Batalla de Almansa
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Batalla de Almansa: Realizada el 25 de abril de 1707 en las proximidades del puerto del mismo nombre en Albacete. Llevada a cabo entre los partidarios de Felipe V de Borbón y los seguidores del Archiduque Carlos de Austria. Los primeros o tropas borbónicas estaban comandadas por el duque de Berwick y los segundos o austracistas eran dirigidos por los generales Galway y Das Minas. Esta batalla se inserta en el marco de la Guerra de Sucesión al trono de España que se produjo tras la vacante producida por la muerte de Carlos II.
Resumen de los hechos
Carlos II era hijo de Felipe IV y su segunda mujer Mariana de Austria. Según estudios realizados por biógrafos en el tema nació raquítico y se crió enfermizo. Algunos hasta señalan que su periodo de lactancia duró casi cuatro años. Lo cierto es que su educación corrió paralela a esa debilidad física y mental que lo atenazaba. A los nueve años no sabía ni leer ni escribir. Era de carácter débil y poco emprendedor. Murió antes de cumplir los cuarenta años sin haber dejado descendencia directa al trono de España. Este hecho desató las ambiciones de las naciones europeas por hacerse con la herencia hispánica.
La falta de un heredero directo al trono de España levantó las ambiciones de los monarcas europeos. El testamento regio otorgaba el trono a Felipe de Anjou, nieto del poderoso monarca francés Luis XIV. En el exterior, países como Holanda, Inglaterra y Portugal vieron con malos ojos este aumento de poder indirecto del monarca francés y desataron los truenos de la guerra contra Luis XIV y su nieto Felipe de Anjou.
En el interior, muy pronto la correlación de fuerzas cambió bruscamente y se crearon dos bandos claramente definidos y enfrentados. Unos apoyaron al Archiduque Carlos, alegando derechos dinásticos y, otros al monarca borbón Felipe V.
Batalla de Almansa
Desarrollo
Comenzó a las once de la mañana del 25 de abril. La misma estuvo compuesta por seis fases o actos diferenciados:
Cañoneo inicial de los borbónicos
La artillería del duque de Berwick rompió el fuego sobre el enemigo, calificado por numerosos autores como "largo e ineficaz cañoneo". Pero parece ser que sus efectos se hicieron notar sobre las tropas aliadas y provocaron, al parecer, su primer ataque.
Primer ataque aliado
Los tres escuadrones de dragones británicos desplegados iniciaron los combates cargando contra la derecha borbónica. Su carga fue detenida por los cuatro escuadrones de caballería de los Guardias de Corps, que persiguieron y acuchillaron a los dragones enemigos. Pero los batallones británicos de Southwell y Wade, que acompañaban a los dragones en su avance, obligaron con sus descargas cerradas a los Guardias de Corps a replegarse hacia su línea.
Segundo ataque aliado
La infantería de la primera línea, reforzada, avanzó contra el centro de la primera línea del duque de Berwick. Simultáneamente, los tres escuadrones de dragones, a los que se sumó el escuadrón de caballería de Essex, se rehicieron de su anterior ataque y cargaron contra los escuadrones en retirada de los Guardias de Corps. La reacción española no se hizo esperar, los once escuadrones de caballería de Pozoblanco, Amézaga y Real de Asturias, desplegados en la derecha de la primera línea, cargaron contra los dragones y caballería enemigos y los desalojaron de la línea española. Por su parte, los escuadrones de Guardias de Corps se reorganizaron y acabaron por completar la persecución de los jinetes de Galloway. Mientras tanto, la infantería británica siguió progresando hacia el centro borbónico, tratando de flanquear a los infantes de la derecha borbónica; pero les salieron al paso los batallones de Humera, Vrervrik y Brest (que formaban la Brigada Humayne) que, a 30 pasos, cargaron a la bayoneta contra los cinco batallones enemigos.
Tercer ataque aliado
El duque de Berwick envió todos los escuadrones de caballería de la derecha de la primera línea, a mando del duque de Pópoli, en apoyo al ataque de la Brigada Humayne para zanjar el choque; pero les salieron al paso los escuadrones de dragones y caballería británica, holandesa y portuguesa de la primera y segunda línea de la izquierda aliada, de forma que el duque de Berwick envió a la lucha los escuadrones de la segunda línea de la derecha borbónica. En el choque que se produjo los escuadrones aliados fueron arrollados por los españoles y obligados a volver grupas. En su huida dejaron sin apoyo a los batallones de infantería británicos, que fueron destrozados por completo.
Cuarto ataque aliado
Simultáneamente al fracaso del ataque aliado de su izquierda, el centro y la derecha de los aliados avanzaron contra los borbónicos, con diferente éxito. Los escuadrones de caballería portuguesa de la derecha aliada, al mando del conde de Villaverde, avanzaron contra la izquierda enemiga, hacia la colina donde estaba asentada la artilleria. Pero la caballería franco-española de la derecha borbónica les salió al paso obligado a los portugueses a detenerse y avanzar despacio.
