Fue condenada y derrotada la invasión de Playa Girón.
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En Playa Girón la última resistencia de los mercenarios la realizaron con dos de sus tanques de guerra, pero al darse cuenta de que se habían quedado sin mando, se rindieron. A esas alturas ya lo que quedaba combatiendo de los invasores era una tropa informada de que en total se les habían tumbado 12 de los 16 bombarderos B-26. El mismo día 19 de abril, el Centro de la CIA envió desde Washington uno de los mensajes más ridículos de su historia: Tratar la invasión como si hubiese sido una misión de abastecimiento logístico a los alzados en las montañas del Escambray y que ¡había sido un rotundo éxito! Declaración de un invasor, frente a las cámaras de la Televisión Cubana:
Sumario
Confesiones de los responsables del ataque
Los responsables del fracaso, al final, comenzaron a culparse mutuamente, y el 23 de abril de 1961 el entonces presidente John F. Kennedy, en conferencia de prensa, declaró:
En declaración escrita, publicada el 24 de abril, asumió toda la responsabilidad de la invasión. Años después, Clark Clifford, asesor consejero de Kennedy, recordó cuando el Presidente norteamericano dijo:
Declaraciones de José Ramón Fernández sobre la invasión
«Yo sobrevaloré —afirmó José Ramón Fernández el ímpetu combativo del enemigo en ese momento (…) Se hizo fuego sobre los botes y otras embarcaciones, con todos los medios disponibles (…) no así contra los destructores norteamericanos (…) Durante ese fuego, en el que participó la Fuerza Aérea, los destructores pusieron proa a alta mar y se alejaron sin rescatar, hasta donde conocemos, a los tripulantes de ninguno de los botes. «Deben imaginar cuán difícil decisión: impedir que nuestras fuerzas hicieran fuego contra los verdaderos invasores. Pero estaba consciente de que, aunque pareciera un acto de debilidad frente a mis subordinados, era lo que correspondía hacer, lo que convenía a la Revolución. Disparar a los barcos podría haber generado un ataque de Estados Unidos». Aclaró Fernández que en ese momento estaba solo, preocupado de que su decisión (sin nadie con quien compartirla) pudiera originar un daño irreparable a la Revolución y a la Patria.
Según esa narración, la Brigada mercenaria 2506 tenía 16 aviones B-26; seis C-46; ocho C-54; dos PBY (Catalinas, capaces de aterrizar y amarizar)... La proporción de pilotos era de seis a uno con respecto a nosotros. Tenían tres veces más aviones de combate que nosotros. «Caído Girón, todo el esfuerzo se concentró en rodear la zona completamente y capturar la dispersa brigada mercenaria»Un combate táctico
«Hay combates tácticos que no se deben perder nunca. Cuba es un combate táctico permanente, un Girón que ha evitado mil batallas (…) Todo buen militar anda apurado, y si no duerme, mejor todavía, como hizo Fidel en Girón, no dándole tiempo al Presidente Kennedy a pensar mucho. Lograr una victoria fulminante, para no darle la posibilidad ni siquiera de rescatarlos (…) Un buen jefe táctico debe ser rápido y agresivo y querer lo mejor (…) Los buenos jefes tácticos son envolventes y de una agresividad aniquiladora. «El caso es que por intuición o por lógica, no sé, Fidel lo hizo en la Sierra Maestra y lo repitió en Girón, donde golpeó principalmente los puntos neurálgicos: sus barcos y aviones. Si esto no es arte, que me perdonen los militares académicos. (…) No dejamos un solo minuto de tirarles con todo: infantería, artillería y aviación (…) nos armamos sobre la marcha de los acontecimientos, casi no nos dio tiempo a estudiar el empleo táctico-técnico del armamento, pero ellos no lo sabían, les tiramos cañonazos de todos los colores y avanzamos (…) ¡Candela! Se aterrorizaron».
«(…) No estaban preparados para tamaño sacrificio, no eran los defensores de la fortaleza de Brest, ni posteriormente los hombres de Cangamba. Venían a reconquistar los latifundios, las fábricas y los centrales azucareros de sus amos»De la derrota a la retirada
Mensaje del Jefe de la Brigada mercenaria 2506, José Antonio Pérez San Román a sus superiores de la CIA.
«Estoy destruyendo todos los equipos y las comunicaciones. Hay tanques a la vista. Ya no tengo con qué luchar. Huyo hacia el monte. No puedo esperar por ustedes»Se ponía fin a las comunicaciones directas de la CIA y su flamante fuerza paramilitar. San Román rechazó la propuesta de sus oficiales de agrupar las fuerzas y retirarse hacia El Escambray por el camino de Cienfuegos. De Playa Larga avanzaba una ofensiva que ganaba terreno poco a poco. Los mensajes que llegaban de allí, informaban que muchos milicianos morían, pero que era imposible detener a los vivos. José San Román vio a sus hombres huir sin que les importara nada.
Fuentes
· Diario de Girón, Gabriel Molina, · Editora Política, 1983. · Artículo de Efigenio Ameijeiras sobre Girón, Granma Internacional, 19 de abril 2001. · Informe de Lyman Kirkpatrick, en Bay of Pigs, de Peter Kornbluh. · De nuevo Cuba no miente, Nicanor León Cotayo, 25-3-1998. · Periódico Juventud Rebelde.