Diferencia entre revisiones de «María Dolores Reyes Pérez»

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'''María Dolores Reyes Pérez, Lola.''' Combatiente de la clandestinidad, que dirigió la Brigada Femenina del [[Movimiento 26 de Julio]] en Victoria de [[Las Tunas]], nacida en El Tamarindo, San Agustín de Aguarás, [[Calixto García]], [[Holguín]]. Después del triunfo de la [[Revolución Cubana]] se dedicó con total entrega a las tareas de la construcción socialista, ha ocupado cargos de dirección en la actividad económica, y en la [[Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana]] (ACRC).         
 
   
 
   
 
==Síntesis biográfica==
 
==Síntesis biográfica==

Revisión del 15:39 27 ago 2014

María Dolores
Información sobre la plantilla
275x300 Lola Final.jpg
NombreMaría Dolores Reyes Pérez
Nacimiento28 de febrero de 1928
barrio El Tamarindo, San Agustín de Aguarás, Calixto García, Holguín, Bandera de Cuba Cuba
Nacionalidadcubana
Otros nombresLola

María Dolores Reyes Pérez, Lola. Combatiente de la clandestinidad, que dirigió la Brigada Femenina del Movimiento 26 de Julio en Victoria de Las Tunas, nacida en El Tamarindo, San Agustín de Aguarás, Calixto García, Holguín. Después del triunfo de la Revolución Cubana se dedicó con total entrega a las tareas de la construcción socialista, ha ocupado cargos de dirección en la actividad económica, y en la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC).

Síntesis biográfica

Primeros años

María Dolores Reyes Pérez, Lola, nació el 28 de febrero de 1928 en el barrio El Tamarindo, San Agustín de Aguarás, Calixto García, Holguín, Oriente (Provincia), Cuba. Cuando todavía era pequeña, sus padres, campesinos de clase media, se mudaron para Gastón Línea, Victoria de Las Tunas, al lado del ferrocarril central. El padre, Manuel Reyes Montes de Oca, fue una persona muy activa y alegre, que adoraba a sus 12 hijos y a su esposa, la señora Vidalina Pérez Almaguer, madre dulce, laboriosa y entregada por entero a su familia. La joven María Dolores fue la más consentida, por ser muy delgadita y la última en nacer.

En Gastón Línea, a los 6 años edad, comenzó como oyente la escuela primaria, donde la maestra Esther Muñiz Uriarte le impartió hasta el séptimo grado. En ese período se ganó el premio ¨Beso de la Patria¨. Tuvo la posibilidad de seguir estudiando en el Instituto de Segunda Enseñanza, primero en Santiago de Cuba, después, en El Vedado, La Habana. Debió retornar a Oriente (Provincia) cuando se enfermó de la vista, dolencia que le impidió cumplir su deseo de estudiar ciencias farmacéuticas.

La naturaleza emprendedora de su padre los llevó a mudarse nuevamente, esta vez construyó una confortable casona en la finca Muñoz, Las Arenas, Victoria de Las Tunas. Cuando ella regresó de La Habana la absorbieron los quehaceres domésticos de la finca, requisito para formarse como una buena esposa, en correspondencia con las costumbres de aquellos años. A los 19 años de edad, con el apoyo económico de su padre, decidió abrir una escuelita en la finca Muñoz, gracias a ello debutó como maestra en el año 1947. Los ingresos por la escuela no eran lo determinante, muchos de sus alumnos no podían pagar los estudios, de igual forma recibían las clases, incluso algunos adultos en el horario nocturno.

De pronto se transformó en una joven útil y admirada en el vecindario, no solo impartía clases, también, pelaba, inyectaba, cosía, fabricaba flores y coronas. Era una joven de modales correctos y bien preparada, pero alegre y comunicativa, llena de inquietudes, y deseosa de sobreponerse a la monotonía propia de la vida en el campo. Se había compenetrado con sus amigos, con quienes hacía excursiones y se ayudaban mutuamente. Disfrutaba la pelota y hasta se arriesgó a publicar un periodiquito.

Por aquella fecha el gobierno municipal creó una escuela en un asentamiento cercano a su casa, a pesar de que solicitó la plaza de maestra, por sugerencia de Juan Antonio Ortiz, amigo de la casa que conocía sus méritos, no le otorgaron el puesto, privilegiando a la hija de un hacendado de Las Arenas, por intermedio del alcalde Ernesto Payés, pues ella no respondía a los intereses politiqueros de quienes ejercían el poder en aquella época.

