Historia del municipio Jobabo (Provincia Las Tunas)

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Historia del Municipio Jobabo (provincia Las Tunas)
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Escudo Jobabo.jpg
Escudo de Jobabo, Las Tunas
Cronología
Período aborigen
Período colonial
Guerra de los Diez Años (1868 - 1878)
Guerra de 1895
Período neocolonial
Desarrollo social y cultural durante la neocolonia
Lucha insurreccional 1952-1958
Período revolucionario
Transformaciones económicas
Transformaciones sociales y culturales

Historia del Municipio Jobabo (provincia Las Tunas) . El nombre de Jobabo tiene su raíz en la palabra aruaca Jobabol, que significa poblado por jobos, razón por la cual no es de imaginar que en las inmensas selvas que existieron antaño en el zona, hubiese abundancia de esta especie de árbol de uso medicinal.

Ubicación geográfica

Ubicación del municipio Jobabo, Las Tunas

Localizado en la parte sureste de la provincia, Jobabo es uno de los ocho municipios de la provincia de Las Tunas que se encuentra ubicado al sureste de la provincia, 36 km al sur de la capital provincial. Limita al sur con el Golfo de Guacanayabo, al este con los municipios de Las Tunas y Río Cauto, al oeste con los municipios Colombia y Guáimaro y al norte con las divisiones políticas de los municipios Guáimaro y Las Tunas. La cabecera municipal se encuentra localizable a los 20.9 grados de latitud norte, y los 77.3 grados de longitud oeste. Es atravesado por el río homónimo que nace en las llanuras de El Rompe y desemboca en el Golfo de Guacanayabo. Hasta 1976, este río servía de línea natural que dividía las provincias de Oriente y Camagüey.

Comunidades primitivas

Los primeros habitantes del territorio se caracterizaron por practicar la caza, la pesca y la recolección marina. Las evidencias arqueológicas localizadas en diferentes puntos de la geografía jobabense como Tunita 1, Alto de Tunita 2, Alto de Tunita 3, El Colmenar, Rancho Claro1, Rancho Claro 2, Rancho Claro 3 y Conchal Las Caguaras corroboran tal afirmación. Se determinó que en los grupos del Período Medio hubo predominio de la recolección por encima de la pesca y la caza, notándose una marcada dependencia de la recolección marina. Eran nómadas o seminómadas; las evidencias que se encuentran en sus residuarios así lo demuestran. El hábitat estuvo vinculada a la faja litoral, en franjas bajas, de manglares y cenagosas, cercanos a la desembocadura de ríos y arroyos, de donde pudieron obtener el agua potable. Se apropiaban de los objetos tal y como la naturaleza las daba, de hecho, la recolección marina y la pesca ocupaban lugares preferenciales, aunque la captura de moluscos y la caza también formaron parte de su sustento. Queda demostrado la utilización de guijarros naturales y la talla de la piedra (sílex) para confeccionar instrumentos de trabajo, además de los confeccionados en conchas de moluscos marinos y otros artefactos elaborados en piedra con algún pulido. Sus instrumentos de trabajo estaban confeccionados en concha, con caparazones principalmente del cobo, con el cual confeccionaron: gubias, raspadores, perforadores, picos de mano, vasijas, entre otros; logrados mediante la abrasión, fractura y rotura por percusión. Igualmente fabrican otros utensilios a partir de la piedra en volumen (guijarros o cantos rodados naturales) como majadores, percutores, trituradores, entre otros, utilizados para elaborar los instrumentos en conchas, triturar colorantes a partir de minerales y desmenuzar alimentos. También practicaron la talla de la piedra (sílex) en láminas para emplearlas como cuchillos, raederas y raspadores.

Época colonial

Principales aspectos políticos y socioeconómicos de 1510 – 1867

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Se puede observar el temprano acercamiento de los conquistadores españoles a estos lares, cuando el navegante Alonso de Ojeda, junto a una docena de hombres, llega a la comarca de Cueybá, donde el cacique Cacicaná les trató amablemente y les cuidó, a los pocos días se habían recuperado y Ojeda, quien llevaba consigo una imagen de la Virgen María desde la primera vez que se embarcó a América en 1493, había prometido a ésta de que le dedicaría un templo en el primer poblado indígena que encontrara en su camino y que los recibiera con buenas intenciones, razón por la que levantó una pequeña ermita de la virgen en el poblado, la cual fue venerada por los aborígenes de la comarca. En 1533, la llama de la rebeldía se manifestó a través de la primera rebelión de esclavos en las minas de oro de Caobilla, según ha sido demostrado por importantes historiadores como José Luciano Franco, Felipe de Jesús Pérez Cruz, Philip S. Forner, quienes afirman que este acontecimiento tiene gran connotación, participaron cuatro esclavos, los que comenzaron a trabajar más lento que los demás, llamándosele a esta acción El paso de la jicotea. Este hecho fue reprimido cruelmente al ser expuestas las cabezas de los líderes en la plaza pública de la ciudad de Bayamo, a la sazón este territorio pertenecía a la jurisdicción bayamesa, como escarmiento a posibles manifestaciones de igual índole en otras localidades.

Mayor General Francisco Vicente Aguilera

Para 1868, la población de las haciendas ganaderas de Francisco Vicente Aguilera en la zona de Jobabo era de tres mil 393 vecinos de los cuales dos mil 333 eran blancos, 845 mestizos y negros libres y 215 esclavos, lo que representaba el 6% de la población de sus predios rústicos en Las Tunas, su hacienda de Cabaniguán estaba estimada en dos mil 906 caballerías de tierra. Eladio Aguilera Rojas describe así la misma:

...Cubierta de frondosos bosques vírgenes, cuajados de gigantescas caobas, cedros y otras maderas preciosas con potreros inmensos sembrados de yerba de guinea por innumerables caballerías, midiendo con la hacienda La Mina, en el mismo fundo, tres mil 206 caballerías... </ref>

El fundo de Virama, también de su propiedad, era mucho más extenso que el anterior con cuatro mil 500 caballerías. En esta misma zona poseía Aguilera los valiosos potreros de El Lavado y Las Enceibas de Cabaniguán y alrededor de treinta haciendas de crianza contando entre ellas tres hatos en El Lavado y el ingenio El Cabaniguán.

