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Historia de los Bomberos de Cuba
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Institución con sede en Cuba
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El Cuerpo de Bomberos del Minint responde por la ejecución del control estatal de la protección contra incendios, la dirección de la elaboración de las regulaciones técnicas y la prestación de los servicios de extinción de incendios, así como da respuesta a todo tipo de emergencias y salvamento y rescate de personas y bienes.
Fundación:1696
Tipo de unidad:Comandos de Bomberos
País:Cuba

Historia de los Bomberos en Cuba.El Cuerpo de Bomberos del Minint responde por la ejecución del control estatal de la protección contra incendios, la dirección de la elaboración de las regulaciones técnicas y la prestación de los servicios de extinción de incendios, así como da respuesta a todo tipo de emergencias y salvamento y rescate de personas y bienes.

Orígenes de los Bomberos en Cuba

La historia de los orígenes de los bomberos en la Isla de Cuba data de finales de 1696, en la Provincia  Santa Clara. Significando que la mas antigua actividad de extinción de incendios en el país, es realizada precisamente por los vecinos de esta provincia, organizados expresamente para ese fin.

Es incuestionable que desde la fundación de las primeras villas españolas y los primeros ataques de corsarios y piratas, estuvo presente en el cubano la necesidad de organizarse para enfrentar la nefasta acción de las llamas que hacían, pasto de las apiñadas casas de madera.

Con el desarrollo de la sociedad se concentran las viviendas, surgen las ciudades y con ellas el peligro de los grandes incendios, los que se producían, fundamentalmente, por desconocimiento y poco cuidado de las personas. Las casas y las instalaciones eran pasto frecuente de las llamas.

Los primeros Cuerpos de Bomberos

Ante esta situación surge la necesidad de organizar los primeros cuerpos de bomberos, formados inicialmente por esclavos que debían proteger las suntuosas propiedades de los amos, que ardían junto a las miserables barracas donde ellos dormían.

Para ello formaban largas cadenas hasta las fuentes de abasto de agua, generalmente ríos o arroyos situados a varios kilómetros del lugar del fuego, lo cual hacia penosa e infructuosa, en la mayoría de los casos, la labor de extinción.

El 21 de junio de 1832 se funda el cuerpo de bomberos de la provincia Santa Clara y se designa como su jefe al doctor Rafael Trista y Valdés. El 28 de abril de 1856 ya se aprueba por la capitanía general de la isla la organización del cuerpo de bombero de Santa Clara, y se oficializa por las autoridades españolas.

Los distintos municipios de esta provincia se fueron constituyendo sucesivamente sus respectivos cuerpos. Primero se funda en 1860, el de Sagua la Grande y le siguen en 1880 el de Placetas. En 1893 el de Camajuaní en 1909 el de Caibarién y en 1953 el de Ranchuelo.

A pesar de constituirse oficialmente el cuerpo en 1832 sus recursos y medios eran muy rudimentarios y pobres hasta que 1851 se realizan suscripciones públicas para sufragar el costo de la compra de equipos contra incendios.

En sus inicios contaba con carros muy rudimentarios, los primeros eran movidos por tracción humana, posteriormente, se utilizaron caballos adiestrados, de manera tal, que cuando sonaba la alarma, se colocaban en posición frente a los carros y tan pronto les ponían los arreos salían velozmente.

El Siglo XIX marca el inicio del Cuerpo de Bomberos, como entidad oficial, debido al incremento de los siniestros y las pérdidas de vidas humanas y materiales.

