Operación Barbarroja

Operación Barbarroja
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Parte de Segunda Guerra Mundial
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Adolf Hitler, junto a sus generales planeando la Operación Barbarroja.
Fecha Del 22 de junio al 5 de diciembre de 1941
Lugar Europa Oriental, Unión Soviética
Beligerantes
Bandera de Alemania Nazi Alemania Nazi
Bandera de Rumania Rumania
Bandera de Finlandia Finlandia
Bandera de Hungría Hungría
Bandera de Italia Italia
Bandera de Eslovaquia Eslovaquia
Bandera de Croacia Croacia
Bandera de la Unión Soviética Unión Soviética
Comandantes
Fuerzas en combate
5-5,5 millones en julio
5,6 millones en diciembre
5 millones en enero de 1942
6,2 millones en mayo de 1942
4.500 tanques
37.000 piezas de artillería
4.000 aviones
19.000 trenes
750.000 caballos
600.000 vehículos
3-4,7 millones en julio
5,2 millones en diciembre
4 millones en enero de 1942
5,5 millones en mayo de 1942
20-26.000 tanques
35-50.000 piezas de artillería
12.000 aviones
Bajas
174.000 muertos
36.000 desaparecidos
604.000 heridos
802.191 muertos , 3.635.482 perdidos/capturados

Operación Barbarroja. Realizada desde el 22 de junio de 1941 al 5 de diciembre de 1941, por Adolf Hitler como plan de invasión a la Unión Soviética por parte de las Fuerzas del Eje durante la Segunda Guerra Mundial.

Hecho que abrió el Frente Oriental, el cual se convirtió en el teatro de operaciones más grande de la guerra, y escenario de las batallas más grandes y brutales del conflicto en Europa.

Resumen de los hechos

Hitler ha sido acusado de desarrollar una política en la que la mentira era considerada como un instrumento más para ser utilizado en el engrandecimiento de Alemania, nada nuevo por otra parte ya que este dudoso concepto moral ha sido utilizado por gran parte de los políticos de todos los tiempos y todo indica que así seguirá siendo. El caso es que la palabra del dirigente germano fue perdiendo credibilidad progresivamente en los círculos internacionales hasta llegar al desastre de 1939, es decir, a la guerra.

Sin embargo en una cuestión fue absolutamente sincero desde siempre; la expansión natural de Alemania debía realizarse hacia los países eslavos del Este. Ya en 1924, cuando escribió Mein Kampf durante su breve y cómodo período de prisión en la cárcel de Landsberg, quedaba esta idea diáfanamente explicada en sus páginas y en numerosas intervenciones públicas posteriores se ratificó en ella.

La agresión contra Polonia fue lógica consecuencia de lo anterior. Pero el 3 de septiembre el Führer se encontró con las declaraciones de guerra de Francia y Gran Bretaña encima de la mesa. No se esperaban, el gobierno germano estaba convencido de que esta situación no se produciría. Que las democracias, pese a sus advertencias la cancillería de Berlín, no guerrearían por la remota Dantzig lo había asegurado el incompetente ministro de Exteriores Joachim von Ribbentrop, asimismo, Hermann Goering, el segundo hombre del régimen, pensaba de la misma manera. En cualquier caso los temores al fracaso, si los hubo, fueron rápidamente disipados por las grandes victorias en las llanuras polacas y la pasividad de franceses y británicos en el Oeste.

Sometida Polonia, Hitler se dirige a los aliados desde el Reichtag el viernes 6 de octubre ofreciendo la paz. No hay respuesta, los alemanes están un tanto perplejos, no comprenden la obstinación del enemigo. No la comprenden porque no tienen en cuenta la política tradicional, de siglos, inglesa de no permitir nunca una sola nación hegemónica en Europa.

Si los británicos nada pueden hacer ya por los polacos, en realidad nunca hicieron nada militarmente hablando, y Alemania no tiene interés en atacar a Francia ni en amenazar al Imperio Británico. Lo que Hitler necesitaba, pese a su pacto contra natura con Stalin de Agosto del 39, era tener las manos libres para poder lanzarse sobre la podrida, creía él, que así era la estructura del régimen soviético y para ello necesitaba firmar la paz con los occidentales para no tener que luchar en dos frentes simultáneamente como en la Primera Guerra Mundial, situación estratégica que ponía los pelos de punta a los generales alemanes.

El desarrollo de la guerra llevaría a Alemania a pelear no solo en dos frentes, Africa y Rusia, sino en tres frentes a la vez a partir de Junio del 44; en Rusia, en Francia y en Italia.

Durante ocho meses se estuvieron enseñando los dientes ambos bandos en la frontera germano-francesa en el período que dio en llamarse la guerra tonta pero sin osar aventurarse en cualquier acción militar de envergadura. Los intentos por llegar a una solución política de la guerra no tuvieron éxito y Hitler se dio cuenta de que la única manera de salir del atasco era el ataque. El 22 de junio los galos firmaban el armisticio tras haber sido derrotados en cinco semanas por los alemanes.

Ahora la situación era totalmente nueva, pese a la derrota gala el nuevo jefe del gobierno británico, Winston Churchill, vociferaba desde Londres amenazando, con raras dotes proféticas, a Alemania con males apocalípticos si no se retiraba a sus fronteras inmediatamente. Seguía sin existir posibilidad alguna de acuerdo político pero ahora la amenaza del frente francés había desaparecido.

Por otra parte, Hitler sabía que la invasión de Inglaterra era imposible, no tenía medios, pero los ingleses tampoco estaban en condiciones de cruzar el canal ni lo estarían en mucho tiempo así pues el peligro de un ataque británico en el continente era inexistente. Además, el proyectado ataque a la URSS no duraría mas de cuatro meses en el peor de los casos, período demasiado corto como para que los británicos de reorganizasen.

No había en este momento ningún frente abierto en el continente, la ocasión se presentaba propicia. El 2 de julio de 1940 el canciller alemán comunica al jefe del OKW (el Estado Mayor del Ejército) el generalFranz Halder su decisión de atacar a la URSS y le ordena la preparación de los oportunos planes de campaña. La mayoría del generalato responde con asombro y muchas reservas cuando conocen las intenciones del Führer.

Planea sobre ellos el fantasma de Napoleón y su terrible retirada a través de las estepas en 1812. Halder encarga al general de Estado Mayor Marcks el diseño de un plan concreto de ataque que responda a las directrices de Hitler; rapidez, avance en profundidad de las fuerzas acorazadas apoyadas por la Luftwaffe y embolsamiento y posterior aniquilación de los ejércitos enemigos por la infantería.

Hipótesis de trabajo

  • En primer lugar se consideraba que el Ejército Rojo estaba a falta de mandos competentes debido a las masivas purgas de oficiales, generales y mariscales llevadas a cabo por Stalin en 1937-1938, muy bajo de moral y con un equipamiento deficiente, por ello la resistencia no se esperaba que fuera muy férrea. Unos cuantos golpes severos y la confusión se extendería sobre las fuerzas soviéticas.
  • En segundo lugar también era indiscutible que la situación política interna de la URSS estaba dominada por la inestabilidad de manera que una presión externa lo suficientemente fuerte provocaría la descomposición inmediata del sistema comunista.
  • En tercer lugar también era indiscutible que la inferioridad natural de los eslavos frente a los arios haría inútil la gran superioridad numérica de los soviéticos.
  • En cuarto lugar la campaña se debía desarrollar en un máximo de doce semanas para evitar combatir durante el riguroso invierno ruso. Por último el ataque se iniciaría a mediados de Mayo. Como se demostrará en los siguientes seis meses a la invasión las tres primeras premisas eran falsas y las otras dos no se cumplieron.

Pero el general Marcks debe partir de estos supuestos axiomáticos que él no puede poner en duda. Rusia tiene tres posibles vías de penetración. Al Norte la que conduce a Leningrado (antigua San Petersburgo que hoy ha recuperado su anterior nombre) a través de los países bálticos y la costa del mismo mar.

La segunda en el Centro es el camino en línea recta hacia Moscú que pasa por la capital de Bielorrusia, Minsk, para seguir por Smolensko hasta la capital soviética. Por último la ruta del Sur hacia el granero de Ucrania, su capital Kiev, la estratégica península de Crimea y por fin los ansiados campos petrolíferos de la zona del Cáucaso.

Napoleón optó por la vía central, por el ataque directo a la capital cuya caída provocaría la rendición del Zar. También se equivocó. Moscú cayó, mejor dicho las ruinas de Moscú incendiado por los propios rusos, y el Gran Corso, no supo que hacer con su conquista. Sin víveres ni suministros y sin posibilidad de encontrarlos en las desoladas estepas no tuvo más remedio que iniciar la retirada hacia el Oeste, retirada que se convirtió en la dantesca tragedia de todos conocida.

Marcks recibió la orden de preparar el ataque por las tres vías citadas de forma simultánea. El 2 de agosto de 1940 el general presentó sus planes a sus superiores. En síntesis Marcks abogaba por un potente ataque central en dirección a Moscú acompañados por otros dos laterales, menos intensos, uno hacia Kiev y el otro en dirección a Leningrado.

Estimaba necesarias 110 divisiones de infantería acompañadas de las correspondientes unidades de artillería hipomóvil (en su momento de emplearán más de 600.000 caballos), 24 divisiones acorazadas (llamadas Panzer) y 12 de infantería motorizada para acompañar a los carros en su rápido avance. Todo ello bajo el paraguas defensivo y ofensivo de la poderosa Luftwaffe.

Inicio de los preparativos

Lo primero es apostar el ejército en posiciones favorables para el ataque. Con el pretexto de alejar a las tropas alemanas de la aviación enemiga y de equilibrar la situación estratégica de defensa del país se justifica el traslado de las mejores unidades a acantonamientos cada vez más próximos a la Union Soviética. El problema de la logística es arduo. Si ya en Grecia los problemas de los suministros fueron de tal calibre que impidieron una victoria aún más rápida en Rusia las dificultades se van a multiplicar por mil.