Guerra de los Diez Años (1868 - 1878)

Secundando el alzamiento cespedista ocurrido el 10 de octubre de 1868 en el Ingenio Demajagua, los tuneros encabezados por Vicente García tres días después ejecutan el asalto a la ciudad tunera y mientras esto sucedía en los lugares comprometidos con el inicio de las gestas libertarias, en Santa Ana de Cayojo, de la zona de Jobabo, el revolucionario y acaudalado hacendado Francisco Vicente Aguilera, desde el día 12, se encontraba listo para partir al campo insurrecto con una fuerza conformada por dos compañías al mando de los capitanes Pedro Gómez y José Caridad Vargas. Al respecto anotó Eladio Aguilera Rojas:

... “Ocupado se encontraba en estos y otros asuntos, cuando en su hacienda Santa Ana de Cayojo, se presentó su primo Manuel Anastasio con los pliegos que le confiara la Junta de Bayamo... después de conferenciar largamente aquella noche con Manuel Anastasio, al día siguiente muy temprano mandó segunda órden (sic) a su gente de Cabaniguán para que en el más breve tiempo se le presentara lista para salir a la campaña. </ref>

El 17 de enero de 1869 Carlos Manuel de Céspedes se encontraba en Las Tunas y se establece en la finca Santa Ana de Cayojo, desde donde emitió importantes documentos como jefe máximo de la Revolución. Con posterioridad se establece definitivamente en fue Ojo de Agua de los Melones, donde radicó el primer Gobierno de la República constituido en Guáimaro.

Vicente García

El 12 de octubre de 1873, las fuerzas cubanas comandadas por Vicente García tomaron el fuerte de La Zanja, en el sur de Jobabo, y lograron la captura de un rico botín de guerra consistente en 76 rifles, 200 mil cartuchos, numerosas armas blancas, víveres, ropas y otros pertrechos. El parque tomado a los españoles le fue escondido en la zona de Guaramanao y por la persecución enemiga fue capturado uno de los exploradores de los cubanos llamado Joaquín Reyes. El teniente coronel Vilches, jefe de la columna enemiga, lo amenazó con ahorcarlo si no le decía el escondite del parque, pero el digno soldado cubano le jugó una estratagema y lo llevó al sitio donde estuvo escondido antes. Máximo Gómez, que había hecho un amago sobre el pueblo de Guáimaro para atraer así a sus defensores y causarles algunos estragos, recibió información de un confidente de los cubanos en aquel poblado, acerca de la maniobra de Vilches sobre Lajas o Zanja para tomar el parque de Vicente García. Ante la noticia mandó a formar la tropa y armó una columna con gente escogida de infantería y caballería, conformando una patrulla con la división de Las Villas, al mando de un intrépido jefe José González Guerra. El resto de las fuerzas debían quedar ocupando la zona hasta nueva orden, designándose como jefe al coronel Gonzalo Moreno. El teniente coronel Baldomero Rodríguez con 40 jinetes que se habían distinguido en numerosos combates, debía conformar la vanguardia de la columna cubana que no rebasaba los 300 hombres en total. Máximo Gómez en breve arenga les dijo: ... ¡soldados! una columna enemiga bastante fuerte ha salido ayer de este pueblo a cogernos un depósito de parque que guarda el general Vicente y nuestro honor está comprometido si a todo costo no evitamos esa desgracia. El general tunero a esta hora ignora lo que pasa, iremos en marcha ahora mismo y el rastro del enemigo nos conducirá hasta él... Luego de crear las condiciones estratégicas para atraer al enemigo se produce una cruenta batalla, en la cual los peninsulares lamentaron la pérdida de más de quinientos cadáveres, tendidos en un fatídico desorden, los espectáculos resultantes hacían de Palo Seco un cuadro dantesco. Todo quedó en poder de los cubanos y los pocos españoles sobrevivientes fueron capturados entre los espinos del lugar, incluyendo entre los vencidos a los soldados y clases mandados por el comandante Martitegui. En la finca El Lavado, comarca de Jobabo, el 24 de septiembre de 1874 se produjo una conferencia entre el Gobierno y Vicente García, donde se le propuso la jefatura del Primer Cuerpo de Ejército tras haber caído prisionero Calixto García, quien se desempeñaba en tales funciones. Esta nueva designación fue aceptada por el jefe cubano, solicitando al ejecutivo se le dejara mandar las fuerzas de Las Tunas, cuyo territorio se le había agregado a Camagüey, cuestión que le fue concedida. Por tanto, a partir de esta fecha en el orden militar Las Tunas se incorporó a Oriente.

