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El trabajo fundamental de Wolff fue la divulgación e interpretación de la [[filosofía]] de [[Gottfried Wilhelm Leibniz|Leibniz]], aunque se aparte de la idea de la mónada y sustituya la armonía preestablecida por la teoría de [[Baruch Spinoza|Spinoza]]  de la correspondencia entre orden del pensamiento y de la realidad. Las  controversias entre [[catolicismo|católicos]] y [[protestantismo|protestantes]], por un lado, y por otro,  sobre todo, Leibniz y [[Descartes]] le inspiraron su método filosófico; es decir, quería que fuese el mismo que el de las Matemáticas.  Con ello queda Wolff inscrito en el más agudo racionalismo;  bienintencionado y poco original, con poderosa capacidad de  sistematización, se limitó a difundirlo en sus clases y manuales, con  más profundidad que el llamado movimiento de la Ilustración en el [[siglo_XVIII|s.  XVIII]].
 
El trabajo fundamental de Wolff fue la divulgación e interpretación de la [[filosofía]] de [[Gottfried Wilhelm Leibniz|Leibniz]], aunque se aparte de la idea de la mónada y sustituya la armonía preestablecida por la teoría de [[Baruch Spinoza|Spinoza]]  de la correspondencia entre orden del pensamiento y de la realidad. Las  controversias entre [[catolicismo|católicos]] y [[protestantismo|protestantes]], por un lado, y por otro,  sobre todo, Leibniz y [[Descartes]] le inspiraron su método filosófico; es decir, quería que fuese el mismo que el de las Matemáticas.  Con ello queda Wolff inscrito en el más agudo racionalismo;  bienintencionado y poco original, con poderosa capacidad de  sistematización, se limitó a difundirlo en sus clases y manuales, con  más profundidad que el llamado movimiento de la Ilustración en el [[siglo_XVIII|s.  XVIII]].
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En el prólogo a la 2 ed. de la Crítica de la razón pura ([1787]), [[Kant]] considera a Wolff «el mayor de todos los filósofos dogmáticos».  Ciertamente, Wolff convirtió el disperso racionalismo leibniziano en un  racionalismo sistemático-dogmático. En sus Pensamientos racionales sobre [[Dios]], el mundo y el alma de los hombres, y sobre todas las cosas en general  ([[Leipzig]] [[1719]]) intenta armonizar la [[metafísica]] con la fe cristiana,  pero cosificando y simplificando conceptos, por lo que fue objeto de la  crítica de Kant. Es de notar que Kant conoció la Filosofía y Metafísica  más a través de Leibniz y Wolff, entonces predominantes en la enseñanza  alemana, que a través de los filósofos más realistas (como [[Tomás de Aquino]]). Wolff pensaba que en su obra recogía lo que denominaba «filosofía perenne», cuando en realidad se apartaba de ella, de la filosofía realista  del ser, para volcarse en un racionalismo que Kant tenía bastante razón  en criticar, si bien no supo tampoco superarlo. Pretendía Wolff una  certeza racional absoluta, para lo cual trataba de reducir a racional y  necesario lo irracional y contingente, y suprimir límites entre los  principios de razón suficiente y contradicción. Para Wolff, todo lo real  es racional, y todo lo racional es real (''Philosophia prima sive Ontologia'', Leipzig [[1729]]); con ello abría paso al [[idealismo]] y al [[monismo]] consiguiente; y así, autores posteriores, inspirados en la línea  Spinoza, Leibniz, Wolff, incidirían en el [[siglo_XIX|s. XIX]] en un declarado  idealismo, que se resuelve en [[panteísmo]] o en [[materialismo]].
  
 
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Revisión del 13:41 2 jun 2014

