Alejandro García Caturla

Plantilla:Personaje artístico


Alejandro Evelio García Caturla. Destacado compositor cubano que trascendió por incorporar a la música sinfónica el legado africano. Fue definido por el escritor Alejo Carpentier como el temperamento musical más rico y generoso que haya aparecido en la Isla.

Vida

Nació en la hermosa Ciudad de Remedios, Villa Clara. Hijo de Diana Victoria y Silvino. Siendo aún muy pequeño y casi sin poder alcanzar el teclado, sentado en las piernas de su manejadora negra, reproducía en el piano las melodías que escuchaba. Luego se fue nutriendo de conocimientos durante su juventud mientras participaba en fiestas rituales afrocubanas en su ciudad natal. Su pasión por la música se hizo evidente desde entonces y por eso llegó a dominar fácilmente la técnica del violín.

Realizó los primeros estudios musicales con Fernando Estrems y posteriormente con María Montalván y Carmen Valdés. Al pasar a La Habana para cursar estudios de Derecho en la Universidad (1922) estudió con Pedro Sanjuán Nortes armonía, contrapunto y fuga.

La obra de Alejandro García Caturla es reconocida tanto en Cuba como en el exterior. Prodigiosa facilidad tenía para aprenderlo todo con extraordinaria facilidad, entre esto los idiomas y la abogacía. Para complacer a su padre estudió Leyes en la Universidad de La Habana, a la vez que continuaba realizando estudios de música, tratando de estar al día acerca de lo que en esos años (1925-1927) se hacia en Europa.

La revista Social publicó la partitura de su Danza lucumí, que luego formó parte del tríptico orquestal, Tres danzas cubanas.

Era compositor, director de orquesta, violinista, arreglista. También era juez. Hombre refinado, de semblante irlandés había sentido siempre una atracción poderosa por lo negro, lo cual le acarreó no pocas incomprensiones entre aquellos que abogaban por un folklore de sociedad.

En 1927, al regresar a su ciudad natal tras graduarse de abogado, se dio a la tarea de fundar, animado por los mismos empeños musicales que movían a Carpentier y a Amadeo Roldán, con quienes había trabado amistad durante su estancia en La Habana, una Orquesta de Cámara en Remedios, entregado de lleno a tratar de llevar adelante un nuevo modo de hacer música.

Sobre su telúrica personalidad y su ingenio afirmó años atrás el conocido musicólogo Hilario González: Únicamente un genio puede componer así. Fue uno de los compositores vitales en la esencia y expresión nacional durante el siglo XX, al dejar piezas sinfónicas que rastrean y enriquecen el lenguaje de las raíces negras, españolas, populares y folklóricas de Cuba.

La Orquesta de Cámara que fundó estrenó en abril de 1927 suObertura cubana, obra enraizada en lo más puro de la música cubana. Al calor del influjo que ejercían los minoristas con sus postulados renovadores, a algunos de cuyos miembros pudo conocer mientras estudiaba en La Habana.

En octubre de 1927, fundó en Remedios, un pequeño periódico, de vida efímera, titulado precisamente Los minoristas. Sólo apareció un número, en el cual vio la luz su primera crítica musical.

A García Caturla le tocó vivir en una época marcada por la sociedad dividida en clases, a la cual se enfrentó todo el tiempo con singular pasión, la misma con que se enfrentó a las limitaciones reaccionarias, con gran coraje. Se manifestaba siempre muy independiente en todos los actos de la vida. Hombre de un pensamiento muy avanzado, desafió los prejuicios burgueses de entonces y se casó con una mujer negra, a la cual profesó un amor muy especial.

En junio de 1928 marchó a París. Allí estudió con Nadia Boulanger. Este viaje fue consecuencia de su relación con Alejo Carpentier y

Archivo:Alejandro.jpeg
Cubierta de la biografía de Caturla publicada en Cuba

otros miembros del Grupo Minorista. A su regreso a Cuba continuó desrarrollándose como compositor, compartiendo estas tareas con el ejercicio de su profesión.

En su libro La música en Cuba, Alejo Carpentier dijo de García Caturla: "Dotado de verdadero genio, su potencia creadora se manifestó desde la adolescencia en una serie de obras vehementes, dinámicas, incontrolables en su expresión como una fuerza telúrica".

