Arturo O'Farrill Pacheco

Arturo O'Farrill Pacheco
Información  sobre la plantilla
Datos personales
Nombre completoAlfredo Humberto O'Farrill Pacheco
Nacimiento25 de octubre de 1947
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento6 de octubre de 2025[1]
Bandera de Cuba Cuba
ResidenciaCuba
NacionalidadCubana
SeudónimoPapá Shangó
OcupaciónPrimer bailarín, coreógrafo y profesor de danza
Datos artísticos
ÁreaDanza folklórica
EducaciónUniversidad de las Artes (Danza)
Premios
 

Arturo O'Farrill Pacheco, fue un primer bailarín y solista del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, coreógrafo y profesor de danza folklórica cubano, Premio Nacional de Danza 2024, conocido en el medio artístico por Papá Shangó.

Síntesis biográfica

Nació el 25 de octubre de 19472. Se crió en el barrio Jesús María. Allí vivió hasta concluir la Enseñanza Primaria. Posteriormente, los estudios de Secundaria Básica los realizó en la Escuela “Félix Varela”, en Lawton.

Con el triunfo de la Revolución Cubana e imbuido en sus diferentes tareas, debe destacarse su presencia como joven de entonces: alfabetizó y fue partícipe del proceso de democratización que caracterizara a nuestra política cultural al entrar en lo que conocemos hoy como movimiento de aficionados.

Llegó a la danza tras haber participado en la Campaña de Alfabetización, formó parte del grupo de aficionados El Nuevo Teatro de Danza, apadrinado por el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba (CFN).

Ya insertado en el Nuevo Teatro de Danza, el CFN emite una convocatoria con el objetivo de seleccionar bailarines:

(…) el Conjunto Folklórico Nacional, da la casualidad que tiene necesidad de personal y hacen una convocatoria, en el año 63 o 64, creo. Hacen una convocatoria para escoger personas de los diferentes grupos de aficionados para completar su plantilla de bailarines y nos metemos nosotros en esa convocatoria.

Él realizó la prematrícula y asistió a las pruebas de captación que tuvieron una duración de tres días. En el anuncio, los talantes que se tuvieron en cuenta fueron: la danza, la actuación, la música y, por último, se realizaba por parte del tribunal un coloquio. En su remembranza acerca de los resultados de aquel examen, O´Farrill indica:

Entonces, de seiscientos y pico de personas que se presentaron, ingresamos solamente dieciséis. Y en ese ingreso caí yo, cayó Johannes, Silvina (…) empezamos en el Conjunto el 6 de febrero de 1966; en ese transcurso de tiempo yo tengo la suerte, porque puedo decirlo así, he tenido la suerte de conocer y de tener una estrecha relación con Jesús Pérez, uno de los percusionistas más famosos de la época, de los tamboreros de santo más famosos de la época que también formaba parte de la Compañía. Y yo hago una estrecha amistad con él. Estrecha amistad, yo lo quería como un padre y él me quería a mí como a un hijo. Y entonces, un día él me dice: ¿tú tienes interés en aprender a tocar los tambores? Y yo digo, bueno, me interesaría; pero con una condición, yo voy a aprender a tocar, no para tocar tambores, sino para bailar mejor, y ahí empieza mi vida de bailarín percusionista, eso me facilitó la danza porque aprendí a mover los pies al compás del tambor (…)
(…) tuvimos la suerte de que en esa época ingresó como director artístico Santiago Alfonso. Eso fue lo máximo, yo soy de los que digo que al que Santiago lo mira y le pone las manos, es una estrella. Y Santiago escogió del elemento joven, un grupo de nosotros que teníamos condiciones naturales, y entonces empezó a meternos en el mundo de la danza moderna y en el mundo del ballet, de la técnica moderna, la técnica clásica para acondicionar nuestro cuerpo.

En el año 1966 ya estando en el CFN se realizaron exámenes para seleccionar bailarines solistas y, todos los bailarines se presentaron a ellos. El supraobjetivo de esa solicitud era elegir intérpretes que representarían los personajes de Changó, Oggún y Yemayá. Dentro de aquella lista estaban Johannes García, Andrés Peñeira, Gerardo Pelladito, Roberto Borrell y Manolo Micler.

En la selección, O´Farrill fue escogido para interpretar a Changó: su calidad como bailarín así lo evidenciaba. Seguidamente fue realizada la prueba para seleccionar el intérprete de Oggún, y, por su calidad como bailarín, su ritmo inigualable, la caracterización del oricha y su altísimo nivel interpretativo, O´Farrill también es el escogido.