El programa se va desarrollando al pasar de los meses según los plazos previstos, se acumulan municiones, combustibles y pertrechos. Se establecen enormes almacenes en lugares adecuados para poder trasladar sus productos rápidamente al frente, se intensifica el entrenamiento de las unidades. Todo va bien, a pesar del escepticismo de muchos jefes alemanes, constante contra la que siempre tendría que luchar Hitler, que empaña levemente el optimismo de los jerarcas del partido cuyas motivaciones ideológicas eran más fuertes que los temores al potencial de Rusia que, como antes se mencionaba, consideraban en plena descomposición política y por lo tanto incapaz de defenderse.

Pero el 28 de octubre de 1940 Mussolini, celoso de las grandes victorias alemanas, tiene la ocurrencia de Atacar a Grecia desde Albania. El resultado es que cinco meses después los italianos están a punto de ser arrojados al mar por los helenos. Hitler no tiene más remedió que intervenir para salvar a su aliado. Para ello, de mala gana pero con toda energía, desencadena el 6 de abril de 1941 la Operación Marita, la invasión de Grecia y Yugoslavia que le conduce a otra clamorosa victoria en cuatro semanas.

A primeros de Mayo ambos países están sometidos y la zona balcánica pacificada. Pero tras la vertiginosa campaña los vehículos deben ser reparados, los hombres tienen que descansar, las bajas tienen que cubrirse y hay que trasladar nuevamente al ejército a las posiciones de ataque en el Este. Es imposible atacar a la URSS en la fecha prevista, la invasión se retrasa cuatro semanas hasta el 15 de junio.

Se dan los últimos toques. El viernes 6 de junio Hitler ordena a sus altos mandos militares fusilar sin juicio a todos los comisarios políticos que caigan en sus manos. Unos lo harán, otros no. El 7 se reúne con el rey Boris de Bulgaria para señalarle la contribución de su país a la futura invasión. El 12 es el jefe del gobierno rumano Ion Antonescu el que acude a la cancillería de Berlín para recibir instrucciones.

El 13 dificultades de última hora obligan a los alemanes a posponer el ataque previsto para el 15 mientras que la recién creada agencia de noticias soviética Tass desmiente que existan concentraciones de tropas alemanas en la frontera común y la existencia de cualquier tensión entre ambos países. El 14 las tropas soviéticas toman posiciones en Lituania. El 17, entre una tempestad de rumores alarmistas, Hitler fija la fecha definitiva de la invasión para el día 22 a las 4 de la madrugada cuyo nombre en clave se hará fomoso; la Operación Barbarroja en recuerdo del gran Emperador de Alemania y del Sacro Imperio Romano-Germánico de finales del siglo XII Federico I Barbarroja.

El sábado 21 A la 16,45 los soviéticos captan un radiograma dirigido al I Ejército acorazado de von Kleist: “Narraciones sobre los héroes de Wotan. Nocar 15". Era la señal para atacar a la URSS pero los servicios de información de Stalin no supieron descifrarlo. Todo está preparado para el inicio del primer acto de la gran tragedia que iba costar más de veinte millones de muertos durante casi cuatro años de combates, bombardeos y operaciones de exterminio. La noche anterior Hitler ha salido de la Cancilleria discretamente, para instalarse por primera vez en su cuartel general del Este de Prusia llamado "La guarida del lobo". Estaba situado en los bosques de Gorlitz cerca de Rastenburg (hoy Ketrzyn).

Desarrollo de la Operación

Junio-Julio

Tras destruir sus libros de claves y demás documentos secretos el embajador alemán en Moscú, von der Schulenburg, solicita una audiencia inmediata al ministro de exteriores soviético y presenta a Viacheslav Molotov la declaración de guerra en las primeras horas de la madrugada del domingo.

Alemania comienza la invasión de la URSS. Casi dos tercios del ejército alemán se ponen en marcha; 625.000 caballos, 600.000 vehículos, 3.350 carros de combate, 7.000 cañones y 3.000.000 de hombres forman las fuerzas alemanas en el frente del Este. La Luftwaffe dispone de 775 bombarderos horizontales (Junker Ju-88, Heinkel He-111 y Dornier Do-17), 310 bombarderos en picado (Junker-87 Stuka), 830 cazas ligeros (Messerchmitt Bf-109), 90 cazas pesados (Messerchmitt Bf-110) y 710 aviones de reconocimiento (Do-17 y Henschel-126), un total de 2.715 aparatos.

Básicamente aunque con muchas modificaciones se respetó el plan preparado por el general Marchs hacía casi un año. El Grupo de Ejércitos del Norte bajo el mando del mariscal Wilhelm von Leeb tenía la misión de ocupar Leningrado partiendo de Prusia Oriental avanzando a lo largo de la costa Báltica. Leeb disponía para ello de 7 divisiones de infantería, 3 divisiones acorazadas y algunas unidades complementarias, unos 130.000 hombres para la primera embestida.

Los blindados estaban mandados por el general Erich Hoeppner (IV Grupo de panzers). La infantería (XVI Ejército) estaba a cargo del general Ernst Busch. El mariscal Fedor von Bock era el jefe del Grupo de Ejércitos del Centro tenía encomendado el avance hacia Moscú por la ruta que pasaba por Mins y Smolensko. Esta unidad estaba formada por 42 divisiones de infantería y 9 divisiones acorazadas, algo más de 700.000 efectivos. Las fuerzas acorazadas eran mandadas por los generales Heinz Guderian (II Grupo de Panzers) y Hermann Hoth (III Grupo de panzers). Los generales Günther von Kluge (IV Ejército) y Strauss (IX Ejército) operaban con el resto del Grupo de Ejércitos.

Por último la misión de ocupar Kiev y el resto de Ucrania así como la península de Crimea era responsabilidad del Grupo de Ejercitos del Sur cuyo comandante en jefe era el mariscal Karl Gert von Rundstedt. El mariscal contaba con 37 divisiones alemanas, 15 rumanas, 2 húngaras, 2 italianas y 1 eslovaca, todas de infantería. Su fuerza acorazada estaba constituida por 5 divisiones de carros germanos, en total unos 800.000 soldados.

El general Paul Ewald von Kleist (I Grupo de panzers) estaba al frente de los tanques, el resto de los mandos eran los generales Walter von Reichenau (VI Ejército), Karl von Stülpnagel (XVII Ejército) y Ferdinand Schönert. Es decir que Alemania ataca en primera instancia con más del 50% de sus fuerzas de las que dispone para la campaña. Los soviéticos también han dividido el enorme frente en tres sectores guardados por unos cuatro millones y medio de hombres.

El Frente del Norte cuyos jefes eran el almirante Kuznetsov de la flota del Báltico y el mariscal Kliment Voroshilov que disponía de 28 divisiones de infantería y 3 cuerpos mecanizados. El Frente de Oeste, que se enfrentaba al Grupo Centro alemán, estaba mandado por el mariscal Dimitri Pavlov, 49 divisiones de infantería más 2 cuerpos mecanizados eran sus fuerzas. El Frente Sudoeste que defendía Ucrania estaba encomendado al mariscal Semion Budenny, muy leal pero también muy anticuado en sus concepciones militares.

El viejo soldado tiene a su disposición 64 divisiones de infantería y 5 cuerpos mecanizados. Mussolini solo es avisado por Hitler del ataque a altas horas de la madrugada. Tras la consiguiente pataleta por el desprecio, previendo una campaña corta y victoriosa para Alemania se apresura a declarar la guerra a la URSS y a preparar en los siguientes días, deprisa y corriendo, algunas unidades militares para enviarlas contra Moscú las cuales ofrece al Fuhrer. Tras algunos significativos retrasos y silencios al fin Hitler, que había sufrido ya las consecuencias de las limitaciones militares de su aliado, acepta la aportación italiana.

No tenía más remedio pues en el ínterin ya había respondido afirmativamente a la propuesta de Franco de enviar una división española de voluntarios para luchar contra el comunismo. Pero Hitler actuaba respecto a España con un interés concreto; involucrarla lo más posible en el conflicto. Por parte de Franco la maniobra política fue perfecta. El régimen no intervenía, eran los deseos "populares" anticomunistas los que reclamaban la intervención. La organización de la unidad de voluntarios correría a cargo de Falange y la no-beligerancia seguiría oficialmente virginal.

Satisfacía a Alemania, engañando al Fuhrer que no necesitaba una división, lo que necesitaba era apoyo político sin ambigüedades. El alemán consiguió lo primero pero no lo segundo y Franco consiguió lo que deseaba; tiempo para poder observar que sucedería y actuar en consecuencia. Aduciendo como casus belli un ataque contra una emisora de radio fronteriza llevado a cabo por los polacos, cosa que nadié creyó, Alemania lanza a sus ejércitos impetuosamente contra la inmensa URSS a las 4h 45m tras esperar algunos minutos el paso de la frontera de un tren cargado de precioso caucho soviético con destino a los almacenes germanos.

Sin embargo, el primer acto de guerra ya se había realizado en el Báltico cuando una hora antes se produce la primera acción naval entre germanos y soviéticos; las lanchas torpederas alemanas S-59 y S-60 hunden con sus peces de acero en aguas cercanas a Gotland al vapor enemigo Latvian. Justo con la alborada la Luftwaffe hace despegar a todas sus escuadrillas excepto a una limitada reserva de cazas por si se produjese algún improbable contraataque aéreo soviético.

