Narciso Mallol

Narciso Mallol
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NacimientoValencia, Bandera de España España
Fallecimiento21 de marzo de 1821
Tegucigalpa, Bandera de la República de Honduras Honduras
NacionalidadEspañol
CiudadaníaValenciano
EducaciónUniversitario
OcupaciónAlcalde
CónyugeVicenta Gómez
Obras destacadasPuente Mallol

Narciso Mallol. Abogado y político originario de la ciudad de Valencia, España. Último alcalde mayor de la Villa de San Miguel de Heredía de Tegucigalpa, Honduras.

Síntesis biográfica

Nació en Valencia, España. Su última residencia fue en Tegucigalpa, Honduras. Era el típico "doceañista", es decir, autoritario frente a la visión del imperio de la ley. De entrada en su gestión administrativa, empezó por chocar con el impetuoso y joven Dionisio de Herrera que ejercía las funciones de secretario del ayuntamiento y del joven Francisco Morazán Quesada, quien siendo oficial pluma (amanuense) del conocido notario don León Vásquez (hijo del exintendente don Antonio Vásquez de Rivera) servía en el ayuntamiento como árbitro de bonnafede, en aquellos litigios cuyo monto no excedía de los dos pesos.

Mallol, gracias a sus experiencias, empezó por circular -sin casa montada, viviendo en la residencia que le prestara doña Luisa de Lardizábal, en el barrio confinante de La Pedrera, ya que don Miguel Leocadio Lardizábal fue el primero en ofrecerle alojamiento, lo que según parece no le gustó, si no que prefirió alquilarle esa pequeña casa marginal. Comenzó por revisar las ordenanzas de policía dándose cuenta de que se tenía abandonada la obra del puente por espacio de doce años. Que la población de Comayagüela había crecido en derredor de la iglesia construida por el padre Márquez y que muchas de las familias mineras venidas a menos empezaban a construir en desorden casas de vecindad en los antiguos huertos, y era muy conveniente mejorar el trazo para convertirla en ciudad gemela ya que la mayoría de los hacendados del sector sur se comunicaban por el vado o paso llamado de “Juana Damiana”, sólo en la época en que la creciente del río lo permitía.

Las ordenanzas de Mallol afectaron profundamente a una población acostumbrada a ser lo que le venga en gana. El alcalde prohibió que los semovientes anduvieran libres y sin matrícula por las calles y habiendo logrado la cooperación del alcalde de la Santa Hermandad don José Serra, los animales capturados en los atardeceres y las madrugadas iban a parar al rastro público, a la venta de provisión del pueblo, dejando los excedentes para alimento de la cárcel y del hospital.

A través del Virreinato y de la Audiencia estaba prohibido el estanco de naipes y los juegos de azar y por lo tanto una limitación en la venta de bebidas alcohólicas. Los hijos y descendientes de las antiguas familias acostumbraban a reunirse en garitos y atapalapas en zonas confinantes de la población para jugar, apostar con ;gran licencia y desdoro de los nombres familiares. Mallol, aún decrépito y enfermo, irrumpía nocturnamente capturando personalmente a esos villanos jugadores, imponiéndoles fuertes multas que podían ser en efectivo o pagando -según la reincidencia- de uno a cinco peones para trabajo forzado en el puente, la construcción de las rías castellanas que conducen las aguas de lluvia e inclusive en los pontones sobre los cuales se construía el puente del paso de Guacerique.

Todos estos jóvenes disolutos y sus padres -presionados por sus madres- se convirtieron en acérrimos enemigos del alcalde ;que no tenía consideración ni a lo ilustre del linaje ni a los antecedentes de figuración familiar. Así se puede recordar el caso del impetuoso Ignacio Gómez Midence, que obligado a trabajar en el puente- según el doctor Durón- se enfrentó groseramente con el indio Luciano López (hijo del cacique de Comayagüela) diciéndole:

Mirá indio so bruto, que es preferible trabajar con un animal que con un penco como vós..

El imperio de la ley causó todos los males al alcalde Mallol. La prohibición de que los perros deambularan por las calles sin matrícula le creó la animosidad de las clases populares. La obligatoriedad de mantener limpios los solares y las disposiciones enérgicas de salubridad, así como la imposición para las medidas de báscula y tasas y sobre todo la creación de bandos con los precios de los alimentos controlados en los mercados y tianguis, el rígido sistema de recolección de basura y desechos despertaron la indignación de toda una sociedad acostumbrada al uso y abuso de sus privilegios.

Mallol realizó su visita obligada a su jurisdicción a lo largo de 1821, dejando el testimonio social y demográfico más importante, después del realizado por el intendente ingeniero don Ramón de Anguiano y de la visita pastoral de su ilustrísima Fray Fernando de Cadiñanos. Del censo de Mallol, nos enteramos no sólo de la población de la jurisdicción de la alcaldía mayor si no también de la capacidad productiva de la provincia, de las actividades de los habitantes, de sus enseres y de la distribución de las clases sociales.

Muerte

Vencido y sumamente derrotado emocionalmente, falleció el 21 de marzo de 1821 en Tegucigalpa, Honduras, en medio de un aire de fronda revolucionaria provocada por la élite tegucigalpense que lo adversaron, llegándose al grado tal que don Tranquilino de la Rosa acompañado de su hijo León y don Antonio Severino Lardizábal, se acercaron a su lecho de muerte para increpar a su esposa doña Vicenta Gómez amenazándola con irrespetar el velorio, razón por la cual la pobre viuda veló en la más absoluta ingrimitud su cadáver en la capilla de la Limpia Concepción, por estar cerrada la parroquia de San Miguel, herida en el terremoto de 1789, año del presagio que el patrón San Miguel había profetizado sobre Tegucigalpa.

Fuentes