En septiembre de 1929 viajó de nuevo a Europa para representar a Cuba junto a Eduardo Sánchez de Fuentes en los Festivales Sinfónicos Iberoamericanos de la Exposición Internacional de Barcelona, donde se ejecutó “Tres Danzas Cubanas” para Orquesta Sinfónica.

En 1932 funda la Sociedad de Conciertos de Caibarién, de cuya orquesta fue director.

En 1938 ganó el primer premio con “Obertura Cubana", en el Concurso Nacional de Música convocado en 1937 por la Dirección de Cultura de la Secretaría de Educación y Mención Honorífica por “Suite para Orquesta".

Fue violinista de las Orquestas Sinfónica y Filarmónica de La Habana, y en Caibarién fundó la Sociedad de Conciertos, desde donde divulgó la obra de músicos como Debussy, Rabel y Falla.

De un primer atentado a tiros en Palma Soriano escapó ileso el probo juez Caturla. No así de un segundo, en suelo natal. El homicida (un custodio de la cárcel), seguramente inconsciente de la trascendencia de su acto brutal, ejecutaba un doble crimen: el del funcionario judicial intachable y el del músico genial —o “el temperamento musical más rico y generoso aparecido en la Isla” (1), según la autorizada opinión de Alejo Carpentier— calificativos, ambos, a los que muy pocos pueden aspirar cuando se han vivido sólo 34 años.

Caturla se nutrió desde edades tempranas de los variados componentes del espectro musical circundante. Óperas y bembés, arias, danzones y criollas, penetraron en su oído y fueron asimilados por el desprejuiciado talento artístico del niño y del adolescente, siempre abierto a las más inimaginables sonoridades.

En realidad, Caturla conjuga varias “cosas”: estudia Derecho en la Universidad de La Habana, dirige un jazz band, profundiza conocimientos musicales, escribe crítica, canta en ocasiones y comparte con los intelectuales del Grupo Minorista.

Tiene 22 años y el título recién expedido de abogado cuando en 1928 parte hacia París con un buen número de obras en el equipaje: Obertura cubana, Tres danzas, Guajireñas, Poema de verano, Poema de ambiente cubano...

En la Ciudad Luz, el músico llegado del trópico es torbellino de inquietudes, pero ante todo quiere estudiar. La profesora Nadia Boulanger lo acoge como alumno, pero más que darle clases, ella prefiere sostener con aquel aventajado discípulo un intercambio de criterios, lo orienta y estimula.

Es en París donde edita sus danzas Lucumí y Del tambor. El encuentro con el compositor Edgar Varese y con el escritor Louis Aragon, las funciones del ballet, los conciertos, son momentos inolvidables. Aun así, el 25 de octubre está de vuelta en Cuba.

En 1929 le llega una segunda oportunidad de viajar a Europa. Va como delegado cubano, junto a Eduardo Sánchez de Fuentes, invitado al Festival Sinfónico Iberoamericano, en Barcelona, donde se escuchan sus Tres danzas cubanas.

De paso, se detiene en Madrid, en Sevilla y sigue hacia Francia, ahora acompañado del compositor mexicano Manuel Ponce. En la Sala Gaveau de París se estrenan en noviembre Dos poemas afrocubanos. Al mes siguiente, en función dirigida por el maestro Marius François Gaillard, se escucha su Bembé. Él, que no presencia la segunda de tales funciones, está de regreso en Remedios, donde a finales de año se le confiere el título de Hijo Ilustre de la ciudad. Para Caturla no es válido aquello de que nadie es profeta en su tierra.

En 1932, Leopold Stokowski estrena en Nueva York las danzas Del tambor y Lucumí, Nicolás Slonimsky dirige audiciones de varias obras de Caturla, tanto en el exterior como en Cuba. Cuéntanse entre ellas: Bembé, Tres danzas cubanas y Primera Suite Cubana.
Los maestros Pedro Sanjuán, Gonzalo Roig, Amadeo Roldán y José Ardévol dan a conocer, en el país, las partituras de Caturla.