Cuando aún no se ha tocado diana en los aeródromos soviéticos suenan las alarmas. Centenares de bombarderos He-111, Do-17 y Ju-88 dejan caer una alfombra de bombas sobre los aparatos, las pistas y las instalaciones mientras los pequeños bombarderos en picado Stuka atacan a baja altura blancos más pequeños y determinados. Todos ellos están protegidos por enjambres de cazas Me-109 que campan a sus anchas por los cielos soviéticos ametrallando aquí y allá lo que les parece oportuno.

El resultado fue que al final de la jornada, según fuentes soviéticas, más de 1.200 aviones enemigos habían sido destruidos, la mayor parte, unos 800, en tierra lo que dice poco en favor de los sistemas de alarma soviéticos. Un golpe que dejó paralizada de momento a la aviación roja con lo que la Luftwaffe pudo dedicarse a la tarea de apoyar tácticamente los avances de sus tropas. No está claro los rusos desclasifican sus documentos con cuentagotas el grado de sorpresa del régimen soviético ante el ataque alemán. Lo que sabía Stalin es que Hitler se preparaba para atacar y Hitler sabía que el georgiano lo sabía así que el ataque en sí no pudo entrañar gran sorpresa.

Si la hubo, fue producida por la fecha quizá prematura para los análisis de la Stavka, el Estado Mayor del Ejército Rojo formado por militares y curiosamente también por jefes políticos del Partido Comunista. Desde Londres Churchill, anticomunista visceral, actúa con rápidos reflejos políticos y este mismo día 22, sin esperar a más, ofrece en un discurso a través de la radio toda la ayuda que el Reino Unido pueda aportar a la URSS.

El Premier británico comprende porqué han cesado los masivos bombardeos sobre Inglaterra desde hace varias semanas; la Luftwaffe ha sido trasladada al frente del Este. No sabe hasta donde puede aguantar la URSS pero lo que está claro es que mientras Stalin no se rinda los alemanes no podrán iniciar en cualquier otro lugar operaciones militares terrestres de envergadura. Su satisfacción no puede disimularla. El esquema de las operaciones militares de los primeros compases de la guerra es el siguiente: El Grupo de Ejércitos Norte del mariscal von Leeb era el menos potente pero también tenía frente a él unidades con bajo nivel de preparación y aún incompletas en muchos casos.

No encontró gran resistencia y comenzó su marcha hacia Leningrado avanzando entre 30 y 40 kilómetros diarios a través de las tierras lituanas. El 23 Kaunas es ocupado y los germanos cruzan el río Buig, día siguiente también Vilna (Vilnius) cae en sus manos, los soviéticos han decidido retirarse de Lituania. Este mismo día, el 24, según la consigna de Serrano Súñer ¡Rusia es culpable! pronunciada en una manifestación en Madrid contra la URSS se inicia en España la formación de un cuerpo de voluntarios para luchar en el Este, lo que más tarde sería la División Azul.

Los tanques de Leeb siguen avanzando, el jueves 26 han cruzado definitivamente el Dvina, ocupan Dvinaburg y al día siguiente entran en la base naval letona de Liepaja. El Grupo de Ejércitos del Centro avanza rápidamente desde primera hora de la mañana según lo previsto, le resistencia es esporádica y desorganizada, los tanques rompen las débiles defensas que encuentran a lo largo de la carretera. Guderian tiene previsto rodear por los flancos a los ejércitos soviéticos que defienden la zona para embolsarlos y cortar sus suministros, después la infantería limpiará la bolsa. Así se hará y tres días más tarde las tropas de von Bock están comprometidas en tres batallas de cerco.

En primer lugar tratan de aislar totalmente la fortaleza de Brest-Litovsk que resistirá un mes, además, tienen rodeadas 12 divisiones enemigas en Biaystok y Volkovysk. Continúan los fulgurantes avances de los carros y el domingo 29 al Oeste de Minsk otras 16 divisiones soviéticas quedan cercadas, aguantarán hasta el 9 de julio, mientras, en Biaystok y Volkovysk la resistencia cesa casi totalmente. Los germanos comienzan a hacer prisioneros por millares pero a la vez observan con preocupación que muchas unidades enemigas se pegan al terreno defendiéndolo hasta la muerte, ello provoca los primeros retrasos respecto al plan inicial ya que no estaba prevista tal resistencia suicida.

Otros muchos soldados y oficiales soviéticos del V Ejército se internan con sus armas en los enormes unos 400 kilómetros de largo por unos 250 de ancho pantanos del Pripet, impenetrable para los alemanes y desde donde podría iniciarse una incipiente guerra de guerrillas. Pero la situación es seria, desde Moscú Stalin da la orden de iniciar la guerra de guerrillas en los territorios ocupados lo que constituirá casi desde el primer momento una auténtica pesadilla para los alemanes.

El Grupo de Ejércitos Sur de von Runstedt tenía como primer objetivo una de los más importantes centros industriales soviéticos, Kiev, la capital de Ucrania. El 25 de junio ya han ocupado Dubno y apuntan hacia Rovno. Pero además un cuarto ataque desencadenan finlandeses y alemanes desde el Norte de Noruega y Finlandia con la intención de conquistar el importante puerto de Murmansk. Las fuerzas alemanas están mandadas por el general Edward Dietl, amigo personal de Hitler y conquistador de Noruega en 1940, quien dispones de 6 divisiones. Pero Voroshilov, que no podía permitir la pérdida del estratégico centro de comunicaciones marítimas vía fundamental de abastecimiento, desencadena un enérgico contraataque que frena en seco a los invasores. El frente se estabilizará, las fuerzas del Eje nunca podrán ocuparlo, no obstante los fineses se apoderan de la ciudad fronteriza de Salla.

El 26 de junio Mussolini comunica a Hitler su aportación a la campaña; decide enviar contra la URSS a las divisiones Torino, Célere y Pasubio, unos 50.000 hombres deficientemente armados y con pocos vehículos, es el CSIR (Corpo di Spedizione Italiano in Russia). Su jefe es el general Giovanni Messe. Entretanto la diplomacia alemana trata de convencer a Tokio de que es necesario que ataque a la URSS desde Manchuria, pero los japoneses temen a los soviéticos y no tienen gran interés en el Norte.

Es mucho más apetecible y fácil la expansión hacia las colonias occidentales y las Filipinas que están muy poco defendidas y contienen sabrosas fuentes de materias primas y yacimientos petrolíferos de los que tan necesitados estaban. Hitler no conseguirá que entren en guerra. Cuando Stalin tenga la seguridad de que no será atacado desde Asia podrá desguarnecer este frente para reforzar sus unidades en momentos decisivos de la batalla por la defensa de Moscú con el ejército siberiano.

Y así se inicia el frente terrestre que más duraría a lo largo de la Segunda Guerra Mundial; el frente del Este, tenido por los soldados alemanes como el peor destino posible. Durante casi cuatro años la Wehrmacht y la Luftwaffe, tras estar a punto de vencer, se desangrarán en las estepas soviéticas y perderán millones de hombres. La lucha solo terminará en el corazón de Berlín en Mayo de 1945.

La llegada de Julio no trae sino más desastres para los soviéticos. Stalin, que se ha nombrado jefe del Ejército Rojo, se dirige a su pueblo por primera vez desde el comienzo de la invasión el jueves día 3. Con fino instinto político en su discurso no habla en nombre de la revolución, del régimen comunista, apela a sus ciudadanos en defensa de la madre patria que está en peligro invocando a los héroes históricos nacionales. Este enfoque fue indudablemente acertado. A la vez ordena tomar severas medidas disciplinarias.

Ese mismo día el general Pavlov y su Estado Mayor son juzgados en consejo de guerra sumarísimo y fusilados por su incompetencia ante el enemigo. Sin embargo, a los 18 días del inicio de la campaña, el 9 de julio, cae Minsk en poder de los alemanes tras dura resistencia. El botín es considerable; 287.000 prisioneros, 2.500 carros destruidos o capturados, 1.500 piezas de artillería y abundante material de todo tipo. Los tanques de Guderian que habían rodeado la cercada Minsk para continuar su avance hacia Smolensko por la autopista de Moscú, llegan a la ciudad el día 10 cuando topan con las primeras defensas enemigas.

Inmediatamente se lanza un ataque que es detenido, habrá que esperar a la llegada de la infantería y la artillería muchas de cuyas unidades se han visto obligadas a entretenerse para acabar con la resistencia en Minsk. Otro retraso no previsto. Una vez reagrupadas sus fuerzas von Bock ordena un nuevo ataque. Durante seis días evitarán los soviéticos la entrada de los alemanes en la importante ciudad pero el miércoles 16 la resistencia es ya imposible y los germanos consiguen ocuparla haciendo numerosos prisioneros. Entre ellos se encontraba Sacha, hijo de Stalin.

Sin embargo el dictador, con una cabezonería digna de mejor causa, se negó a admitirlo, había amenazado con severas penas a los que se rindiesen, pese a las fotografías del detenido lanzadas profusamente por los alemanes. Smolensko está en manos de los alemanes pero éstos no pueden seguir avanzando hacia Moscú. Un gran número de divisiones soviéticas se han hecho fuertes unos kilómetros al Este de la ciudad y von Bock sabe que si continúa adelante esa fuerza, de unos 700.000 hombres medianamente avituallados, puede contraatacar y cortar sus comunicaciones, es pues necesaria destruirla antes de seguir más allá. La batalla será larga y dura, finalmente los alemanes acabarán con los cercados a finales de Agosto, pero el calendario previsto ya es pura ficción, el retraso es irrecuperable.

Durante más de un mes el grueso del Grupo de Ejércitos del Centro no ha podido avanzar un paso, tiempo precioso para los soviéticos que mientras tanto trabajan febrilmente en las defensas de la capital. Una nueva victoria obtienen los germanos el día 23 de julio cuando se rinde la fortaleza fronteriza de Brest-Litovsk cercada desde el primer día de la invasión. La progresión en el Norte ha llevado a los hombre de Leeb a ocupar Riga, la capital letona, el día 1 de julio. El 2 los soviéticos abandonan la ciudad estoniana de Pärnu. El próximo objetivo es Pskov en las riberas del lago Peipus. El día 6 los soviéticos contraatacan a los hombres de von Leeb pero no tienen éxito y pierden 140 tanques.

