Litiasis Renal

Litiasis Renal
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Litiasis Renal. También denominada litiasis urinaria, urolitiasis o nefrolitiasis es una enfermedad causada por la presencia de componentes sólidos de la orina (llamados cálculos o más familiarmente, "piedras") en el interior de los riñones o de la vía urinaria. Los cálculos renales están formados por los mismos componentes de la orina normal, pero han sufrido unos determinados procesos por los cuales se han convertido en "piedritas" sólidas de mayor o menor tamaño.

Afectación de la enfermedad

La urolitiasis es una enfermedad muy frecuente, calculándose que un 12% de la población tendrá algún episodio de la enfermedad durante su vida.

Típicamente la enfermedad suele manifestarse por primera vez después de la adolescencia, y suele afectar más a personas de edades medias. Los varones se afectan el triple que las mujeres. Es más frecuente en personas con profesiones sedentarias o que sufran gran exposición al calor (panaderos, fogoneros, etc.).

Síntomas de los cálculos renales

Los cálculos renales pueden causar diferentes síntomas, dependiendo de su naturaleza y de los efectos que puedan estar causando en el aparato urinario:

  1. Sín síntomas. Muchos cálculos no producen síntomas, o se descubren por casualidad antes de producirlos durante los análisis de orina. Suelen ser cálculos pequeños alojados en el interior de los riñones.
  2. Cólico nefrítico. Es el proceso más frecuente causado por los cálculos urinarios, y se produce cuando uno de ellos causa una obstrucción repentina de la salida de la orina del riñón. Consiste en un episodio de dolor intensísimo, que aparece tipicamente en la zona renal y se extiende hacia la porción anterior del abdomen y a los genitales. El dolor sube y baja, y el paciente no encuentra ninguna postura que le alivie. En muchas ocasiones se asocian nauseas, vómitos, sudoración profusa y sensación de plenitud e hinchazón abdominal. Casi nunca hay fiebre asociada.
  3. Dolor lumbar. En ocasiones, el dolor de los cálculos es menos aparente, y suele ser fijo y continuo en la zona lumbar, que es la que recubre los riñones. Este dolor se puede confundir con los dolores de huesos y articulaciones de origen reumático, y para distinguirlos hay que considerar otras características, como que no está relacionado con posturas o movimientos del sujeto.
  4. Hematuria. significa que la orina aparece mezclada con sangre. Puede ser visible a simple vista, y se denomina hematuria macroscópica, o por el contrario, solo visible en los análisis microscópicos, y se llama microhematuria. Casi todos los cálculos urinarios la producen, por pequeñas heridas que se producen en el interior de los órganos donde asientan, y a veces, es la única manifestación que causan.
  5. Infecciones de orina. Hay un grupo de cálculos, que son consecuencia de unas infecciones renales especiales, y que solo se manifiestan por la aparición de infecciones, bien de la vejiga (cistitis) o del propio riñón (pielonefritis).

Composición de los cálculos urinarios

Los cálculos urinarios se componen principalmente de sales minerales, que suelen estar presentes habitualmente el la orina de todas las personas. Los tipos más habituales son los siguientes:


  1. Oxalato cálcico. Los cálculos de calcio son los más habituales. Tanto el oxalato como el calcio son compuestos corporales naturales, y se eliminan por la orina. Allí, sometidos a una serie de procesos, entre los que se incluyen el beber líquidos en poca cantidad o consumir un exceso de alimentos ricos en calcio se combinan para producir cristalitos insolubles de oxalato cálcico, que luego se agregan y forman las "piedritas" que todos conocemos.
  2. Fosfato cálcico. Bastante frecuentes como los anteriores. El fosfato también es un componente habitual de la orina y del organismo.
  3. Ácido úrico. Aparece en un 10% de los casos. El ácido úrico es un producto de desecho, consecuencia del metabolismo de ciertos alimentos como las carnes rojas, las vísceras de animales o el alcohol, entre otros; y se elimina por la orina. Si la orina se hace ácida, pueden formarse arenitas o cálculos de ácido úrico.
  4. Estruvita. También se llaman de Fosfato amónico magnésico, y están causados por unas infecciones especiales, constituyendo más o menos el 15% de todos los casos. Son los cálculos más peligrosos de todos, incluso pueden destruir el riñón donde asientan; además no suelen causar cólicos como los demás.
  5. Otros compuestos. Se han aislado algunos otros componentes en los cálculos urinarios, pero suelen ser casos muy raros.

Tratamientos habituales para los cálculos renales

El tratamiento depende del momento concreto en el que se considere el caso. Si hay un cólico, en esta fase aguda es imperativo el control del dolor, incluyendo reposo, reposición de líquidos corporales y analgésicos. Se recomienda una dieta blanda.

La mayoría de los cálculos urinarios se expulsan espontáneamente, un 50% lo hace durante las dos primeras semanas del inicio de los síntomas y un 90% durante los primeros dos meses. Si el médico juzga que un cálculo va a ser expulsado espontáneamente (por su tamaño y su forma), se tratan los dolores que pueda sufrir mientras el paciente, y se controla la evolución del caso. Cuando el cálculo no puede expulsarse, causa dolores muy intensos, obstruye el paso de la orina o es motivo de infecciones graves, el especialista debe proceder a la extirpación del mismo.

Prevención de la formación de nuevos cálculos urinarios

Aproximadamente la mitad de las personas que han sufrido un cálculo, vuelven a formar otro durante los 5 o 10 años siguientes. Se sabe que el riesgo de formación y crecimiento de los cálculos disminuye mucho si se aumenta el líquido bebido por el paciente todos los días, y eso ocurre en todos los casos, independientemente de la composición de los cálculos. Se recomienda ingerir 3 litros de líquido diarios, que pueden ser la mitad de agua, y la otra mitad de otros líquidos, como los zumos de frutas o algunas infusiones.

Muchos pacientes han de cambiar de costumbres alimenticias si quieren tener menos riesgos de formar cálculos. Esto se aplica para los cálculos de ácido úrico, y para algunos casos (no todos) de oxalato de calcio. En general se recomienda que el paciente se ajuste a su peso ideal y lleve una dieta variada y equilibrada, sin abusar de ninguna comida concreta.

Fuentes

  1. Richterich, R. y Colombo, J.P. Química Clínica. 1983. Salvat Editores, S.A.
  2. Alsina, J. y cols. El manual de Medicina (parte X: Nefrología). 1992. Masson-Salvat Medicina.
  3. Isselbacher, K.J., Braunwald, E. y cols. Principios de Medicina Interna. 1996. McGraw-Hill-Interamericana.
  4. Balcells, A. La Clínica y el Laboratorio. 1997. Ediciones Masson, S.A.
  5. Varios autores. Manual de Urgencias Médicas. 1997. Ediciones Díaz de Santos.
  6. Dócon Navaza, M.C. y otros. Análisis de muestras biológicas. 1998. Editorial Paraninfo.
  7. González de Buitrago, J.M. y otros. Bioquímica Clínica. 1998. Editorial McGraw – Hill – Interamericana.