Período pombalino en Brasil (1750-1808)

El período pombalino en Brasil (1750-1808)
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El período pombalino en Brasil (1750-1808). Abarca el período pombalino hasta los movimientos revolucionarios en los años 1750-1808.

Características

La extensión del territorio que debía ser demarcado exigió la firma de un acuerdo previo en Madrid, el 27 de enero de 1751, para determinar la formación de dos comisiones de demarcación, una para el norte y otra para el sur, según lo acordado. El 8 de febrero del mismo año llegaba a Lisboa la carta geográfica, donde se apuntaban los límites indicados en el acuerdo, que más tarde recibió el nombre de Mapa das Cortes. Fueron entonces nombrados al frente de las respectivas comisiones, de parte portuguesa, Gómez Freire de Andrada (sur) y Francisco Javier de Mendoza (norte); y, de parte española, el marqués de Valdelirios (sur) y José de Iturriaga (norte).

Situación del período

En la región meridional, el principal obstáculo a la aplicación del tratado provino de los jesuitas establecidos en el territorio de Sete Missões (en el actual Uruguay), que llevaron a cabo intensas diligencias con el fin de impedir su entrega. Por otro lado, con la llegada al trono de Portugal de José I, y bajo la dirección del primer ministro Carvalho e Melo, marqués de Pombal, se iniciaron contactos destinados a negociar cláusulas adicionales que salvaguardasen algunos aspectos considerados esenciales. Uno de ellos buscaba garantizar que el cambio de la Colonia del Sacramento por los territorios de la margen oriental de Uruguay fuera un proceso simultáneo. No obstante, la intervención del superior de la Compañía de Jesús, dilatando ese cambio, dio origen a la Guerra Guaranítica (1754-1756) e hizo suspender la entrega de la Colonia del Sacramento.

En la región septentrional, la demarcación del Amazonas ni siquiera fue iniciada. Los preparativos de la expedición para la aplicación del Tratado de Madrid exigían la utilización de mano de obra indígena, que estaba controlada por las órdenes religiosas, las cuales se resistían a la cesión de los naturales. Tras el reconocimiento de la región de Macapá, la comisión partió a Río Negro, donde el gobernador del estado de Maranhão y Grão-Pará, Javier de Mendoza Hurtado (hermano del marqués de Pombal), fundó la capitanía de São José de Río Negro.

Varios fueron los motivos de la anulación del Tratado de Madrid. Las dificultades de su aplicación sobre el terreno provocaron la firma en 1761 de un nuevo documento regulador de las fronteras, el Tratado de El Pardo, por el cual se anulaba el de Madrid y se restablecía al menos en teoría la situación anterior. Al mismo tiempo, se determinó la devolución de la Colonia del Sacramento, a cambio de las misiones de Paraguay (febrero de 1761). Entretanto, en el contexto de la Guerra de los Siete Años, la colonia fue tomada por el gobernador de Buenos Aires, Pedro de Cevallos, en 1762, de lo que resultó la ocupación de los fuertes de la región de Castilhos, Vila do Rio Grande y la margen norte del canal de acceso a Lagoa dos Patos, dejando así el control de su navegación en manos de los españoles.

La Paz de París (1763), con el que se puso término a la guerra, restituyó las tierras conquistadas, de acuerdo con los convenios existentes, aunque en la práctica España sólo devolviera la Colonia propiamente dicha, manteniendo las restantes posesiones conquistadas. La ofensiva española comenzó cuando, en 1777, la ascensión de la reina María I al trono portugués abrió el camino a un nuevo entendimiento, con la firma del Tratado de San Ildefonso el 1 de octubre de ese mismo años. Este acuerdo retomó en gran parte lo dispuesto por el Tratado de Madrid: Portugal se apropia de la isla de Santa Catarina y España de la Colonia del Sacramento; además, se establece una línea fronteriza próxima a la establecida en 1750, pero que deja el territorio de Sete Missões a merced de España (este territorio sólo fue integrado definitivamente al territorio de Brasil durante la guerra de 1801).