La ciudad caerá en manos germanas dos días después. Sin dar respiro a amigos ni enemigos el mariscal ordena continuar el avance por la carretera hacia Luga situado a menos de 200 kilómetros de Leningrado. El 14 es ocupada la ciudad, los alemanes cruzan el río del mismo nombre, último obstáculo natural importante antes de Leningrado, y continúan en tromba por la carretera general. En la gran urbe se moviliza a todo aquel o aquella capaz de transportar un ladrillo. Se construyen fortificaciones a ritmo frenético, fosos antitanque, blocaos, barricadas y trincheras surgen por todas partes. Se almacenan armas, municiones y víveres, se protegen las fábricas de armamentos, el personal no útil comienza a ser evacuado, tres millones de personas se aprestan a defender su ciudad.

Previendo futuras dificultades el día 18 de julio se establece el racionamiento de alimentos que aún es generoso comparado con los 100 gramos de pan diarios a los que se verá reducido en los momentos más duros del asedio. Dos días antes tratando de detener o al menos retrasar el avance del mariscal von Leeb los soviéticos contraatacan desde la zona de Novgorod, pero los alemanes resisten sin grandes problemas, a las 48 horas el enemigo debe retirarse permitiendo a los germanos llegar a las orillas del lago Ilmen el día 30 de julio, Leningrado está a solo 120 kilómetros. La otra punta de ataque del von Bock que sube a lo largo de la costa báltica llega a Tallin, la capital de Estonia donde está ubicada una importante base naval.

Los soviéticos no tienen fuerzas para resistir y desde Moscú se autoriza al almirante Vladimir Tributs a evacuar la base tras volar sus instalaciones. El día 31 los alemanes ocupan la ciudad y su base naval. En el frente del Sur los rumanos y alemanes inician el 2 de julio, desde la región de Besaravia, un avance hacia el puerto de Odessa, mientras los carros de von Kleist en su camino hacia Kiev amenazan ya Zhitomir al Oeste y Berdichev al Sur de la capital ucraniana.

El día 10 solo quince kilómetros separan a las vanguardias germanas de los arrabales de Kiev. Para tratar de desbaratar al ataque enemigo los soviéticos contraatacan con gran violencia desde Korosten al Norte de Zhitomir pero son derrotados y no pueden evitar que la lucha llegue a los arrabales de Kiev. Mientras tanto en Uman, a unos 50 kilómetros al Sur de Kiev, los alemanes y los húngaros consiguen embolsar al VI y XII Ejércitos pero combatirán sin descanso hasta que se rindan el día 8 de agosto, otra larga batalla de desgaste que tanto perjudicaban a la Wehrmacht.

A finales del mes en su avance hacia Odessa los húngaros consiguen ocupar tras fuertes combates el centro de comunicaciones de Kishinev (Khisiniov) en la región de Besarabia el último día del mes. Pero el 19 Hitler ha tomado una decisión que va a cambiar el planteamiento estratégico de todo el frente del Este. Ante la imposibilidad de desplazar las unidades de infantería y artillería enfangadas en la limpìeza de la bolsa de Smolensko ordena a las unidades blindadas que pivoten hacia el Sur para apoyar a las unidades de von Rundstedt en su ofensiva hacia Kiev. Cuando la bolsa de Smolensko haya desaparecido se podrá reanudar la ofensiva contra la capital con todo el potencial recuperado del Grupo Centro pero hasta que esto se consiga los tanques no pueden permanecer ociosos.

El día 20 de julio ya se están concentrando unos 18.000 españoles en el campo de entrenamiento de Grafenwöhr en Alemania, la mayoría convencidos de que no llegarán a tiempo de participar en la toma de Moscú. Curiosamente los primeros expedicionarios fueron recibidos con los sones del llamado Himno del coronel Riego una de las marchas preferidas anticlerical y antimonarquica de la derrotada II República española. Evidentemente el oficial músico responsable de la banda alemana no estaba muy al tanto de lo que sucedía en España respecto al folklore político-musical.

La Luftwaffe comienza a bombardear Moscú. El lunes 21 ataca con 195 bombarderos protegidos por la correspondiente escolta de caza pero la respuesta soviética es contundente, la artillería antiaérea responde con toda energía y los aparatos no consiguen llegar al centro de la ciudad. Tradicionalmente los rusos han sido casi siempre los mejores artilleros y han dispuesto de las mejores piezas del momento. No obstante esta oposición los bombardeos alemanes, en mayor o menor escala, serán diarios.

Agosto

Agosto también será sombrío para las armas soviéticas. El Grupo Norte de von Leeb sigue aproximándose a Leningrado donde, visto el cariz que toman las cosas, se amplía la movilización de los ciudadanos de los 15 a los 55 años. En el frente del Grupo de Ejércitos del Norte el día 12 desde Staraya Russa al Sur de lago Ilmen los soviéticos realizan un segundo contraataque importante.

El XXIV Ejército se lanza contra el flanco derecho del avance alemán con la esperanza de cortar sus comunicaciones y aislar a las puntas de ataque. Sin embargo de nada servirá, aunque al principio produjeron importantes al enemigo los germanos se rehacen no sin dificultades y nada impedirá que los tanques del general Hoeppner, mandados por Erick von Manstein, entren en Novgorod el martes 17. Dos días después el XXIV Ejército tendrá que retirarse tras sufrir enormes pérdidas sin haber impedido la progresión germana. Gatchina, a unos 50 kilómetros de Leningrado también es ocupado el 20.

Mientras tanto, las tropas que avanzan por la costa báltica terminan de limpiar Estonia de los restos de las unidades enemigas, el 17 entran en Narva. A los tres días también ocupan Krasnogverdeissk a unos 50 kilómetros de Leningrado. Pero von Leeb hace desplazarse a sus tropas hacia el Sur al área de Novgorad para apoyar a las fuerzas de Manstein en la zona de Luga, cuando se produce la unión de ambos grupos los soviéticos se ven envueltos y han de retirarse cediendo 20.000 prisioneros. Ya no hay grandes combates Stalin parece haber decidido la retirada a las defensas de Leningrado para dar allí la batalla definitiva. A finales de mes, el 30, la gran ciudad queda con sus comunicaciones ferroviarias cortadas al ocupar los alemanes Mga.

En Finlandia los soviéticos tienen también problemas. Los fineses están dispuestos a recuperar el territorio que tuvieron que ceder por la fuerza a primeros de 1940, para ello inician varios ataques, apoyados por algunas unidades alemanas, que culminan con la ocupación de Viborg en la zona de Carelia el día 16. Los soviéticos deben evacuar el istmo del mismo nombre y se repliegan sobre Leningrado. El mariscal finés Gustav Emil Mannerheim tiene unos objetivos muy claros; recuperar los territorios perdidos en Marzo del 40 sin dar un paso más en territorio de la URSS. El asunto no sienta bien a Hitler, incluso Keitel viaja a Finlandia para convencer a su aliado pero Mannerheim se mantiene firme, no invadirá suelo soviético. Sus buenas relaciones políticas con el resto del mundo se verían afectadas si obrase de otra manera.

El Grupo de Ejércitos del Centro tampoco tiene un momento de respiro en Agosto. Por una parte la lucha en la bolsa de Smolensko continúa con toda ferocidad. Los soviéticos se dejan matar en sus posiciones y los lentos avances son muy costosos en hombres y materiales, cada día que pasa es una victoria para los soviéticos que ganan lo que más necesitan; tiempo para reforzar las defensas de su capital. Y el cerco se prolongó mucho más de lo que cualquiera había previsto. Solo el día 25 puede darse como finalizada la resistencia organizada de la bolsa después de 40 días de combates ininterrumpidos.

Mientras se resolvía la batalla de Smolensko, cumpliendo las ordenes de Hitler del 19 de julio, las fuerzas acorazadas de Guderian, contra la opinión de éste, se dirigen hacia el Sur para apoyar el ataque a Kiev acompañadas de otras unidades blindadas extraídas del Grupo Norte. La prioridad ahora es Ucrania. Este movimiento llevará a crear una nueva amenaza desde el Norte sobre la capital ucraniana.

El primer obstáculo con el que topa Guderian el mismo 1º de Agosto es el XXVIII Ejército que defiende la ciudad de Roslavl en el camino hacia Gomel. Tres días de combates llevan a la derrota de los soviéticos que deben ceder 38.000 prisioneros. Inmediatamente los alemanes reanudan el avance. Pero el día 9 los tanques alemanes se encuentran con los soviéticos del XXI Ejército firmemente apostados en los alrededores de Gomel. Las embestidas de los atacantes se estrellan una y otra vez contra las fuertes defensas. Guderian debe detener momentáneamente el ataque y reagrupar sus fuerzas. Reanudados los combates la tenacidad defensiva del enemigo sorprende nuevamente a los germanos. No les resulta nada fácil avanzar, los soviéticos siguen muriendo pegados al terreno y cada posición tomada resulta un pequeña victoria pírrica por las bajas sufridas y el tiempo perdido.

La sangría se prolongará 16 largos días durante los cuales los alemanes vuelven a estar clavados sin poder avanzar. Cuando ve que sus posiciones empiezan a tambalearse el XXI Ejército realiza un contraataque desesperado el domingo 24. Es el ultimo acto del drama, la embestida soviética se estrella contra las defensas alemanas, se produce la desbandada y al final de la jornada el XXI Ejército está prácticamente aniquilado, Heinz Guderian puede reemprender la marcha hacia Kiev a unos 250 kilómetros al Sur.