Ese año 1966 fue muy importante pues aconteció su primera actuación como solista en los papeles de Changó del Ciclo Yoruba y como solista del Ciclo Gongo. Aunque desde entonces las opiniones sobre su manera de bailar a Changó empezaron a nutrir el imaginario de la danza folklórica, vale la pena tener presente lo expresado por Rogelio Martínez Furé:

Alfredo O´Farrill es el bailarín folklórico que logra llevar la danza, del hecho folklórico a la escena, a la proyección; sin perder nada del original, es decir, de sus raíces, sin cambio alguno. Rogelio Martínez Furé

En el año 1970, el Maestro O´Farrill realizó su primera gira internacional por Europa. Recordada como una gira exitosa, en la relación de países estuvieron: Checoslovaquia, Polonia, Bulgaria, Unión Soviética y Alemania. Muchas historias sobre la misma se cuentan y, constituye un leitmotiv cómo este bailarín lograba poner de pie a un público que no tenía conocimiento de nuestros bailes folklóricos ni dominaba nuestra cultura.

En el último de los países, en Alemania, mientras O´Farrill bailaba el Ciclo Congo se enterró un clavo en el pie. En la Tesis de Diploma Imagen folklórica de un bailarín, autoría de María Campos Montes de Oca, se reseña de manera anecdótica:

(…) sus compañeros bailando empiezan a ver marcas de sangre por todo el escenario, pero nadie sabía quién era y comenzó el comentario de que alguien se había cortado. En un momento de la danza Alfredo tiene que quedarse estático, entonces se percató que al mirarse al pie lo tenía cubierto de sangre, y automáticamente le comenzó a doler. Era en el momento que le correspondía hacer el solo de baile del Maní. Dicen que lo bailó con tanta fuerza y rapidez que el público se puso de pie en una ovación cerrada. Finalmente fue atendido y recibió siete puntos en la herida. Posteriormente tuvo una entrevista en la que manifestaron que él logró lo que nadie en el mundo había sido capaz de obtener, pues el público alemán se caracterizaba por ser seco y frío. (Campos, 1997:16/17)

Otro de los momentos notorios de su vida artística junto al CFN fue cuando se estrenó la obra “Alafin de Oyó”, autoría de Lázaro Ross. Preparados los bailarines del Conjunto con profesores de actuación se les efectuó la prueba solo a cinco de ellos, y de esa selección, los protagonistas fueron Johannes García y Alfredo O´Farrill. Ambos fueron nuevamente examinados para decidir quién estrenaría la obra: por la calidad de la ejecutoria danzaria fue escogido O’Farrill. Esta obra se escenificó en el Teatro Mella y quedó en el imaginario del público la inolvidable interpretación que hiciera del oricha Changó el maestro Alfredo O´Farrill.

Al hacer un recorrido por la década del setenta, puede decirse que esta fue de mucha actividad artística y ello le dio la posibilidad de madurar como solista y de consagrarse en su vida profesional. Por ejemplo, en 1973, participó en el Festival de Arte Popular Cubano como bailarín solista de Oggún y Changó con la obra “Yorubá Iyesá”. Los especialistas han afirmado que ese debut fue su éxito rotundo, el climax de su carrera: en él demostró todos los conocimientos que había adquirido en el Conjunto Folklórico Nacional.

Otro momento fue cuando le correspondió bailar la obra “Abakuá”, tuvo que realizar un gran esfuerzo tanto artístico como investigativo pues su conocimiento sobre esa manifestación danzaria no era amplio.

En 1974, el CFN asiste al II Festival Cervantino, en México. En su noche competitiva, Alfredo O´Farrill bailó el solo de Changó. Esa ejecución dio al CFN el Premio Bandeja de Plata, y un Primer Lugar compartido con el Conjunto Folklórico de México. En el Festival de Dijòn, Francia, recibieron los premios El Tonel de Oro y el Collar de Plata.

La década del ochenta la recibe siendo ya primer bailarín y solista del CFN. En 1980, en la obra “Baroko”, interpreta al Íreme Eribangandó, verdadera prueba de fuego. En ese mismo año, participa en el estreno de la obra “Tumba Francesa”, en gira que tuvo lugar por Canadá y los Estados Unidos.

Sin embargo, no puede olvidarse que O´Farrill también era percusionista. En 1981 se presenta en “Concierto de Percusión I y II”; constantemente apoyaba las puestas en escena del CFN interpretando los instrumentos de percusión, cuando otros de sus compañeros bailaban.

