Luis de Góngora

Luis de Góngora
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Poeta más original e influyente de todo el Siglo de Oro español. Máximo exponente de la corriente literaria conocida como culteranismo o gongorismo.
NombreLuis de Góngora y Argote
Nacimiento11 de julio de 1561
Córdoba, Bandera de España España
Fallecimiento23 de mayo de 1627
Córdoba, Bandera de España España
Causa de la muerteApoplejía
ResidenciaCorte de España
NacionalidadEspañola
CiudadaníaEspañola
Alma materUniversidad de Salamanca
OcupaciónEscritor
Conocido porGóngora
PadresFrancisco de Argote y Leonor de Góngora
FamiliaresFrancisca de Argote, María Ponce de León y Juan de Góngora y Argote (hermanos)
Obras destacadasEl Panegírico
Soledades
El Polifemo

Luis de Góngora. Poeta cumbre de la poesía castellana, el más original e influyente de todo el Siglo de Oro español. Su obra poética rompe moldes e inaugura un nuevo lenguaje cuya virtualidad, aún insuperable, sigue marcando rumbos en la poesía contemporánea. [1]

Su fama fue enorme durante el Barroco, aunque su prestigio y el conocimiento de su obra decayeron luego hasta bien entrado el siglo XX, cuando la celebración del tercer centenario de su muerte (en 1927) congregó a los mejores poetas y literatos españoles de la época (conocidos desde entonces como la Generación del 27) y supuso su definitiva revalorización crítica.[2]

Síntesis biográfica

Primeros años

Nació en Córdoba, España el 11 de julio de 1561, en el seno de una familia acomodada. Fue el primogénito de la unión matrimonial de doña Leonor de Góngora, de noble familia, y don Francisco de Argote, licenciado en Salamanca, bibliófilo y humanista que cuidó de su preparación, y la de su otros tres hijos: doña Francisca de Argote, doña María Ponce de León y don Juan de Góngora y Argote. Su disparidad de apellidos se debe a que en el siglo XVI, no existía la canónica fijeza actual. Su padre había quedado relegado en la herencia de un rico mayorazgo, porque era hijo de un segundo matrimonio del padre. Quedó pobre dependiendo sólo de una modesta concesión de alimentos que contrastaba con su sorprendente riqueza espiritual. Sin embargo se abrió camino en la vida, se licenció en Salamanca y se convirtió en un gran erudito, poseedor de una importante biblioteca valorada en más de quinientos ducados, calificada por el erudito Pedro Díaz de Ribas como la «gran librería».

Influyó en su educación también su tío materno, Francisco de Góngora, racionero de la Catedral de Córdoba. Su niñez no fue muy diferente a la de otros niños de su edad y condición, algunos de sus entretenimientos infantiles los plasma en el poema "Hermana Marica", uno de sus más famosos. Durante su juventud fue alegre, libertino e, incluso, pendenciero, sin embargo de un talento natural para la poesía. Esta aptitud sorprendió a Ambrosio de Morales, y fue determinante para que su tío Francisco de Góngora le confiriese los beneficios eclesiásticos de la ración catedralicia que lo convirtió en clérigo a los catorce años de edad, sin tener en cuenta la vocación religiosa del joven, asegurándole así un modesto bienestar económico. Por decisión de su tío fue enviado a estudiar a la Universidad de Salamanca donde se matriculó de Cánones en 1576 y allí permaneció hasta 1580 y aunque su nombre aparece dentro de los alumnos matriculados no reza ningún documento que afirme haber obtenido ningún título. Para los veinte años ya debiera estar ordenado de sacerdote, pero, a causa de su vida licenciosa, no llegó a serlo hasta los cincuenta años.

En Salamanca se solidificó su vocación literaria convirtiéndose en elpoeta más renombrado de su época, de Miguel de Cervantes recibió valiosos elogios. Dominaba el latín y leía el italiano y el portugués, incluso llegó a escribir algunos sonetos en estos idiomas.

Tras ser nombrado racionero en la catedral de Córdoba, recibió las primeras órdenes mayores y comenzó a ocupar diferentes cargos en el Cabildo, lo que indicaba la confianza que sus compañeros ponían en él. En aquel tiempo, estos puestos se obtenían por votación. En el desempeño de sus funciones tuvo la posibilidad de viajar por toda España: Madrid, Salamanca, Granada, Cuenca, Toledo, Palencia, Valladolid, gustaba de estos viajes que lo relacionaban con obispos y personajes nobles, aunque su salud se resintiera considerablemente en ellos. El hecho de que no manifestara una exultante vocación ministerial no indica que fuera un clérigo reprobable. Asistió a muchas tertulias y academias literarias. El Góngora esotérico y el Góngora franco coexistirán sin enfrentarse a lo largo de su vida, marcada asimismo por un constante ejercicio entre su condición de racionero y sus aspiraciones mundanas.[3]

De carácter arisco, criticó a muchos poetas de su tiempo y, a su vez, fue criticado por ellos. En 1588 recibió una amonestación del obispo don Francisco Pacheco, hombre austero y de criterio riguroso, quien al ocupar la sede de Osio sometió a severo interrogatorio a canónigos y racioneros. Fue acusado por llevar una vida disipada y hacer sus composiciones profanas, a lo que Góngora respondió que prefería mejor ser condenado por liviano que por hereje; sus desvíos se referían más a la propensión de frecuentar ambientes dudosos que a la frialdad religiosa.