Situaciones de ese tipo dieron lugar, a que poco a poco mostrara preocupaciones por la igualdad y la decencia. De por si en el país prevalecían las injusticias, cometidas por los gobiernos entreguistas y corruptos, por encima de lo cual estaba surgiendo una juventud inconforme. La aparición de Eduardo Chibás en la vida política de la nación, y la posterior fundación del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), despertaron simpatías en la joven maestra y su familia.

Cuando el golpe de estado de Fulgencio Batista y Zaldívar, el 10 de marzo de 1952, y con el asalto al Cuartel Moncada y el asalto al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, ya deseaba enfrentar a la tiranía. En torno a uno de sus hermanos y sus amigos se mantuvo a la expectativa, presentían que alrededor de los asaltantes, que posteriormente salieron para exilio, comenzarían a cambiar las cosas.

Inicio de la lucha contra la dictadura de Batista

Se trasladó para la ciudad de Victoria de Las Tunas donde empieza a trabajar en la escuela privada Panchín Varona, propiedad de Rita Orozco Batista y Lourdes Figueiras, situada en la calle Lucas Ortiz. Allí le encomendaron un aula de primer grado, de la cual guarda gratos recuerdos.

De conjunto con Guillermo Cartón, Billi, estudiante universitario que había llegado de La Habana, se incorporó a la Triple A, tendencia del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico). Esta organización no tenía verdadero compromiso de lucha, pero le sirvió para canalizar sus deseos de enfrentar la pobreza y la discriminación existente.

Siempre rechazó a los políticos explotadores llenos de privilegios, que frecuentaban según la escala de posibilidades las sociedades de recreo de la ciudad: El Liceo, La Colonia Española y La Unión Fraternal, esta última reservada para los negros. Mientras, el pueblo estaba sumido en la pobreza, sin a penas tener acceso a la salud y a la educación. En la localidad era de público conocimiento ¨la botella¨ que disfrutaba la esposa de Luis Lima Delgado, miembro de la Cámara de Representantes de Cuba, la que cobraba sin trabajar un sueldo de 60 pesos, y la empleada que realizaba verdaderamente la labor solamente recibía 10 pesos mensuales.

Incorporación al Movimiento 26 de Julio

En el último trimestre de 1955 se fundó el Movimiento 26 de Julio en la ciudad de Victoria de Las Tunas, de inmediato Lola integró sus filas. De esta forma entró en contacto con miembros activos como Juan Pérez, René Cruz, Jorge Pérez Rojas y el abogado Andrés Couselo R. Junto a estos compañeros se dedicó a recoger dinero mediante la venta de entradas a fiestas. Posteriormente hizo contactos con Rafael Ortega y Abelardo Cordero, dirigentes del Movimiento.

Cuando se produce el desembarco de los expedicionarios del yate Granma, el 2 de diciembre de 1956, el Movimiento 26 de Julio en Victoria de Las Tunas tiene un mínimo de articulación, se habían acopiado algunas armas, y existía disposición para la lucha, pero en la práctica no se produjo ningún hecho relevante. Casualmente, por esos días, por intermedio de una compañera de lucha de Santiago de Cuba, tuvo la oportunidad de saludar a Frank País García de paso por territorio tunero.

Con los ahorros de su sueldo y los fondos aportados por su familia, compró el colegio Panchín Varona. Se instaló en la casa de la calle Maceo No. 206 (actualmente No. 60) e/ Lico Cruz y José Julián Martí Pérez, Victoria de Las Tunas, una parte para la escuela y la otra para residir, de conjunto con su hermana María Rosa, Rosa, recién casada con José Mastrapa Melero, Pepito. La dualidad de propósitos de la vivienda servía de pretexto para enmascarar las actividades revolucionarias, pues la entrada y salida de personas resultaba menos sospechosa.

Pepito Mastrapa colaboraba en el traslado de recursos de todo tipo para la Sierra Maestra, en los ómnibus de su propiedad, y Rosa, en la medida que avanzó la lucha, se transformó en una destacada combatiente. La casa de la calle Maceo llegó a ser sitio de efervescencia revolucionaria, en la que se recibían y enviaban mensajes, se hacían informes, se repartía propaganda, se recogían armas y municiones, se desarrollaban reuniones para distribuir las tareas y organizar los sabotajes, entre otras actividades. Entre sus paredes estuvieron compañeros que el transcurso de la lucha revolucionaria alcanzarían relevancia, como: Orlando Lara Batista, Osvaldo Herrera González, Léster Rodríguez Pérez, la tía Silvina de Santiago de Cuba (residente en la calle San Agustín No. 465 y trabajadora de la clínica Los Ángeles), y Enzo Alfonso Infante Uribazo (destacado maestro, natural de Victoria de Las Tunas).

