Henri Laurens

Henri Laurens
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Nacimiento18 de febrero de 1885
Paris, Bandera de Francia Francia
Fallecimiento5 de mayo de 1885
Paris, Bandera de Francia Francia
Nacionalidadfrancesa
Ciudadaníafrancesa
Ocupaciónescultor y pintor

Henri Laurens Escultor cubista francés, que ha sido declarado como el mayor escultor francés del siglo XX.

Síntesis biográfica

Henri Laurens nació en París el 18 de febrero de 1885.

Infancia

De origen humilde, tuvo que trabajar mientras iba a la escuela, ingresando como aprendiz en un taller de decoración en 1899. Fue allí donde descubrió su interés por las artes plásticas. En sus inicios combinó la instrucción profesional en un taller de arte decorativo con lecciones nocturnas de talla en piedra. A finales de siglo frecuenta cursos de dibujo. Durante los primeros años del siglo veinte, sus primeras esculturas reflejan la influencia de Rodin.

Trabajo

En 1911 se encontró con el cubista George Braque con el que estableció una gran amistad y bajo su influencia realizó un tipo de obras tridimensionales exponente de su manera de entender el collage, assemblages en madera que preludian composiciones posteriores dadaístas, constituidas por materiales heterogéneos. Toma parte por primera vez en el Salón de los Independientes de París en 1913.

Dos años más tarde también conoció a otros artistas como Picasso, Fernand Léger y Juan Gris, los vanguardias que había en París durante esa época.

Florecimiento del cubismo

Sus primeras obras conocidas fueron realizadas de madera y yeso, e influidas por el estilo cubista que tiene inculcado. A partir de 1915 le pone color a sus esculturas e inicia obras hechas en piedras, láminas de metal y papel. En estas obras mezcla el cubismo con los bodegones de naturaleza muerta de Braque y Picasso. En 1916 avanza en el desarrollo de su identidad como artista y decide experimentar con collages que serían calificados como "el florecimiento del cubismo" por D. H. Kahnweiler.

Mezcla de pintura y escultura

Conoce a Léonce Rosenberg, que entre 1917 y 1918 organizaba exposiciones de sus obras. Entre 1919 y 1920 Laurens esculpe sus primeras piezas de bulto redondo en mediano formato, y se inicia en la talla de bajorrelieves en terracota, madera y piedra en los que logra interrelacionar pintura y escultura.

Motivo favorito

A inicio de los años 1920, Laurens abandona el cubismo para usar las líneas curvas y los volúmenes planos. El desnudo femenino se convierte en su motivo favorito. Dentro de este periodo destacan sus series de Mujeres Reclinadas (1928), Ondinas (1932-1933) y Sirenas (1937). De esta fecha data El Gran Amphion que se exhibe en el Museo Nacional de Arte Moderno de París y del cual realizó, en 1952, una versión para la Ciudad Universitaria de Caracas. Entre 1921 y 1922 sigue realizando relieves y también esculturas de bulto redondo que ahora son más pequeñas, estilizadas y decorativas. En 1923 la compañía de Ballet Ruso le encarga la escenografía de la obra "El Tren Azul".

Grandes formatos

Desde 1930 cambia el ánimo decorativo por la búsqueda de una expresión más estilizada. En 1933 sus representaciones de la figura humana se separan de las referencias realistas. Se interesa en los motivos mitológicos y literarios, acentuándose así el ensueño y el simbolismo entre los contenidos de sus creaciones. Desarrolla las posibilidades del bronce, y lleva sus esculturas a los grandes formatos. A mediados de los años 1930, se dedica a la realización de piezas que ocupan el Pabellón de Sévres y el Palais de la Découverte en la Exposición Internacional de 1937 en París. Gran parte de su obra se encuentra representada en la Tate Gallery de Londres.

Muerte

Falleció en París el 5 de mayo de 1954.

Obras

  • Mujer del abanico (1917).
  • Mujer con collar (1918).
  • El fumador (1919).
  • El gran Amphion (1937).
  • La gran música (1938).
  • La sirena (1944).
  • La tardor (1948)

Premios

El cubismo de Henri Laurens

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En sus comienzos, a diferencia de Picasso, no utilizó diversos materiales, sino que experimentó la combinación de formas geométricas puras talladas en madera, ensambladas y pintadas. Tal es el ejemplo de El clown, una suerte de machine á voir que denota una comprensión lúdica y muy atractiva de la instancia a la geometrización que los cubistas compartían con Cézanne. Pero también combinó la madera con el metal en piezas policromadas como las de Picasso, por ejemplo en su Botella, vaso y periódico de 1915, Botella y vaso de 1918 y en otras construcciones de esta época, habitualmente con temas de bodegón.