Guerra de 1895

En los primeros días de junio de 1895 entró el general Máximo Gómez a Las Tunas con solo 20 hombres, logrando la incorporación de un grupo de tuneros hasta completar la cifra de 100 efectivos. El seis cruzó el río Jobabo, haciendo noche en Sitio Viejo de ese territorio, de ahí continuó marcha hasta San Juan de Dios del Portillo en Yáquimo, donde tuvo noticias de que una columna enemiga se dirigía hacia Camagüey, razón por la cual decidió interceptarla y tomó rumbo al mencionado río el once del propio mes y ante la confirmación de que el enemigo no saldría retornó. El dos de septiembre de 1895 ocupó Gómez la zona de Jobabo, con el objetivo de esperar una columna española que se acercaba a este punto con la cual combatió sobre la marcha al ser muy numerosa. José Luciano Franco, escribió sobre este momento a decir de José Miró Argenter, que la jornada del día seis fue muy dura pues los caminos estaban intransitables debido a las lluvias: los caballos se habían hundido hasta el pecho. A las nueve de la noche extenuados por la fatigosa marcha, acamparon en las praderas de La Soledad, en la comarca de Jobabo. El general José Manuel Capote, combatió este día contra la tropa española acantonada en Las Pelonas, coronándose con éxito al hacerla huir de aquel lugar por donde debía pasar la columna invasora de Antonio Maceo. Al siguiente día Capote cursó aviso a Maceo que el enemigo se encontraba a seis kilómetros de La Soledad, informe que aprovechó el general para forzar la marcha con el objetivo de ganar cuanto antes Las Villas, evitando enfrentarse a los españoles para no agotar su escaso parque. Al levantar el campamento de La Soledad, destacó en este sitio algunos pelotones de caballería por si se presentaban los españoles y los entretuviese, mientras ellos se dirigían a Lajas, en la zona de Jobabo. El enemigo después de reconocer el abandonado campamento mambí de La Soledad siguió el rastro de la columna invasora. Maceo colocó algunos escuadrones de infantería entre los breñales para contener al enemigo, mientras el general Capote con la caballería tunera, hostilizaba el flanco derecho de los españoles obligándolos a detenerse y acampar en la sitiería de Lajas. El general Maceo detuvo la marcha el 7 de noviembre en Guaramanao a unas cinco leguas de Las Tunas. No previó la salida de los españoles en su persecución, ordenó preparar el almuerzo en ese lugar. Habían comenzado a desollar las reses, cuando los exploradores cubanos hacían fuego graneado de fusilería, que anunciaba la proximidad del enemigo. Los peninsulares a modo de tanteo comenzaron su ofensiva por ambos flancos, mientras el general Maceo reforzó las avanzadas de cada lado y formó las tropas en orden de batalla. La infantería cubana integrada por orientales, montañeses en su mayoría, fue colocada en una ceja de monte en el improvisado escenario épico, sitio por donde podían vulnerarse fácilmente las fuerzas insurrectas y la caballería fue desplegada en el centro del potrero, contando con el enmascaramiento de los pastizales. El cuerpo de guardia principal se colocó para una defensa escalonada, lo que provocó que al parecer el enemigo se fuera encerrando en el polígono de operación, trayendo por resultado que, en el primer choque por el flanco derecho, los españoles fueron recibidos con nutrido y certero fuego que los hicieron retroceder. Intentaron los iberos un movimiento por el lado izquierdo, pero fueron batidos con gran efectividad por los retenes de los invasores. Los flancos se abrieron en forma de abanico, ocasión que aprovechó la caballería mambisa para cruzar el arroyuelo de Guaramanao que les quedaba enfrente, presentándose de improviso sobre la altura que coronaba el lugar, dominando el escenario de combate en toda su extensión. Esta audaz operación de Maceo hizo a los españoles abandonar el campo de batalla abierto donde hubiesen recibido seguramente una terrible carga al machete y buscar refugio en el monte, momento que aprovechó el general para cubrir los caminos con la infantería y continuar la marcha hacia El Lavado. Una nueva maniobra de la caballería les facilitó colocarse a los flancos de la infantería cubana, permitiéndole su salida airosa del potrero, salvo la infantería fue destacado en Guaramanao un escuadrón para la observación y el resto de la tropa con la caballería a la vanguardia continuó su marcha triunfal. La caballería tunera, con el general Capote al frente, se había situado en las proximidades de un flanco y retaguardia del núcleo español que había acampado en aquel lugar, hostilizándolo toda la noche con fuego intermitente de sus exploradores. Maceo ordenó hacer alto en el potrero El Lavado, a unos siete kilómetros del campamento anterior, ocupado ahora por el jefe español, coronel Mario Echagüe, quien pretendía impedir que la columna invasora cruzara el río Jobabo hasta el occidente cubano. En dicho lugar fechó Maceo el día ocho de noviembre su comunicación número dirigida al general José M. Rodríguez (Mayía) jefe interino del Tercer Cuerpo del Ejército Libertador en la cual le ordenaba tuviese preparadas sus fuerzas en un punto conveniente y que facilitara el encuentro con ésta. También le manifestaba tuviese conocimiento sobre las columnas enemigas que pudiesen entorpecer el paso de los invasores. En uno de los párrafos de la citada comunicación le especificaba:

... ordene a las autoridades civiles que tengan recursos para la columna, debiendo ser estos, carne salada y viandas, así como calzado para la tropa y caballos para reponer las bajas de la caballería... </ref>

Aún no había concluido el jefe cubano con el despacho de los asuntos de mayor urgencia pendientes, cuando en los montes de El Lavado se escucharon retumbar los disparos de la fusilería que anunciaban nuevamente la presencia de las fuerzas enemigas mandadas por el coronel Echagüe, quien se había empeñado en establecer batalla campal con los cubanos. El fuego nutrido de la infantería a corta distancia del campamento invasor demostraba que el general Capote se batía con el enemigo, cubriendo la retaguardia del contingente cubano. Una hora después la columna española casi envolvía a una de las avanzadas cubanas situadas en El Lavado, los proyectiles cruzaban peligrosamente por encima del alojamiento del Cuartel General. Rápidamente los infantes que se encontraban disponibles se guarecieron en la frondosa arboleda que se extendía hacia la derecha del hato en toda su longitud y la caballería se ubicó en línea circular de frente al enemigo, protegida ligeramente por una cañada que atravesaba el terreno. Los españoles ocultos en una arboleda cercana, que cerraba el fondo del potrero por el camino de Guaramanao procuraban destronar de su puesto a la infantería insurrecta para una vez en esa posición descubrir la cañada que protegía a los escuadrones cubanos. El jefe español inició un movimiento de flancos con heroicos empujes, el cual fue poco rebatido por los cubanos que combatían a la riposta para economizar sus escasas municiones, no obstante, resistieron la avalancha. Entonces, el jefe enemigo dispuso otra maniobra para evitar que la caballería de la columna invasora corriera sobre el centro de su fuerza, mientras cañoneaba por el frente a los soldados de la infantería mambisa. El general Maceo, había dado la orden de que se cargara al arma blanca si la tropa española avanzaba por el centro del potrero, cuestión que no fue posible pues no ocurrió tal cosa.

