Ramsés II

Ramsés II
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Faraón del Antiguo Egipto
RamsesII.jpg
Estatua de Ramsés II situada en el Templo de Abu Simbel.
Nombre real Usermaatra Setepenra - Ramsés Meriamón
Nacimiento 1290 a.n.e.
Entierro Tumba KV7 del Valle de los Reyes
Predecesor Seti I
Sucesor Ramsés III
Cónyuge/s Nefertari
Dinastía XIX
Padre Seti I
Madre Tuya


Ramsés II, también llamado Usermaatra Setepenra - Ramsés Meriamón. Es el tercer faraón de la Dinastía XIX de Egipto, quien gobernó unos 66 años (1306 a.n.e. - 1235 a.n.e.), es uno de los faraones más célebres, debido a la gran cantidad de vestigios que perduran de su activo reinado. Algunos escritores creen que es el faraón mencionado en el Éxodo bíblico, pero no hay pruebas ni documentos egipcios que lo confirmen.

Datos biográficos

Antecedentes

Rey, de la dinastía XIX, Ramsés nace aproximadamente en el año 1326 a.n.e., accede al trono hacia 1306 a.n.e. y muere alrededor de 1234 a.n.e. por lo que su reinado es, además de uno de los más prestigiosos de la historia egipcia tanto en el aspecto económico, administrativo, cultural o militar, uno de los reinados más largos. Ramsés II procedía de una importante familia pero no estaba emparentado con la realeza.

Su abuelo, Ramsés I, del que heredó el nombre, era general del ejército y visir (primer ministro) del faraón Horemhab, que al verse anciano y sin descendencia decidió designarle, siendo además de su visir su hombre de confianza, príncipe hereditario de la tierra, evitando de esta manera de una sucesión disputada.

Con la muerte de Horemhab en 1306 a.n.e., se cierra la dinastía XVIII y con la subida al trono del abuelo de Ramsés II, con el nombre de Ramsés I, se inició la dinastía XIX. Al morir Ramsés I, tras tan solo un año de reinado, le sucedió en el trono su hijo Seti I, que demostró durante su reinado que las enseñanzas recibidas en el arte de la guerra habían surtido su efecto. Así Ramsés II hijo de Seti, con el que fue retratado siendo un niño ensogando un buey sagrado e inspeccionando el rollo invocador de los ancestros que habían ocupado el trono de Egipto antes que ellos, se convirtió en heredero de un país con una grandiosa historia de 1700 años a sus espaldas.

Educación

Ramsés II nació en Avaris donde se encontraba la residencia familiar y pasó su infancia en compañía de sus dos hermanos y sus dos hermanas. El matrimonio de su padre Seti con la hija de un conocido lugarteniente, permite a Ramsés II crecer con una importante influencia y tradición guerreras desde ambas partes de la familia.

Desde pequeño fue educado para heredar la doble corona. Como todos los hijos de la clase alta egipcia, un profesor le enseñaría a escribir e interpretar las imágenes escritas, a conocer los astros, historia y literatura, matemáticas y geometría, y todo lo relativo a la religión. Físicamente fue preparado para que en su futuro como faraón fuese el mejor auriga y arquero.

Cuando Seti I subió al trono, Ramsés tenía nueve años y aproximadamente un año después, conociendo Seti los daños que ocasionaron al país las disputas en anteriores sucesiones, fue nombrado príncipe regente y comandante en jefe del ejército, asegurando de esta forma su derecho al trono y evitando disputas en caso de muerte repentina. A partir de ese momento tuvo un harén a su disposición y acompañó a las tropas en algunas campañas contra los hititas y los libios.

A los 16 años fue asociado al trono imperial por Seti, continuando su educación política a cargo de Paser, el visir de Seti, que estuvo veinte años más en el cargo tras el fallecimiento del monarca. Por estas fechas Ramsés participaría en la supervisión de las construcciones de Abidos, iniciándose así su afición constructora.