Mientras, el remediano ilustre también hace lo suyo con la obra de clásicos y contemporáneos. Desde su cargo de director de la Orquesta de Conciertos de Caibarién divulga la música de Mozart, Debussy, Falla, Vivaldi, Ravel, Gershwin, Stravinsky¸ Cowell... amén de la suya.

El catálogo de las composiciones de Caturla comprende piezas para piano, violín, órgano, violonchelo, saxofón, conjuntos de cámara, formatos vocales, banda, música para el teatro y de manera ocasional —en años de adolescencia— para filmes silentes.
Dinámico, liberal en sus concepciones sociales y políticas, artista de vanguardia e innovador auténticamente nacional, Caturla alternó su gran amor, la música, con el ejercicio de su trabajo como juez.

De un primer atentado a tiros en Palma Soriano escapó ileso el probo juez Caturla. No así de un segundo, en suelo natal. El homicida (un custodio de la cárcel), seguramente inconsciente de la trascendencia de su acto brutal, ejecutaba un doble crimen: el del funcionario judicial intachable y el del músico genial —o “el temperamento musical más rico y generoso aparecido en la Isla” (1), según la autorizada opinión de Alejo Carpentier— calificativos, ambos, a los que muy pocos pueden aspirar cuando se han vivido sólo 34 años.Aquel martes 12 de noviembre de 1940 pudo haber sido un día rutinario, como otro cualquiera, en la apacible villa de San Juan de los Remedios de no ser por los disparos que se escucharon a la caída de la tarde y que segaron la vida de Alejandro García Caturla.

Más allá del entorno de su natal Remedios, el hijo de Diana y don Silvino, cual le identificaban los mayores; o el joven doctor Caturla, como otros le decían, era ya —para sorpresa de muchos de sus conciudadanos— uno de los compositores sinfónicos cubanos de mayor relieve, insertado plenamente en el ámbito musical de España, Francia, Alemania, Norteamérica y otras naciones.

El día 12 de noviembre de 1940 fue asesinado, a los 34 años de edad, por alguien a quien horas más tarde debía condenar, que con dos disparos a quemarropa puso fin a la vida del genial exponente de la música cubana.

Legado

Su arte es una síntesis de nacionalidad y universalidad, de tradición y actualidad. Mezcló sabiamente los postulados de la vanguardia musical europea con los ritmos cubanos. Las obras sinfónicas de Caturla han sido ejecutadas por orquestas significativas de distintos países bajo la dirección de prestigiosos directores.

A través de su corta vida desarrolló múltiples actividades como violinista, ocupó atriles de segundo violín y viola en la Orquesta Sinfónica de La Habana y la Filarmónica. Como pianista se inició tocando en un jazz band del cual fue director haciendo algunas presentaciones personales, además tocaba saxofón, clarinete y percusión. Su voz de barítono se escuchó en algunos conciertos organizados por Annkerman y Lecuona.

Cultivó el periodismo como cronista social y crítico de arte, dejó trabajos sobre pedagogía musical y sobre la música nueva de su momento.

Su preocupación por la justicia lo llevó a realizar importantes trabajos entre los que se encuentra un ensayo sobre la delincuencia juvenil. Ejerció jurídicamente en varios municipios, manteniendo una conducta intransigente en el ejercicio de su profesión. Su carácter, en permanente lucha con los convencionalismos sociales y artísticos lo llevó a la muerte.

Obras

Mi mamá no quiere que yo baile el son (Alejandro García Caturla)
No quiero cuento con tu marido (Alejandro García Caturla)
La viciosa (Alejandro García Caturla)
La número tres (Alejandro García Caturla)
Son en fa (Alejandro García Caturla)
Berceuse campesina (Alejandro García Caturla)
Danza del tambor (Alejandro García Caturla)
Como baila el muñeco (Ernesto Lecuona)
Futurista (Ernesto Lecuona)
Danza de los Ñáñigos (Ernesto Lecuona)
El miriñaque (Ernesto Lecuona)
Un son entre las palmas (Carlos Borbolla)
Danza No. 1 (Carlos Borbolla)
Danza No. 2 (Carlos Borbolla)

Entre otras

Fuentes

Personalidades Cubanas. Siglo XX, por Leonardo Depestre Catony y Luis Úbeda Garrido, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002.

www.cenit.cult.cu
www.biografiasyvidas.com

www.trabajadores.cu