El Grupo de Ejércitos del Sur también está sumamente atareado. Por fin el 8 de agosto son aniquilados por alemanes y rumanos los ejércitos soviéticos cercados en Uman, el VI y el XII, caen prisioneros otros 103.000 soldados y queda abierta la puerta de Dnepropetrovsk, pero llegar a dominar a los embolsados ha costado cuatro semanas largas de combates, numerosas bajas y un fuerte desgaste de los vehículos y carros de combate.

Estacionados frente a Kiev los alemanes dedican los primeros 10 días de Agosto a reagruparse y tantear las defensas de la gran ciudad industrial para preparar el asalto y esperar a los tanques de Guderian, que no podrán llegar a tiempo enfangados como estaban en las batallas antes descritas, primero en Roslavl y más tarde en Gomel. El general Mijail Kirponos que defiende la plaza decide hacer una salida con la guarnición en la esperanza de que los alemanes no hayan todavía consolidado sus posiciones de cerco. Pero el ataque, llevado a cabo el 16, fracasa y los soldados deben regresar a sus posiciones defensivas, los hombres de von Rundstedt no se han dejado sorprender.

Por fín, el 21 von Rundstedt lanza sus divisiones al asalto de la ciudad. Durante nueve días los ataques no obtendrán resultados importantes, las posiciones son conquistadas para perderse en seguida y vuelta a empezar. Los soviéticos no ceden. Hitler ni tiene más remedio que reconocer que el edificio comunista no es tan endeble como pensaba y que los subhombres -undersmen- eslavos pelean con valentía insospechada. No obstante aunque las dificultades son mayores de las previstas la victoria final aún no ofrece dudas, solo es cuestión de un poco más de tiempo.

Entretanto los alemanes llegan a la costa del Mar negro y ocupan la base naval de Nikolayev el 16 para aislar el gran puerto de Odessa que ya ha sido totalmente cercado por los rumanos, resistirá el asedio durante dos meses. Los soviéticos ante la imposibilidad de defender Nikolayev abandonan la posición tras realizar las voladuras habituales. Sin dar respiro al enemigo los germanos continúan avanzando y ocupan Jerson, la puerta a la península de Crimea, cuatro días más tarde. Más al Este y al Norte cruzan el gran río Dnieper a la altura de Dniepropetrovsk que caerá el 26, su próximo objetivo es Jarkov y los ubérrimos campos cerealísticos de Ucrania. Pero antes se desplazan unos 100 kilómetros hacia el Sur para ocupar el 22 Nikopol en la orilla derecha de Dnieper, uno de los centros principales de producción de manganeso, metal imprescindible en la fabricación de aleaciones de acero para uso militar.

Al finalizar este mes de Agosto la URSS ya ha perdido gran parte de su industria, de su territorio y de su población pero se inicia un gigantesco plan que, con grandes resultados, trasladará al Este de los montes Urales las principales industrias pesadas, la producción bélica solo se retrasará unos pocos meses.

Alemania recibe refuerzos de sus aliados o simpatizantes. El día 12 los italianos del CSIR (Corpo Spedicionari Italiano in Russia) se incorpora al Grupo Sur en Yasnaia Poliana. El día 31 de Agosto la División Azul española, la 250ª División de granaderos en la nomenclatura alemana, es destinada al IX Ejército del general Strauss perteneciente al Grupo de Ejércitos del Centro del mariscal von Bock. También había llegado al frente la Legión Holandesa contra el Bolchevismo. Otras unidades extranjeras, francesas, noruegas y ucranianas estaban en período de formación.

Septiembre

Llega Septiembre y con él van a comenzar las verdaderas dificultades para los alemanes, las líneas de abastecimiento son ya muy largas y el clima comienza a refrescar sensiblemente. Por otra parte, los combates ininterrumpidos desde el 22 de junio, hace ya nueve semanas, provocan el agotamiento de hombres y vehículos. Las divisiones acorazadas en su mayoría no disponen de más del 50% de sus efectivos teóricos de carros. Se empieza a evidenciar que el material alemán generalmente es técnicamente superior al del enemigo pero a la vez es sumamente delicado y precisa de un mantenimiento complicado, mientras que los carros rusos parecen funcionar mejor cuanto más barro lleven encima.

Agosto comienza para el Grupo de Ejércitos del Norte con muy buenas expectativas, Leningrado está prácticamente a la vista y los primeros bombardeos aéreos serios se producen desde el mismo día 1, el racionamiento en la gran ciudad comienza a ser reducido, de 800 a 600 gramos de pan diarios, ante la perspectiva del asedio. Las baterías artilleras de largo alcance pueden empezar a machacar la ciudad desde el 4 y los tanques llegan a los arrabales de la ciudad. Desde este momento los bombardeos aéreos y artilleros serán constantes. La intención es ablandar las defensas enemigas antes del definitivo asalto. Sin embargo Hitler dudaba de la utilidad de la ocupación. Sería mejor, razonaba, que el cerco provocase la muerte por hambre de gran parte de sus ciudadanos y así la ciudad caería como una fruta madura sin arriesgar a sus hombres en la dura pelea callejera.

Para el día 8 Leningrado está totalmente rodeado cuando los alemanes ocupan Schlusselburg a orillas del Ladoga, a la ciudad solo le queda las aguas del lago como vía de evacuación y abastecimiento. Comienza el asedio más largo de la era moderna, durará unos 900 días ya que se dará por terminado oficialmente el 27 de enero de 1944. Costará cerca de un millón de muertos, la mayor parte de ellos como consecuencia del hambre y las enfermedades, pero los alemanes no conseguirán poner sus botas en la ciudad. Además, sus fábricas nunca dejaron de producir material de guerra. En los últimos 6 meses de 1941 se produjeron 713 tanques, 480 vehículos acorazados de distintos tipos y más de 80.000 bombas y proyectiles de artillería.

Al día siguiente, el 9, comienzan los asaltos terrestres que tantean las defensas más exteriores buscando los puntos débiles de los anillos fortificados. Ante lo apurado de la situación Stalin decide encargar la defensa de la plaza al joven general Gueorgui Zhukov en sustitución de Kliment Voroshilov. Sin pérdida de tiempo vuela de Moscú a Leningrado tomando posesión de su cargo el 10, el mismo día en que la ración diaria de pan es reducida de 600 a 400 gramos y la ciudad está bajo incesantes bombardeos. Los alemanes parecen dispuestos a acabar cuanto antes y el 11 lanzan su primer ataque en regla.

Tras una larga preparación artillera y aérea los tanques germanos se lanzan contra los blocaos, los fosos y las trincheras enemigas. Se lucha con decisión en ambos bandos pero la única variación importante es que los alemanes se apoderan de las elevaciones de Dudernof importante otero desde donde se domina todo el panorama tan solo a 12 kilómetros del centro de la monumental ciudad. Al final de la jornada los alemanes deben renunciar al ataque, han sufrido grandes pérdidas y no han conseguido vencer las defensas más exteriores.

Similares ataques en los siguientes días no variaron las posiciones, en algún momento los alemanes estuvieron a punto de penetrar en la ciudad pero a última hora los soviéticos conseguían restablecer la defensa. El día 14 Leeb llega a la conclusión de que de momento es imposible la conquista, además, ya no puede retener a sus tanques pues ha recibido ordenes de Hitler para que los ceda al Grupo Centro empeñado en la ofensiva sobre Moscú.

Continuarán los duros bombardeos sobre la ciudad y sobre la base naval de Kronshtadt, cuya artillería naval estaba haciendo mucho daño, pero von Leeb no intentará nuevos ataques terrestres. Bajo las bombas el genial músico Dmitri Dmitrievich Shostakovich, nacido en Leningrado hacía 35 años, compone su sinfonía sobre la ciudad sitiada Nº 7 Leningrad Opus 60. Entretanto la División Azul ha iniciado a pie una marcha de cerca de 1.000 kilómetros, los alemanes no quisieron o no pudieron facilitar los vehículos de transporte, para aproximarse al frente. Cuando tras casi un mes de caminatas los divisionarios ya se ven en la plaza Roja festejando la derrota comunista el 26 llega una orden del alto mando; la División Azul ha sido destinada al frente de Leningrado por lo tanto no participará en el asalto a Moscú. La decepción es grande.

Tratando de debilitar al Grupo de Ejércitos del Centro que amenaza con atacar hacia Moscú los soviéticos contraatacan a primeros de Septiembre al Este de Smolensko y recuperan Yelnia. Hitler ha tomado una nueva decisión; una vez liquidado Kiev se recuperarán las fuerzas acorazadas desplazadas al Sur y se reanudará el avance sobre Moscú. Pero Kiev aguanta hasta el 26 y por ello el ataque hacia la capital no podrá iniciarse hasta primeros de Octubre.

Durante este mes de Septiembre es en Ucrania donde se producen los mayores combates pese a que, como antes se decía, Hitler ha decidido reanudar el avance sobre Moscú en su Directiva nº 35 emitida el día 6. Pero antes es necesario ocupar la capital de Ucrania y consolidar la invasión del país. En consecuencia parte del Grupo de Ejércitos del Sur ataca incansablemente Kiev con el resto de sus unidades avanza hacia Poltava y Jarkov al otro lado del Dnieper.

Stalin está dispuesto a defender la ciudad sea como sea y ordena reforzar la guarnición con todo lo disponible. Será inútil, pese a la resistencia los alemanes atacando sin descanso, van consiguiendo hacer retroceder al enemigo a la vez que completan el cerco de casi un millón de hombres en la zona urbana. El 19 entran en la ciudad y para el 26 de septiembre todo ha terminado. Entre las ruinas se rinden más de 600.000 soldados, otros 330.000 han resultado muertos o heridos, 884 carros de combate y 3.718 cañones también han sido destruidos o han pasado a encuadrarse en las unidades alemanas.