Como él mismo relata, su amistad con Jesús Pérez, percusionista fundador del CFN, lo llevó a conocer desde la práctica los toques de los tambores batá. En su tiempo libre, recibía clases de percusión e inició con los tambores de fundamento manteniéndose durante 16 años en el grupo de Jesús Pérez. Posteriormente, aprendería la percusión en las tumbadoras con Ricardo Jàuregui, quien lo adentró en los saberes de la rumba, el abakuá, el arará y otros. De sus profesores de percusión también hace mención de Carlos Aldama.

Pese a no ser evaluado como percusionista, integró agrupaciones que iban a diferentes sitios del país a recibir cursos de percusión para aprender los diferentes toques de la amplia geografía cubana. Con aquella sumatoria de conocimientos se presentó a la primera evaluación que hizo el CFN a los percusionistas. Al concluir, Alfredo O´Farrill obtuvo la calificación de percusionista A.

Larga e intensa fue su estadía en el CFN. Grandes sus méritos e importante su labor como intérprete y como formador de otros bailarines y percusionistas. En 1993, O´Farrill se retiraba de la vida activa como bailarín y comenzaba a trabajar en el Instituto Superior de Arte.

Presencia y labor en el Instituto Superior de Arte

Alfredo O´Farrill llegó al Instituto Superior de Arte con todo aquel conocimiento aprendido de Trinidad Torregrosa, Jesús Pérez, Lázaro Ross, Nieves Fresneda, Manuela Alonso, José Oriol Bustamante, Luisa Barroso y Zenaida Hernández, por eso no es de extrañar que fungiendo como profesor instructor en el Departamento de Danza Folklórica de la Facultad de Arte Danzario, se convirtiera en un docente que no solo preparaba a sus estudiantes, sino que también contribuía con la superación de los profesores del citado Departamento.

Su experiencia como primer bailarín y el dominio de todos los pasos y toques en las disímiles manifestaciones folklóricas, lo convirtieron en el profesor principal de la especialidad. En sus inicios, revisó programas, contribuyó en la preparación de percusionistas para la docencia y, asistió a profesores y especialistas en investigaciones que tributarían a Tesis de Diploma, Tesis de Maestrías y de Doctorado. En igual sentido, ha realizado una labor extensionista y sociocultural también destacada.

Desde sus años de bailarín en el CFN, fue profesor en el Conjunto Nacional de Danza Moderna y allí aprendió a segmentar cada uno de los movimientos de las diferentes partes del cuerpo, al tiempo que estudió cómo se movían. Entonces inauguraba, desde la enseñanza, la ejecutoria de la danza folklórica de ascendencia yoruba y hacía realidad su planteamiento de que el profesor de folklore ha de ser un buen intérprete de la danza.

Cuando el maestro Santiago Alfonso salió del CFN, Alfredo O´Farrill fungió como profesor de Técnica y allí estuvo durante 12 años. A ese desempeño debe agregarse que impartió Rumba, Abakuá, Folklore Yoruba. Y, fuera de los marcos del CFN, colaboró tanto con artistas aficionados como con consagrados -tanto en nuestro país como en otras partes del mundo- llevando sus conocimientos de la danza folklórica cubana.

Alfredo O´Farrill, desde el posicionamiento de un mecanismo formativo particular, ha contribuido a la potenciación del desarrollo de la danza folklórica de nuestro país y a la sistematización de un método centrado en la escucha, la combinatoria del canto con el toque del tambor y la oralidad.

Este destacado intérprete ha sabido dialogar, desde el respeto al foco folclórico, con el aprendizaje de técnicas provenientes de saberes que bebió de portadores empíricos de la danza folklórica y, en especial, de bailarines y percusionistas del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba.

Enfrascado en la conservación de los bailes folklóricos, y, en medida mayor, los dedicados a los Orichas, ha contribuido a esa protección y a la elaboración de un cuerpo de tipo metodológico receptor de quienes no provenían de los marcos académicos.

Reconocimientos

Por su destacada labor ha recibido numerosos premios y reconocimientos tanto en Cuba como en otras latitudes, donde puso en alto los valores de la cultura cubana. Entre estos lauros están:

Se le realizó un documental titulado Alfredo O’Farril, Papá Shangó, dirigido por Pedro Maytín Tejeras y auspiciado por la Agencia de Representaciones Artísticas Caricatos, como un homenaje a uno de los grandes nombres que enriquecen la cultura cubana.

Referencias

Fuentes