Ivonne Suárez Roche

Ivonne Suárez Roche
Información sobre la plantilla
Ivonne Suárez Roche - ficha.jpg
Nacimiento1942
La Habana
NacionalidadCubana
OcupaciónTraductora y Diplomática
TítuloLicenciada en Lengua Vietnamita

Ivonne Suárez Roche. Traductora de varios idiomas, sobre todo vietnamita y francés. Ejerció como diplomática, incluyendo como Embajadora de Cuba en diferentes países asiáticos. Fue la primera persona de origen cubano en estudiar idioma vietnamita en dicho país y la única persona no vietnamita que hizo funciones de traductora de Ho Chi Minh.

Primeros años y estudios

Nació en La Habana en 1942.

A finales de la década de 1950, inició los estudios de idioma inglés y se graduó en 1956. Posteriormente, también realizó estudios de idioma francés.

Después, matriculó en el Instituto de Administración y Comercio, en la especialidad de Contabilidad, del cual se graduó en 1961 y comenzó a trabajar como contadora, aunque reconoce que no era una actividad que le gustara mucho.

Consecuente con su afición por las lenguas extranjeras, matriculó en el Instituto de Idiomas Abraham Lincoln, esta vez estudiando idioma checo, pero no pudo continuar por falta de profesores.

Es entonces que, en 1963 y a través de la Unión de Jóvenes Comunistas de dicho centro educacional, conoció que había una beca para ir a estudiar Licenciatura en Idioma y Literatura vietnamitas en Hanoi. Al no haber cubanos que hablaran dicho idioma, debían recurrir al francés para poder comunicarse o esperar a algún traductor vietnamita de español. Se presentó y fue aceptada en la beca.

Aunque sus padres y amigos no interfirieron en la decisión que ella debía tomar, muchos le trasmitieron su preocupación por la situación de guerra que ya se vivía en Viet Nam, pero ella sabía que era la primera cubana en estudiar vietnamita y estaba decidida a hacerlo.

Estudios en Viet Nam

Viajó a Hanoi en 1963, en un largo viaje en avión con diferentes y largas escalas.

En la escuela donde debía estudiar solo había estudiantes asiáticos y una polaca. En aquellos primeros meses, pudo comunicarse por su dominio del francés y del inglés.

El aprendizaje del idioma vietnamita para un hispanoparlante, tenía sus dificultades:

”Me costó mucho trabajo aprender el vietnamita por los tonos que tiene, que son seis. Aquí (en Cuba) nosotros le damos cualquier tono a las palabras, según lo que queramos, pero ellos no, y si no pronuncias las palabras con esos tonos, son ellos los que no te entienden. Por otra parte, el vietnamita no tiene conjugación, es muy escueto”.

Las condiciones eran muy duras. El país tenía muchas limitaciones económicas por la guerra. En su caso, para llegar hasta la escuela, debía pasar por un campo de arroz donde era frecuente encontrar serpientes. No tenían agua potable y ella sufrió infecciones en los ojos por el agua contaminada. Y el peligro mayor, las continuas alarmas de bombardeos, que se fueron haciendo cada vez más frecuentes e intensos en Hanoi. Los responsables de la escuela cambiaron en varias ocasiones la sede del centro, para alejarlo de objetivos económicos que pudieran ser bombardeados. Incluso, los alumnos fueron alojados en una comuna, donde dormían en camas grandes para varias personas y muchas veces en la madrugada, debían correr a los refugios ante la inminencia de nuevos ataques por la fuerza aérea de Estados Unidos.

En una entrevista a la prensa cubana, muchos años después, recordó lo que vivió en aquellos años:

"Son escenas muy desagradables. Durante la estancia de Santiago Álvarez ocurrió uno de los mayores bombardeos que pude vivir en Hanoi. Se ensañaron con un barrio entero, sin que existieran allí objetivos económicos. Allí murió mucha gente, y eso fue muy impactante. Ver desde la escuela a las personas corriendo a los refugios, algo que yo también hacía, era muy doloroso.

Ella se comunicaba con su familia por cartas, su principio fue no trasladarles a ellos ninguna queja sobre lo que estaba pasando, había sido su decisión y la mantenía. Y sabía de la preocupación de sus familiares, que le insistían en que se cuidara.