Entretanto los tanques de Kleist han cruzado en Dnieper al Sudeste de Kiev por varios puntos tras días de combates desorganizados y caóticos, obstaculizados por el barro y las inundaciones a causa de fuertes lluvias, en los que los soviéticos casi siempre llevaban la peor parte. Mirgorod es ocupado a mediados de mes, Krasnograd en el camino de Jarkov cae una semana después. El día 21 los germanos comienzan a cruzar el estuario del Dnieper para iniciar desde la orilla izquierda la aproximación a la ciudad de Perekop en el istmo de la península de Crimea donde se encuentra la gran fortaleza y base naval de Sebastopol. A finales de Septiembre los carros mandados por von Manstein pueden contemplar el angosto paso entre mares. Sin esperar a más se inicia el asalto, tres días después, el 27, la puerta de Crimea está en manos alemanas.

Para esta fecha, el 27 de septiembre, la Luftwaffe que inició la campaña, recordemos, con 2.715 aviones ha sufrido 1.603 derribos y otros 1.028 aviones han sido seriamente averiados. Un total de 2.631 bajas, es decir el 96,9 de los aparatos empleados. Unas cifras inesperadas e insoportables para cualquier fuerza aérea. Además, la mayoría de los derribos se han producido sobre territorio soviético, ello significa que los pilotos germanos han sido hechos prisioneros o han muerto. Ante monumental fracaso el general Ernst Udet, inspector general de la Luftwaffe, enfermo y agobiado por los reproches de Hitler acaba con su vida de un pistoletazo el 17 de noviembre.

Indirectamente esta muerte provoca la de otro de los ases de la aviación de caza alemana, el Coronel(Oberst) Werner Molders, fallece a causa de un accidente aéreo debido al mal tiempo en Breslau, Polonia en un Heinkel He 111 en el que viajaba como pasajero. El 22 de noviembre de 1941, viajaba como pasajero desde Ucrania a Alemania para asistir al funeral de Ernst Udet. El avión se estrelló durante un aterrizaje de emergencia en una pista totalmente cubierta de niebla, matándose Mölders, el piloto y el ingeniero de vuelo. Mölders había sido nombrado inspector general de la aviación de caza y tenía en su haber 101 aparatos enemigos derribados.

A finales de año los alemanes solo disponían de unos 1.700 aviones operativos en el inmenso frente del Este. Un poco más al Oeste los rumanos atacan a la cercada Odessa pero la ciudad resiste los embates y a finales de Septiembre sigue manteniendo una firme resistencia.

Octubre

El mes de Octubre se inicia en Leningrado con una nueva reducción en el racionamiento, se pasa de 400 gramos diarios de pan a 300. Los alemanes siguen estrechando el cerco y aunque el recinto defensivo se ve reducido en algunos puntos, Pushkin y Tarkoie Selo caen en poder de los germanos, no existe peligro de grandes ataques pues los alemanes están concentrados en la Operación Tifon, la toma de Moscú.

En la segunda semana del mes la División Azul, mandada entonces por el general falangista Agustín Muñóz Grandes, se despliega la lo largo del frente del río Volchov. Si algunos estaban decepcionados por no participar en la batalla de Moscú en las próximas jornadas sus ansías de pelea quedarán sobradamente satisfechas. Tres días más tarde los alemanes inician un nuevo ataque precisamente en la zona del Volchov tratando de cerrar aún más el sitio de Leningrado. En sus posiciones en la orilla occidental del lago Ilmen los divisionarios sufren las primeras bajas. Pero no era la primera sangre española vertida en las frías tierras del Norte, diecisiete meses antes en las bellas pero desoladas costas noruegas centenares de republicanos encuadrados en la Legión Extranjera francesa también habían luchado y muerto defendiendo unos ideales absolutamente contrarios.

Como parte del lento avance alemán la División cruza el Volchov el día 19 instalándose en la orilla enemiga. A costa de numerosas bajas la cabeza de puente se irá ampliando poco a poco en los próximos días hasta que el 24 de Octubre los soviéticos contraatacan. Las fuerzas alemanas y con ellos los españoles se atrincheran. Oleada tras oleada, sin que los atacantes tengan en consideración las bajas humanas, las posiciones de los invasores son asaltadas y durante algunos días la situación es indecisa. Así se llega a finales de Octubre.

Pero lo importante, como se decía antes, es ahora la toma de Moscú que los alemanes han bautizado como Operación Tifon. El 1º de Octubre se reúnen en Smolensko los jefes militares que van a iniciar la operación al día siguiente. Los germanos comienzan atacando desde Smolensko en dos direcciones paralelas; hacia Kalinin al Noroeste de Moscú y directamente por la autopista de Moscú hacia la capital. Más al Sur los tanques de Guderian se lanzan por una segunda vía de avance hacia Briansk y Orel conquistando a las cuarenta y ocho horas de combates la última ciudad.

El éxito inicial fue considerable. En cinco días los alemanes rompieron las defensas soviéticas en todos los frentes del centro. En la bolsa de Vyazma, que es completada el 7, quedaron encerrados los ejércitos soviéticos XXX, XXXII, XIX y XXIV, más de 500.000 hombres pero que estaban dispuestos, como ya era costumbre, a vender cara su piel. En la bolsa de Bryansk fueron los ejércitos III y XIII los cercados dos dias más tarde. Pero el mismo 7 caen las primeras nevadas, no son duraderas y al fundirse la nieve las pistas y escasas carreteras asfaltadas se convierten en untuosos barrizales, la rasputitza, que dificultan el avance más que el enemigo.

Todo se atasca, tanques, camiones, armones de artillería y cocinas de campaña se mueven a velocidades ridículas cuando se mueven. La pomposamente llamada autopista de Moscú no es más que una superficie aplanada donde los tramos deficientemente asfaltados se alternan con otros que no son más que charcos de medio metro de profundidad, el tráfico alemán colapsa la capacidad de la primitiva carretera. Por otra parte, al igual que en España, el ferrocarril soviético es más ancho que en el resto de Europa. Las escasas líneas han de ser modificadas para poder ser utilizadas por el material rodante alemán ya que el parque ferroviario soviético había sido destruido o evacuado. Comienzan los problemas de abastecimiento a las puntas de ataque ya de por si muy debilitadas tras tantas semanas de combates, problemas que no solo no se podrán solucionar si no que irán en aumento.

Pero de momento Stalin está pasando muchos apuros, hace venir desde Leningrado a Georgy Zhukov y le da el mando de la defensa de Moscú. Es necesario retrasar como sea al enemigo, numerosas divisiones del ejército de Siberia se está trasladando a marchas forzadas hacia la capital y son unidades muy buenas curtidas en la lucha contra los japoneses en las estepas de Manchuria en la guerra no declarada de 1939. No son inmunes al terrorífico invierno ruso pero si están acostumbradas a luchar en duras condiciones y su armamento y equipo está adaptado a estas circunstancias. Para el dictador soviético son la última esperanza de evitar la caída de su capital en la que alrededor de medio millón de ciudadanos está levantando febrilmente fortificaciones.

Sin embargo, los rumores sobre los avances alemanes y los continuos bombardeos de la Luftwaffe provocan el pánico. Miles de moscovitas huyen provocando el caos en las carreteras y frecuentes saqueos dentro de la ciudad. Duras medidas han de ser implantadas para restablecer el orden todo aquel que es sorprendido in fraganti o en dudosas situaciones es inmediatamente fusilado o ahorcado. Pese a la rasputitza el enemigo sigue avanzando, el 12 cae Kaluga al Sur y al día siguiente Kalinin al Norte donde es destrozado el XXXI Ejército por los tanques de Hoth. Ambas ciudades están a menos de 200 kilómetros de Moscú con lo que la ciudad queda amenazada de cerca por las dos pinzas que tratan de ahogarla. Pero Hoth no se detiene y llega a las orillas del mar de Moscú, gran lago artificial a 100 kilómetro al Noroeste de la ciudad.

El 14 de octubre los germanos alcanzan Borodino escenario de una de las victorias napoleónicas sobre el general zarista Kutuzov pero llevan cinco semanas de retraso respecto al ejército francés de 1812, pese a los superiores medios de transporte del siglo XX. La desesperada resistencia soviética, la nieve temprana y las lluvias ahora incesantes, han provocado esta situación. La técnica de la guerra relámpago ha fracasado y ya nunca podrá ser aplicada a gran escala en el frente del Este por la Wehrmacht.

El 15, tras un somero reagrupamiento de sus efectivos, los alemanes comienzan el ataque definitivo, creían, contra Moscú pero la correlación de fuerzas cambiará. En Borodino entran en combate las primeras unidades siberianas. También el 15 cesa la resistencia en la bolsa de Vyazma, centenares de miles de soldados son hechos prisioneros junto a su abundante material. La bolsa de Bryansk aún aguantará hasta el día 25 y cuando ceda el desastre será similar para los soviéticos, pero ambos cercos han cumplido su objetivo; retrasar la progresión alemana.

La nueva embestida tampoco avanza como se esperaba, los carros de combate no consiguen andar más de 3 kilómetros a la hora de media. Continuos atascos, deficiencias en el suministro de combustible, recambios, municiones, el hostigamiento del enemigo y las adversas pero previsibles condiciones climáticas retrasan irremediablemente la marcha. Sin embargo en Moscú no aprecian en su justa medida las dificultades del enemigo, Stalin ordena a su gobierno y al cuerpo diplomático la retirada a Kuibyshev, 850 kilómetros hacia el Este, pero él permanecerá en la capital para dirigir la defensa y la organización de los nuevos ejércitos que se estaban formando con las divisiones que iban llegando desde Siberia.

