La Casa de las Aulas

La Casa de las Aulas
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Obra Arquitectónica  |  (Cultural)
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La Casa de las Aulas fue construida a principios del siglo XVII
Descripción
Tipo:Cultural
Localización:. Calle 11 # 4 - 14, La Candelaria, Bogotá
Uso actual:Sede del Museo de Arte Colonial en Bogotá
Datos de su construcción
Inicio:1604
Inauguración:1605
Otros datos
Arquitecto(s):Pedro Pérez, sacerdote jesuita (1555- 1638)


La Casa de las Aulas recorre más de 400 años desde su construcción en 1604. Es uno de los edificios más importantes de la historia de Colombia y ha sido el lugar de germinación de gran parte de las instituciones culturales y educativas de la nación. Desde 1942 es sede del Museo Colonial.

Historia

La Casa de las Aulas fue la sede del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús desde su construcción, en 1604, hasta la expulsión de los jesuitas en 1767. El edificio, diseñado por el P. Juan Bautista Coluccini S.J., pertenece al conjunto arquitectónico de la Compañía que incluye la Iglesia de San Ignacio y el Colegio Mayor de San Bartolomé. El constructor principal fue Pedro Pérez S.J. y el edificio se inaugura en 1605. La manzana se convierte en uno de los centros educativos más importantes de la ciudad en donde los hombres de familias importantes de Santa fé se forman bajo la tutela de la Compañía.

Aunque puede verse aun en la Casa de las Aulas y en la Capilla de los Indios buena parte de la edificación original, en el siglo XIX el edificio se transforma constantemente, ya que se utiliza para diversos fines por parte del gobierno independentista. El Edificio pierde su huerta y buena parte de las habitaciones anexas para los estudiantes, dándole paso a cuarteles militares y edificios de oficinas gubernamentales. La Iglesia de San Ignacio y la Capilla de los Indios se mantienen en su estructura, al igual que el Edificio de las Aulas. En algunas ocasiones en el siglo XIX, y debido a los conflictos internos, la Casa de las Aulas sirvió de Cárcel (1823 y 1828) y de Cuartel militar (1851 y 1854

Capilla de los indios

La Casa y sus usos

Entre 1604 y 1767 la Casa de las Aulas sirvió como Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, dedicado a San Francisco Javier y luego denominado Academia Javeriana (desde 1622) y posteriormente Universidad Javeriana (desde 1702). La institución complementaba los edificios de la manzana jesuítica con la Iglesia de San Ignacio y el Colegio de San Bartolomé. Durante este periodo la Casa de las Aulas se dedicó enteramente a la instrucción académica y al fomento de la investigación y la ciencia bajo el amparo de la Compañía. Los jesuitas son expulsados de los territorios hispanos en 1767 y la Casa de las Aulas pasa a manos de la autoridad virreinal y le sirve de depósito de libros y bienes expropiados y sede de algunos actos importantes.

Ya en la época republicana, la Casa de las Aulas sirve a los intereses de la recién creada nación Colombiana: Salón de Actos, Sala de Reuniones del Cabildo (1812), la Asamblea Nacional, el Congreso Admirable (1830) y la Convención Nacional (1831). Fue tanta su fama como espacio de reuniones importantes y de celebraciones académicas que se le conoció a su Capilla de Indios como “Salón de Grados”, ya que las universidades y academias más prestigiosas realizaban sus grados allí, hasta su fundación como Museo. Y, debido a su ubicación central y al tamaño de sus espacios, fue utilizado para los más diversos fines: Biblioteca Nacional (desde 1823), Museo y Escuela de Ciencias Naturales (semilla de lo que se convertiría en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional, 1824) y Museo Nacional (entre 1845 y 1913).

En la actualidad

El Museo Colonial es una institución de carácter público cuyo objetivo es investigar, conservar, divulgar y exhibir los procesos culturales de los siglos XVI, XVII y XVIII, en perspectiva de la construcción de la identidad de los colombianos. Su colección esta compuesta de más de 1800 objetos de pintura, escultura, mobiliario, platería, vida cotidiana y arquitectura. Es uno de los Museos que pertenecen al Ministerio de Cultura y, junto con el Museo Iglesia Santa Clara, los únicos que poseen objetos y discursos del periodo colonial en detalle.

El Museo tiene áreas de Dirección, Conservación, Curaduría, Educación, Administración, Museografía y Comunicaciones, todas encaminadas a desarrollar los objetivos del Ministerio de Cultura en materia de generación y preservación de la cultura en Colombia. Trabaja en estrecha unidad administrativa con el Museo Iglesia Santa Clara.