El primer Cuerpo de Bomberos de Cuba comienza a organizarse en el año 1835. El primer Reglamento Interno data de 1832 y fue la base para la organización y disciplina, permaneciendo vigente en lo esencial hasta el año 1880 en que se vuelve a reestructurar de manera oficial e independientemente del Reglamento establecido por la Real Orden del día 1 de mayo de 1838 en La Habana y dictado por el Capitán General de la isla Don Miguel Tacón y que se hizo extensivo en su aplicación hacia las restantes plazas de la isla que tuvieran este tipo de institución siendo el caso de Santa Clara en 1832, La Habana en 1835, Provincia de Matanzas en 1836 y en la Provincia de Cienfuegos en 1838,

En la Provincia de Camagüey se crea, en 1866, el cuerpo de bomberos llamado Honrados Bomberos, por iniciativa del insigne patriota Salvador Cisneros Betancourt, que además de promover su creación, costeo sus gastos, entre los que se incluía la adquisición de la bomba de caballos Santa Lucia.

También redactó su reglamento y organizó el cuerpo en tres compañías de blancos, pardos y morenos. El cuartel de este cuerpo fue situado en la calle Mayor, hoy Cisneros 203.

El cuerpo de bomberos de la Provincia de Guantánamo, se constituye en 1884, patrocinado por los comerciantes.

En la Provincia de Pinar del Río los antecedentes más remotos conocidos de creación del cuerpo de bomberos, se remontan al 28 de septiembre de 1887. La Provincia de Ciego de Ávila lo hace en 1910, por acuerdo de la colonia española.

La Provincia de Sancti Spíritus lo constituye en 1954.

El 14 de enero de 1831 se crea en la Provincia de Santiago de Cuba el Cuerpo de Honrados Bomberos, con una organización y estructura, perfeccionada y reconocida como entidad oficial, el 3 de julio de 1838,

De esta forma se cristalizan las gestiones realizadas por el Gobernador, coronel don Crisóstomo de Moya y Morejón, el alcalde municipal don Juan Vaillant y de las Cuevas, marqués de la Candelaria de Yarayabo y los más importantes representantes de la industria y el comercio de Santiago de Cuba , quienes además acuerdan realizar una colecta a fin de sufragar los gastos de los primeros equipos de extinción que tendría el cuerpo, los cuales llegaron al puerto el 8 de junio de 1832, procedentes de los Estados Unidos.

Los Bomberos en la etapa Colonial

En la etapa colonial, dada esta estructura, los cuerpos de bomberos, en muchos casos, tenían una parte dedicada a las funciones puramente civiles de la extinción y otra dedicada a misiones militares.

En otras oportunidades todo el cuerpo vestía uniforme y realizaba las funciones de los soldados de la colonia, es decir, en algunas ocasiones, vinculaban la labor policial con la actividad de los bomberos.

Por ejemplo, el cuerpo de bomberos de Santiago de Cuba se militariza en 1868, y los del comercio de La Habana son autorizados en 1879 a utilizar insignias militares, así como se acogen al título de “voluntarios en servicio” y acuden a los siniestros con el odiado uniforme de voluntarios, cuyos elementos esenciales identificaban aún, antes de esta fecha, la ropa reglamentaria del cuerpo.

Las agrupaciones de bomberos de la etapa colonial, además de contar con una limitada técnica, presentaban serios atrasos en la preparación del personal, aunque hubo algunos intentos de fundación de escuelas o institutos, sobre todo por parte de los bomberos del comercio, estas tuvieron una fugas existencia y en sentido general el medio más practicado fue el de los ejercicios y demostraciones, el cual también era insuficiente y en algunos casos , dada la escasa preparación teórica y práctica del personal, resultaba riesgoso.

La fusión de los cuerpos en uno solo, subordinado a los órganos de gobierno de las alcaldías, no resolvió en modo alguno el atraso técnico-material que presentaban.

Con ello se entronizó, de forma generalizada, el abandono de estos en todo el país a causa del desinterés manifiesto de los representantes del Estado a todos los niveles. Aún bajo este status de bomberos del gobierno, continuaban manteniéndose por la caridad pública, o sea por las suscripciones, donaciones y las propias actividades que esta institución organizaba para recaudar fondos. Incluso, en determinadas épocas del año salían con alcancías a recoger dinero por las calles, tal es el caso de Camagüey.