En 1617 su situación económica no era precisamente próspera, su renta le hubiera permitido vivir holgadamente en Córdoba pero Góngora era hombre de gustos caros y decide radicarse en la corte. Instalado definitivamente en la corte a partir de 1617, fue nombrado capellán de Felipe III, lo cual, como revela su correspondencia, no alivió sus dificultades económicas, que lo acosarían hasta la muerte. [4]Para asumir el nombramiento debía primero ordenarse de sacerdote.

En marzo de 1621 sube al trono de España Felipe IV llevando al cadalso a su protector y amigo el duque de Lerma, a quien dedicó su “Panegírico” quedando en una grave situación económica, por lo que Góngora, de inmediato, se ve obligado a congraciarse con el nuevo favorito, el omnipotente Conde Duque de Olivares, ministro del Rey. Este promete ayudarle sin embargo no cumple ninguna de sus promesas, ni siquiera la de editar las obras del poeta, que andaban de mano en mano, mezcladas con otras de incierta autoría que le imputaban, teniendo que recurrir este, a la venta de sus objetos personales para subsistir pues sus deudas cada día eran más intolerables. Quedando frustrada su ilusión, en 1626, enfermo e incapaz de sostener la pluma se rinde a la evidencia y al escepticismo. Hasta esa fecha vivió en la Corte.

Velásquez lo retrató con frente amplia y despejada, y por los pleitos, los documentos y las sátiras de su gran enemigo, Francisco de Quevedo, se sabe que era jovial, sociable, hablador y amante del lujo y de entretenimientos como los naipes y los toros, hasta tal punto que siempre se le reprochó lo poco que dignificaba los hábitos sacerdotales. [5]

Trayectoria literaria

Ilustración de la obra Fábula de Píramo y Tisbe

Sus primeras composiciones datan de 1580 y estaban ya dotadas de una implacable sátira que acompañaría de por vida la mayoría de sus obras posteriores; desde sus primeros versos, era ya un poeta culto. Sin embargo al estilo ligero y humorístico de esta época se le unirá otro, elegante y culto, que aparece en los poemas dedicados al sepulcro del Greco o a la muerte de Rodrigo Calderón. En las obras Fábula de Píramo y Tisbe de 1617, se produce la unión perfecta de ambos registros que hasta ese instante se habían mantenido separados.

En 1603 se hallaba en la corte, que había sido trasladada a Valladolid, buscando con afán alguna mejora de su situación económica. En 1607 visita en su residencia onubense de Lepe al Marqués de Ayamonte, a quien dedica bellos sonetos en el afán de obtener su protección. En 1609 visita Álava, Pontevedra, Alcalá y Madrid.

En su poesía se distinguen claramente dos períodos: el tradicional, en que hace uso de los metros cortos y temas ligeros. Para ello usa canciones, tercetos, décimas, romances, letrillas, etc. Este período va hasta el año 1610, en que cambia rotundamente para volverse culterano, haciendo uso de metáforas difíciles, empleando mucha mitología griega, utilizando para ello muchos neologismos, hiperbatones, etc. haciendo, a veces, muy difícil su lectura. [6]

Portada de "El Polifemo"

El Polifemo, poema que parafrasea un pasaje mitológico de las Metamorfosis de Ovidio, y Las Soledades son sus dos obras más imaginativas y complejas de la poesía universal, retando la inteligencia y la razón humanas, y mostrando a la vez un camino que nadie como él supo vislumbrar. Ambos poemas fueron compuestos entre 1612 y 1613 y estaban dotados de una extraordinaria originalidad temática y formal. Sin embargo fueron fuertemente criticados por el uso de las metáforas extremadamente recargadas y en ocasiones indecorosas para la época. En rasgo típico del Barroco, que también suscitó polémica, rompió con todas las distinciones clásicas entre géneros lírico, épico e incluso satírico.

Juan de Jáuregui compuso el poema Antídoto contra la obra Soledades y Quevedo, por su parte, lo atacó con su malicioso poema Quien quisiere ser culto en sólo un día... Sin embargo, Góngora se vanagloriaba de la incomprensión con que eran recibidos sus complicados poemas extensos:

«Honra me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que ésa es la distinción de los hombres cultos». [7]

En Córdoba comienza una expectante etapa de escritura, por esa época escribió algunas de sus más ingeniosas letrillas, trabó una fecunda amistad con Pedro Espinosa y se enfrentó en terrible y célebre enemistad con su gran rival, Francisco de Quevedo.

