, el sumo sacerdote de Marduk recitaba el Poema de la Creación.

En el antiguo Egipto la celebración del año nuevo también tenía un sentido agrícola, astronómico y religioso. Festejaban la crecida del río Nilo, que se producía a finales de julio o comienzos de agosto. El fenómeno era anunciado por la aparición de la estrella Sothis (Sirio), en el cielo del amanecer, antes de que lo hiciera el Sol. En cada lugar de culto religioso se celebraba de una manera y duraba varios días.

En el templo de Dendera, en el Alto Egipto, los sacerdotes sacaban en procesión una barca que contenía a la diosa Hathor, quien se unía al dios Ra, el Sol, para simbolizar la regeneración de la vida. Era entonces cuando Hapi, dios del Nilo, entrado en kilos y con generosos pechos, hacía crecer el río, lo que aseguraba la fertilidad y alejaba el hambre.

Proclamado así el año nuevo, se rompían los diques para que el agua inundara los campos, y barcas adornadas con flores recorrían el río entre el sonido de la música y los bailes populares. La fiesta duraba una semana, era fundamentalmente campesina, y mezclaba la espiritualidad y la satisfacción de los apetitos.

Calendario juliano

Las Saturnales eran fiestas paganas que gozaban de gran popularidad en la antigua Roma.

La Roma antigua no desmereció la tradición. El dictador Julio César quiso acompasar el calendario, que comenzaba en marzo, al año solar astronómico. Así, en el año 46 a. C. encargó a un equipo de matemáticos y astrónomos la elaboración de uno nuevo, ahora conocido como calendario juliano. El primer mes del año se nombró en honor a Jano, dios de los comienzos y los finales, con dos caras, una para mirar hacia atrás y otra hacia delante, y de quien deriva la palabra enero en inglés (january).

La transición al año nuevo se celebraba en Roma agradeciendo los logros del pasado y ofreciendo un sacrificio a los dioses para garantizarse lo bueno en el porvenir. Los romanos decoraban sus casas con ramas de laurel, símbolo de triunfo y fortuna, y la costumbre era tomar miel, higos y dátiles. Lo curioso es que una semana antes se celebraban las Saturnales en honor a Saturno, dios de la agricultura, lo que coincidía con el solsticio de invierno. De esta manera, el año nuevo servía para prolongar los festejos de banquetes, regalos y música.

El cristianismo sustituyó las Saturnales por la Navidad, haciendo coincidir la fecha de nacimiento de Jesucristo con el día de la fiesta pagana: el 25 de diciembre. Sin embargo, la gente seguía aferrada a las costumbres del paganismo, por lo que el Concilio de Tours, en el año 567 d. C., estableció tres días de ayuno en el año nuevo. A esto se añadió la Fiesta de la Circuncisión, también llamada «Octava de Navidad», haciéndola coincidir con el 1 de enero en recuerdo de la ceremonia judía por la que Jesús fue circuncidado. Pero el Año Nuevo no se celebraba en la misma fecha en toda la cristiandad.

Los reyes merovingios establecieron el festejo para el 1 de enero. En Navarra, el Domingo de Resurrección. El 1º de septiembre en Bizancio. En Castilla era el 25 de marzo, Día de la Encarnación, así como en Aragón hasta que Pedro IV fijó el año nuevo oficial el 25 de diciembre en el año 1350.

El papa Gregorio XIII, cansado de tal desorden, reformó el calendario en 1582, y estableció como inicio del año el día de la Circuncisión, el primero de enero. El reino de España se sumó entonces, no así otros países, que lo hicieron más tarde, como Gran Bretaña y sus colonias americanas, en 1752, o Rusia, tras 1917. No obstante, la Fiesta de la Circuncisión fue meramente religiosa, sin expresiones populares.

En la modernidad

En la sociedad burguesa europea del siglo XIX quedó la celebración del año nuevo como una cena en ámbitos privados, clubes y restaurantes. Era típico brindar con champán, vestido de gala y con ritos para asegurar la buena fortuna. La moda se inició en Francia, y pronto pasó a los países más desarrollados de Europa. Los establecimientos franceses de restauración convirtieron entonces la fiesta en una imitación de las celebraciones de carnaval, tal y como se hacía en las Saturnales de Roma. La gente común lo celebraba en las calles y las casas, mientras que las personas de alto estatus lo hacían en grandes locales con cena, música en directo, regalos y baile.