Los Bomberos en la etapa de la República

Durante todos los años que duró la república, poca evolución tuvo este cuerpo. A tal extremo, que importantes localidades de la época, como es el caso Marianao, en la década del 1920 no contaban con una organización de bomberos propia.

La década del 1930 encuentra al cuerpo sumido en una verdadera desorganización, sin apoyo ni estímulos. Por ejemplo, en el cuerpo de la capital, ya algunas bombas, lejos de ser renovadas, dejaron de funcionar, a pesar de haberse determinado.

En 1935, la instauración de esta agrupación con carácter nacional, bajo el nombre de Cuerpo Nacional de Bomberos, al cual teóricamente respondían ocho municipios de La Habana, cinco provincias y más de 16 términos municipales de provincias.

Esta organización tuvo de presidente a Eduardo L. Moreno, quien realizó gestiones con el poder ejecutivo y el congreso para mejorar el cuerpo, pero los gobiernos de turno, inmersos en la sumisión, el robo, y la más abierta corrupción administrativa fueron oídos sordos al clamor de los bomberos.

Solo el apoyo del pueblo en aras de su protección permitió fundar en dicha etapa instituciones en términos municipales como Remedios, Encrucijada, Alquizar, Artemisa, Cruces, Unión de Reyes, Jiguaní, Bauta, Mariel y otros.

Resumiendo estas dos etapas la colonia y la república, podemos decir que si bien surgen los cuerpos y se expanden en la isla por una necesidad, se mantienen, ya que el pueblo conocedor de la gravedad de la no existencia de esta institución, siempre se mantuvo cooperando para garantizar su permanencia, además de existir hombres honestos, decididos y desinteresados, para prestar sus servicios siempre que fueron solicitados.

Organización y estructura de los Bomberos

Dicho cuerpo presentaba una organización, estructura, estabilidad y medios técnicos que lo distinguían de los restantes.

Al concluir la contienda de los 10 años bajo el mando del coronel don Manuel Arnaz y Cabraces, se proyecta una nueva organización a fin de dotar al cuerpo de medios más modernos.

En 1879 don Emilio de Izaguirre funda una compañía de obreros adscripta al cuerpo de obreros bomberos hasta que en 1890 pasa a llamarse nuevamente El Benemérito Cuerpo de Honrados Bomberos, el cual contaría para ese entonces con una banda municipal y nuevas técnicas, que como la bomba de vapor concedida por el comercio local, hicieron más eficiente la labor de extinción en esta provincia.

En 1902 bajo el gobierno de ocupación militar yanqui se reorganiza una vez más este cuerpo en la provincia, por gestiones del alcalde municipal Emilio Bacardí se designa como su jefe a don Prisciliano Espinosa Julivert, sustituido posteriormente por el coronel Ernesto Martín Flamand, quien en los documentos de este cuerpo quedó consignado como “el hombre que más lo amó y benefició”, pues le prestó desinteresados y valiosos servicios a la ciudadanía. La tradicional labor de los bomberos en esta provincia, el amor del pueblo a tan humana actividad y las características técnicas y económicas de la región determinaron que el mando del cuerpo estuviera con iguales deberes y derechos.

Una encumbrada figura política o económica, o un simple bombero como el comandante Florentino Vidal Estrada que entrara en el cuerpo en 1908 como caballerizo, y fuera en 1925 jefe de la unidad, y ocasiones ostentara la máxima jefatura con el beneplácito respeto y consideración de todos los sectores políticos y económicos de la población y que se mantuvo en activo hasta su retiro en 1962.

Los Bomberos en La Habana

En los municipios que integran la actual provincia de La Habana comienzan a organizarse los cuerpos bomberos a partir de 1857 mediante la formación de destacamentos de bomberos voluntarios en sus villas con el objetivo de proteger con los escasos medios disponibles, las propiedades y haciendas de los ricos criollos de la región. Estos destacamentos se establecieron en las villas de Güanajay, Bejucal, San Antonio de los Baños, Güines, Batabanó, y San José de las Lajas, y fueron dirigidos por los gobernantes municipales, e incluso radicaban en los locales del ayuntamiento municipal de cada localidad, pero como siempre, eran sostenidos por suscripciones públicas que sirvieron además, para adquirir los primeros medios técnicos.

