Posromanticismo

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Posromanticismo
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Concepto:El francés Charles Baudelaire se considera el padre del posromanticismo en la poesía.

El posromanticismo es un movimiento cultural, estético e intelectual que nace después y a partir del Romanticismo y el Realismo ―durante la segunda mitad del siglo XIX― como un intento de conciliarlos y al mismo tiempo superarlos. Alcanzó su esplendor en Francia, donde produjo el parnasianismo y el simbolismo; posteriormente surgirían el esteticismo, el espiritualismo, la hermandad prerrafaelita, el decadentismo y el modernismo hispanoamericano y español. El final de todas las estéticas posrománticas se produjo con la irrupción de las vanguardias en 1909 (con el Manifiesto futurista de Filippo Marinetti).

Posromanticismo literario

Los escritores y artistas se rebelan contra las formas de vida de los burgueses y nace su espíritu inconformista que demanda libertad. Sienten rechazo por los valores de la sociedad y caen en su deseo de evadirse de la grisura y angustia de la realidad, en ciertos vicios como el alcohol y las drogas. Se aferraban a la aventura, la soledad, lo familiar o lo íntimo, y a veces al odio de su propia existencia, de forma que algunos de ellos acabaron en la locura.

Con el posromanticismo los escritores y artistas, incómodos y disconformes, pero sin rebelarse a fondo contra la forma de vida burguesa como hicieron los románticos, se refugian en su intimidad, en la soledad, en la marginalidad (exagerando los principios materialistas del realismo y extendiéndolos a capas sociales, entornos y temáticas que rehúye la burguesía mediante la estética del naturalismo), en el esteticismo, en la postura dandy o esnob o evasivo-aventurera (Emilio Salgari, Jack London, Julio Verne, Robert Louis Stevenson...), o bien desdoblan su identidad burguesa creándose máscaras de heterónimos (como en los monólogos dramáticos de Robert Browning) o recurriendo al tema del "doble" (El doctor Jekill y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson; El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde). Estas posturas nacen de la falta de identidad burguesa, que les produce un característico inconformismo. En su deseo de evadirse de la angustia que les provoca la hipocresía de la sociedad burguesa (especialmente notoria en la sociedad victoriana) y su falta de ser en ella caen en ciertos vicios como el alcohol y las drogas. A veces incluso enloquecen o se suicidan.

La poesía ―al contrario de la novela y el teatro― continúa siendo romántica (la novela y el teatro seguirá la tendencia realista, o bien una novela de aventuras victoriana y con detalles rigurosamente históricos: Robert Louis Stevenson, Joseph Conrad, Arthur Conan Doyle).

En la poesía la forma pierde parte de su interés para centrar su atención a lo emotivo que puede poseer el poema. Lo narrativo decae en favor de lo puramente lírico. La poesía es más personal e intimista. Se reduce la retórica y se aumenta el lirismo, con el amor y la pasión por el mundo por lo bello como temas principales. Se buscan nuevas formas métricas además de nuevos ritmos. La homogeneidad de la que gozaba el romanticismo se transforma en pluralidad en las ideas poéticas. La poesía posromántica, pues, representa, más que una transición, un conflicto insuperable entre el romanticismo y el realismo, por lo que con frecuencia suelen ser interpretados sus autores como románticos descolgados.

La narrativa y el teatro continuarán siendo realistas, bien intensificando el realismo (el naturalismo del narrador Emile Zolá, de los dramaturgos Henrik Ibsen, August Strindberg, George Bernard Shaw, tentados también por el simbolismo), bien huyendo de los factores más misteriosos e inquietantes de la realidad (los misterios que resuelve "lógicamente" el Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle), cultivándose una novela de ocultas tendencias simbolistas (Herman Melville), o una novela de aventuras victoriana, impecablemente construida y con detalles rigurosamente históricos, pero reflejando siempre alguna antítesis o paradoja esencial: Robert Louis Stevenson, Joseph Conrad, Arthur Conan Doyle. El teatro sigue asimismo similares tendencias hacia un cierto simbolismo. La poesía, por el contrario, seguirá siendo romántica, pero buscará lo íntimo, subjetivo y personal o recurrirá a formas como el monólogo dramático, en que el poeta encarna la voz de personajes ficticios literarios o históricos reales con los que se identifica. Se pierde el interés por la rebeldía y el espectáculo y se centra la atención en lo emotivo que puede poseer el poema y se olvidan los elementos narrativos en favor de lo puramente lírico o formal. Es más personal e intimista y se rehúye la grandilocuencia y la retórica que no busca la sensibilidad directa o el tono meditativo; se buscan quintaesencias fraguando símbolos personales o una belleza trascendente y nuevas formas métricas además de nuevos ritmos y la pluralidad en las ideas poéticas.

