Batalla de Creta
| ||||||||||||||||||||||||||||||||
Batalla de Creta: realizada durante la Segunda Guerra Mundial entre el 20 de mayo y el 1 de junio de 1941. La invasión de Creta fue llevada a cabo exitosamente bajo el nombre código Operación Merkur (Mercurio), siendo la única gran operación aerotransportada llevada a cabo por la Wehrmacht, ejército alemán en este periodo.
Sumario
Resumen de los Hechos
El 6 de abril de 1941, la Wehrmacht había iniciado la Operación Marita, la cual culminaría exitosamente el 30 del mismo mes. Para concretar la campaña de los Balcanes sólo restaba invadir Creta. La elección de esta isla griega como objetivo militar se debió a que había en la misma dos aeropuertos británicos, desde los cuales los ingleses podían lanzar ataques aéreos a los pozos petroleros de Ploesti, Rumania, los cuales eran vitales para la aceitada maquinaria bélica de Adolfo Hitler cuando éste iniciara la Operación Barbarroja el 22 de junio de 1941. Es por eso que, el 28 de abril de 1941, el Führer firma la Directiva Nro 28, la cual ordenaba el inicio de la Operación Merkur. La invasión sería llevada a cabo por la 7ª División Aerotransportada, perteneciente al XI Cuerpo Aerotransportado, comandado por el General Kurt Student, y por la 5ª División de Montaña, bajo el mando del General Julius Ringel.
Desarrollo de la batalla
Primera oleada
Se decide desembarcar en los alrededores de Máleme a primera hora del 20 de mayo y en Retimo y Iraklión, por la tarde, siendo la primera oleada de ataque de unos 3.000 hombres. Para el salto de vanguardia contaban la 7ª División Aerotransportada y el Regimiento Paracaidista de Asalto, con el plan inicial de intentar la conquista del algún aeródromo de Chipre y desde allí formar una plataforma para que la 5ª División de Montaña pudiera ser transportada en avión. Portando estos solamente armas ligeras, porque las colectivas se lanzarían luego en empaques y las pesadas llegarían por vía marítima.
Al oeste de la isla, se lanzaría el mayor general Eugene Meindl con su grupo Cometa y trataría de conquistar Máleme, contando con 2.400 hombres en cuatro batallones; 300 hombres en 53 planeadores DFS, 80 hombres del mayor Braun en 9 DFS tomarían el puente sobre el río Tavranitis ; el mayor Koch con la 3ª y 4ª compañías de paracaidistas atacarían la cota 107, defendida por los ingleses y los Junkers JU-52 lanzarían el II Regimiento del mayor Stenger, el IV regimiento del mayor Geriche y el III Regimiento del mayor Sherber; al este, el grupo Orión, del coronel Bruno Bräuer, que se encargaría de la conquista de Iraklión, por el centro el grupo Marte, del mayor general Wilhem Süssman, con 270 hombres de la 1ª y 2ª compañías del I Regimiento , mientras el resto del I Regimiento y el II Regimiento de Paracaidistas se lanzarían para dominar el valle de la Prisión , La Canea y Suda.
A la una de la madrugada del 20 de mayo, el coronel von Trettner, jefe del estado mayor de operaciones, telefoneo al dormitorio del general Student en el hotel Grande Bretagne, despertándolo, avisándole de que se había avistado una gran fuerza naval británica al sur de Creta. Esto significaba que los ingleses estaban al tanto de la operación y que reunían buques de guerra, para trasformarlos en plataformas de cañones antiaéreos con los cuales bombardear a los lentos Junkers 52 que transportaban las tropas. El primer avión de asalto debía partir dentro de tres horas, pero Student , replicó ;” No es razón suficiente para cambiar los planes ni para despertarme, Buenas noches”.
Segunda oleada
La segunda oleada saltaría sobre Retimo y Iraklión , el I y III FJR y el I el grupo Orión con el 2º Regimiento Paracaidista más un batallón de refuerzo. Pero el día 18 de mayo, sucedió un hecho que puso al descubierto los planes alemanes, la D.C.A. británica derribó un aparato de reconocimiento alemán, salvándose el piloto y el observador, lanzándose en paracaídas, siendo recogidos por una barca pesquera cretense, los pescadores fingiendo ser simpatizantes nazis se mostraron dispuestos a esconderlos, los pilotos les dijeron que la invasión empezaría dentro de dos días. Viendo lo que se le venía encima, el general británico Freyberg, mando supremo de la isla, envió la consigna “Cromwell”, señal de alarma, el día 19 sus fuerzas comprendían 41.500 hombres, británicos, neozelandeses, australianos y griegos, con la artillería disponible, algunos morteros de 76 mm. y 9 cañones franceses e italianos enviados por Wavell y tomados al enemigo en Egipto. Mandó evacuar a las mujeres y niños, y el 19 de mayo, el rey Jorge II abandonó la “Villa Kapina” para trasladarse al pabellón de su primer ministro.