Época de la República neocolonial

Jobabo, 1928

Frustrada las ansias de independencia del pueblo cubano con la intervención norteamericana en 1898, y la imposición de gobiernos títeres que respondían a los intereses yanquis, entre 1910 y 1911 se construyen en Jobabo, las primeras casas y los bateyes. Las primeras, destinadas a los altos empleados, y las segundas para los trabajadores de puesto fijo, aunque de menor grado que los altos funcionarios. Las construcciones de madera, como éstas, predominarían hasta la década del 20, en que surgirían las primeras construcciones de mampostería en el centro del poblado. Los comercios ya se habían establecido escalonadamente, fundamentalmente por inmigrantes chinos, aunque habitaban otros pobladores de tierras foráneas, fundamentalmente inmigrantes haitianos y jamaicanos, que huían de las difíciles condiciones de sus tierras natales, y llegaban a Cuba en busca de mejoras económicas. La construcción del ingenio concluyó en 1911. En el mes de noviembre de ese año fue realizada su prueba satisfactoriamente con la materia prima de las propias colonias. La primera zafra comenzó el 12 de febrero de 1912, con una duración de 65 días, se produjeron 73 202 sacos de azúcar, procesando 5 917 760 arrobas de caña y un rendimiento de 12,37. La fuerza de trabajo tenía una composición heterogénea, formada por africanos, jamaicanos, chinos y cubanos. En estos años iniciales de la República, las pugnas por el poder político entre Liberales y Conservadores, llevan a los políticos a cometer grandes fraudes y abusos en el poder, por mantenerse los unos y por alcanzar el gobierno los otros. Esto motiva, entre otras razones, la segunda intervención norteamericana en 1906 y un enfrentamiento entre ambas facciones conocido como “La Chambelona” en 1917.

Este último acontecimiento tuvo especial repercusión en Jobabo, el central fue ocupado por los alzados, sin embargo, el cuatro de abril de 1917, las tropas gubernamentales, al mando del capitán Enrique Cadenas, logran expulsar a los ocupantes, iniciándose una cruel represión contra los liberales y en ocasiones a personas que nada tenían que ver con estas rivalidades políticas. Entre los incidentes más notables se encuentran, el fusilamiento, sin previo juicio, de varias personas, entre ellas, el de ocho jamaicanos e igual cantidad de cubanos, uno de ellos fue quemado vivo en los hornos del central.

Ceiba en la chambelona.png

En 1927, después de varios esfuerzos de la comunidad jamaicana residente en Jobabo, se funda en esta localidad una asociación garveyista, que tenía corte panafricanista y se subordinaba a la denominada Asociación Universal para el Adelanto de la Raza Negra. Según estudios realizados por el historiador José Guillermo Montero, se estableció en calle Carnicería, S/N y fueron sus fundadores: Tomás Carbine, Luther Jonson, W. C. Glamour, J. M. Dudley Clamant, L. Parkinson, L. B. Stud, E. S. Bonner, Joseph. N. Leslie, C. E. Gobbet, J. Campbell y otros. El local de la asociación fue el resultado de la colaboración de algunos inmigrantes de la comunidad anglo-caribeña de la localidad. Fue inscripta en las oficinas centrales de la UNIA con el número 323. El local de reunión o Liberty Hall, estaba adornado con un retrato de Marcus Garvey y de otros elementos simbólicos de la asociación. Estaba presidido por la bandera de la UNIA la cual tenía estampada la consigna: Africa for Africans. Podían encontrarse en aquel sitio, ejemplares del órgano oficial Negro World, además de otra literatura relacionada con el pensamiento de Garvey, que recibían con periodicidad por vía correos. Existía además un control estricto de los asociados, como de las finanzas recaudadas por concepto de las ventas de acciones y otras colaboraciones. A partir de la década de 1920 comienzan algunas manifestaciones, de organizaciones que tenían las mismas características del resto del movimiento obrero en el país: el economicismo y como ideología el reformismo, el anarquismo, el anarco sindicalismo y algunas ideas socialistas. En consecuencia, en Jobabo, en 1920, se origina la primera huelga organizada por los obreros ferroviarios que exigían aumentos de salarios y mejores condiciones de vida, objetivos no alcanzados. En 1924, otra manifestación tuvo un alcance superior a la anterior en la que participaron varios de los diferentes departamentos de la industria; se extendió a 21 centrales de la provincia de Oriente y por espacio de 30 días. Como parte del fermento rebelde del cubano y las tradiciones de lucha del pueblo cubano durante la época neo colonial a lo largo de nuestro país, el campesinado libró significativas acciones contra la expresión del latifundio y en defensa de su derecho a la tierra. Para dejar expedito el camino de la expansión del latifundio yanqui, fue dictada por el gobierno interventor norteamericano del general Wood, primero la orden número 34, de febrero de 1902, por medio de la cual se liberaban de trabas a la compañía azucarera para el establecimiento de líneas ferroviarias privadas, y se facilitaba el control de grandes extensiones de tierra del país. Después promulgó la Orden Número 62 con fecha cinco de marzo de 1902 pretextando facilitar la subdivisión de las haciendas comuneras y el paso de nuevos propietarios de aquellas tierras. Con los años de lucha campesina contra los desalojos y otras injusticias, en Virama tuvieron una larga hoja de pelea campesina en defensa de sus legítimos derechos. Esta hacienda comunera subsistió como tal, hasta poco después del proceso de demolición de la misma realizada al amparo de la Orden número 62 de 1902 y número 556 de 1907. En muchas ocasiones no faltaron intentos de deslindarla por geófagos interesados en adjudicarse la propiedad de las tierras. Siempre a cada maniobra latifundista, en ese sentido se oponía la resistencia valiente de los campesinos. Así y todo en Virama, la compañía del central Jobabo se apropió de más de 200 caballerías y otros latifundistas de varios cientos de esa misma hacienda. Quedaron con tierras unas 700 familias campesinas con sólo 400 caballerías de la cifra original de dos mil 500 del área total. En Victoria de Las Tunas, el 15 de junio de 1947, durante la asamblea efectuada en el teatro Capitolio se funda el Comité Gestor municipal del Partido Ortodoxo. Se había logrado la afiliación de cuatro mil 335 partidarios, y se procede a la formación de los comités ejecutivos de los barrios. Razón por la cual Eduardo Chibás visita Victoria de Las Tunas desde 1945 a 1949 sucesivamente incluyendo a Jobabo. 4.2 Lucha insurreccional 1952-1958 El 10 de marzo de 1952 Fulgencio Batista encabezó un golpe de estado apoyado por el imperialismo. El gobierno auténtico de Carlos Prío Socarrás fue incapaz de enfrentar aquel levantamiento militar. En Jobabo, la mayoría del pueblo demostró su repulsa colocando un crespón negro en el busto de Martí. José Regueiro Fernández, concejal del Ayuntamiento de Victoria de Las Tunas demostró su rebeldía renunciando al cargo, antes de firmar los Estatutos Constitucionales. Desde su creación el Partido Socialista Popular desarrolla una intensa labor dentro del territorio de Victoria de Las Tunas organizando comités de barrios, enfocados fundamentalmente en poblados como Martinillo, donde encaminan su lucha a combatir, denunciar al régimen y promover la unidad. Notorio el trabajo desarrollado en la defensa de los campesinos amenazados por desalojos de las compañías extranjeras y latifundistas nacionales, destacándose por su prolongación en el tiempo y significado, las luchas de Martinillo y Virama, que influye en la incorporación de varios campesinos a las filas del PSP y de la Juventud Socialista.