Al cumplirse un mes del asalto al Palacio Presidencial, abril de 1957, las revolucionarias tuneras organizaron una misa por el alma de José Antonio Echeverría Bianchi y sus compañeros, todas vistiendo faldas negras y blusas blancas. Al terminar la misa, aproximadamente unas 20 mujeres, salieron de la iglesia a manifestarse en la calle, dieron una vuelta al parque Vicente García González, pero no pudieron continuar porque la policía las dispersó, algunas compañeras fueron golpeadas y apresadas, entre ellas: María Delia Reyes (La Chicha), Nirma Cartón, Osilia Zaragoza, Annia Cordero, Erlinda Torres y Orfelina Roque, esta última enfermera de la clínica Loreto, esposa del combatiente Luis Manuel Suárez y madre de Carlina Castellano.

Las responsabilidades se fueron incrementando, al igual que la vigilancia del ejército y la policía. La actividad revolucionaria en esta etapa era muy intensa, estando la casa comprometida con todas las tareas. Era normal estar involucrados en la adquisición, custodia y traslado de recursos materiales, entre ellos: zapatos, ropas, hamacas, alimentos y armas. Por esa causa la casa fue registrada más de una vez, tuvieron la suerte que en ninguna ocasión le encontraron nada comprometedor, a pesar de que en determinado momento ocultaron miles de bonos en la máquina de coser, un informe debajo del locero, y balas en los bolsillos de un short apretado, debajo de una amplia saya típica de la época.

Participó personalmente en la ocupación de unas armas en la bodega de Jesús González, escondidas en Santa María, asentamiento rural próximo a la ciudad. El suministro a los campamentos de los alzados era sistemático, de esas actividades se ocupaban Gustavo Carbonell, Joaquín Ramos, Lilia Fajardo, los choferes Aurelio Hidalgo y Lorenzo Torres, Pepito Mastrapa, María Dolores (Lola) y sus hermanas (Rosa, La Chicha y Luz María (Tana)). Contó también con los aportes de Ondina Verdecie.

El sobresalto era cotidiano porque las tareas muchas veces se cumplían delante de los guardias batistianos. Recuerda la ocasión en que junto a Elinor Smath Ferrer salió con urgencia a recoger dinero. Cuando le faltaban por conseguir cien pesos acudió a la tienda de Eugenio Pérez, ubicada en Lucas Ortiz y Maceo, para sorpresa de ella en el lugar se encontraban presente dos soldados, serenamente le dio un beso al bodeguero quien le indicó esperar. Con mucha voluntad ese señor aportó el dinero para la causa, pues los esbirros lo acababan de extorsionar.


Jefa de la Brigada Femenina

Con independencia de la actividad revolucionaria que se realizaba en territorio tunero, la dirección no funcionaba como requería el momento. Probablemente en el segundo semestre de 1957, Luis Clergé, integrante de la Dirección Provincial del Movimiento 26 de Julio en Santiago de Cuba, visitó la ciudad de Victoria de Las Tunas para reorganizar el Movimiento en esta región. En reunión celebrada en la casa del doctor Couselo y con la presencia de Rafael Ortega, fue designado el compañero Jorge Pérez Rojas como Jefe de Acción y Sabotaje, Calixto Sarduy Arcia, (Calé), como segundo jefe, y Lola como responsable de la Brigada Femenina.

La Brigada Femenina significó un escalón superior en la labor revolucionaria de Lola, a partir de ese momento comenzó a captar jóvenes decididas a luchar, y a organizarlas en células formadas por 5 o 6 integrantes, diseminadas por los barrios y asentamientos, incluyendo Bartle y Las Arenas. Se aprovecharon las ocupaciones y el lugar de residencia de cada una para distribuir las tareas: la maestra Esther Muñiz dentro del magisterio; la doctora Dulce Simón en la salud, esposa del doctor Gonzalo Tablada; Ramona García en el comercio, esposa de Puente, dueño de la tienda La Gran Señora; Tana en el reparto Sosa; Rosa, La Chicha y Alicia Salgado en el centro de la ciudad; Elbia González en Bartle; y en los alrededores de la finca Muñoz, una célula muy activa dirigida por Orlaida Reyes, integrada por: Aristela, Ariznaida y Aracelis Hidalgo Morales (hermanas), Onelia Reyes, Rosalba Pérez y Ana del Cristo Elías.