El matrimonio no tardaría mucho en llegar para asegurar la descendencia cuanto antes. Su primera esposa sería una joven de familia noble llamada Nefertari. Ramsés tenía 17 años cuando se casó por primera vez, fruto de este matrimonio nació su hijo primogénito llamado Amenhirjopshef. Paralelamente tomó una segunda esposa, Isetnefret, quien también le dio un hijo llamado Ramsés. Las dos mujeres continuaron procreando, dándole en poco tiempo cinco hijos y varias hijas a los que había que sumar todos los nacidos de las concubinas reales, asegurando así el futuro de la dinastía. La tercera esposa sería Hentmire, hermana de Ramsés, que según la tradición faraónica ayudaría a conservar la pureza de la sangre. Como cuarta esposa eligió a su propia hija, Merytamón, fruto de su matrimonio con Nefertari, y se casó también con una de las hijas de Isetnefret, Bentanat. Entre sus esposas y concubinas, dieron a Ramsés alrededor de cien hijos.

Príncipe Heredero

Como príncipe regente y comandante del ejército, Ramsés II debía conocer cuanto antes todas las responsabilidades de su futuro cargo. Para ello su padre le encargó la supervisión de las minas de Assuán, de donde provenía parte importante del granito con el que se construían templos y estatuas. Ramsés debía ser consciente de que además de guerrear, construir era otra de las obligaciones fundamentales de un faraón y muestra de su poder.

Por otra parte, comenzó sus prácticas en el ejército, cuando con catorce años, acompañó a su padre a poner fin a unas revueltas en Libia en la que sería la primera campaña militar de Ramsés II.

Su siguiente campaña fue aproximadamente un año después cuando tuvo que ir a fortalecer la presencia militar en Amurru y a sitiar Qadesh. Aunque en un principio la operación pareció un éxito, poco tiempo después tanto Amurru como Qadesh volvieron al control hitita.

Su primera misión en solitario le fue encomendada con veintidós años y consistía en poner fin a un alzamiento en Nubia. El éxito de esta expedición, en la que le acompañaron dos de sus hijos de cuatro y cinco años, y la demostración de su valía en el terreno militar, fueron grabados en los muros de un pequeño templo cercano que él mismo mandó construir.

Fue sin duda el último gran faraón, ya que sus sucesores más importantes, Merenptah y Ramsés III, se vieron obligados a llevar una política defensiva para mantener la soberanía en Canaán. Posteriormente, la decadencia interna habría de terminar con el poder de Egipto más allá de sus fronteras.

Reinado

Ramsés II

Al fallecer Seti I, Ramsés II sube al trono como rey del Alto y el Bajo Egipto y Sol de los Nueve Arcos. Tenía unos 25 años. Su primera misión consistió en encargarse de los funerales de su padre, para lo que viajó hasta Tebas donde Seti durante su reinado había construido su tumba en el Valle de los Reyes así como el templo funerario junto al río.

En esas fechas, encabezó también el festival de Opet en honor de Amón. Y al terminar este, ya de regreso al norte, paró en Abidos donde tuvo que hacer uso de su autoridad al ver que las obras de los templos comenzados por su padre habían sido detenidas. Este fue solo el comienzo de su programa de construcción, símbolo evidente de poder en la época. Ordenó la construcción de un gran templo en Luxor consagrado a Amón-Ra, formando un conjunto con el construido por Amenhotep.

También inició la construcción del Ramesseum en la colina de Sheij abd el Gurnah, junto al que se levantaría un palacio donde supervisar las obras. Para sacar adelante todas estas obras arquitectónicas era necesaria una abundante cantidad de oro, que procedía en su mayoría de la zona sur del país. Uno de los problemas con los que contaba esta vía aurífera era la escasez de zonas de avituallamiento, sobre todo de agua, por lo que Ramsés se dedicó también a perforar pozos para solucionar el problema, y de esta manera, aumentar la llegada de oro para mantener su programa arquitectónico y ganarse el agradecimiento de los dioses.

Al margen de la construcción sus primeros esfuerzos como rey estuvieron encaminados a mantener la paz interior alcanzada en los reinados anteriores. Hizo saber a los sacerdotes de Amón su deseo de ejercer todos los poderes, evitando en la medida de lo posible las influencias del poderoso clero. Para ello eligió como sumo sacerdote a Nebumenef, una persona que era para él de absoluta confianza. Inmediatamente se puso manos a la obra para recuperar las fronteras del imperio la paz interior.

La batalla de Qadesh

Imagen de Ramsés II durante la Batalla de Kadesh

Conocemos esta batalla gracias a fuentes literarias y arqueológicas, pues el faraón Ramsés II lo convirtió en el tema principal de su reinado; en todos sus templos existen relieves narrando dicha batalla.