Christian Wolff
Información sobre la plantilla
Christian Wolff 1.jpg
Filósofo idealista alemán
Nacimiento1679
Breslau, Silesia, Bandera de Polonia Polonia
Fallecimiento9 de mayo de 1754
Halle, Bandera de Alemania Alemania
Otros nombresChristian Freiherr von Wolff
OcupaciónFilósofo
Obras destacadas"Lógica. - Pensamientos racionales sobre las fuerzas del entendimiento humano"
Christian Wolff. Filósofo idealista alemán, de la Ilustración, sistematizador y popularizador de la filosofía de Leibniz, profesor de la Universidad de Halle. A la vez que esterilizaba los elementos dialécticos de la doctrina leibniziana, Wolff desarrollaba un teleologismo metafísico y explicaba la conexión universal y la armonía del ser como fines establecidos por Dios. Fue también un sistematizador y reanimador de la escolástica. Situó en la base de su sistema el método deductivo racionalista por el cual todas las verdades de la filosofía se reducían a las leyes de la lógica formal y, en Wolff, a la ley de contradicción. Le corresponde el mérito de haber contribuido en no poca medida a difundir la matemática, física, química, botánica, etc. Respecto a las concepciones sobre la sociedad, Wolff defendió el punto de vista de del denominado despotismo ilustrado. Su obra fundamental es: "Lógica. - Pensamientos racionales sobre las fuerzas del entendimiento humano" (1728).[1]

Síntesis biográfica

Nació en Breslau, y estudió teología y filosofía en Jena. Fue profesor de filosofía y teología en la Universidad de Leipzig. Recomendado por Leibniz fue a Halle en 1706 como profesor de matemáticas. Pero pronto empezó a desarrollar su propio sistema de lógica, metafísica y moral. Sus posiciones poco ortodoxas le causaron problemas con los pietistas, que lograron que Federico Guillermo I, le expulsase de Halle. Refugiado en Marburgo, siguió sus sistema filosófico hasta que el joven Federico Guillermo II le restituyó su puesto de profesor en Halle, donde prosiguió hasta su muerte dedicado especialmente a la filosofía del derecho natural.

Obra

Su «sistema», el racionalismo dogmático, se expone en el conjunto de Filosofía racional o Lógica (1728), Filosofía primera u Ontología (1730), Cosmología general (1731), Psicología (empírica, 1732, y racional, 1734), Teología natural (1736-1737) y Filosofía práctica (1738-1739, luego ampliada en Filosofía moral o Ética, 1750-1753). Es autor también de sendos tratados sobre Derecho natural (1740-1749) y Derecho de gentes (1749). Su sistema fue seguido por Kant en su etapa precrítica.

Pensamiento

El trabajo fundamental de Wolff fue la divulgación e interpretación de la filosofía de Leibniz, aunque se aparte de la idea de la mónada y sustituya la armonía preestablecida por la teoría de Spinoza de la correspondencia entre orden del pensamiento y de la realidad. Las controversias entre católicos y protestantes, por un lado, y por otro, sobre todo, Leibniz y Descartes le inspiraron su método filosófico; es decir, quería que fuese el mismo que el de las Matemáticas. Con ello queda Wolff inscrito en el más agudo racionalismo; bienintencionado y poco original, con poderosa capacidad de sistematización, se limitó a difundirlo en sus clases y manuales, con más profundidad que el llamado movimiento de la Ilustración en el s. XVIII.

En el prólogo a la 2 ed. de la Crítica de la razón pura ([1787]), Kant considera a Wolff «el mayor de todos los filósofos dogmáticos». Ciertamente, Wolff convirtió el disperso racionalismo leibniziano en un racionalismo sistemático-dogmático. En sus Pensamientos racionales sobre Dios, el mundo y el alma de los hombres, y sobre todas las cosas en general (Leipzig 1719) intenta armonizar la metafísica con la fe cristiana, pero cosificando y simplificando conceptos, por lo que fue objeto de la crítica de Kant. Es de notar que Kant conoció la Filosofía y Metafísica más a través de Leibniz y Wolff, entonces predominantes en la enseñanza alemana, que a través de los filósofos más realistas (como Tomás de Aquino). Wolff pensaba que en su obra recogía lo que denominaba «filosofía perenne», cuando en realidad se apartaba de ella, de la filosofía realista del ser, para volcarse en un racionalismo que Kant tenía bastante razón en criticar, si bien no supo tampoco superarlo. Pretendía Wolff una certeza racional absoluta, para lo cual trataba de reducir a racional y necesario lo irracional y contingente, y suprimir límites entre los principios de razón suficiente y contradicción. Para Wolff, todo lo real es racional, y todo lo racional es real (Philosophia prima sive Ontologia, Leipzig 1729); con ello abría paso al idealismo y al monismo consiguiente; y así, autores posteriores, inspirados en la línea Spinoza, Leibniz, Wolff, incidirían en el s. XIX en un declarado idealismo, que se resuelve en panteísmo o en materialismo.

Referencias

  1. Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, p. 489.

Fuentes