Así vemos que San Antonio de los Baños es la primera villa que adquiere una bomba de incendio en 1859, le siguen Bejucal en 1880 y Güines 1893.

El primer jefe de bomberos municipales de La Habana fue el ingeniero Manuel Pastor, con grado de coronel Esta agrupación fue incrementándose de 600 hombres en 1855 a más de mil en 1858, e integrada por ocho compañías.

Ya a finales del Siglo XIX se dividía en cinco secciones: de salvamento, obreros, pitoneros, manguera y maquinaria. Esta estructura se instituye en el reglamento del instituto de bomberos municipales de la Isla de Cuba en 1897. En enero de 1892, Emilio Lavale y Julio, primer teniente comandante de la sección de bomberos municipales de Casa Blanca, fundó una organización de bomberos en el caserío de ese lugar y trasladó desde La Habana los equipos en los ferrys.

El 17 de septiembre de 1898 se aprobó un nuevo reglamento para el cuerpo de bomberos municipales de La Habana, donde se plantea como objetivo principal, prestar voluntariamente el servicio de extinción de incendios.

Además el cuerpo se reorganiza bajo una nueva estructura. La vieja aspiración de fusionar las agrupaciones de bomberos municipales y del comercio, se logra el 15 de abril de 1902 por la Orden 103 del gobierno militar yanqui que ocupa la isla y en lo adelante el cuerpo se denominará Bomberos de La Habana.

El desarrollo de la técnica

En 1901 llegan a La Habana tres flamantes bombas de vapor, las José Martí, Felipe Pozo y Doctor Gener. Ocho años más tarde se recibieron 6000 pies de manguera. En la sub-estación de Casa Blanca funcionaba la bomba Gener, que fuera regalada en 1902 por el alcalde doctor Miguel Gener Rucin.

La Habana era considerada la provincia mejor equipada en lo referente a la extinción de incendios, pero no estaba a la altura de las necesidades reales de la actividad. En otras poblaciones que estaban subordinadas a la antigua provincia de La Habana, como Güines, Alquizar, Santa María del Rosario, Güira, Batabanó,Regla, Guanabacoa y San Antonio de los Baños, los bomberos actuaban con técnicas rudimentarias y carecían de bombas y medios de transporte para prestar servicios.

La industrializada Regla poseía almacenes de azúcar y de productos químicos, así como depósitos de gasolina y solo tenía alrededor de 75 bomberos, organizados en un cuerpo sin equipos para combatir los siniestros.

No es hasta el 20 de septiembre de 1936 que se recibe un carro multibomba con dos salidas de dos pulgadas cada una.

En 1942 se incrementa el número de mangueras por la posibilidad que ofrece la instalación de hidrantes en el pueblo, al ser inaugurado el acueducto municipal.

En el desarrollo de la técnica resulta interesante, el sistema de alarmas utilizado, el cual se caracterizó en los primeros momentos por el toque de cornetas, realizado por las bandas de música del cuerpo en las calles de la ciudad.

Este método evolucionó hacia la utilización de sirenas que aunque fueron instaladas en la época colonial, tienen aún vida útil. El sistema de localización del barrio por señal auditiva fue muy utilizada por ejemplo en las provincias de; Villa Clara, La Habana, Matanzas, etc.

El voluntarismo de los Bomberos

El cuerpo de bomberos, tanto municipal como de comercio en la etapa colonial y republicana tiene carácter voluntario, y lo integraban bomberos honoríficos que no percibían salarios estipulados por sus servicios, salvo los casos de algunos jefes, como el de Pinar del Río, y algunas plazas, sobre todo de choferes, limpieza y cuidado nocturno de la unidad, donde eran asalariados.