El gran cambio se produjo a comienzos del siglo XX, con el protagonismo de las masas en la cultura europea. Los espectáculos culturales y de ocio se pensaron para públicos numerosos, de gustos sencillos y baratos. También fue un tiempo de creación de nuevas tradiciones ligadas al optimismo y a la prosperidad que en la mayor parte de Occidente acompañaron al conteo del siglo XX.

La renovación de las costumbres se inició en una de las potencias emergentes: Estados Unidos. Los habitantes de la ciudad de Nueva York venían celebrando el cambio de año en la iglesia de la Trinidad, entre Broadway y Wall Street. El edificio era neogótico, del siglo XVII, y su punta era la más alta del sur de la isla de Manhattan. Allí se reunían grandes multitudes a cantar y bailar en la noche del 31 de diciembre.

El periódico The New York Times, situado en la plaza que ahora se llama Times Square, organizó en 1904 una fiesta de fuegos artificiales para saludar al año nuevo. Se congregaron alrededor de 200.000 personas. El efecto propagandístico fue enorme, por lo que, Adolph Ochs, director del diario neoyorquino, hizo construir en 1907 una enorme bola de hierro y madera, adornada con cien bombillas, en el mástil de su edificio. La esfera se deslizaba al tiempo que sonaban las campanadas.

La transformación de la fiesta en espectáculo se puso de moda, y se convirtió en negocio y reclamo publicitario. Los periódicos animaban a la gente a acudir a restaurantes, plazas y teatros a celebrar la llegada del año nuevo, al tiempo que se aconsejaba la vestimenta y los usos. En todas las grandes capitales se ideó una celebración peculiar con la que acabó identificándose la gente.

Costumbres y tradiciones

Una de las tradiciones de Nochevieja más extendidas son las doce uvas con las doce campanadas.

La Nochevieja está marcada por las tradiciones. Costumbres que en cada país son distintas. La costumbre de comer doce uvas con las campanadas que dan paso al año nuevo nació en Madrid. En 1866 se instaló el reloj en la Casa de Correos, situada en la Puerta del Sol. Desde entonces, muchos madrileños se acercaban el 31 de diciembre a oír las doce campanadas. La alegría era acompañada por música y bailes. Esto se repetía en la noche del 5 al 6 de enero para esperar a los Reyes Magos, convirtiéndose en otra fiesta popular más que acababa por inundar las calles hasta altas horas de la madrugada.

La alteración del orden público provocó que José Abascal, alcalde de Madrid, estableciera en 1882 una tasa de cinco pesetas al que quisiera recibir a los Reyes Magos de Oriente en la calle. Aquello era prohibitivo para la gente común que no podía celebrar con champán, por lo que, a modo de protesta irónica, comenzaron a reunirse en la Puerta del Sol a comer uvas con las campanadas del año nuevo. En pocos años se convirtió en tradición madrileña. El remate se produjo en 1909, cuando unos empresarios levantinos aprovecharon el excedente en la cosecha para extender la moda de las doce uvas de la suerte por toda España.

En Chile se toman lentejas cuando dan las doce de la noche. En Italia es habitual organizar una cena en la que las lentejas son el plato típico del menú. Por otra parte, también es tradición brindar al entrar en el nuevo año.


En todo el mundo se disputan anualmente centenares de carreras el último día del año.

La Carrera San Silvestre, de Vallecas.

En España la más multitudinaria es La Carrera San Silvestre, de Vallecas, en Madrid, una carrera a pie que se celebra el 31 de Diciembre.

Desde tiempos inmemoriales la noche de Nochevieja ha sido la más bulliciosa de las noches. Ya sea en casa, en el restaurante o en fiestas organizadas para los más jóvenes, los ritos y supersticiones ocupan un lugar importante en las celebraciones. Se le dice adiós a un año y se le da la bienvenida a otro. Se necesitan ritos concebidos para protegerse de las desgracias y garantizar la prosperidad, ya que el cambio de año es, según antiguas creencias, el momento en que se deciden los destinos.


En Cuba

El cerdo asado es infaltable en las fiestas de Nochevieja en Cuba.