Sobre las 9,30 de la mañana del día posterior, las primeras fuerzas tomaron tierra cerca de “Villa Kapina”, abandonada el día anterior por la familia real, dos centenares de paracaidistas irrumpieron en la villa, no encontrando al monarca pero sí el Gran Cordón de la Jarretiera y el resto de sus joyas. El monarca, el príncipe Pedro, el coronel Levidis, jefe de protocolo, el primer ministro Tsuderos y Vavaressos, gobernador del Banco de Grecia, huían hacía las montañas, escoltados por una sección de neozelandeses del 18 batallón, al mando del teniente W.H. Ryan y el coronel Blunt y unos cuantos policías griegos. Tuvieron una escaramuza con los paracaidistas alemanes , pero fueron bien cubiertos por los neozelandeses, mientras Ryan le ordenaba al rey que se desprendiera de sus condecoraciones y bordados, pero al fin fueron descubiertos y salvados por una partida de partisanos.
El 20 de mayo de 1941, tal como estaba previsto a las 6,00 horas de la mañana, la Luftwaffe , lanzaba su VII cuerpo del aire, con Von Richtofen a la cabeza, con sus Dorniers 17 y Junkers 88 , seguidos por los cazabombarderos encargados de ametrallar sus objetivos, los cañones Bofors , se cebó especialmente en los aeródromos de Máleme y de Iraklión, con una primera oleada. Una hora más tarde empezó el cielo cretense a cubrirse de los paracaidistas alemanes.
Al mediodía la mayor parte de los alemanes que habían desembarcado al este de Máleme habían perecido o hechos prisioneros. Sin embargo, al oeste en un torrente de una anchura de 600 metros , otros habían conseguido reorganizarse y recibían todo tipo de suministros desde el aire. Cerca del campo de la R.A.F. no tardaron en progresar avanzaron hacía la cota 107, en la cual estaba situado el puesto de mando del teniente coronel Andrew, el comandante en jefe de los maoríes, el cual abandonó precipitadamente dicha cota.
El I Batallón Paracaidista del ya citado von der Heydte cayó muy concentrado y avanzó hacía el pueblo de Penivolia, mientras el II Batallón Paracaidista sufrió unas 150 bajas al tomar tierra en la zona de Galatás, pero amenazó las posiciones neozelandesas. El III Batallón cayó disperso al este de Glatas y fue atacado inmediatamente por los neozelandeses y el Batallón de Ingenieros encontró también gran resistencia de las tropas griegas.
El otro objetivo principal de los alemanes en los sectores de Máleme y Suda era el valle Ayía, al suroeste de Canea, conocido por el valle de la Prisión, por los edificios bajos y blancos de la cárcel de Ayía. Aquí uno de los oficiales neozelandeses considerado de los más aptos, cometió el error de no fortificarse en la Prisión, un rectángulo de edificios inmune a los disparos de fusil alemanes. Mientras los aviones que transportaban el estado mayor del fallecido general Süssmann, aterrizaron entre la prisión y el lago Ayía e inmediatamente les siguieron oleadas de aviones de transporte que lanzaron a tres batallones del 3ª Regimiento de paracaidistas y al batallón de ingenieros. El general de brigada Meindl, jefe de estado mayor de la división, se negó a viajar en el planeador, también hizo lo propio el comandante conde von Uxküll el cual se lanzó en paracaídas. Una gran parte de su batallón del 3er. Regimiento cayó sobre las posiciones, bien camufladas de los 18º y 19ª batallones neozelandeses y sufrieron muchas bajas.
El cuartel general de los alemanes en Atenas no tuvo noticias hasta el mediodía y los aviones de la segunda oleada llegaron a Creta dispersos y con considerable retraso. Estaba previsto que los cazas y bombardeos sobrevolasen las isla a las 15,00 horas y esperaron hasta las 16,15 que agotaron sus reservas de combustible y tuvieron de regresar a sus bases.
Creta era diferente, sin lugar a dudas, inmersos en la trepidante lucha, ambos bandos no tuvieron muy en cuenta las normas de la Convención de Ginebra. En ambos bandos se dieron numerosos casos de soldados y oficiales que mataron a sus prisioneros. Se cuenta que los paracaidistas del 3er batallón del 3º regimiento atacaron al hospital de campaña, situado a dos kilómetros al norte de Daratsos, al parecer forzando a los prisioneros británicos a hacer de escudos humanos. La diferencia principal de la guerra en Creta era la de los “civiles no alistados” a diferencia de otros grupos de la resistencia en el resto de Europa, aquí empezaron a tomar conciencia de que se había de evitar la invasión como fuera, mientras en otras naciones conquistadas surgían estos grupos al año o más tarde de ser invadidos.
A las 17 horas, comenzó el ataque en el sector de Iraklión. Los cañones Bofors de los australianos, las “pom, pom” antiaéreas y las ametralladoras abatieron quince Junkers, incendiándose los aparatos en el momento en que los paracaidistas iban a saltar y los paracaídas llamearon al viento. El batallón de York y Lancaster y los griegos defendían la ciudad de Iraklión, mientras el coronel Braüer , jefe del 1er. Regimiento Paracaidista , tomó tierra con el I Batallón al este del aeródromo sin poder ocuparlo. Al oeste, el II Batallón tuvo más de 400 bajas al aterrizar y sufrieron un duro castigo. El III Batallón tomó tierra y chocó contra las tropas inglesas y griegas, mientras el III Batallón del 2º Regimiento , llegó sin problemas y bloqueó la carretera de la costa.