El desembarco del Granma

En la concepción del desembarco de del Granma la alta dirección del M-26 de julio consideraba cuatro posibles lugares, dentro de los cuales la zona de Puerto Padre estaba incluida, lo que implicaba directamente la Séptima Zona. Un telegrama en el que se leía "Paquete en último tren", recibido por José Rodríguez fue la señal para indicar que se acercaba la hora cero. La dirección provincial envió a Victoria de Las Tunas una comisión militar encabezada por José García Sanjení y Enzo Infante, quienes efectuaron una reunión en la casa de los Arteaga el día 28 de noviembre de 1956, donde se dieron las instrucciones de Frank para crear una nueva jefatura en la Séptima Zona y lo relacionado con las acciones que se debían ejecutar. Se formó el mando militar del M-26-7, y en Jobabo recayó esta responsabilidad en José Regueiro y Eugenio Bandes. Esa estructura militar obedecía a los imperativos del momento en que se preparaba una insurrección armada, y se hacía necesario nombrar a las personas de mayor prestigio y experiencias. Dentro del plan se concebía acciones como la interrupción del fluido eléctrico, interrumpir las vías del ferrocarril en Jobabo, sí como volar el puente sobre el río Jobabo en la carretera central entre otras.

Formación de grupos guerrilleros

Desde 1956, ya Marcos "el Negro" Carmenate con otros compañeros de su zona, se había incorporado al M-26-7, trabajando en la recogida de armas, captación de hombres, venta de bonos y la realización de propaganda revolucionaria. En septiembre de 1957, El Negro Carmenate se dirigió a la Sierra Maestra en busca de orientaciones, logró contactar con el Che, quien consideró que serían más útiles en El Llano en función de organizar a los revolucionarios de Las Tunas, razón por lo cual en el segundo semestre de ese año se dedicó a formar un grupo con el que se alzaría en armas al año siguiente. En los primeros meses del 1958 se produjeron paros en los centrales azucareros, en algunas escuelas se interrumpieron las clases y como colofón, se produjo el alzamiento de varios grupos armados para apoyar la Huelga de Abril. Con ese objetivo en la región sur la dirección provincial del M-26-7 orientó el alzamiento de grupos guerrilleros. En el segundo semestre de ese propio año, el revolucionario Carmenate comenzó a formar un grupo con el que se alzó en armas a principios de 1958. Carmenate tenía conocimientos de una proyectada huelga en el mes de abril y que debían realizarse acciones para apoyarla, el 31 de marzo de 1958, con ese objetivo concentra la guerrilla en el monte de "Los Palmas", en la zona de Mejías. El dos de abril, fuerzas combinadas del ejército de Victoria de Las Tunas y Jobabo, comandadas por el teniente Piña atacan al campamento rebelde. Apenas se pudo ofrecer resistencia debido a las pocas armas y parque. Los guardias, temerosos, no entraron al monte, y al aproximarse la noche se retiraron para volver al otro día, momento aprovechado por los rebeldes para salir del lugar. Ante la situación creada Carmenate y Jesús Bermúdez Cutiño, decidieron subir a la Sierra Maestra, donde son retornados y reciben las orientaciones de Camilo Cienfuegos de mantenerse en el llano a toda costa, garantizando un territorio rebelde hasta que cambiara la situación a favor de los rebeldes. Entre julio y octubre de 1958, el grupo desarrolla varias acciones armadas, de sabotajes y ajusticiamiento revolucionario, con lo cual cumplían la estrategia de la dirección del Ejército Rebelde, para la lucha en el llano, la que debía caracterizarse por el hostigamiento constante. El sabotaje económico y político, la eliminación de traidores y delatores, la politización e incorporación de la población al movimiento revolucionario, así como la creación de una adecuada infraestructura de suministros e información. Para ello lograron organizar una amplia red de colaboradores que abarcaba las zonas rurales y urbanas del municipio de Victoria de Las Tunas y algunas de Camagüey, cumpliéndose las indicaciones del Comandante en Jefe y de Camilo de incorporar a todo el pueblo a la lucha, así como preparar el terreno para el asentamiento posterior de nuevas fuerzas si así se decidía. Cumpliendo órdenes de Fidel y en el marco de la estrategia general de la guerra revolucionaria, dos columnas rebeldes comandadas por Camilo y el Che, respectivamente, y procedentes de la Sierra Maestra, atravesaron los llanos para llevar la guerra a otras regiones. El paso de estos combatientes por territorio tunero no fue algo inesperado. Todo estuvo preparado para facilitar el tránsito de los invasores desde la Sierra hasta los llanos camagüeyanos. También se les dio a los invasores alimentos, bestias y prácticos para conducirlos más allá del ríoJobabo. Los combates contra los cuarteles enemigos se inician cuando el día ocho de noviembre, la Comandancia de la Columna 12 decide atacar el cuartel de la Guardia Rural de Jobabo, donde estaban acantonados una decena de soldados dirigidos por el sargento Viamonte, enclave de singular importancia al estar ubicado en la ruta hacia Camagüey, en una región económica que abarcaba una considerable zona, poblada fundamentalmente por obreros agrícolas en infrahumanas condiciones de vida. El primer intento de tomarlo no fructifica por imprecisiones de los guías y existir una cerca de alambre electrizada alrededor del cuartel. Rápidamente el parque rebelde se agota y se tienen que retirar. La fuerza aérea de Camagüey aunque tarde, apoya a los guardias del cuartel. Un B-26 bombardea el poblado, se ocasiona la muerte de la niña de cinco años Gisela Zayas y la destrucción de varias casas. En la acción resulta herido grave el cabo Jesús Sáez Arredondo del ejército de la tiranía quien fallece luego y heridos dos soldados enemigos. Por los rebeldes muere Ángel Carbajal y resultan dos heridos. Prácticamente, el día 29 sólo queda en poder del enemigo como ciudades y poblados de importancia, Puerto Padre, Victoria de Las Tunas, Manatí y Jobabo. Este día se inició el segundo ataque contra el cuartel de este último poblado, inicialmente se procede al acoso con tiroteos a intervalos. Los guardias se percatan de la inseguridad del cuartel y se refugian en el central que se encontraba cerca. Lalo Sardiñas se instala en el centro telefónico para comunicarse con los soldados y proponerles la rendición, pero no logra el objetivo. Alrededor de las 12 meridiano del día 30, un B-26 sobrevuela el poblado y realiza algunos ametrallamientos, pero se retiró apresuradamente ante la riposta rebelde. Frente a la negativa de rendición Lalo ordenó a sus hombres marchar sobre el central penetrando por una tubería de hormigón. La plaza enemiga quedó vacía, pues sus ocupantes, al detectar el avance de los guerrilleros, huyeron a territorio camagüeyano. Pero en las márgenes del río Jobabo fueron sorprendidos y capturados por las emboscadas allí situadas. Sobre este hecho militar el general Bermúdez Cutiño expresó:

¨Habíamos rechazado varios intentos de los guardias para cruzar de Camagüey hacia Oriente y sostenido prologados combates en el tramo comprendido entre el río Jobabo –límite entre ambas provincias- y el Crucero de Domínguez, a 7 kilómetros de Victoria de Las Tunas. Sin embargo, entrábamos en una etapa de relativo descanso después de lograr derribar el puente de Jobabito. Estos hechos decidieron el ataque, por segunda vez, al Cuartel de Jobabo; pero en esta ocasión se pondrían en práctica las experiencias adquiridas en el anterior intento. Se decidió agrupar varios pelotones para asegurar la toma del Cuartel, mediante un ataque combinado donde se incluían el cerco y las emboscadas al posible refuerzo, en todas las direcciones posibles.¨ </ref>

Revolución en el poder

Transformaciones económicas

Entre las acciones agresivas emprendidas por el gobierno norteamericano contra la Revolución Cubana al iniciarse la década del 60, ocupa un lugar destacado el bloqueo sistemático y criminal que se reforzó y perfeccionó con el paso del tiempo. El mismo afectó de inmediato a todos los sectores económicos y sociales del territorio tunero y del país en general.

Central Perú en Jobabo

Con especial fuerza se evidenciaron las consecuencias del bloqueo en la agroindustria azucarera, principal actividad económica de Las Tunas. El primer gran reto que tuvieron que enfrentar los seis centrales nacionalizados fue la realización exitosa de la primera zafra del pueblo en 1961. Las reparaciones con vistas al desarrollo de dicha contienda se vieron afectadas ya que toda la industria estaba equipada con maquinaria norteamericana y se carecía de piezas de repuesto, de las materias necesarias como la sosa cáustica y los aceites lubricantes, además, por la actividad saboteadora de los antiguos dueños que comenzaron el proceso con cierto atraso. Frente a las dificultades y el bloqueo imperialista, la reacción de la clase obrera fue convincente. Trabajando horas extras voluntarias, se intercambiaban piezas de repuesto entre las distintas fábricas, los técnicos y trabajadores desarrollaron toda su iniciativa y capacidad creadora para suplir cualquier falta. Debido al empeño puesto por todos los factores el día dos de enero de 1961 comenzó la molienda en el territorio tunero y se mantuvo por espacio de 131 días. El saldo final de la contienda fue una zafra superior a todas las realizadas durante la década del 50, exceptuando la de 1952. Unido al bloqueo, desde los Estados Unidos se estimuló la emigración de la fuerza laboral calificada, aspecto éste que generó el éxodo de técnicos e ingenieros. Un ejemplo de ello, fue el caso del central Perú (Jobabo), donde solo quedaron dos de los ocho técnicos que había. En contraposición con esta tendencia se produjo una radicalización política en el resto del personal calificado que no dejó a su patria y realizó enormes esfuerzos para lograr la continuidad del proceso productivo. Las siguientes zafras que se llevaron a cabo después de 1961, también se desarrollaron en condiciones muy tensas, incluso hubo años en que algunos centrales no molieron, tal fue el caso del "Perú" en 1963. A partir de ese año, no obstante la persistencia del bloqueo yanqui y sus nocivos efectos sobre la región, los esfuerzos mancomunados de obreros y especialistas comprometidos con su Revolución, junto a la solidaridad del campo socialista, permitieron vencer los inconvenientes que se presentaron y sentaron las bases del despegue que se produjo ulteriormente. A medida que se avanzaba en la solución de los problemas relativos a las zafras, también lo hacían otros planes de desarrollo económico de la región, en especial el plan de diversificación agrícola. En las granjas y cooperativas del territorio se crearon cientos de nuevos empleos y se intensificó la lucha contra el monocultivo azucarero, creando nuevas fuentes de producción agrícola.

