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Revisión del 08:41 15 oct 2010

Plantilla:Personaje histórico

Luis Eduardo del Cristo y Cardona fue un patriota nacido en Santa Clara, Villa Clara, Cuba, el 7 de abril de 1820. Hijo de Venancio José Valdés, conocido por Del Cristo y Ana Andrea Cardona. El 6 de diciembre de 1826 nace su segundo hijo del matrimonio del Cristo Cardona, el que fue bautizado con el nombre de Juan Nicolás Valdés, quien muchos años más tarde abrirá una farmacia que se denominaría Farmacia La Salud, centro conspirativo de la revolución y en el que se constituiría después del 10 de octubre de 1868 la Junta Revolucionaria de Villaclara.

Primeros estudios

Las primeras letras las aprendieron ambos hermanos en la casa de la Maestra Nicolasa Pedraza y Bonachea, quien tuvo a su cargo la enseñanza de tres generaciones de villaclareños. En la formación ética de los niños a su cargo, mucho tuvo que ver el carácter y la disciplina que la Maestra Nicolasa supo inculcarles a sus alumnos, y buena prueba de ello la daría con su lucha contra el colonialismo español.

Al llegar a su mayoría de edad Luís Eduardo es designado diezmero, cargo que le facilitó el relacionarse muy íntimamente con las familias acaudaladas de la ciudad.

Descripción física y moral

Era un hombre de alta estatura, de ojos oscuros y porte marcial. De carácter alegre y simpático pero serio y respetado en todos sus negocios.

Actividad revolucionaria

Por los años 40, su vinculación con el poeta Plácido, en paso por la ciudad, lo hizo sospechoso de conspirador ante las autoridades represivas españolas. Dichas actividades lo involucraron en las acusaciones contra Plácido por lo que fue llevado a juicio donde resultaría absuelto.

Al regresar a Santa Clara, después de su exoneración, es desterrado a Santiago de Cuba, donde permanece separado de familiares y amigos hasta que se levantó el destierro y pudo volver a su ciudad natal. Una vez aquí, reanuda su vida habitual. Por ese tiempo establece relaciones amorosas con Juana Jacinta Ruiz de Yera y el 14 de agosto de 1844 se verifica el matrimonio del cual nacen las niñas Justa Pastora, Luisa Manuela y Luisa Jacinta y un varón llamado Luís Eduardo.

Entre los años 1845 y 1851 Luís Eduardo se dedicó a pequeños negocios y la compra de terrenos, por lo que es considerado como un pequeño propietario.

Después del fracaso de Narciso López en mayo de 1850, colaboradores suyos o simpatizantes de su causa comenzaron a preparar un movimiento insurreccional. Uno de los conspiradores más destacado de Camagüey, Joaquín de Agüero, pudo escapar a la redada de las autoridades españolas y de acuerdo con varios seguidores se alzó en armas el 4 de julio de 1850. Traicionado Agüero fue capturado y fusilado en Camagüey.


Por esa época se había destacado en Santa Clara por los públicos pronunciamientos que hacía contra el régimen colonialista. Las autoridades represivas de la ciudad ordenan se establezca estrecha vigilancia sobre él y con quienes se vinculaba.


Conocedor el Gobernador Político de la compra de pertrechos por parte de Luís Eduardo, le ordenó que marchara a La Habana y se presentara ante el Capitán General, para lo cual le hizo entrega de su pase. En contra de lo que se le había ordenado, toma rumbo a Sancti Spíritus, donde es detenido y conducido preso a Trinidad. Ante la imposibilidad de probar los cargos por conspiración, se ordena su libertad al cabo de largos meses.


Una vez en Santa Clara y convencido de que las autoridades militares lo vigilaban estrechamente, decide trasladarse rápidamente a La Habana, donde establece inmediatos vínculos con los partidarios de separar a Cuba del colonialismo español.


El movimiento conspirativo se amplía y extiende, comienza la publicación clandestinamente del periódico “La Voz del Pueblo Cubano”. Su labor no se concreta solo a la distribución del periódico, además enseñó a otros compañeros la fabricación de balas.