Los alemanes, tenían la certeza, según sus servicios de inteligencia de que los cretenses les darían la bienvenida y se llevaron una sorpresa mayúscula , y por ello la magnitud de sus bajas los enfureció. Ya que solo el primer día de combate perdieron 1.856 paracaidistas, rondando los dos mil después que empezaran a fallecer los heridos más graves. Siendo imposible calcular a cuantos de ellos habían dado muerte los cretenses, pero los alemanes quedaron fuertemente impresionados ya que esperaban que el enemigo quedara fuertemente impresionado por el llamado Furor Teutonicus, inspirándose claramente en la Furia Española en Flandes. Al no poder doblegar la resistencia de los civiles, tradicional en la historia de Creta, ofendió el sentido prusiano del orden militar y desencadenaron una violenta represión contra los civiles.
Student, al anochecer llegó a la conclusión que la situación era desfavorable, comprendió que si no tomaba alguna de las pistas durante la primera noche habría de depender de los refuerzos por vía marítima, y decidió apoyar al Sturm Regiment que había tomado parte del aeródromo de Maleme y llevó allí a la 5ª División de Montaña. La noche fue crítica para los neozelandeses, los cuales machacados por la Luftwaffe , solo disponían de unos 200 hombres en condiciones de combatir. Los alemanes no habían podido tomar Retimno, ni Iraklión, pero Máleme corría el peligro de caer sus manos.
A medida de que caía la noche del 20 de mayo, los comandantes supervivientes en el sector Máleme-Gallatas, presintieron que habían perdido, sin tomar ni el aeródromo de Máleme, ni el puerto de La Canea, ni el pequeño pueblo de Kasteli Kisamu, con unas pérdidas importantes y a la espera de que un contraataque británico complicara aún más las cosas. Siendo Student, en Atenas, el único dispuesto a seguir con la invasión. Richthofen, comandante del VIII cuerpo del aire, Lörh, comandante de la 4ª fuerza aérea y List , comandante del XII ejército, desaconsejaban la operación. Aquí también, Freyberg perdió la oportunidad de lanzar un enérgico contraataque, pero éste había mostrado poco interés en Máleme y solo se llegó a lanzar uno sobre el valle Prisión, por medio de Puttick, el cual envió dos compañías y tres carros de combate , cifra exigua contra los 1.300 paracaidistas de Heidrich.
Tercera oleada invasión de las tropas anfibias
En la mañana del 21 de mayo , la flotilla del contraalmirante Glennie, formada por los cruceros Dido, Orión y Ajax ,más cuatro destructores, fueron duramente atacados por los aviones alemanes, durante más de cuatro horas y suerte tuvieron de escapar sin grandes pérdidas, mientras más el este, la fuerza del almirante King, perdía al destructor Juno. Mientras tanto los mensajes del servicio de inteligencia revelaron que habían detectado el convoy alemán entre Milos y Máleme y se envió al almirante Glennie , a bordo del Dido, más el Orion y el Ajax y los destructores, Janus, Kimberley, Hasty y Hereward y pronto trabaron combate con el Lupo, italiano . el cual les envió una ración de torpedos y pasó , valientemente entre los cruceros enemigos, pero el Dido le alcanzó con dos dianas , antes de que el Ajax lo enviara al fondo del mar, con una andanada a bocajarro.
Los reflectores de los buques ingleses que inundaban de luz el mar, detectaron en seguida los caiques , en los cuales los soldados alemanes blandían pañuelos en señal, inequívoca de rendición, cosa que el capitán del Dido, obvio y mandó abrir fuego a sus cañones. Con la ayuda del radar, los destructores persiguieron, con saña, a los caiques, que trataban de huir de los reflectores y los oficiales artilleros enronquecían dando órdenes de fuego a discreción, contra todos los blancos posibles, fueran caiques, botes salvavidas, balsas de caucho o según fuentes alemanas, grupos de hombres con chalecos salvavidas que nadaban o se aferraban a los mástiles. A pesar de la intensidad del fuego, solo murieron 327 hombres, el resto fue recogido por buques alemanes e hidroaviones y solo uno de los caiques logró llegar, con su dotación entera de 3 oficiales y 110 soldados, al cabo Spaza, al oeste de Máleme.
Sin embargo ya habían llegado a la isla más de 5.000 paracaidistas y ambos bandos tenían muchas bajas y los alemanes no habían podido conquistar ningún aeródromo , pero los aliados del general Freyberg, estaban menos entrenados y contaban con aparatos de menor alcance y no podían controlar la batalla.
Fuentes
- Cardona Gabriel, La batalla de Creta, Historia de la Segunda Guerra Mundial.
- Beevor Antony, La batalla de Creta, memória crítica.