Fue descrita así en 1767 al ser recibida por las autoridades civiles, después del extrañamiento de los jesuitas ordenado por Carlos III. Primeramente dicho patio con sus pretiles de ladrillo y piedra, con tres corredores en lo bajo y dos en lo alto y en éstos, cuatro puertas con sus cerraduras y abierta la primera se encontró ser una pieza con sus asientos de madera en la circunferencia y un retablo pequeño de madera sobredorada con una pintura en lienzo de Nuestra Señora y una cátedra donde se actuaban los sábados actos literarios. Abierta la segunda, se encontró otra pieza igual, con tres ventanas, una mesa con su cerradura y una silla al pie de la cátedra.

Y encima un lienzo de Nuestra Señora, tres retratos pequeños de antiguos jurisconsultos, tres dichos, mayores, de los sujetos que han leído las cátedras de cánones por ser dichas piezas destinadas para su enseñanza. Así mismo se abrió la puerta que le sigue a la antecedente y se halló ser la aula de teología, la cual tiene dos ventanas de fierro, sus asientos de madera, dos escaños y una cátedra

Corredor interior de la casa

Estructura

En la primera planta los arcos de medio punto se apoyan en una columnas monolíticas, tan firmes y de tan bellas proporciones que contribuyen de manera especial a transmitir ese aire de sosiego y austeridad tan característico de la casa; cada elemento de su arquitectura: la madera, el barro cocido, las paredes enjalbejadas, hablan de la honradez y la austeridad de la época.

Hay un ambiente conventual propio para la reflexión y el estudio; propio para albergar a la Sabiduría, que al fin y al cabo es la dueña de la casa. Sus muros de vara y cuarto de ancho sostienen ahora los óleos de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, uno de los mejores pintores de la época colonial hispanoamericana, de los maestros Figueroas (Baltasar, El Viejo; Baltasar, hijo, y Gaspar), de Joaquín Gutiérrez, de Antonio Acero de la Cruz, Alfonso de Heredia, de Mexía y de tantos otros artistas cuyos nombres no conocemos.

Aquí está presente el gran escultor Pedro Laboria, así como representantes de la Escuela Quiteña (Bernardo Legarda y Caspicara, principalmente). Son 1.077 obras de artes plásticas, 1.830 de artes decorativas y 200 piezas de mobiliario. Una real cédula del 5 de septiembre de 1620 otorgó a los jesuitas el derecho a graduar a sus estudiantes, así que en 1622 se fundó la Academia Javeriana, que fue reconocida por el gobierno civil en 1634 y exaltada a la categoría de Universidad. La antigua "iglesia de indios" se convirtió entonces en "Aula Máxima". En ella estudiaron los descendientes de aquellos hombres que remontaron el río grande de la Magdalena, alucinados por el paisaje y por el hambre.

En 1767, a raíz de la expulsión de los padres jesuitas del Imperio Español, el edificio y la biblioteca pasaron a manos del gobierno civil.Cómo sería la noche aquella del 31 de julio, cuando los Hijos de Loyola oyeron los golpes en la puerta, golpes que anunciaban su destierro. Recibieron la orden, que ya conocían a pesar del sigilo con que se había guardado, aprestados para el viaje, listos el sombrero y la esclavina y sin mirar para atrás, con sus enfermos y sus ancianos, se pusieron en camino.

Cómo sería el despertar de la Casa al día siguiente. Cómo recibiría la visita del fiscal Antonio Moreno y Escandón quien, pluma en mano, haría el inventario de las temporalidades. Sobre todo de los libros: con ellos se nutriría la sabiduría de los próceres futuros.

La hermosa capilla, que había sido dedicada a Nuestra Señora de la Luz por el virrey José Solís el 25 de diciembre de 1761, fue entonces dedicada al servicio religioso de los militares y en 1782 el arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora permitió que bajo su suelo se enterrara a santafereños ilustres. Después de la independencia, la Casa siguió teniendo gran importancia, pues era el recinto público más amplio y central de la ciudad. El 24 de diciembre de 1811 se instaló en el Salón de Grados el Colegio Electoral que confirmó a don Antonio Nariño como presidente titular del Estado de Cundinamarca. Una ley del Congreso de 1823 destinó el edificio para sede de la Biblioteca Nacional, puesta al cuidado del Colegio de San Bartolomé y que ocupó el segundo piso del edificio.

El año siguiente se abrió al público el Museo de Historia Natural y se iniciaron las clases de la Escuela de Minas dirigida por los sabios de la Misión Zea.

Fuentes