El salario de estos bomberos casi siempre corría a cargo de las propias suscripciones que realizaba el cuerpo o de las donaciones de algunas personalidades, o también de las contribuciones que rendían los comercios, puesto que los ayuntamientos solo costeaban en determinadas ocasiones la gasolina de los vehículos.

Como cuerpo profesional, o sea constituido como bomberos asalariados, únicamente se conoce el caso del grupo existente en Cárdenas.Así pues, podemos concluir que en general, desde su fundación y hasta el triunfo revolucionario en 1959 los bomberos tuvieron carácter voluntario y podemos afirmar que el vuelco total al Cuerpo de Bomberos en Cuba lo imprimió precisamente este triunfo.

Los Bomberos a partir de enero 1959

A partir del triunfo revolucionario se comienza a tomar medidas encaminadas a preservar los bienes de la sociedad y la lucha contra los incendio ocupa un importante lugar, es por ello que los esfuerzos fundamentales en este sentido se dirigen a trabajar en la esfera de la prevención y de extinción de los incendio.

Desde los primeros momentos, la revolución dicta un conjunto medidas tendientes a resolver el abandono económico y técnico que presenta este cuerpo, así como eliminar la plaga de botelleros que ocupan pocas plazas disponibles, y desvían el destino del escaso presupuesto asignado a la entidad.

Se dicta la Ley 106 del 27 de febrero de 1959 y a tenor con ella la Resolución 100 del 5 de agosto del propio año, y se establece que los comisionados civiles municipales tomen entre sus funciones la de dirigir el cuerpo de Bomberos. Por ello es que solo a partir de 1959 podemos hablar de la fusión de los bomberos en un cuerpo nacionalmente estructurado, no obstante haberse decretada su instauración como cuerpo nacional en la década del 30.

En atención a estos objetivos, el 9 de Noviembre de 1959 y mediante la Resolución Ejecutiva No. 173, y en uso de las facultades conferidas por la citada Ley 106 del 27 de febrero del propio año, se ordena reestructuración del cuerpo de bomberos, se sustituye su denominación por Seguridad Publica y se divide en las siguientes secciones:

Departamento de extinción de incendio. Departamento de prevención de incendio. Mantenimiento y talleres. Comunicaciones

El cuerpo de bomberos estuvo dirigido desde el 1959 y hasta 1964 por los comisionados municipales y desde el 1 de agosto de 1962 se promulga la Ley 1046 que faculta al Ministerio del Interior para coordinar la prevención y extinción de incendios en la provincia de La Habana. Además, mediante la Resolución 59 se establece la inspección a los centros de trabajo y la creación de brigada de bomberos voluntarios.

El 18 de mayo de 1964 cuando se dicta la Ley 1156, la cual transfiere al Ministerio del Interior los servicio de prevención y extinción de incendio que venían prestando los comisionados municipales.

Este órgano al integrarse a nivel nacional al Ministerio del Interior por la Ley del 18 de mayo de 1964, adopta el nombre de Dirección General de Prevención y Extinción de Incendios, y en las provincias el de Buró de Incendios, incluido el de la Isla de la Juventud, constituido el 16 de mayo de 1963, pues antes de la revolución no existió ninguna actividad organizada a tales fines.

Este cambio no fue solo de nombre, sino que ocasionó modificaciones sustanciales en las formas de trabajo.

Cada turno de trabajo contaba con mayor o menor cantidad de personal en correspondencia con la extensión del territorio, peligrosidad e importancia económica de los objetivos a los que se prestaba cobertura.

Esta nueva situación trae aparejada la necesidad de especializar a nuestro bomberos y se hace con la ayuda de la Rusia es entonces que comienzan a formarse cuadros de mando para los bomberos en los diferentes niveles. Se crea también en el país una escuela para la formación de bomberos con el fin de perfeccionar los viejos conocimientos y aprender el manejo de las nuevas técnicas que comienzan a llegar al país del propio año 1962.