Luchaban contra los sirios, en especial contra el mayor enemigo para Ramsés, el hitita Muwatalli; hay que tener en cuenta que en esa época, Palestina estaba ocupada por los egipcios.

La estrategia del rey hitita para acabar con la ocupación, era de lo más simple; consistía en rodear y aislar al ejército de Ramsés. Para despistar a las tropas egipcias, los hititas enviaron falsos desertores, que se apresuraron a confesar que su ejército estaba desplegado cerca de Alepo. Pero mintieron, el ejército egipcio se dirigió hacia allí, los hititas dejaron pasar al faraón con su guardia y esperaron a que el primer batallón se situara cerca de Kadesh. Entonces asaltaron al segundo batallón y cerraron el cerco a posibles refuerzos.

En pocos minutos, la mayoría de los egipcios quedaron aniquilados, ante semejante situación, Ramsés no vio más salida que lanzarse a la batalla, pero cuando todo lo tenían perdido llego un destacamento especial llamado los Nearin, que salvo al ejército de una muerte segura.

Aun así, Ramsés II no consiguió ni tomar Kadesh ni derrotar al ejército hitita, pero para su pueblo era el vencedor, y así lo relata el poema de Pentaur que compuso el escriba principal del soberano. Ramsés II y el rey hitita Muwatalli firmaron un tratado de paz después de 17 años de sucesivas guerras, en el que se comprometieron a que ni en el futuro ni sus sucesores entrarían mas en conflictos; de hecho el rey hitita puso a disposición de Ramsés el matrimonio con una de sus hijas.

Fueron algo mas de 15 años lo que duro la guerra entre hititas y Egipto, y se ha escrito muchísimo sobre vencedores y vencidos, y claro esta cada uno de ellos lo contó a su manera. Ramsés II dejo constancia de su victoria en el Papiro de Pentaur, escrito por el escriba personal del monarca, mientras que la batalla interpretada por los hititas, es muy diferente.

Los archivos de Muwatalli, descubiertos en su capital Bogazkoy, proporcionan una versión más real de lo ocurrido. Narran que solo participaban en la ofensiva los carros de combate, que la infantería quedo aislada en la orilla del Oronte, detrás justo de Kadesh y que el pánico de Ramsés al ver tal multitud de enemigos permitió a los hititas romper el frente egipcio y saquear el campamento. Cuando los Nearin acudieron en busca y ayuda de Ramsés también quedaron rodeados y tuvieron que retroceder hasta el río. Otros escritos dicen que después de tantos años de guerras entre ambos, llegaron a un acuerdo por el bien de sus pueblos y así firmaron el tratado de paz.

Muerte

Fue la muerte de un Dios, Ramsés tuvo un destino extraño: su existencia fue tan larga que sobrevivió a muchos de sus descendientes. Murió casi centenario tras 67 años de reinado y once festivales Heb-Sed a sus espaldas. Su momia, descubierta en 1881.

Antes de su muerte con alrededor de 90 años, Ramsés II andaba encorvado y tenía deformaciones en la columna vertebral debido a la artritis. Tenía también afecciones en las encías (gingivitis). Sus dientes estaban en muy mal estado y tenía abcesos dentales. En el momento de su muerte tenía una importante infección que con seguridad le provocó fuertes dolores los últimos días de su vida.

Cuando finalmente murió había sobrevivido a trece herederos. Con su muerte, el país inició un lento proceso de decadencia que no lograría superar. Su cuerpo fue descubierto en el escondite de Deir el-Bahari junto a otras momias reales.

Su momia reposa actualmente en el Museo de El Cairo tras haber viajado en 1976 a París, donde fue recibido con honores militares reservados a grandes jefes de estado. Este viaje fue preparado cuando a mediados de los 70 empezó a hacerse evidente el deterioro de la momia al compararla con las fotografías que se le tomaron en 1912.

Una vez en París, además de las evidentes fracturas de piel que sufría y el deterioro de esta, se comprobó que incluso el agujero del tórax había aumentado debido a la humedad a la que había estado expuesta. Pruebas realizadas dieron como resultado que debido también a la humedad y la temperatura se habían desarrollado un importante número de bacterias y hongos que representaban un importante peligro para la conservación de la momia. Gracias a un tratamiento de irradiación controlada de rayos gamma este problema pudo resolverse.