Son narradores posrománticos Herman Melville, Thomas Carlyle, G. K. Chesterton; la Madame Bovary de Gustave Flaubert es una novela posromántica. Lord Alfred Tennyson, Oscar Wilde, Elizabeth Barrett-Browning y su marido Robert Browning son también poetas posrománticos. En Italia puede citarse a Giovanni Pascoli y en Portugal a António Nobre.

Escritores posrománticos en España

Existen tres tendencias poéticas posrománticas:

  • La irónica y desengañada de Campoamor.
  • La ideológica de Núñez de Arce.
  • La subjetiva e intimista, en la que destacan Bécquer y Rosalía de Castro.

Los autores más destacados de esta época son Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. Esta autora desempeñó un papel fundamental en el resurgimiento de la literatura gallega.

En España los poetas posrománticos más conocidos son:

Los dramaturgos:

Los melodramaturgos:

A este posromanticismo se pueden añadir un grupo de bohemios y malditos formado por el ya citado Joaquín Dicenta, Manuel Paso, Pedro Marquina, Florencio Moreno Godino, Antonio Altadill, Pelayo del Castillo, Pedro Escamilla y Roberto Robert.

Gustavo Adolfo Bécquer

La obra poética de Bécquer es breve, pero muy valiosa. Sus Rimas se componen de unos noventa poemas cortos, divididos en cuatro apartados temáticos: la poesía (rimas I-X); el amor ilusionado (XIXXIX); el fracaso amoroso y el desengaño (XXX-LI); la soledad y la muerte (LII-LXXVI). Se trata de una poesía subjetiva, que expresa vivencias del poeta. El estilo es sencillo, pero de gran perfección formal. Bécquer crea un nuevo tipo de estrofas, con preferencia por la rima asonante. De esta manera, contenido del poema se expresa sin retórica, pero con gran intensidad. Las influencias de las Rimas son la lírica romántica alemana (en especial Heine) y las canciones populares andaluzas.

Rosalía de Castro

La obra poética de Rosalía de Castro se compone de dos libros en gallego, Cantares galegos (1863) y Follas novas (1880), y uno en castellano: En las orillas del Sar (1884). Su obra se aparta de las corrientes realistas dominantes en su tiempo. Como Bécquer, Rosalía utilizó un estilo muy personal, sencillo y directo. Rechazó las estrofas clásicas y creó otras nuevas, basadas preferentemente en la asonancia. Destaca la perfecta fusión de los sentimientos personales con la descripción del paisaje de su propia tierra.

Posromanticismo filosófico

En filosofía, los posrománticos fueron decantadamente pesimistas: Philipp Mainländer y Eduard von Hartmann.

Posromanticismo musical

El posromanticismo en la música se refería a los compositores románticos que utilizaban formas que se encontraban típicamente en el clásico y el barroco al tiempo que conservaban aspectos de la época romántica. Entre los compositores posrománticos más conocidos están Giacomo Puccini y Serguéi Rajmáninov. Arthur Berger describe el misticismo del grupo La Jeune France como posromanticismo en lugar de neorromanticismo. Hans Pfitzner también escribió obras posrománticas, como su ópera Palestrina.

A diferencia de los compositores del romanticismo tardío como Richard Strauss y Alexander Scriabin, los compositores de la música posromántica crearon una o ambas formas tradicionales y armoniosas. Béla Bártok, por ejemplo, "en obras con influencia de Strauss como El castillo de Barbazul, puede describirse como que todavía utilizó "disonancia ['tales como cuartos y séptimos'] para fines de expresión posromántica, no simplemente [siempre] como una apelación al arte primordial del sonido ", a diferencia de Arnold Schoenberg y el mismo Strauss, quienes creían en" una mitología del progreso histórico en la música occidental ".

En la música posromántica se funde el Romanticismo y el Barroco. Charles Gounod (1818-1893), Johannes Brahms (1833-1897), Piotr Ílich Chaikovski (1840-1893), Giacomo Puccini (1858-1924, en La Bohème o en Madame Butterfly), Gustav Mahler (1860-1911) y Serguéi Rajmáninov (1873-1943) pertenecen a esta estética.

Fuentes