La labor preventiva sentó las bases para la elaboración de las Normas Técnicas, las cuales constituyeron las primeras herramientas de trabajo de los Inspectores. Esta importante función pronto tomó fuerza, y se extendió a las diferentes zonas del país y a los objetivos de alto índice de peligrosidad.

La prevención pasa convertirse entonces en una actividad de todos lo que hace que gane en organización a partir de la publicación en la Gaceta Oficial de las Leyes que disponen las exigencias de la Protección Contra Incendios hasta la propia creación de Brigadas de Prevención Contra Incendios, donde se agrupa organizado el pueblo trabajador.

Además ya se existen las Leyes No. 1268, 1249 y la l3 que rigen el trabajo de Protección Contra Incendios, esto nos permite instrumentar y exigir el cumplimiento de las medidas que diariamente establecen nuestros Inspectores en su quehacer diario, en las visitas a los objetivos económicos. Hay que recordar que en Cuba los trabajadores son los dueños de todos los recursos, por lo que se agrupan en Brigadas contra incendios, y en los primeros momentos cuando ocurre un siniestro actúan y podemos decir que numerosas ocasiones han realizado la labor de extinción de fuegos o inicios de estos.

Dichas Brigadas constituyen medios auxiliares eficaces en la prevención y extinción, y demuestran en no pocas ocasiones un elevado espíritu de sacrificio. Estas se constituyen en los centros de trabajo, según la cantidad de obreros con que cuenten, y también atendiendo a los turnos con que cuenten en los centros.

Otro aspecto que no podemos dejar de mencionar es sido la celebración anual de la Semana Nacional de Prevención de Incendios, iniciada en 1966, y se celebra en el mes de Mayo.

Esta jornada se ha ido perfeccionando y se mantiene como una de las actividades donde se establece una vinculación directa con el pueblo donde se ha logrado una divulgación positiva, puesto que podemos conocer de todas las actividades que se realizan diariamente durante esta semana por la radio, la televisión y la prensa. Se realizan concursos con los niños en las escuelas, así como competencias entre las Brigadas contra incendios de los diferentes centros laborales, lo cual además sirve de preparación no solo para los competidores, sino para el pueblo en general que también participa de estas competencias.

Algo que es de gran importancia es el encuentro con la historia ya que se realizan las peregrinaciones a los lugares donde reposan nuestros mártires en el Cementerio de Colón, Cementerio de Regla, etc.

Como se observa, en la labor de prevención el pueblo tiene una activa y decisiva participación en cuanto a la profilaxis y prevención de los incendios. Sin embargo, esto no fue siempre así, ya que el trabajo de prevención contra incendios es solo una práctica de nuestra revolución.

Principales incendios después de 1959

  • Sabotaje al Vapor francés Le Coubre que transportaba armas para el pueblo, donde los bomberos, junto a la PNR, la Cruz Roja, el Ejército Rebelde, la marina revolucionaria, el pueblo, y al frente de todos, los Comandantes Fidel Castro, Ernesto Guevara, Raúl Castro y otros dirigentes de la revolución, trabajaron arduamente en el rescate de las víctimas caídas, así como en la sofocación de las llamas producidas por las explotaciones. Este criminal sabotaje ejecutado por la mano imperialista dejó un doloroso saldo de 70 muertos y más de un centenar de heridos.
  • 22 de marzo de 1966 nuestros bomberos enfrentaron el incendio producido por la mano enemiga en las áreas del central Australia, donde se quemó medio millón de arrobas de caña. Como siempre, junto a los combatientes de incendios se encontraban el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, la inolvidable Celia Sánchez Manduley y el capitán Antonio Núñez Jiménez. En esta acción nuestro Comandante en Jefe abordó un carro bomba y manguera en mano inició la lucha contra las llamas.
  • 14 abril de 1961 Tienda El Encanto. Esta vez no puede evitarse el desastre total, y en lucha heroica por salvar las propiedades del pueblo muere la abnegada trabajadora del centro, Fe del Valle.
  • 12 de mayo de 1968 en los almacenes de la Empresa de pieles y derivados de la Calle Patria, puso en alto el valor y abnegación de nuestros bomberos, quienes en la sofocación de las explosiones producidas por las latas de soleta almacenadas, se batieron heroicamente con las llamas. En este siniestro perdieron la vida dos valiosos combatientes del Cuerpo de Bomberos, los compañeros Elías Moya Téllez de la provincia de Guantánamo e Iván Lugo Machado de Villa Clara.
  • 1 de julio de 1977 manos enemigas provocan un incendio en el Teatro Amadeo Roldán en vísperas de sus 49 años, en cuya extinción fue heroica la acción de los bomberos dentro de las propias llamas.
  • 8 de mayo de 1980 cuando también manos asesinas provocaron un incendio en el Círculo infantil Le Van Tan de la barriada de Marianao. La concentración de 570 niños y de muchos de sus 158 trabajadores atrapados por el humo y las llamas, bloqueó las salidas de los elevadores y las escaleras, lo que demandó un dinámico y masivo trabajo.