En su testamento hace referencia a su “obra en prosa y en verso”, sin embargo no se ha encontrado ningún escrito en prosa, excepto las 124 cartas que conforman su epistolario como valioso testimonio de su tiempo. En vida publicó muy pocas obras poéticas, mas estas pasaron de mano en mano y fueron muy leídas y comentadas.

Estilo literario

En la poesía cultivo el soneto, la seguidilla y la cancione, la octava, la madrigale, el tercero, el romance y las letrillas satíricas y líricas. En sus composiciones sentimentales describe con fina maestría las reacciones anímicas. El carácter innovador de su poesía, cabeza del estilo literario conocido por culteranismo, busca la oscuridad a través de la acumulación de referencias mitológicas, metáforas, hipérboles, juegos de palabras, cultimos y todo tipo de recursos literarios en una lengua de sintaxis complicada, llena de hipérbatos y largas perífrasis.[8]Principal motivo de sus enemistades representadas por Quevedo y Lope de Vega, aunque también tuvo grandes admiradores como el conde de Villamediana o los humanistas Pedro de Valencia y fray Hortensio de Paravicino.

En su poesía cultista, que desarrolla a partir de 1610, Góngora orquestó la sinfonía maravillosa de la naturaleza en todos sus matices, mediante el acento sabiamente distribuido, el fluctuante y rítmico endecasílabo, las esdrújulas balanceantes y la diéresis que melifica la suavidad o destruye la dureza semántica y prosódica de un vocablo.

Mediante la adjetivación infunde una sensación visual a cada uno de sus versos. Sutiliza el valor simbólico de las palabras desechando todo término en su acepción real para incorporar al verso únicamente las metáforas. [9] Sus poesías populares son muy claras, por lo que se denominó a Góngora “ángel de luz”. El romancillo “Hermana Marica”, recrea un episodio infantil. En “Las flores del Romero” se expresa un delicado sentimentalismo y en “Ande yo caliente y ríase la gente” expone su vena satírico-jocosa.

Obras

Portada de "Las Soledades"
  • Antología
  • Comedia venatoria
  • Doctor Carlino
  • El Panegírico
  • El Polifemo
  • Fábula de Polifemo y Galatea
  • Fábula de Píramo y Tisbe
  • Las firmezas de Isabela
  • Soledades
  • Sonetos (edición de Ramón García González).
  • Sonetos, canciones y otros poemas en arte mayor
  • Romance de Angélica y Medoro
  • Granada
  • Al nacimiento de Cristo
  • El forzado de Dragut
  • Aquel rayo de la guerra
  • Entre los sueltos caballos de los vencidos
  • Hermana Marica
    Obras completas Tomo III
  • Las flores del Romero
  • Ande yo caliente y ríase la gente
  • Obras de D. Luis de Góngora. Tomo I [Manuscrito] / reconocidas i comunicadas con [...] por D. Antonio Chacón Ponce de Leon. -- Ed. facsímil. Clásicos en la Biblioteca Nacional.
  • Obras de D. Luis de Góngora. Tomo II [Manuscrito] / reconocidas i comunicadas con [...] por D. Antonio Chacón Ponce de Leon. - Ed. Facsímil. Clásicos en la Biblioteca Nacional.
  • Obras de D. Luis de Góngora. Tomo III [Manuscrito] / reconocidas i comunicadas con [...] por D. Antonio Chacón Ponce de León. - Ed. Facsímil. Clásicos en la Biblioteca Nacional.
  • Poesías de Don Luis de Góngora y Argote / Góngora y Argote, Luis de. - Ed. Facsímil. Original: Madrid, M. Rivadeneyra, 1854.
  • El Polifemo de Don Luis de Gongora / comentado por Don García de Salzedo Coronel. -- Ed. Facsímil. Real Academia Española. Original: Madrid: por Iuan Gonzalez: a costa de su autor, 1629.
  • Todas las obras de don Luis de Góngora: en varios poemas / recogidos por Don Gonzalo de Hoces y Córdoba. - Ed. Facsímil. Real Academia Española. Original: Madrid, en la Imprenta Real, a costa de la Hermandad de Mercaderes de Libros, 1654.

Muerte

Enfermo de arteriosclerosis prematura, enfermedad que llevaba padeciendo largo tiempo y causa probable de su amnesia, regresa a Córdoba para allí morir el 23 de mayo de 1627 a los 65 años de edad, víctima de una apoplejía. Tal vez sin asumir conscientemente que acababa de crear un nuevo lenguaje al tratar de transgredir una realidad que lo había llevado en cierto modo a la enajenación y el inconformismo. [10] A petición propia fue enterrado junto a sus padres, en la capilla de San Bartolomé de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, aunque sus restos no han podido ser identificados. No llegó a ver impresas más que algunas poesías menores en cancioneros.

Véase también

Enlaces externos

Referencias

Fuentes