La transformación de la agricultura. La Primera Ley de Reforma Agraria, impacto en el territorio.

La Primera Ley de Reforma Agraria fijó las normas generales que regirían las expropiaciones, creó el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) e instituyó la formación de Zonas de Desarrollo Agrario (ZDA)

En  esas  condiciones hubo  un factor  especial  a  tener en cuenta:  la  presencia  de  extensas propiedades  de compañías norteamericanas, dedicadas en lo  fundamental  al cultivo de la caña de azúcar. La expropiación de  estas tierras fue realizándose en la medida en que iba finalizando la zafra de 1960, en correspondencia con las orientaciones  del  Gobierno Revolucionario que no estimó prudente interferir la marcha de  la contienda azucarera. 

Para realizar la Reforma Agraria, efectuar las expropiaciones y asumir la dirección administrativa de las tierras expropiadas se crearon las Zonas de Desarrollo Agrario, bajo la dirección del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). El país se dividió en 28 Zonas de Desarrollo Agrario que, por lo regular, comprendían varios municipios dentro de cada provincia. Inicialmente los términos municipales de Puerto Padre y Victoria de Las Tunas formaron parte de la ZDA O-23, que comprendía además los territorios de Bayamo, Holguín y Gibara. El dos de febrero de 1960 el INRA dispuso mediante la Resolución número 136 la segregación de la ZDA O-23 del territorio correspondiente a los términos municipales de Holguín, Gibara, Puerto Padre y Victoria de Las Tunas, incluido Jobabo, los cuales pasaron en lo sucesivo a formar parte de la ZDA O-28 Fernando de Dios que se constituyó por medio de la mencionada Resolución, al frente de la cual se designó al entonces capitán Fernando Vecino Alegret. En marzo de 1960 estas zonas se dividieron en haciendas ganaderas - que se ocupaban de la parte pecuaria,- y las zonas agrícolas. Se crearon también 11 cooperativas cañeras en la región de Jobabo. A mediados de ese propio año se creó una agrupación de cooperativas cañeras que abarcaba Jobabo, Elia, Manatí, Delicias, Chaparra y el Francisco, dirigidas por Camagüey. Contaba con un delegado en cada central. La agrupación de cooperativas cañeras creada a mediados del año 1960 se independizó de la ZDA O-28, y quedó dirigiendo las cooperativas agrícolas que no fueran cañeras, más las haciendas ganaderas. Las Granjas del Pueblo fueron organizadas a partir de enero de 1961 se organizaron, las cuales abarcaban el sector agrícola no cañero y la parte ganadera. A partir de esta fecha, las mismas junto a las cooperativas cañeras pasaron a ser dirigidas directamente por una delegación provincial independiente una de otra, desapareciendo con ello la Zona de Desarrollo O-28. Como resultado inmediato de la Reforma Agraria en la región creció rápidamente el número de campesinos, que se convirtieron en propietarios privados que cultivaban la tierra, en un masivo acto celebrado en Puerto Padre el seis de enero de 1961 fueron entregados aproximadamente 500 títulos de propiedad a pequeños colonos, aparceros y arrendatarios de Puerto Padre, Manatí y Jobabo, quienes a partir de ese momento fueron exonerados del pago de la renta en cualesquiera de sus expresiones. A partir de las medidas señaladas (la liberación del pago de la renta y la dotación de tierras a los campesinos), el Gobierno Revolucionario adoptó una serie de medidas complementarias de la Ley Agraria que tuvieron una amplia repercusión social en la región. Entre las mismas cabe destacar la creación de las Tiendas del Pueblo encargadas de facilitar a la familia campesina los artículos de primera necesidad al detalle, tales como víveres, ropa, etc., a precios normales. En función de extender la educación a todas las zonas de la región, en el curso 19601961 empezó a funcionar en Jobabo la secundaria básica Raúl Perozo, lo cual constituye la génesis de la socialización de la educación en el poblado luego de heredar decenios de analfabetismo. Fue el preámbulo para nuevas medidas de carácter social que aplicaría el Gobierno Revolucionario. Como parte de las acciones que la Revolución se propuso para dar cumplimiento a uno de los problemas planteado por Fidel en su alegato de autodefensa, La Historia me Absolverá, en todo el territorio nacional, se emprendió la paradigmática Campaña de Alfabetización, la respuesta de aquellos que sabían leer no se hizo esperar, los maestros profesionales desempeñaron un papel de gran importancia en la realización de la misma. Ellos renunciaron voluntariamente a sus vacaciones y conjuntamente con los maestros voluntarios y los brigadistas partieron hacia las regiones más intrincadas. A su cargo estuvo la asesoría de la fuerza alfabetizadora y la confección de todo el material utilizado. En muchos lugares los alfabetizadores cumplieron además con otras tareas, tal es el caso de los brigadistas que se encontraban en el cuartón Los Sitios, del barrio Jobabo, al formar allí un grupo de teatro que ofreció funciones para los campesinos de la zona. La realización de la Campaña exigía grandes gastos, por lo que además de la asignación estatal, el pueblo a través de diferentes organizaciones e instituciones brindó una importante contribución. En el territorio se hicieron colectas públicas y donaciones colectivas e individuales. Al conmemorarse el Día del Campesino el 17 de mayo de 1976, Fidel intervino en La Plata y trazó una línea a seguir con respecto al trabajo con los campesinos. Surgieron entonces las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA). Con esta nueva forma de explotar la tierra y con la agrupación cada vez mayor de los campesinos, se fortaleció el desarrollo de la agricultura en el territorio. El proceso de cooperativización en Jobabo se inició con la fundación de la CPA Liduvino Valera el 27 de diciembre de 1977.