El 19 es declarado el estado de sitio en la ciudad, cualquier alteración del orden público o saqueo será castigado con la muerte. Tras unos días caóticos la moral de los moscovitas se recupera y cesan los desmanes. Pese a las grandes dificultades el avance germano progresa, lentamente pero progresa. El día 18 las vanguardias acorazadas alemanas ocupan Mozhaysk en la autopista Smolensko-Moscú a solo 100 kilómetros de la capital cuyo cerco es cada vez más estrecho.

Llegan, antes de lo normal, las primeras nevadas serias. El sábado 25 el frente de Moscú aparece cubierto por una capa blanca, la temperatura también comienza a bajar y el domingo este descenso térmico se acentúa bruscamente. Los soldados alemanes carecen de ropa de invierno adecuada. En las citadas condiciones el general Guderian ataca tres días más tarde con sus tanques tratando de ocupar Tula al Sur de Moscú pero el barro, que aún no se ha helado, y la fuerte resistencia paralizan el avance, los blindados deben retirarse habiendo sufrido bajas que cada vez son más importantes dada la creciente dificultad que tienen los germanos para reponerlas. El número de carros de combate operativos cada vez es más reducido. Simultáneamente también atacan en Norte de la capital y tras duros combates consiguen arrebatar Volokolamsk a los soviéticos pero la potencia de los ataques alemanes disminuye a ojos vistas.

Durante el mes de Octubre el Grupo de Ejércitos del Sur será el que logre los mayores avances territoriales. Una vez ocupado Perekop los tanques de Erich von Manstein se despliegan por la península de Crimea camino de Sinferopol y Sebastopol, una de las fortalezas mayores y mejor defendidas del mundo, empujando al enemigo hacia Kerch.

Las comunicaciones radiales de la península de Crimea tenían su centro principal en Sinferopol a unos 90 kilómetros de Sebastopol en la carretera principal, la conquista de aquella ciudad dejaría prácticamente aislada por tierra a la gran fortaleza que solo podría ser abastecida por mar o aire.

Las vanguardias de Manstein divisan los arrabales de Sinferopol a mediados de Octubre y tras reagrupar y abastecer a sus blindados el jefe alemán inicia el asalto. El 31 de octubre, tras varios días de intensos combates es evidente que la ciudad está a punto de caer. El mismo día las unidades alemanas que han continuado avanzando divisan a los lejos las fortificaciones exteriores de Sebastopol. Así pues, a finales de mes los soviéticos están arrinconados en Sebastopol y la península de Kerch en el Este mientras Simferopol no puede resistir más.

Simultáneamente a estas operaciones otra punta de lanza ataca por la costa del mar de Azov en dirección a Melitopol y otra más trata de llegar a Jarkov. La importante zona industrial de la cuenca del Donetz está en peligro pues hacia allá presiona el CSIR italiano que tras conquistar Stalino se encuentra a finales de Octubre asediando Gorlovka que protege la cuenca citada. Los primeros barrios ya han caído en manos italianas. Pero los soviéticos comienzan a contraatacar y el estado de las reservas del general Messe comienza a ser crítico. No tarda en ser conquistado Melitopol, la siguiente batalla se va ha dar en Mariupol, a orillas del mar de Azov, donde 7 divisiones de los IX y XVIII Ejércitos son acorraladas por los germanos. Cuando se rindan el día 10 de Octubre otros 100.000 prisioneros y su equipo es el botín obtenido.

Más al Norte otro ataque del XVII Ejército alemán presiona en dirección a Rostov que es conquistado el día 24 pero permanecerá pocos días en sus manos. Otra victoria obtiene el Eje, tras un sangriento asedio que ha durado dos meses y medio, se rinde Odessa el día 16. Los rumanos han pagado con numerosas bajas la conquista pero el importante puerto ya está en sus manos e inmediatamente lo anexionan a su territorio como una provincia más.

A finales de Octubre los éxitos germanos han sido importantes, las grandes conquistas territoriales, sobre todo en el Sur, los centenares de miles de prisioneros y las enormes cantidades de material obtenido lo atestiguan, pero los ejércitos alemanes están exhaustos. Su límite está muy cerca de alcanzarse lo que se hará evidente en Noviembre cuando realicen el último esfuerzo por llegar a Moscú.

Noviembre

Durante los primeros días de este mes las tropas soviéticas siguen atacando masivamente en el frente del rió Volchov. Oleada tras oleada la infantería enemiga se estrella frente a las trincheras germanas. La División Azul asombra tanto a sus aliados como a sus enemigos por la férrea defensa que hacen de sus posiciones.

Los españoles no retroceden un paso pero el tributo de sangre que pagan es altísimo. En las posiciones situadas en las aldeas de Possad, Posselok y en el Monasterio de Otenskig las bajas son superiores al 50% de los efectivos pero los soviéticos no consiguen desalojarlos. Mas al Norte la ciudad de Volchov es ocupada por los alemanes y a mediados de mes también Tijvin cae en sus manos con lo que el ferrocarril Moscú-Leningrado esta cortado.

Pero los obstinados ataques soviéticos obtienen sus frutos y a finales de mes el mando alemán ordena abandonar la orilla oriental del río Volchov. La maltrecha División Azul debe comenzar a retirarse de sus posiciones el 29 de noviembre sin haber sido vencida por el enemigo.

Mientras tanto en Leningrado la situación de los suministros empeora día a día y nuevamente han de reducirse las raciones de pan de 400 a 300 gramos diarios, una semana más tarde habrá otra disminucón de 50 gramos. El hambre comienza a matar a más gente que las acciones del enemigo, se calcula que en estos momentos morían unas 400 personas diariamente simplemente de inanición. Cuando a mediados de mes bajen bruscamente las temperaturas, el frío comenzará también cobrar su tributo en vidas.

Los bombardeos aéreos y artilleros son diarios El 26, tratando de minar la moral de la ciudad, los alemanes la someten a un salvaje bombardeo artillero que dura todo el día. Los muertos ya no se cuentan por centenares sino por miles al día. Los cuatro jinetes del Apocalipsis debían reír satisfechos. Sin embargo, el Ladoga esta prematuramente helado y sobre su superficie los soviéticos improvisan, entre ventiscas y nevadas, una pista por la que se envía a la ciudad sitiada, en las más duras condiciones, los suministros imprescindibles aunque a costa de la pérdida de gran número de vehículos, soldados, mercancías y civiles evacuados, que se hunden en las frías aguas debido a los agujeros en el hielo provocados por las bombas de los aviones alemanes.

No obstante, mientras el lago permanezca sólido, este sutil cordón umbilical nunca se interrumpirá del todo. Con el tiempo también una vía de ferrocarril recorrerá la peligrosa ruta. El 1º de Noviembre el Grupo de Ejércitos del Centro está paralizado en el camino de Moscú por el barro. No hay manera de llevar a cabo algún movimiento táctico de envergadura, hay que esperar a que la rasputitza se hiele.

Hitler está preocupado, según sus informes las pérdidas de la Wehrmacht han sido muy graves, sobre todo en las bolsas de Viazma y Briank. El potencial de ataque está muy disminuido y la alternativa que se le plantea es o bien retirarse a posiciones de invierno y atacar a la primavera siguiente o bien realizar un último esfuerzo por hacerse con la capital soviética.

Hitler decidió jugar su última carta para conquistar Moscú. En cierto sentido, en suma, estábamos condenados a avanzar por la misma situación en que habíamos llegado a encontrarnos. Es decir que Hitler no tenía más remedio que huir hacia adelante ante la perspectiva de una penosa y con toda seguridad desastrosa retirada a través de la estepa rusa.

El 6 de noviembre Es el XXIV aniversario de la revolución soviética, Stalin se dirige a los moscovitas en la estación de metro de Mayakovsky “Los invasores fascistas alemanes están frente al desastre.” El Ejército Rojo desfila como todos los años por la plaza Roja de Moscú con Stalin en la tribuna presidencial. Tras la parada las unidades participantes recién llegadas de Siberia se dirigen directamente al cercano frente.

Efectivamente poco después comienzan las heladas. Poco a poco el terreno se va endureciendo. El día 12 se alcanzan los 22 grados centígrados. Es el momento, los tanques y vehículos ya pueden moverse sobre el pétreo suelo y las reservas de combustible y municiones acumuladas durante el período de estancamiento del frente parecen suficientes.

Al amanecer del 14 de noviembre se lanza la postrer ofensiva alemana sobre Moscú. El plan de ataque contempla el ataque en tres direcciones. Al Norte los tanques de Hoppner, partiendo de la zona de Kalinin deben rodear la capital para enlazar a su espalda con los blindados de Guderían procedentes de la zona de Tula en el Sur. La embestida central la llevarán a cabo las fuerzas de von Kluge al que Hitler nombra jefe del Grupo del Centro en sustitución de von Bock que era, paradójicamente, el más firme partidario de la continuación de la ofensiva pero al quien el Führer no considera lo suficientemente adecuado.

Razones de salud es la disculpa oficial pero en realidad es el primer caso de una profunda purga que Hitler realizará en su ejército tras finalizar la Operación Barbarroja. Los ataques alemanes comienzan con éxito y a poco los tanques de Hoppner ocupan Krasnaya Poliana a 27 kilómetros al Norte de Moscú aunque los hombres del mariscal Rokossovsky reconquistarán la ciudad a las 24 horas, el enemigo es detenido. Ante la ofensiva Stalin da la orden de iniciar un contraataque en todos los frentes en el momento que las circunstancias lo permitan, los siberianos se van concentrando y afilan sus armas. El frío ya es aterrador, el día 22 se llega a los 32 grados bajo cero.

