Obelisco por la acampada de Camilo Cienfuegos en La Jacinta.

Obelisco por la acampada de Camilo Cienfuegos en La Jacinta.
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Cruce de camilo La Jacinta.jpg
Lugar:Batey La Jacinta, municipio Ciro Redondo, provincia Ciego de Ávila
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba

Obelisco por la acampada de Camilo Cienfuegos en La Jacinta . Creado en homenaje al cruce de La Columna Invasora No. 2 “Antonio Maceo”, dirigida por el Comandante Camilo Cienfuegos, por el Batey La Jacinta, el 30 de septiembre de 1958.

Historia

La orden escrita por Fidel para Camilo en la parte inicial expresaba: “Se asigna al comandante Camilo Cienfuegos la misión de conducir una Columna Rebelde desde La Sierra Maestra hasta la provincia de Pinar del Río en cumplimiento del plan estratégico del Ejército Rebelde”.

La Columna Invasora salió de EL Salto Oriente, el 21 de Agosto de 1958 y después de realizar gran esfuerzo en el cruce por la región camagüeyana y la persecución del Ejército Batistiano en la zona avileña de Baraguá donde Camilo con su idea genial de continuar la marcha por el norte, arriban al batey de La Jacinta el 30 de septiembre de 1958.

Narración de William Gálvez en su libro “Camilo Señor de la Vanguardia”

“El fuerte aguacero puso los caminos casi intransitables. Los camiones se atascaron a la entrada del batey La Jacinta; nos sorprendió al amanecer tratando de sacarlos de aquellos horribles fangales. Se ocupó el batey y se consiguió un tractor para desatacar los vehículos, logrando ocultarlos antes que llegara la aviación. La primera impresión de los vecinos del batey fue de temor ante los invasores. Luego sin embargo, fuimos ganando su confianza.

Se ocuparon todas las casas y se situaron compañeros junto al teléfono, quienes, en caso de que alguien preguntaran el por que los niños de la escuela no habían regresado, debían responder que una “inspectora” había llegado y que si lo deseaban, los padres podían ir a recogerlos. Estas llamadas comenzaron a producirse después del mediodía.

Todo los que entraban al batey a comprar en la tienda o a realizar otras gestiones quedaban detenidos. Se organizó una buena defensa en los lugares de entrada de vehículos – en este caso, en la línea del ferrocarril – y aunque los terraplenes eran intransitables, no por eso se dejaron de vigilar. También se situaron exploradores avanzados, a caballo, encargados de avisar a tiempo en caso de aproximarse algún carro con tropas enemigas.

Se compraron todo los víveres comestibles, incluso toda la latería que había en la tienda. Se gastaron más de $ 400.00. La comida se cocinó en cada casa y a pesar de la negativa de las familias, se hizo con los víveres comprados. Creo que todos los miembros de la Columna Invasora “Antonio Maceo” estaban de acuerdo en que a pesar de la tensión ante la posibilidad de un ataque, pasábamos allí uno de los mejores días durante el recorrido por Camagüey.

En la escuela pública Nº 12 los alumnos estuvieron muy bien. Se les compraron golosinas y Pinares le sirvió de maestro. El con su gracia natural, les hizo pasar un día bueno e inolvidable. Esos niños hoy son hombres seguramente, recordarán aquel maestro improvisado que, años más tarde en aras del internacionalismo, ofrendó generosamente su sangre junto al Guerrillero Heroico en el altiplano boliviano.

Aquel día la maestra estuvo ausente a clases y fue por eso que Pinares tuvo que ejercer esa función. Por la tarde antes de partir se les pagó el jornal a los obreros del batey que estaban detenidos. También se liberó a todos los que traíamos prisioneros, excepto a los dos militares y al montero, y se les dio dinero para sus respectivos traslados y por el tiempo que permanecieron con la columna.

Camilo fue a la escuela y habló a los niños – les dijo que le pidieran a la maestra que les explicara quién era Martí y por qué había luchado y muerto – se colocó una ofrenda florar ante el busto del maestro, se cantó el Himno Nacional, y los niños, junto con nosotros gritaron a toda voz: ¡Viva Cuba Libre!.

Se aceptaron cuatro ingresos, tres de aquella zona y uno de Las Villas. Sus nombres: Pedro Nodal Loyola, Fulgencio Nodarse, Mario Lima Olazábal y Alberto Ríos Wals (Traidor con posterioridad al triunfo de 1959).

Comimos con calma junto a los atentos vecinos, y alrededor de las 8:00 PM se inició la marcha. Nos despedimos emocionados, llenos de aliento para continuar la lucha. También ocurrió un hecho conmovedor: el niño Armando Alfonso quiso partir con los rebeldes y, como esto no era posible, comenzó a llorar. Se le dijo que al otro día regresaríamos a buscarlo”.

Fuente

  • Documentos del Museo Municipal Ciro Redondo
  • Archivos del Historiador del municipio Ciro Redondo: Obra Científica del municipio Ciro Redondo. /Colectivo de autores. PCC Municipal. Ciro Redondo. 2013.
  • William Gálvez Rodríguez: Camilo Señor de la Vanguardia. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 1979.

Armando Alfonso Padilla, Eumelio Marín Marín. La Jacinta se vistió de verde olivo, 2015.