Crispín Sosa Tapia

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Crispín Sosa Tapia (Izúcar de Matamoros, Puebla, 25 de octubre de 1951-7 de agosto de 1978, Izúcar de Matamoros, Puebla), conocido por su seudónimo: El Güilo. Fue un pistolero y bandolero mexicano que acabó convirtiéndose en leyenda en el estado de Puebla, al volverse forajido, principalmente en el Valle de Matamoros y en la región de la Mixteca poblana.[1][2][3] Durante el gobierno de Alfredo Toxqui, se buscaba vivo o muerto por sus acciones criminales y por dar muerte a un oficial de la Policía Federal de Caminos.

Se caracterizó por sus habilidades de evadir a la justicia mexicana, al disfrazarse de sacerdote y de mujer.[4]Considerado un Robin Hood [5] por defender a su pueblo de ataques violentos perpetrados por bandas criminales de la región de la mixteca poblana, salvaguardando su integridad física y cobrar venganza de los ataques perpetrados a su familia, hecho relevante y reconocido por las autoridades. Se le adjudican más de 50 muertes. Nunca mató por la espalda ni a traición: los hechos ocurrieron en tiroteos, en defensa propia o mayoritariamente en duelos con rivales y contra cuatreros del territorio poblano. Se le llegó a comparar con el legendario decimonónico bandolero español; El Tuerto de Pirón, por sus similitudes.

Biografía

Primeros años

Nació en el pueblo de San Sebastián Puctla, en el seno de una familia de agricultores de arroz. Hijo tercero de Andrés Sosa y Jovita Tapia. Tuvo 4 hermanos varones y dos hermanas mujeres, vivió una infancia despreocupada durante sus primeros años de vida, en la que destacó por su talento de jinete, actividades de pastoreo y capacidad de llevarse bien con los animales. Demostró gran habilidad para el acarreo de ganado y monta a pelo; en estos eventos nace su apodo al tener un accidente que le marcaría por vida, quedando con una lesión en su pie derecho. Estudió un breve tiempo en la escuela de la iglesia Santiago Apóstol, ahora UEP (unidad escolar particular) Miguel Cástulo Alatriste, en Izúcar de Matamoros.

Familia

En septiembre de 1963, su abuelo Valeriano Sosa, presidente auxiliar de Puctla y presidente de las aguas de riego de Puctla, fue asesinado, lo que generó un gran conflicto de interés para las autoridades del estado y provocó un ola de violencia en Puctla. La familia de Crispín sufre, en esas mismas fechas, otros asesinatos: su padre, Andrés, y sus tíos Cenobio y Bonifacio. Crispín de 12 años de edad en ese momento, sobrevive a la tragedia de su familia y de la orfandad junto a su madre y hermanos. Afronta las circunstancias y lleva a cabo su primera muerte a los 12 años de edad en defensa propia, con un rival de su familia; se dice que Crispín acuchilló a su enemigo, el cual se cree que era un ladronzuelo y que tenía la orden de asesinar a Crispín; este, al darse cuenta, actuó en legítima defensa; esta se considera la primera de sus muertes de la cual las autoridades tienen registro. Años después, mueren sus hermanos en emboscadas: Fidel en Izúcar de Matamoros en el año 1986, Cirilo en Alpoyeca, Guerrero en 1987 y Juan, en Puctla en 1989.

Etapa criminal

A las muertes de su familia, Crispín inicia su vida delictiva. Unos de los rasgos de Crispín fue que portaba siempre un fusil M1 y en ocasiones usaba un gabán donde escondía su arma, y manejaba un clásico automóvil Volkswagen Tipo 1 (llamado coloquialmente Vocho o escarabajo). Solía verse en diferentes partes de la Mixteca poblana; los municipios que era visto con más frecuencia eran: Atzala, Tlapanalá, Tepeojuma, Acatlán de Osorio, Tehuitzingo, Chinantla, Chietla, Tepexi de Rodríguez, Chila de la Sal, San Juan Epatlán, San Martín Totoltepec, Xochiltepec, Tilapa, Ahuehuetitla, y Piaxtla, entre otros, además de rancherías de los mismos municipios. Vivió un breve tiempo en Alpoyeca, Guerrero, donde las autoridades mostraban respeto por su personalidad. Fue arrestado un breve tiempo, pero se fugó de la cárcel de Izúcar de Matamoros, el cual dejó su proceso legal abierto y pasó a ser fugitivo de las autoridades. A principios de los años 1970, pactó con las autoridades del estado para dejar de ser perseguido a cambio de apaciguar la tranquilidad de su pueblo (comúnmente un pueblo sin ley), lo que se consiguió por un tiempo gracias a la influencia de su figura, dándole este suceso fama a su persona y a su pueblo. Su popularidad y fama se caracterizaron por la manera de enfrentar a sus enemigos siempre a duelo, manteniendo el honor de caballero.