Las reformas pombalinas y Brasil

El rey portugués José I (1750-1777) confío plenos poderes a Sebastião José de Carvalho e Melo, elevado sucesivamente a los títulos de conde de Oeiras (1759) y de marqués de Pombal (1770). El reformismo pombalino se reflejó prácticamente en todas las áreas: económica, social, político-administrativa y cultural-pedagógica. En Brasil, su política imperial se proponía beneficiarse de las riquezas coloniales, racionalizar y dirigir la administración, la organización militar y la formación escolar bajo la jurisdicción del Estado. Desde una perspectiva mercantilista y fiscalista se creó la Junta de Comercio en 1755, órgano encargado de controlar la “salida de las flotas” y fiscalizar el comercio de azúcar y tabaco.

Para potenciar al máximo el monopolio del comercio colonial, fueron creadas las compañías de comercio: Compañía Central de Grão-Pará e Maranhão (1755) y la Compañía Central de Pernambuco y Paraíba (1759). Éstas exportaban productos como cacao, café, clavo, zarzaparrilla, cuero, maderas, arroz, algodón y jengibre. Importaban del reino de Portugal vinos, aceite, bacalao, herramientas y productos manufacturados. La Compañía de Pernambuco contaba con el monopolio de los productos del nordeste, como azúcar, cueros, drogas do sertão y, sobre todo, el lucrativo negocio de la importación de esclavos.

El dominio político-administrativo tenía su base en el Tribunal de Segunda Instancia de Río de Janeiro (1751), a fin de evitar la diligencia de procesos de recurso a la metrópoli y la sobrecarga del antiguo Tribunal de Bahía. La institución del Real Tesoro Público en Lisboa (1761) permitió la organización de juntas de Hacienda en cada una de las capitanías de Brasil. Mientras, el territorio fue dividido en dos secciones judiciales: Espírito Santo y Río de Janeiro. El proceso de apropiación de las capitanías donatarias por parte de la Corona portuguesa, iniciado durante el reinado de Juan V, quedó concluido en 1761, convirtiéndose éstas en unidades administrativas, cuyos capitanes o gobernadores eran elegidos por Lisboa por un periodo de tres años.

La prohibición del transporte de esclavos hacia otras zonas coloniales que no fuesen las del Imperio portugués condujo a la elaboración de listas de todos los esclavos que entraban anualmente en el territorio. Por decreto con fecha 8 de mayo de 1758, el Directório dos Índios do Grão-Pará e Maranhão declaraba libres a los indios de los estados de Grão-Pará y Maranhão.

En el ámbito cultural y educativo, era necesario, según el marqués de Pombal, liberar el país del modelo jesuítico, con el fin de acceder al fin a las “luces” del siglo. A semejanza de la metrópoli, también en Brasil el sistema educativo estaba, en gran medida, dominado por la Compañía de Jesús, desde la educación de las primeras letras hasta los cursos de Artes (Filosofía) y Teología, completando un total de diecisiete colegios. Las divergencias político-ideológicas y la oposición a la viabilidad de las disposiciones del Tratado de Madrid, hicieron irreconciliables las relaciones de Pombal con los padres de la Compañía. Las diferencias provocaron la expulsión de los miembros de la Compañía del reino de Portugal y de sus posesiones ultramarinas, según la ley del 3 de septiembre de 1759. La medida también se extendió a la Congregación del Oratorio, cuya doctrina fue prohibida a partir de 1768.

La reforma de la educación buscaba pues, eliminar el carácter religioso de los cuadros docentes, reformular la estructura organizativa del sistema, con el objetivo principal de subordinar los currículos y métodos pedagógicos a los valores de la ilustración. A pesar de ese propósito, la falta de “profesores regios” hizo que los antiguos padres de las distintas órdenes religiosas, sobre todo franciscanos, continuaran preservando la educación. La ausencia de universidades en la colonia brasileña, y el hecho de que los cursos impartidos no fueran reconocidos con el sello legal del reino, provocó que muchos alumnos intentaran completar sus estudios en Coimbra, Montpellier, París y Londres.

Fuentes