Desde tiempos remotos las fiestas tradicionales de Noche Vieja, también llamadas en Cuba fiestas de Fin de año, se han condimentado con las costumbres y supersticiones de los pueblos que han nutrido nuestra cultura e identidad. Así, nuestras vísperas de año son tan pintorescas y alegres como lo es nuestro pueblo mismo. Muchas de las cábalas manifestadas en ese momento se repiten en una y otras naciones, como es el caso de brindar tras las 12 campanadas, abrazar a la persona amada, usar ropa interior amarilla o roja si se quiere felicidad y suerte en el amor, y llevar dinero en los zapatos, para atraer la prosperidad económica.

También existe la tradición de darle la vuelta a la manzana con una maleta para augurar buenos viajes, y en algunos barrios se quema de manera simbólica al Año Viejo, representado por un muñeco de trapo, con lo cual se pretenden borrar los malos recuerdos dejados atrás, y recibir venideros tiempos con alegría.

Igual connotación se le concede a la acción de lanzar agua desde los balcones o baldear la casa, en franca alusión a un inicio limpio y bueno para el próximo almanaque. Gestos a los cuales se les imprime optimismo y esperanza. Muy presumido además, el cubano viste en estos convites sus mejores galas. Algunos prenden velas con la intención de iluminar el camino. Otros lanzan globos al aire como signo de paz, cantan, chiflan, se besan y abrazan, hacen sonar cualquier tipo de objeto o instrumento al llegar las 12 de la noche, estallan en algunos sitios los fuegos artificiales y los niños corren a disfrutarlos y se suman a la algarabía y voces que repiten una misma expresión: Feliz Año Nuevo.

La cena en Cuba para nochevieja.

Otro rito muy arraigado es el que evoca a la abundancia en cuanto a alimentos, por ello las variadas y exuberantes mesas de estas fiestas, motivando el deseo de un año sin carencias. De naturaleza jacarandosa, carismáticos y hospitalarios, los hijos de esta tierra despiden el viejo período en el calor del hogar, deseándose un feliz año nuevo al son de la música, frente a una buena mesa repleta de platos, y en el centro el rico cerdo asado. Algunos les piden a sus deidades y les encienden velas, hay quienes ponen sus esperanzas en las predicciones del horóscopo y el zodíaco, cumpliendo al pie de la letra sus recomendaciones. Otros se reúnen en las iglesias para celebrar el último culto del año o para cenar como una gran familia.

Es un tiempo en el cual evaluamos resultados teniendo en cuenta el cumplimiento de propósitos, de nostalgia por las personas que están ausentes, de alegría por los que podemos abrazar y besar justo cuando el reloj marca la medianoche o de aquellos que estando lejos nos recuerdan y lo hacen saber mediante llamadas telefónicas, mensajes y los más diversos modos.

Pero, sin lugar a dudas, en cualquier parte de Cuba y en el mundo todas estas costumbres para despedir el año viejo y dar la bienvenida al nuevo tienen como denominador común atraer el bien para cada cual, y motivar la paz y armonía familiar, indispensable en toda sociedad.

La Nochevieja en el cine

Elenco del filme Noche de fin de año

La noche del 31 de diciembre también ha sido escenario de películas de cine como muestra la historia Noche de fin de año, protagonizada por Michael Mandell, Michelle Pfeiffer, Zac Efron, Robert De Niro, Halle Berry y Cary Elwes. Una historia que muestra distintos relatos interpersonales que transcurren entre la noche del 31 de diciembre y el nuevo año.

Otros nombres

La fiesta de Nochevieja es llamada Capodanno (la Cabeza del Año) en Italia, mientras que en Holanda y Bélgica es Oud en Nieuw (Viejo y Nuevo). En Gran Bretaña es denominada New Year’s Eve (Víspera de Año Nuevo), y cuenta con las famosas campanadas del Big Ben.

En Alemania es la Sylvesterabend (Víspera de Silvestre), y es en la berlinesa Puerta de Brandenburgo donde la gente se reúne para dar la bienvenida al año. En Francia es la Réveillon de la Saint-Sylvestre, pero, al igual que el resto combina la cena con amigos y familiares, la fiesta y los fuegos artificiales.

Fuentes

https://www.significados.com/nochevieja/

https://www.definicionabc.com/social/nochevieja.php

http://icalendario.net/fiestas-populares/nochevieja

https://www.larazon.es/cultura/por-que-celebramos-la-nochevieja-OD17279135

http://www.5septiembre.cu/cuba-la-celebracion-de-noche-vieja-y-ano-nuevo/

http://www.tiempo21.cu/2016/12/29/tradiciones-la-nochevieja/