Ío (satélite)

(Redirigido desde «Ío (luna)»)
Ío
Información sobre la plantilla
Io.jpg
Imagen de Ío en color verdadero tomada por la sonda espacial Galileo de la NASA
Características Generales
DescubridorGalileo Galilei
Fecha descubrimiento1610
CategoríaSatélite
Satélite de:Júpiter
Características atmosféricas
Composición atmósferaDióxido de azufre 100%
Temperatura-143,15 °C / 130 K
Presión atmosféricaTrazas
Características físicas
Área de superficie:41 000 000 km²
Masa:8,94×1022 kg
Volumen:2,53x1010 km³
Densidad:3,55 g/cm³
Diámetro:3 643,2 km
Gravedad:1,81 m/s²
Otros datos
Albedo:0,61
Periodo de rotación:1d 18h 27,6m
Excentricidad:0,0041
Inclinación:0,040°

Ío es uno de los 4 satélites principales de Júpiter y el más cercano a dicho planeta. Descubierto por Galileo Galilei en 1610 quien inicialmente lo nombró Júpiter I como primer satélite de Júpiter según su cercanía al planeta. Recibe su nombre de Ío, una de las muchas doncellas de la cual se enamoró el dios Zeus en la clásica mitología griega.


Características

A diferencia de la mayoría de las lunas del sistema solar exterior, Ío al igual que su compañera Europa, resultan bastante similares en composición a los planetas terrestres, compuestos principalmente de silicatos fundidos. Datos recientes de la misión Galileo indican que Ío tiene un núcleo de hierro (quizás mezclado con sulfuro de hierro) con un radio de, al menos, 900 km. Ío tiene una ténue atmósfera compuesta por dióxido de azufre y quizás algunos otros gases.

La superficie de Ío es completamente distinta a la de cualquier otro cuerpo del sistema solar. Resultó una gran sorpresa para los científicos de la misión Voyager en su primer encuentro. Esperaban encontrar cráteres de impacto como los que se hayan en otros cuerpos terrestres y poder estimar la edad de la superficie de Ío a partir de su número por unidad de área. Pero encontraron muy pocos cráteres lo que sugiere que cuenta con una superficie muy joven.

Ío tiene un diámetro aproximado a unos 3 600 kilómetros, lo que la convierte en la tercera luna más grande de Júpiter. En Ío hay planicies muy extensas y también cadenas montañosas, pero la ausencia de cráteres de impacto es lo que sugiere una superficie joven. Con más de 400 volcanes activos, es el objeto más activo geológicamente del Sistema Solar.

Esta actividad tan elevada se debe al calentamiento por marea, que es la respuesta a la disipación de enormes cantidades de energía proveniente de la fricción provocada en el interior del satélite. Varios volcanes producen nubes de azufre y dióxido de azufre, que se elevan por encima de los 300 km. Su superficie también posee una variedad de montañas que han sido levantadas por la extrema compresión en la base de la corteza de silicatos en la constitución del satélite.

Ío presenta una asombrosa variedad de terrenos, calderas de varios km de profundidad, lagos de azufre líquido, montañas que aparentemente no son volcanes, extensos flujos de cientos de km de longitud de algún fluido viscoso tal vez alguna forma de azufre, y aberturas volcánicas. El azufre y sus derivados adoptan una amplia gama de colores que son los causantes de la variedad de colorida que refleja Ío.

Exploración

Ío ha sido explorada y estudiada por las sondas espaciales interplanetarias Galileo y Voyager 1 donde esta última en vez de cráteres, encontró cientos de calderas volcánicas. Muchos de los cuales permaneces activos. Tanto la Voyager como la Galileo han enviado fotos de erupciones actuales con expulsión de enormes cantidades de partículas al espacio.

Puede que esto haya sido el descubrimiento individual más importante de las misiones Voyager; fue la primera prueba real de que el interior de otros cuerpos está caliente y activo. El material expulsado de los volcanes de Ío parece ser alguna forma de azufre o dióxido de azufre. Las erupciones volcánicas cambian rápidamente. En sólo cuatro meses entre las visitas de la Voyager 1 y la Voyager 2 algunas de ellas cesaron y otras aparecieron. Los depósitos que rodean los volcanes también cambian visiblemente.

Imágenes de la NASA tomadas recientemente con un telescopio infrarrojo muestran una gran erupción nueva. También se ha descubierto un llamativo rasgo nuevo en imágenes tomadas por el HST. Las imágenes de Galileo muestran muchos cambios desde el momento de la visita de las Voyager. Estas observaciones confirman que la superficie de Ío es muy activa.

Posibilidad de vida

En general se considera a Ío un mal candidato para la vida debido a la exposición a la radiación con la que la baña Júpiter. Además, no se han detectado moléculas orgánicas en su superficie, y sólo cuenta con una tenue atmósfera que carece de vapor de agua detectable.

Véase también

Fuentes