Títulos reales

  • Nombre de Horus: Toro potente, amante de la Justicia
  • Nombre de Nebty: Defensor de Egipto, vencedor sobre los extranjeros
  • Nombre de Horus de Oro: Potente y duradero, grande en el triunfo
  • Nombre de Nisut-Bity: La Justicia de Ra es poderosa, elegido de Ra
  • Nombre de Sa-Ra: Nacido de Ra, amado de Amón.

Esposa

Nefertaris

Nefertaris

Fue la primera esposa y la favorita de Ramsés II. Sus orígenes se desconocen aunque se sabe que era egipcia y posiblemente tebana, al ser uno de sus títulos el de "Amada de Mut", una diosa de Tebas. Se cree también que si no estaba emparentada con la realeza, lo estaría con una familia de clase alta.

Las inscripciones encontradas que le hacen referencia la nombran de varias formas. Gran Esposa Real y Dama de las Dos Tierras cuando se alude a su rol monárquico, o esposa y madre de dios por ser esposa de Ramsés y madre de su primer hijo. También se la describe como Dama Adorable, Digna de Alabanza, Hermosa de Rostro y Dulce Amor, en lo que parecen alabanzas del propio Ramsés II.

Existen relieves del primer año del reinado de Ramsés en los que ya aparece Nefertari en ceremonias religiosas. En otros, aparece su primer hijo, Amenhirkhopshef, a una edad que hace suponer que nació años antes de la subida al trono de su padre. En sus veinte años como reina, Nefertari dio a Ramsés seis hijos de los que ninguno sobrevivió a su padre.

La importancia de Nefertari tanto en la vida política como ritual del reino fue notable. Presidió junto a su marido festivales e investiduras sacerdotales y su imagen fue grabada en los templos de Karnak y Luxor. De los dos importantes templos construidos por Ramsés en Abu Simbel, uno estaba dedicado a él mismo, a Amón, a Ptah y a Ra-Horajti y el otro a la diosa Hathor y a su amada Nefertari, lo que la convertía en la primera reina en recibir este honor.

Según los documentos y monumentos que relatan la muerte de Nefertari, esta tuvo lugar en el año veinticuatro del reinado de Ramses, privando a este de la primera y más amada de sus consortes. Fue enterrada en una gran tumba decorada con bellas pinturas en el Valle de las Reinas. En las pinturas aparecen escenas de dioses solos o a los que ella adora y presenta ofrendas. La parte superior está adornada con fragmentos del libro de los muertos y en el arquitrabe de la puerta se puede ver a Maat con sus alas desplegadas en señal de protección.

Legado

El faraón egipcio Ramsés II se erigió como uno de los monarcas más poderosos del mundo antiguo. Durante su reinado, entre 1306 y 1235 a.n.e., consolidó un gran imperio que se extendió por el nordeste de África y el Próximo Oriente. Su figura fue determinante para consolidar la fascinación por Egipto, evidente desde la antigüedad hasta nuestros días.

Legado militar

Ramsés II fue un militar hábil que supo organizar un ejército potente y eficaz. Su figura pasó a la historia sobre todo gracias a la batalla de Kadesh, en la que los egipcios se impusieron a los hititas. Este destacado episodio bélico fue referido en dos fuentes fundamentales: el Poema de Kadesh -reproducido en varios papiros y copiado en jeroglíficos en los muros de Luxor, Karnak y Abidos- y el informe oficial de la batalla, esculpido en las paredes de los santuarios de Tebas, Abidos y Abu Simbel, entre otros. Ramsés II fue un monarca popular, que llevó la prosperidad a su reino. Por este motivo, su nombre fue grabado en numerosos monumentos de Egipto y Nubia.

Legado arquitectónico

Sin embargo, el principal legado de Ramsés II a la posteridad fueron las magníficas edificaciones que mandó construir durante su reinado. Los templos que ordenó levantar se encuentran entre los más hermosos del Egipto antiguo. Particularmente bellos son los dos templos excavados en la roca en Abu Simbel. Estas construcciones muestran unas monumentales esculturas que representan, de forma hierática, en el primer caso al faraón y en el segundo a éste con su esposa Nefertari. Ahora bien, éstas no fueron las únicas edificaciones destacables erigidas en época de Ramsés II: el faraón también mandó construir el templo funerario Ramesseum, en Tebas, y el Osireón, en Abidos. De la misma manera, mandó edificar la impresionante sala hipóstila del complejo arquitectónico de Karnak.

Fuentes