Estos son solo algunos de los hechos donde se puede ver el valor de esta aguerrida tropa que formar los hombres del fuego, pero su temple y coraje alcanza expresiones admirables en las batallas que se han librado en el interior de la Refinería Ñico López, donde siniestros ocurridos aquí hubieran puesto en peligro inminente ciudad de La Habana de no ser por la eficaz y rápida acción de los bomberos.

Es bueno destacar la labor de los bomberos no solo en la extinción o prevención también en la actividad de Rescate y Salvamento, donde como siempre es arriesgada su labor salvando vidas humanas. Por citar algunos ejemplos tenemos los ciclones, derrumbes, personas ahogándose, etc., donde estos hombres y mujeres han dado hasta sus vidas por salvar la de otros.

Las nuevas técnicas

Con la preparación del personal para la extinción y prevención además el Rescate y Salvamento, es necesario de dotar al cuerpo de nuevas técnicas, dedicando ingentes esfuerzos para dotar a los bomberos de modernos medios para la extinción y protección personal.

En el año 1962 se comienza a recibir en nuestro país medio de extinción, procedente de Europa, los que jugaron un papel determinante en el enfrentamiento de la especialidad.

Se reciben de Alemania: Auto cisternas, auto bombas y carros de rescate caracterizados por un alto rendimiento, maniobrabilidad y pocos gastos de moto recursos.

Llegan en el año 1964 procedentes de Rusia carros en su mayoría auto cisternas, algunos de ellos con modificaciones para ser utilizados en incendios forestales.

Entran al país también técnicas procedentes de Checoslovaquia, auto cisternas, con altos índices de aprovechamiento en su explotación.

En el año 1969 se adquieren equipos en Francia y España nuevas técnicas, cisternas, auto bombas, carros especiales para el trabajo en los aeropuertos, carros escaleras, etc.

En la década del 1980 procedentes de Rumania son adquiridas otras técnicas. Así mismo hemos adquirido carros para la extinción de incendios en refinería y carros especiales para aeropuertos. Conjuntamente con estas técnicas, el estado se ha preocupado por la protección del personal, recibiéndose medios de protección como son capas, cascos, botas, trajes refractarios y otros.

La Revolución garantiza una eficaz labor preventiva en evitación de incendios que atenten contra nuestro desarrollo económico y contra los intereses del pueblo trabajador, así como una segura extinción de los siniestros que se produzcan, e incrementa las posibilidades reales de rescate y salvamento en casos de accidentes y desastres naturales.

Con ello se demuestra que para la Revolución cubana lo primero son los hombres y su pleno desarrollo

Bibliografía

  • Pezuela. Jacobo de la: Historia de la isla de Cuba. Madrid, 186
  • Colectivo de autores: Historia de los Cuerpos de Bomberos en Cuba. Editorial Política. La Habana, 1987
  • Colaboración del Museo de los Bomberos en La Habana.
  • Opushabana