Wifredo Lam

Wifredo Lam
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El más universal de los pintores cubanos
NombreWifredo Oscar de la Concepción Lam y Castilla
Nacimiento8 de diciembre de 1902
Sagua la Grande, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento11 de septiembre de 1982
París
NacionalidadBandera de Cuba Cuba
CiudadaníaCubana
Obras destacadasEl rey del juguete 1942, Huracán 1944-1946, La jungla 1943, La silla 1943, Mujer sentada 1927
Wilfredo Lam. El más universal de los pintores cubanos. Introdujo la cultura negra en la pintura cubana y desarrolló una renovadora obra que integra elementos de origen africano y chino presentes en Cuba.

Síntesis biográfica

Infancia y Juventud

Wifredo Lam, hijo de un padre chino y una madre con mestizaje africano, indio y europeo. En 1916, su familia se mudó a La Habana, donde realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes. Al inicio de los años 20, realizó una primera exposición de sus trabajos iniciales en el Salón de la Asociación de Pintores y Escultores en la Habana. En 1923, Lam se trasladó a Madrid donde estudió en el taller de Fernando Álvarez de Sotomayor, Director del Museo del Prado y reconocido por haber sido maestro de Salvador Dalí. En 1938 se encuentra Wifredo Lam, en París, con Pablo Picasso. El cubano tiene 36 años y arriba desde España, al cabo de una estancia de 14 años en la Península, donde se ha dado a conocer. A partir de aquel momento, algo los unió -quizá el carisma del antillano, su promisorio futuro, o acaso el hecho mismo de ser de Cuba, donde el abuelo de Picasso había llegado como funcionario de aduanas y conocido a la que sería su compañera y abuela del autor de Guernica.

Sin embargo,sería injusto dejar al acaso, a la suerte, las razones que motivaron a Picasso para ayudar a Lam.
“Nunca me equivoqué contigo. Eres un pintor, un verdadero pintor, por eso te dije la primera vez que nos vimos que me recordabas a otro hombre: a mí”, aseguraba Lam que le expresó Picasso luego de conocerse. En esa identificación, en esa confluencia de caracteres debemos buscar las razones para una amistad y admiración recíprocas afianzada en el tiempo.
1939 es un año decisivo en el despegue de Lam, para su reconocimiento internacional dentro y fuera de Europa. El 14 de julio inaugura en la Galería de Pierre Loeb, Rue des Beaux Arts, su primera exposición parisina, a la que acuden Picasso, Marc Chagalll y otras personalidades de la vida cultural francesa.

Por si no bastara, del 13 de noviembre al 7 de diciembre presenta una exposición conjunta con Picasso, quien le ofrece esta extraordinaria oportunidad en la Perls Gallery de Nueva York. El español presenta sus dibujos y Lam, sus gouaches.
París y Nueva York, antes lo había hecho España, abren sus puertas al ilustre hijo de Sagua la Grande.

Hasta 1941 no regresa a Cuba, luego de prolongado periplo europeo. Pinta intensamente. Su obra refleja, cual su persona -recordemos que descendía de padre chino y madre mulata- la síntesis cultural de un pueblo.

“Lam introdujo por primera vez en la pintura cubana la cultura negra, con sus mitos y símbolos”, ha señalado el especialista Juan Sánchez (1).

Aportes

Pinta entonces algunos de sus cuadros más célebres. En 1942 retoma un motivo que ya en 1938, estando en París, ha trabajado: La silla de 1938, es un gouache de ambiente europeo, citadino, donde el objeto central se encuentra en un espacio cerrado, interior.

La jungla
La silla de 1942 (Colección del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana) ofrece otra interpretación diferente: el contexto se ha tropicalizado, la vegetación es exuberante, el cromatismo inunda la tela, la silla aparece en un entorno rural, abierto, visualmente diferente al del cuadro de 1938.

Del mismo período es La jungla, que el crítico Alain Jouffroy llamó “el primer manifiesto plástico del Tercer Mundo”. Este célebre cuadro, que forma parte de la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), lo vendió Lam en 300 pesos, según confesión propia, y hoy tiene un precio incalculable.

Vale recordar lo que David Alfaro Siqueiros escribió en el número de septiembre de 1943 de la revista Ultra:
“La obra actual de Lam muestra elementos raciales negros que en la plástica cubana deberán tener en el futuro una enorme importancia.” El muralista mexicano no se equivocaba.

Universalidad

Viaja mucho. En las décadas del 40 y del 50 lo hace por Haití, Nueva York, París, Venezuela, México. Expone en las galerías más prestigiosas. Sus obras ilustran textos de Antonin Artaud, André Breton, Aimeé Cesaire, Gabriel García Márquez y también las páginas de la revista El Correo de la Unesco. El pintor reside por largo tiempo en su villa de Albisola Mare, Italia. Conoce además la Unión Soviética, se detiene en la India, viaja por el continente africano.

Relación con Cuba

Su óptica se universaliza, su pensamiento, de siempre humanista, lo es cada vez más. Pero no deja de volver. “Mis regresos a Cuba siempre me han producido una dicha infinita”, comenta a Andrés Núñez Jiménez, en larga entrevista.
Lam tuvo una existencia intensa y larga. Vivió 80 años.

Muerte

Murió en París en 1982. El año anterior le había sido impuesta la Orden Félix Varela, la más alta distinción que en el terreno de la cultura confiere el Estado cubano. Por voluntad expresa, sus restos fueron trasladados a Cuba. Algo, por demás, bien justo tratándose del más universal de los pintores cubanos.

Galería


Fuentes

Nota

(1) En “Una obra patrimonio de la humanidad”, Bohemia del 17 de septiembre de 1982, p. 47.