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Aunque se sirve de las mismas técnicas que su predecesor, estas sculpto-peintures están tratadas con una sensibilidad notoriamente distinta. No se acusa en ellas la vivacidad o el prompto agudo de Picasso, sino que están guiadas por la gracia, la dulzura y la discreción ornamental. Su mejor correlato pictórico se halla en los cuadros de Juan Gris, cuya elaborada sencillez le es naturalmente afín. Laurens colocó en tres dimensiones la pintura del cubismo sintético más clásicamente purista. Al aplicar el color sobre los materiales fijaba las relaciones entre volúmenes y planos como en la pintura, diferenciándolos y, al tiempo, evitando que la iluminación externa alterara el entreverado de los componentes. Abundó en este recurso que compartía con quienes cultivaron la escultura cubista primigenia, pero su trabajo se orientó paulatinamente a dar una creciente independencia a la escultura con respecto a la pintura que engendró sus primeros modelos.

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También hizo suyo el método del papier collé, que empleó con maestría. Traspuso después el efecto de las texturas del collage a superficies de piedra o terracota policromadas, como en algunos de sus estupendos bajorrelieves de 1919 y 1920, que presentan instrumentos musicales, y en las composiciones en barro cocido como Mujer (1918), El frutero de uvas (1922) o Instrumentos musicales, ya de 1928. En los relieves se observa la importancia expresa que tuvieron los modelos de la pintura y el collage cubistas hasta época muy avanzada en su obra. Sin embargo, por otro lado, ya en 1917 había encontrado soluciones en bulto redondo distintas al ensamblaje de materiales policromados, con volúmenes decididamente sólidos. La Cabeza de 1917, Mujer con guitarra de 1918, Vaso y botella, Hombre con pipa, Guitarra y otras creaciones de 1919 están entre los primeros ejemplos. Todas ellas son esculturas en piedra o en piedra policromada.

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La combinación compleja de planos en la figura va unida a una extraordinaria simplificación formal, con la que lograba una estilización sintética, clara y, pese al encanto de su poética ambigüedad, fácilmente legibles. Laurens, autor de pequeñas grandes obras, fue un excelente estilista. Sus mayores virtudes estribaban en la coherencia y en la economía de medios con las que supo expresar e individualizar. A veces trató temas de repertorio atípico dentro del cubismo (Cabeza de boxeador, 1920). Su tema eminente fue la mujer, asunto que en la década de los veinte le indujo a encontrar nuevas formas de solución plástica, en un horizonte distinto al del cubismo sintético. Entre las piezas más notables están Mujer del abanico (1921), Mujer en cuclillas (1922), Desnudo con espejo (1922), Mujer con cesto de uvas (1924), Cariátide (1929). Todas ellas son figuras exentas, fieles en cierto grado a un cubismo tangible, y siempre partícipes de un sentido de calma y meditación. La expresión clásica de humanidad puede ser comparada a la de la pintura de Amedeo Modigliani.

A partir de 1929, la mujer no era sólo tema preferente, sino el asunto único de su escultura, al tiempo que el tratamiento plástico se hace sumamente libre. La forma firme, compacta y angulosa es abandonada en favor de las ondulaciones y de una figuración abierta y audaz. Hubo en esta nueva plástica una evidente complicidad con el Matisse escultor, al tiempo que con las imbricaciones formales propias de las metamorfosis surrealistas. A veces volvió al rigor del período cubista o mantuvo reminiscencias de la escultura anterior, por ejemplo cuando representó el cabello en escalera. Tal es el caso de Torso (1935).La mujer se hizo objeto de confrontación de fuerzas sexuales en la escultura de Laurens. Gustó de las deformaciones alucinadas, de la orgánica de los ídolos de fecundidad, a veces en conjuntos biomorfos confusos en los que se encarna, vibrante, la figura femenina. Esto le condujo a arriesgar cada vez más en favor de la abstracción, de una abstracción vitalista. "Aspiro -dirá Laurens- a la maduración de las formas. Querría lograr hacerlas tan llenas, tan turgentes, que no se les pudiera añadir nada".

Fuentes