Siempre contó con el apoyo de la Embajada de Cuba en Viet Nam. Ella asistía a clases por la mañana en la escuela vietnamita y en las tardes iba a la sede diplomática cubana, donde practicaba la traducción del idioma que estaba aprendiendo. Después de cuatro años de estudio y ante el incremento de los bombardeos a Hanoi, así como los frecuentes cambios de sede de la escuela, los responsables de la embajada cubana le comunicaron que la prioridad debía ser garantizar la seguridad de la joven estudiante y se mudó de forma permanente a la sede diplomática. Allí pasó su quinto año de estancia en Viet Nam. Fue la primera traductora cubana que tuvo la embajada en ese país.

La traductora de Ho Chi Minh

En enero de 1967, el destacado cineasta cubano Santiago Álvarez visitó Hanoi. Estaba preparando materiales para sus obras, que después se convirtieron en referentes del cine documental mundial sobre la guerra en Viet Nam.

Ivonne traduciendo en la visita de Santiago Álvarez a Ho Chi Minh

A petición del entonces embajador cubano, Julio García Olivera, ella los acompañó a una entrevista del cineasta y el embajador con Ho Chi Minh. Inicialmente, el líder vietnamita la confundió con la hija del diplomático, pero cuando le aclararon que ella estaba allí porque hablaba el idioma y podía ser la traductora, Ho Chi Minh le indicó a su intérprete que se retirara y a partir de ahí, la joven cubana realizó la traducción de toda la entrevista. Con esta decisión, el presidente vietnamita rompió el protocolo diplomático internacional, de que a los Jefes de Estado nunca los traducen intérpretes extranjeros. Y de hecho, la cubana se convirtió en la única intérprete no vietnamita que tuvo Ho Chi Minh en la historia.

Ivonne con Ho Chi Minh

La entrevista no fue un simple acto protocolar, el líder indochino sentía una gran admiración por los cubanos. Y sobre Fidel Castro, decía que servía de inspiración a los vietnamitas. La actitud especial hacia ellos la continuó ese mismo día, cuando después de abandonar los salones oficiales, los llevó a su residencia privada, situada al final del Palacio Presidencial, muy pequeña y modesta, era una salita con un buró y solo dos asientos y el dormitorio. Y allí, Ho Chi Minh confesó que nunca había llevado a nadie hasta ese lugar, que lo hacía, porque ellos eran cubanos. En 2018, Ivonne recordó sobre Ho Chi Minh:

”Un hombre muy simpático, ocurrente y cariñoso. El día de nuestra visita me preguntó si me había gustado el idioma del país y si me había sido fácil aprenderlo. Recuerdo que él me escuchaba con mucha atención y pienso que estaba haciendo un esfuerzo tremendo para entenderme… Luego, cada vez que recibía al cuerpo diplomático o me veía en una recepción, me daba muestras de reconocimiento y me abrazaba”.
Ivonne conservó la rosa

De aquella experiencia, Ivonne guardó otra anécdota especial hacia ella. Después de visitar su modesta residencia y caminar por un hermoso jardín, el Tío Ho (como lo llamaba cariñosamente su pueblo), le dijo que, si le gustaba alguna de aquellas rosas, podía tomar una. Y cuando ella fue a arrancarla con la mano, él le dijo que esperara, que si se arrancaba así, la flor no volvería a crecer. Buscó una tijera, cortó la flor y se la regaló. Era el 22 de enero de 1967. Y aquella joven cubana de 21 años, guardó esa rosa durante décadas. En 2018, a sus 76 años de edad, fue entrevistada por la prensa cubana y ella mostró, con orgullo, aquel regalo personal del Tío Ho, disecado y conservado por ella.

La ha guardado celosamente dentro de un libro de poesías, en su amplia biblioteca.[1]

”Fue una gran experiencia, porque conoces otra cultura. Estuvimos en Vietnam cuando se construía su historia de lucha y resistencia y ello te da satisfacción. Fue algo trágico, pero que tuvo repercusión mundial, que de algún modo fuiste parte de eso y sufriste también por su lucha. Conocí después, en funciones de trabajo, a norteamericanos, y cuando les he dicho que estuve en Vietnam, y que estuve bajo el asedio de las bombas de su país, se muestran avergonzados. Sufrimos tanto como los vietnamitas, viendo como destruían sus casas o asesinaban a sus familias, y eso duele mucho”.