En 1852 merced a una denuncia las autoridades ocupan la imprenta y condenan a Eduardo Faccioso, tipógrafo del periódico. Una vez más es encarcelado y sometido a juicio junto a otros conspiradores. Del juicio se produjo el fallo contra Luís Eduardo y cuatro compañeros más a la pena de muerte en garrote vil. La sanción no fue llevada a cabo por indulto de la Reina Isabel II. Luís Eduardo fue remitido a España como deportado político, sujeto a las restricciones que establecían las leyes españolas, las que pudo burlar y escapar hacía los Estados Unidos.

Durante gran parte de los años que comprende esta etapa de la vida de Luís Eduardo del Cristo y Cardona, mantuvo estrecha relaciones con los revolucionarios Domingo Goicuría y Manuel de Quesada. Es por esa etapa que marcha a México para apoyar a Juárez en la convulsa situación que afrontaba ese país, y donde llegó a ostentar los grados de Coronel. Más tarde apoyó en la Expedición de Quitman.


Nueva Orleans se vio convertida en un gran centro de concentración de cubanos que conspiraban por la independencia de Cuba. Radicado allí, Luís Eduardo, gracias a los cambios en los mandos militares efectuados en Cuba, podía visitar cada cierto tiempo su ciudad natal, con grandes muestras de alegría por parte de todos. Su aureola de hombre valiente, que se había escapado por minutos del garrote vil y su grado de Coronel del Ejército Mexicano lo acompañaba a todas partes.


La noticia del alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes y sus primeros triunfos, llenaron de fervor revolucionario a los cubanos residentes en los Estados Unidos. En ese mismo año, un grupo de cubanos entre los que se encontraba Luís Eduardo, comienzan a preparar una expedición con el objetivo de llegar a Cuba a fines de 1868. El barco sería el “Catherine Whitting”. Pero Estados Unidos decide frustrar el intento y cuando todos los cubanos estaban a bordo, a punto de zarpar, una medida presidencial ordena apresar a los revolucionarios e incautar todo el material bélico.


A mediados de 1868, Luís Eduardo conjuntamente con el revolucionario matancero Antonio Jiménez, organizan la expedición del vapor “Grape Shot”. Nuevamente las autoridades norteamericanas frustran el intento. Posteriormente juntó a Domingo Goicuría, Juan Clemente Zenea y otros cubanos residentes en el norte se prepara otra expedición, en la que Luís Eduardo asume la misión de adiestrar militarmente a un grupo de más de 200 hombres a bordo del Lillian.


Esta expedición se vio malograda por la intervención de las autoridades inglesas y es deportado, esta vez a Nueva York, allí tiene noticias de que se organiza otra expedición, esta vez es el vapor “George Upton”. Luego de grandes preparativos, el 14 de mayo de 1870, zarpa el Upton hacía Cuba y arriban el 25 del propio mes por la zona de Manatí, controlada por la tropa del General Vicente García. Este debido a la experiencia militar de Del Cristo, decide incorporarlo a su Estado Mayor.

Muerte

Avanzado el año 1871, conjuntamente con un pequeño grupo inicia la larga y peligrosa marcha que lo conduciría a Las Villas, ya que deseaba ocupar una posición en la lucha junto a sus hermanos villaclareños.


Cuando parecía que alcanzaría sus propósitos, es sorprendido y cercado por una guerrilla al servicio de los españoles, comandada por un oficial que era conocido por el apelativo de “Tizón”. Luego del enfrentamiento, caído en tierra y herido gravemente, antes de ser ultimado por el jefe de los guerrilleros, Del Cristo, conservando su sangre fría y el buen humor habitual en él, le dijo que debía enorgullecerse de haberle dado muerte pues había matado a Cristo, porque él era Cristo.

Luís Eduardo del Cristo cayó, como había sido su deseo, en combate frontal frente al enemigo. Su tumba nunca pudo ser hallada, pero la semilla por él sembrada en el suelo de la Patria, no cayó en suelo estéril.

Fuente

  • García González, Luis. El coronel Luis Eduardo del Cristo y Cardona. [Santa Clara: s.n., 1990]