Mientras tanto, la infantería aliada del centro, al mando de Erle y Donha, avanzó contra las brigadas de infantería de Polastrón y Sillery, al mando de San Gil. Los aliados se acercaron hasta la distancia de un tiro de pistola, y desde allí comenzaron las descargas de mosquetería. La mortandad fue grande. Los batallones holandeses aprovecharon la confusión enemiga para progresar por el centro, mientras que parte de los escuadrones portugueses de la primera línea aliada del conde de Villaverde cargaron de flanco y de frente contra las brigadas de Polastrón y Sillery, que combatían contra las de Erle, y las empujaron hacia atrás. De esta manera, sobre las dos de la tarde el centro borbónico comenzó a ceder, hasta el punto de que el empuje de la infantería aliada amenazaba con dividir en dos al ejército franco-español. Por un momento la sombra de la derrota planeó sobre el duque de Berwick.
Reacción franco-española
En ese momento el duque de Berwick rehizo el dispositivo franco-español. Un batallón de Guardias Walonas y los cuatro regimientos de la Brigada de Castilla (Castilla, Murcia, Truxillo y Badajoz) se sumaron al combate en apoyo de la infantería francesa que cedía ante el empuje enemigo. Simultáneamente, el caballero d´Asfield envió los tres escuadrones de caballería de Rosellón Viejo para cargar desde la izquierda borbónica contra el flanco derecho de la cuña enemiga, mientras que el duque de Berwick ordenó al Regimiento de Dragones de Mahony, que permanecía en reserva en la derecha de la segunda linea, que cargara el flanco izquierdo aliado con sus cuatro escuadrones.
La carga de los jinetes borbónicos fue suficiente para permitir a la infantería francesa y española reaccionar con eficacia contra la infantería luso-anglo-holandesa. El mismo duque de Berwick se puso al frente de la división de reserva; dio el mando del ala izquierda al general Amézaga y el del ala derecha al general Dasfeldt, e infundiendo a sus tropas su arrojo y su entusiasmo, atacó heroicamente al enemigo poniéndole en fuga. La infantería de Hill y Markkert, en la segunda línea, acudieron en apoyo de sus compañeros, pero la linea aliada acabó cediendo ante la presión franco-española y abandonó el campo perseguidos por los Dragones de Mahony, que les acuchillaban sin piedad. Tras asistir impotente al desenlace del centro de su línea e imposibilitado para atacar, el conde de Villaverde optó por retirarse del campo de batalla, siendo perseguido por la caballería de la izquierda borbónica.
Consecuencias y bajas en el campo
Para completar la victoria, el duque de Berwick envió al general Dasfeldt en persecución del conde holandés Donha, general en jefe de la infantería holandesa, que había logrado escapar con 13 batallones amparado en la noche y que acampaba en la zona de Alcaudete. Dasfeldt logró hacerle prisionero con todas sus fuerzas, en las que se encontraban 5 tenientes generales, 7 brigadieres, 25 coroneles y 800 oficiales.
Las bajas aliadas fueron de 6.000 muertos y 7.000 heridos y prisioneros. Otras fuentes hablan de 6000 muertos y heridos y 10.000 prisioneros. El duque de Berwick se apoderó de 120 banderas, guiones y estandartes en el campo de batalla y en los dias siguientes, así como de toda la artillería enemiga (24 cañones) y todas las cajas de municiones (300 carros) y equipajes. Galloway abandonó herido el campo de batalla. El conde las Minas, general en jefe del ejército aliado, cayó herido por el fuego enemigo y cayó despeñado al huir.
Las bajas del ejército borbónico fueron de 3000 muertos y 2000 heridos. Tres brigadieres perdieron su vida: Dávila, Polastrón y Sillery, éste último abrazado a la bandera. El Regimiento de Dragones de Mahony fue uno de los que más bajas tuvo: 100 dragones, 2 capitanes y 17 oficiales subalternos.
Para perpetuar la memoria de esta batalla, Felipe V mandó construir un monumento en el campo de batalla, que es casualmente el sitio donde Jaime I venció en otra batalla a los moros en 1255. El monumento fue destrozado en una de las muchas revoluciones que ha sufrido España desde entonces.
Véase también
Fuentes
- Joaquín Albareda (2010): "La Guerra de Sucesión de España (1700-1714)".
- John Lynch (2007): "Los Primeros Borbones", "La batalla de Almansa".
- Enciclopedia Espasa calpe. Tomo 4.
- Julio Albi y dos más. La Caballería española, un eco de clarines. Tabapress, S.A. Madrid, 1992. Pág,s. 42-46.
- Mª Dolores Herrero y tres más. La Artilería española, al pie de los cañones. Tabapress, S.A. Madrid, 1994. Pág. 76