Regreso a Cuba y trabajo posterior

Regresó a Cuba en 1968. Primero, trabajó como traductora del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), función en la que solo estuvo un año.

Al abrirse una embajada cubana en la zona liberada de Vietnam del Sur (el primer país que lo hizo), se trasladó como Agregada Cultural en la sede diplomática en Cambodia, pues dicho embajador, que en este caso era Raúl Valdés Vivó, fungía también, con el mismo rango, en la zona liberada del sur de Viet Nam.

Estando en estas funciones, fallece Ho Chi Minh en 1969. Por sus conocimientos del idioma y la realidad vietnamita, Ivonne recibe el encargo de trasladarse a Hanoi para que acompañara y fuera traductora de la delegación cubana que asistió a los funerales, la cual estuvo presidida por los Comandantes de la Revolución Juan Almeida Bosque y Ramiro Valdés Menéndez.

"Fue algo muy triste, la plaza Ba Dinh estaba llena y los viejitos lloraban mucho. Fue muy conmovedor, decenas de personas pasaron por la tribuna a hablar de él, de sus luchas, de lo que hizo por Vietnam”.

Después, continuó trabajando como diplomática en diferentes cargos. Y acumuló una gran experiencia en la historia, características y relaciones con los países asiáticos. Trabajó como como funcionaria de la Dirección de Asia y Oceanía del Ministerio de Relaciones Exteriores. Y de forma especial, señalar que se desempeñó como Embajadora de Cuba en Laos, Sri Lanka, Cambodia, Maldivas y Pakistán. También, en otras responsabilidades en China.[2]

Aunque en su amplia trayectoria laboral, estuvo varias veces después en Viet Nam, paradójicamente nunca más fue a trabajar de forma permanente a dicho país, solo fue por visitas. Ivonne ha asegurado que, hasta el año 1975, no hubo otro cubano que hablara vietnamita. Así que ella tuvo que hacer diversas traducciones, desde boletines, revistas, documentos y periódicos, hasta ser intérprete de funcionarios o de altos dirigentes.

Entre ellos, sirvió de traductora a Fidel Castro, incluso sin estar ya desempeñándose de forma habitual en esas funciones, pero según ha declarado, lo consideró un privilegio y lo hizo en varias ocasiones. Y ella ha recordado que Fidel fue el primer y único mandatario que visitó Vietnam en tiempos de la guerra. También hizo estas funciones de traductora con Raúl Castro, Osvaldo Dorticós y Vilma Espín, en diferentes momentos. Fueron los años 60 y 70 del siglo XX, donde hubo un fuerte intercambio entre Cuba y Viet Nam.[3]

El legado de la amistad

De los cinco años vividos en Viet Nam, Ivonne también conservó el legado de la amistad, que se forjó entre los estudiantes de diferentes países que estudiaban con ella en aquella escuela, aprendiendo la lengua vietnamita y viviendo juntos en las mismas duras condiciones.

Ella consideró a una de las estudiantes chinas como su hermana mayor, porque la cuidó cuando Ivonne estuvo enferma, le lavaba la ropa y se preocupaba en atenderla. Fue la única con la que pudo encontrarse después de irse de Viet Nam. Su amiga china llegó también a ser embajadora y le mandaba saludos con los funcionarios cubanos y finalmente, cuando la cubana fue a trabajar a la embajada en China, pudieron reencontrarse.

Su antigua compañera de Indonesia, recordaba a la cubana y le escribió siendo Ivonne embajadora en Sri Lanka, y la polaca le enviaba incluso bombones.

”Entre todos nació una amistad muy linda. Fue agradable tener compañeros como esos, rompiendo las barreras de la nacionalidad, de las culturas, de vivir en peligro, de tener que enfrentar las serpientes, todo lo cual nos unió más. Me fue agradable aprender un poquito de cada uno".[4]

Referencias