Transformaciones políticas sociales y culturales

Forma parte de la radicalización del proceso de formación de nuestro partido comunista la fundación del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba en 1963. La asamblea constituyente de construcción del PURSC en el municipio se efectuó el 16 de julio de 1963. Esta organización, continúa su labor hasta el 3 de octubre de 1965, fecha en que se efectúa el activo nacional y adopta el nombre de Partido Comunista de Cuba: Jobabo estuvo representado en dicho activo por Gilberto Ávila. El comité municipal del partido comunista de Cuba en Jobabo, quedó constituido en la asamblea efectuada el 27 de noviembre de 1965.

Fundadores del Partido en Jobabo

El tres de julio de 1976, de acuerdo con las resoluciones del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, fue aprobada por el Consejo de Ministros la Ley 1 304, que sancionó la nueva División Político-Administrativa. En el articulado de la mencionada Ley se puntualizó que el nombre de la provincia sería Las Tunas, la que estaría integrada por los municipios Puerto Padre, Jesús Menéndez, Manatí, Majibacoa, Amancio, Colombia y Jobabo. Asimismo se determinó que la capital sería la ciudad de Las Tunas, aprobándose que la cabecera de los municipios estuviese en las ciudades o pueblos de su propio nombre, de ese modo surgía jurídicamente el municipio de Jobabo. Durante los meses de octubre y noviembre de 1976 se celebraron las elecciones generales a los órganos del Poder Popular y se constituyeron las ocho asambleas municipales y la Asamblea Provincial en Las Tunas. En este proceso en el municipio Jobabo, la dirección del Comité Ejecutivo quedó integrado por Abel González como Presidente, acompañado en el cargo de Vice-presidente por Juan B. Zamora, en tanto fue electa como Secretaria, la compañera María E. Amador.

Salud

Priorizada el área de salud en todo el territorio nacional, Las Tunas se dio a la tarea de desarrollar todos los rincones de la provincia. El moderno hospital de Jobabo es muestra de ello, medida adoptada por ser esta una de las regiones más atrasadas en término de salud pública antes del triunfo revolucionario. Como complemento de esta instalación de salud se han construido diferentes consultorios de los Médicos de la Familia que se encargan de la atención primaria de salud en las comunidades. Posee además un Hogar Materno, un Hogar de Ancianos, y una Casa de los Abuelos

Deporte

La práctica de la cultura física, el deporte y la recreación como elemento fundamental en la formación de la juventud sólo se hizo realidad con el triunfo del primero de enero de 1959. Este gran esfuerzo de más de tres décadas permitió la existencia de un pujante movimiento deportivo que posibilitó la condición de provincia LPV por la fuerza extraordinaria de la participación del pueblo.

Gimnasio de boxeo jobabo


Hay múltiples instalaciones deportivas, entre ellas el estadio Batalla de Palo Seco, sede de algunos partidos de la serie nacional, provincial y de categorías inferiores de béisbol, así como complejos rurales ubicados en zonas intrincadas, la fuerza calificada para el movimiento incluye decenas de técnicos que trabajan frente a las áreas y profesores de Educación Física controlados por Educación, quienes tuvieron el apoyo inapreciable de los activistas voluntarios. En las áreas deportivas, practican sistemáticamente cientos de alumnos, que ha posibilitado que los más talentosos sean incluidos en la EIDE Provincial logrando el perfeccionamiento de estos talentos. El acceso masivo a la actividad deportiva ha posibilitado la aparición de atletas de alto rendimiento que se han incluido en los equipos nacionales de sus respectivas disciplinas, tal es el caso de los peloteros Roldán Guillén, Ermidelio Urrutia, y Osmany Urrutia, convertidos en Glorias deportivas de nuestro país. En este ámbito es significativa la labor que realizó el comentarista deportivo y promotor Evaristo Barrios, quien se convirtió en vocero del quehacer deportivo en su terruño.

Panorama Cultural

El territorio se ha caracterizado por poseer un gran movimiento cultural, resaltándose varias actividades y eventos que se hacen a lo largo del año, entre ellas podemos destacar la tradición de las Cucalambeanas en cada una de las Circunscripciones y el arduo trabajo que llevan los promotores culturales por todo el municipio, sin dejar de reconocer el trabajo de los instructores de Arte que desempeñan una gran labor con los estudiante de primaria y secundaria, también podemos comentar que a partir de las actividades recreativas, deportivas y culturales y con la puesta en marcha de una serie de Proyectos de Desarrollo Sociocultural que se desarrollan en el municipio como las tradicionales Verbenas de San José, donde hay gran participación de diferentes instituciones, organismos y organizaciones y que los principales protagonistas son los habitantes de cada comunidad, para lograr contribuir a mejorar el nivel de vida de la población en el territorio. Artistas que resaltan, los escritores Amparo Ramírez y Modesto Hidalgo. Igualmente destaca dentro del quehacer cultural jobabense las diferentes acciones que asume el Museo Municipal Rosendo Arteaga Guerra, encargado de preservar el patrimonio cultural, la memoria histórica y la promoción y animación sociocultural. Importantes fondos museables atesora dicha institución en la que resalta una valiosa colección de muebles de la etapa republicana, objetos relacionados con personalidades del ámbito local y nacional como los héroes nacionales de la Zafra, Domingo Urrutia y Caridad Borges.

Museo municipal, Jobabo

Además del museo, el territorio posee otras instituciones culturales que sustentan la política cultural que ha establecido el Estado cubano tales como la Casa de Cultura Perucho Figueredo, la Galería de Arte Lucilo León, la Biblioteca Pública José Domínguez Olázabal, la Casa del Escritor, la Librería Mis libros, el Cine 30 de diciembre, la Banda Municipal de Conciertos, así como el Conjunto Campesino Clave Cubana y el Grupo Danzario Los Albores con Categoría Nacional.

Referencias

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== Fuentes ==

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