Muerte del federal de caminos

Un hecho histórico que marcó la vida de Crispín fue a principios del año 1978, cuando dio muerte a un elemento de la Policía Federal de Caminos: el oficial Salvador Fernández Martínez, en un duelo limpio. Salvador era un hombre cercano y respetado por el gobernador, y esto volvió al gobierno en contra de Crispín. Salvador quiso aprehenderlo por una supuesta infracción cuando Crispín circulaba en su automóvil en el centro de Izúcar de Matamoros, testigos y medios locales sostuvieron que el federal quería aprehender a Crispín por su influencia y por ser una figura afamada. Después de este hecho, el gobierno estatal y federal inician una persecución mediática contra su persona, dando fin y rompiendo el pacto que tenían tiempo atrás. Tanta dimensión alcanzó su fama que el gobierno mexicano llegó a contratar a la (desaparecida) agencia Cámara de Atlixco (donde militaban detectives sicarios y escoltas), además de participar laPolicía Judicial y el Ejército Mexicano, para su captura lo cual derivó en su muerte.

Muerte

Murió a traición[6] el amanecer del día 7 de agosto del año 1978; un amigo de Crispín, había pactado con el gobierno entregar o matar al conocido forajido, el cual cayó en una emboscada (que el gobierno tenía preparada tiempo atrás) en el campo de los arrozales denominado «Huaxiaxtla», ubicado en Puctla, en un enfrentamiento con más de 100 agentes del gobierno. Durante el enfrentamiento, repelió la agresión hasta acabar las municiones de su fusil M1, matando al hombre que lo traicionó y abatiendo a un agente del gobierno; estas fueron las dos últimas muertes atribuidas al forajido. Con posterioridad a este hecho, el gobernador declaró que acabar con Crispín Sosa era un objetivo prioritario de su gobierno. Su funeral se realizó en medio de una incertidumbre por parte de las autoridades.

Corrido mexicano de Crispín Sosa

En Puctla región del Sur
lugar sereno y tranquilo
mataron a Crispín Sosa
que le apodaban el Güilo
hombre de mucho valor
traía la vida en un hilo.

Empezaba a amanecer
el sol apenas salía
fue el mero siete de agosto
no se me olvida ese día
lo acribillaron a tiros
por muertes que ya debía.

Crispín tenía que pasar
camino a los arrozales
donde estaban emboscados
toditos los criminales
ya lo estaban esperando
como estatales y federales.

Empezó la balacera
con rifles y metralletas
Crispín parecía una fiera
se revolcaba en la tierra
para pelear con quien fuera.

Les contestó y se murió
por medio de la emboscada
pero también se llevó
al de la mala jugada
al hombre que lo entregó
en el que siempre confiaba.

Solo tres cruces quedaron
como un recuerdo de todos
en el lugar que pelearon
muy cerca de Matamoros.

Así fue como acabaron
Dios lo dispuso así, y ni modo.

Ya con esta me despido
del bello estado de Puebla
aquí termina el corrido
que el viento lejos se lleva
de un hombre muy decidido
que solo el recuerdo queda.

Cultura popular

La vida de: El Güilo Sosa influenció a varias agrupaciones musicales de la región del sur, especialmente a Los Gallitos del Sur, que se dieron a conocer por dedicar corridos en honor de Crispín Sosa, entre los temas : «El Güilo», «Los hermanos Sosa», y «Cirilo Sosa», que fueron un éxito en los años 1980.[7][8][9]

Después de fallecido, su vida fue fantaseada, y se habló de sus hazañas en la región poblana; en una historia sobre él se rumoró que aún vivía. Existe la tradición de llevarle flores o veladoras a su tumba. Su pueblo de Puctla, se popularizó por algún un tiempo. En la estación Las Palomas (Ahuehuetitla), ganó fama notoria a la fecha actual, la cual: Crispín realizaba fechorías y era visto con frecuencia.

Referencias

Enlaces externos