Idiomas indoeuropeos

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Idiomas indoeuropeos
Distribución geográfica: Global
Países:
Hablantes: ~45 % de la población mundial[1]
Filiación genética:
Subdivisiones: anatolio
greco-armenio
tracio-dacio-albanés
italo-celta
germánico
balto-eslavo
indoiranio
tocario
ISO 639-1
ISO 639-2 ine
ISO 639-3
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Véase también:
Idioma - Familias - Clasificación de lenguas

Con el nombre de idiomas indoeuropeos se conoce a la mayor familia de lenguas del mundo en número de hablantes. La familia indoeuropea, a la que pertenecen la mayoría de los idiomas de Europa y sur de Asia, incluye más de 150 idiomas hablados por alrededor de 3200 millones de personas (aproximadamente un 45 % de la población mundial).[1] De estas, unos 1200 millones corresponden a hablantes de las lenguas indoiranias y unos 950 millones de hablantes de las lenguas románicas.

Identificación de la familia

La primera hipótesis sobre la existencia de una familia lingüística indoeuropea fue propuesta en la segunda mitad del siglo XVIII por el filólogo británico sir William Jones, quien notó similitudes entre cuatro de los idiomas conocidos más antiguos: el sánscrito, el latín, el griego y el persa. Franz Bopp apoyó esta hipótesis al comparar sistemáticamente estas lenguas con otras y encontrar múltiples cognados. Desde el siglo XIX, los estudiosos llamaron a esta familia lenguas indogermánicas. Posteriormente pasó a emplearse el término indoeuropeo (excepto en alemán). Un buen ejemplo de la conexión indoeuropea es la enorme similitud descubierta entre el sánscrito y dialectos antiguos del lituano.

El idioma común ancestral se conoce como protoindoeuropeo. Existe desacuerdo en torno al punto geográfico en el que se originó (Urheimat), siendo los principales lugares propuestos Armenia, el sudeste de Ucrania, Kurgal, la India o Irán.

Esta familia está formada por las siguientes subfamilias: albanesa, armenia, báltica, céltica, eslava, germánica, griega, indoirania (que incluye las lenguas indoarias y las iranias) e itálica (que incluye el latín y las lenguas románicas). A ellas se suman dos subfamilias hoy desaparecidas: la anatolia (que incluye la lengua de los hititas) y la tocaria. Desde la segunda mitad del siglo XVIII, y durante todo el siglo XIX, la lingüística histórica y la neogramática intentaron reunir datos suficientes para demostrar que este conjunto de lenguas, aparentemente diversas, formaban parte de una única familia.

Los documentos del sánscrito y del griego clásico (los más antiguos de los idiomas indoeuropeas si exceptuamos los hititas, que por entonces no estaban descifrados) presentan las formas características propias de los idiomas indoeuropeas, lo que demuestra la existencia de una lengua madre común. Las relaciones entre el sánscrito, el griego clásico y el latín se habían comprobado ya hacia principios del siglo XIX.

Por otro lado, los gramáticos de la India elaboraron una clasificación sistemática de los elementos que constituyeron antiguamente el sánscrito. El estudio realizado en la India se completa con otro estudio sistemático y comparativo de los sistemas fonéticos y gramaticales de los idiomas europeos.

La conclusión de este esfuerzo conjunto fue el establecimiento de la existencia del protoindoeuropeo, lengua madre común a los idiomas estudiados, efectuándose una reconstrucción de los rasgos fonéticos y gramaticales que éste debía tener. El indoeuropeo es, pues, una lengua reconstruida y fechada hacia el 3000 a. n. e., puesto que hacia el 2000 a. n. e. ya se encuentran rasgos de diferenciación notables entre los idiomas nacidos del mismo.

En general, los idiomas indoeuropeos muestran una pérdida progresiva de la flexión. Por lo que se sabe, el protoindoeuropeo fue una lengua muy flexiva, como lo demuestran otras lenguas clásicas, como el sánscrito, el avéstico y el griego. Frente a esto, los idiomas modernos, tras un largo proceso evolutivo, están orientados hacia una vía analítica, como por ejemplo el inglés, el francés y el persa, usando complementos con preposición y verbos auxiliares en lugar de la declinación nominal y la conjugación verbal.

En gran parte, la pérdida de los elementos flexivos ha sido el resultado de un largo proceso que ha conducido a la pérdida de las sílabas finales de las palabras; así, muchas de las indoeuropeas eran más breves que las correspondientes protoindoeuropeas. Además, en otras lenguas ha tenido lugar el desarrollo de nuevos procedimientos gramaticales y ha habido numerosos cambios de significado en algunas palabras concretas.

Divisiones principales del indoeuropeo

Las relaciones internas entre estos grupos de último nivel son algo más complicadas y polémicas y todavía existen discrepancias menores. Por ejemplo, aunque universalmente se reconoce una especial relación entre el grupo griego y algunas lenguas paleobalcánicas (en particular el armenio), no está claro por ejemplo si las lenguas indoarias se formaron por una división de un hipotético protoindoeslavo o, por el contrario, deben considerarse el resultado de la escisión de un hipotético protoindogriego. Y problemas similares se encuentran con los idiomas germánicos, los idiomas eslavos, los idiomas celtas o los idiomas itálicos.

El árbol de Ringe-Warnow-Taylor, que deja fuera a las lenguas germánicas, ya que considerarlas implica que no existe un árbol de ajuste óptimo (es decir, filogenéticamente perfecto), tiene la siguiente forma:[2]

  • protoindoeuropeo 1
    • idiomas anatolios (†) 
    • protoindoeuropeo 2
      • tocarios (†) 
      • indoeuropeo
        • albanés
        • indoeuropeo nuclear
          • italo-celtas
          • satem
            • greco-armenios
            • satem nuclear
              • balto-eslavas
                • eslavas
                • bálticas
              • idiomas indoiranios
                • iranios
                • indoarios

Fuentes