Se hiela todo, sea sólido o líquido, aceites, combustibles, alimentos, motores, engranajes, el acero de los cañones se vuelve quebradizo y es frecuente la explosión de las cañas de las piezas en al primer disparo en frío. Hasta aliviar las necesidades fisiológicas es un problema ya que a tales temperaturas exponer cualquier parte del cuerpo a la intemperie significa la congelación inmediata de la zona descubierta.

La escasez de luz, amanece a las nueve y a las tres de la tarde ya es de noche, es otro inconveniente que, además, acentúa la sensación de frío. Las bajas por congelación superan a las producidas por las armas enemigas. Aún así, entre enormes penalidades, los alemanes continúan avanzando aunque cada vez con más lentitud. Klin, en la carretera de Kalinin cae en sus manos, tres días después ocupan Stalinogorsk al Sur de la ciudad.

El 27 Stalin, muy preocupado, ordena a Zhucov no dar un paso atrás sea como sea, pero el 28 los germanos aún consiguen entrar en Visikova a 30 kilómetros de su objetivo. Uno de los barrios extremos de Moscú, Polevo, también cae al día siguiente. Siguen los asaltos y Lenino es ocupado el 2 de diciembre. Al día siguiente algunas unidades llegan al puente de Khimki perteneciente a Polevo a solo 12 kilómetros de la Plaza Roja pero un vigoroso contraataque hace que los soviéticos recuperen el puente, los germanos, agotados, ya no avanzarán más por allí.

Al Sur los carros de Guderian no pueden conquistar Tula y tras sufrir graves pérdidas el alemán tiene que admitir la imposibilidad de seguir adelante y ordena la retirada. Las tres puntas de ataque han sido detenidas sin conseguir sus objetivos, esto es, el cerco completo de la capital soviética. Aún así la situación dista de ser fácil para Moscú pues los tanques de Guderian estaban 100 kilómetros al Sur, los hombres de von Kluge a 40 y al Norte el frente estaba en Krasnaya Polyana a menos de 30.

El Grupo de Ejércitos del Sur aunque está muy castigado no llega a los dramáticos extremos del Grupo del Centro. A excepción de Sebastopol la península de Crimea es totalmente ocupada durante Noviembre. El centro de comunicaciones de Sinferopol atacado desde finales de Octubre cae el 1º de Noviembre. Al tomar los alemanes el día 4 Feodosia, en la costa, las fuerzas soviéticas la península quedan cortadas en dos.

Una parte se retira hacia Kerst mientras otra se refugia en la fortaleza de Sebastopol. Pero los alemanes no descansan y el 15 llegan a Kerst para iniciar a renglón seguido el asalto a la ciudad que se rinde dos días más tarde. Ahora Manstein puede concentrar todos sus recursos contra Sebastopol que ve desde sus fortificaciones como el enemigo prepara la toma de la posición. Pero Sebastopol resistirá ocho largos meses hasta que la gran base naval se vea obligada a la rendición el 2 de julio de 1942. Comienza un mes de Diciembre que, para los pocos altos mandos alemanes que tienen suficiente información, se presenta amenazador.

Diciembre

A primeros de Diciembre Stalin ya se encuentra con fuerzas organizadas suficientes como para emprender un contraataque en gran escala. Su ejército se ha ido incrementando con las tropas siberianas que, además, aportan 1.500 aparatos de combate y 1.700 tanques muchos de los cuales eran del modelo T-34 contra el que nada podían los cañoncitos antitanques alemanes de 50 y 75 milímetros y que se movía en condiciones difíciles con mucha mayor soltura que los panzers enemigos.

Zhucov, sabiamente, en vez de mandar una a una al frente las unidades que llegaban del Este prefirió esperar y acumular tropas hasta el último momento para lanzar un potente contraataque que sería imparable por su potencia.

El proceso en la Wehrmacht ha sido exactamente el contrario. La capacidad militar germana ha ido disminuyendo desde el 22 de junio y cuando sus tropas llegan a las puertas de Moscú sus recursos están al límite. El ejército alemán boquea, ya no hay reservas, hombres y máquinas están agotados. Hitler, convencido de que el enemigo está igual o peor, exige un último esfuerzo que sus soldados son incapaces de realizar.

El día 4 de diciembre von Kluge da la orden de detener la ofensiva definitivamente. La Operación Barbarroja ha terminado. El ataque a Moscú ha sido abortado y los alemanes se lamen sus heridas medio congelados, agotados y hambrientos, en posiciones a la intemperie en plena estepa y sometidos a un rigor climático de características polares, sin poder seguir avanzando ni tener unas posiciones previstas para una retirada general. Pero no tendrán mucho tiempo para lamentar su situación.

Zhukov ahora dispone de unas 17 divisiones siberianas, frescas, bien armadas y habituadas a luchar con temperaturas bajísimas. El soviético las organiza en tres nuevos ejércitos, el X, el XX y el I de Asalto y el sábado 6 de diciembre lanza sus fuerzas contra el enemigo.

Contraataca en los tres frentes de la capital, desde Trula en el Sur, desde Krasnaya Polyana en el Norte y por la carretera Moscú-Smolensko en el centro. Los alemanes tratan de resistir pero la superioridad del enemigo se impondrá en los días siguientes. Comienzan las retiradas, en buen orden los germanos van cediendo terreno ante la insoportable presión enemiga.

En Berlín Hitler admite la evidencia de que la guerra en el Este no acabará en 1941, ahora de lo que se trata es detener el contraataque soviético para evitar la desbandada general. Pero la decepción del dictador es grande y lo manifiesta depurando su ejército. El 12 de diciembre von Runstedt es enviado a un tranquilo destino en Francia, von Leeb y von Bock son relevados y Hoeppner degradado.

Walter von Brauchitsch, el comandante en jefe del ejército, es destituido y su cargo lo asume el propio Hitler que así refuerza su control sobre la institución militar. En los próximos 20 días 35 generales alemanes perderán su puesto.

Los soviéticos siguen avanzando, recuperan Kalinin al Norte y Tula y Kaluga al Sur. En la carretera de Smolensko también reconquistan Klin. La amenaza sobre Moscú ha desaparecido y ya nunca los soldados de Hitler volverán a amenazar la capital rusa.

También en Diciembre los sovieticos atacan en Leningrado. La División Azul repasa con los germanos el día 8 de diciembre el río Voljov, en la otra orilla reconquistada por el enemigo han quedado centenares de tumbas españolas. El cerco de Leningrado continua pero tras los últimos avances soviéticos que recuperan Tijvin no son de esperar ataques masivos por parte alemana. La situación de los asediados mejora ligeramente, el racionamiento de pan pasa de 250 a 300 gramos diarios.

En el Sur Rostov también es reconquistada, mientras que los italianos de CSIR llegan a Ocupar Stalino, continúan adelante hacia Gorlowka, ciudad industrial que llegan a ocupar. Pero en este punto los soviéticos desencadenan un fuerte contraataque y los hombres de CSIR deben abandonar la última conquista retrocediendo hasta las cercanías de Stalino donde tras muchas penalidades consiguen estabilizar el frente.

Sin embargo a muchos miles de kilómetros un hecho ha cambiado radicalmente la situación geoestratégica a nivel planetario. La guerra se ha hecho verdaderamente mundial con el ataque japonés a la base naval norteamericana de Pearl Harbour en las islas Hawai. Alemania, de mala gana, declara la guerra a Estados Unidos el 11. En los próximos días docenas de países se declararán la guerra unos a otros.

La Operación Barbarroja ha fracasado en la mayor parte de sus objetivos. Leningrado está sitiado pero los alemanes son incapaces de ir más allá. Frente a Moscú han tenido que dar la vuelta ante la imposibilidad de conquistar la ciudad. Solo en el Sur casi han triunfado, han ocupado Crimea sitiando Sebastopol, gran parte de Ucrania es suya y la productiva cuenca industrial del Donetz parece estar al alcance de la mano.

Consecuencias

Fue una indudable derrota estratégica alemana pero no se vio así. Los germanos no se habían rendido masivamente en ninguna parte, seguían con gran parte del territorio soviético en su poder y sobre el mapa permanecían a las puertas de Moscú, Leningrado y Sebastopol. A la propaganda alemana le fue fácil disfrazar la situación enfocándola como una lógica y prevista detención momentánea debido al riguroso invierno.

Con la previsible ofensiva de primavera la Unión Soviética dejaría de existir. La realidad es que las pérdidas humanas y materiales habían sido estremecedoras, que el mando alemán estaba desconcertado por la resistencia enemiga y que, en definitiva, la URSS se revelaba como un bocado demasiado grande para la Wehrmacht que había quedado exhausta tras seis meses de combates prácticamente ininterrumpidos.

Por contra Stalin había conseguido lo que más necesitaba; tiempo. Las tremendas pérdidas humanas y materiales que había sufrido la URSS podrían reponerse haciendo un esfuerzo. El país entero estaba en pleno proceso de movilización militar e industrial. Nuevas divisiones de todo tipo se estaban formando, las plantas industriales trasladadas tras los Urales pronto empezarían a producir material de guerra en cantidades desconocidas hasta entonces, la ayuda de Estados Unidos y Gran Bretaña estaba empezando a llegar en cantidades apreciables.

Pero tampoco el fracaso de la Operación Barbarroja fue el principio de la victoria de Stalin, ni mucho menos. Durante 1942 Alemania arrinconaría otra vez contra las cuerdas a la Unión Soviética, las grandes victorias volverían a producirse y la URSS estuvo nuevamente al borde del desastre en el Sur, cuando los alemanes amenazaban su principal fuente de abastecimiento petrolífero en el Cáucaso. Solo a primeros de 1943, tras la derrota sin paliativos en Stalingrado, Alemania comenzó a ver cambiar en su contra la marcha de la guerra.

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Bibliografía

  • Lozano, Álvaro. Operación Barbarroja. La Invasión alemana de Rusia, 1941. Barcelona, Inédita Editores, 2006.