En la composición de la brigada también se incluían las combatientes siguientes: Lilia Fajardo, segunda jefa de la brigada, Elena Núñez García y Vivian Cubelo Núñez (madre e hija), Ondina Verdecie, Elba Labrada, Clara Fernández, Enma Ferrer, Carlina Castellano, Estelita Frómeta (junto a su hermano Eugenio trabajaba en la clínica Loreto), Patria Ibarra, Catalina Salgado, Alicia Frómeta y Águeda Núñez. Aunque, no fueron integrantes de la brigada, las compañeras Hortensia Ortiz (esposa de Pascualito Maestre), las hermanas González, Georgina Estrabao, Concha Ortiz, y Conchita Echavarría, trabajaron activamente en la lucha revolucionaria.

Multiplicadas y mejor organizadas las fuerzas femeninas las actividades se fortalecieron, cumpliendo tareas de todo tipo, como confección de uniformes, brazaletes y otros medios, venta de bonos del 26, acompañar a combatientes perseguidos, servir de práctica y de enlace, apoyar acciones de sabotaje, traslado y atención médica de heridos, y atender la vida de los campamentos (cocinar, lavar y planchar).

También, tomaron parte en la huelga de abril de 1958, la Brigada Femenina participó en la divulgación, distribuyó volantes en centros de trabajo y en casas de propietarios y batistianos. Ese día Lola solicitó a los niños que no se quedaran en la escuela para evitar riesgos.

Como consecuencia de una delación, la casa-escuela fue rodeada y sometida a registro riguroso, por parte de una tropa numerosa de guardias y masferreristas, ese día hasta Gustavo Lima, propietario acérrimo batistiano, se personó con malas intenciones en el lugar. Habían detectado el traslado de dos armas cortas, balas y dinamita de casa de Calé, quien recientemente se vio obligado a alzarse. Como era de noche, para requisar colocaron en el patio un reflector, rompieron el tanque de agua y trataron de destruir la cocina, al parecer buscaban la lata con dinamita, que primeramente Pepito la colocó en la base del tanque de agua, pero rápidamente María Dolores la sacó de la casa, cuando avanzó hasta la esquina de la calle Martí, se la entregó al compañero de lucha Joaquín Ramos, quien pasaba en bicicleta por casualidad por allí.

Momentos difíciles: asesinato de valiosos compañeros

En ese período ocurrieron varios acontecimientos que pusieron a prueba a los combatientes de Victoria de Las Tunas, y que costó la vida de valiosos compañeros. El combatiente Antonio Froilán Barrera Labrada (El Curro), fue enviado desde la Sierra Maestra y operado de apendicitis en Camagüey. Como El Curro procedía del central Chaparra vino para Victoria de Las Tunas a restablecerse, estuvo unos días en la casa de los Arteaga (calle 13 de octubre), y luego en la casa de Alicia Salgado (calle Vicente García), a esta última llegó exactamente el día 16 de marzo de 1958, acompañado de Pincho Gutiérrez, Esther y Conchita Echavarría. Desde allí hizo contacto con la Dirección del Movimiento, tarea que correspondió a Lola para no despertar sospechas, además de ser mujer, era normal que visitara la casa de su amiga Alicia.

En el intermedio, desde Bayamo, Walter Santiesteban se presentó en Victoria de Las Tunas con la intención de incorporarse al M-26-7 de esta región. Este compañero, que llegó a dominar información comprometedora e incluso tomó fotografías, cometió múltiples fechorías. Al poco tiempo se alzó en el monte Naranjito, Las Arenas, tomando decisiones descabelladas que condujeron a la muerte de 11 combatientes tuneros, en un encuentro con el ejército batistiano en El Güiral, cercano a río Cauto. Fue detenido por orden de Camilo y enviado a la Sierra Maestra, donde lo juzgaron y condenaron a muerte, pero escapó. Al triunfo de la Revolución Cubana lo fusilaron.

Se sospecha que tuvo que ver con la detención en los días siguientes de otros revolucionarios tuneros. Al Curro Barrera lo arrestaron el 5 de mayo de 1958 en una de las casas donde se reponía, su cadáver apareció más tarde en La Puya, carretera de Mayarí, Holguín.

También fueron hechos prisioneros y trasladados para el regimiento de Holguín, Alicia Salgado, su sobrina Madelaine, Jorge Pérez Rojas, Rosa Reyes y Lola Reyes. Durante el traslado hacia Holguín Lola pasó un gran aprieto, pues llevaba escondido en el ajustador 2 brazaletes y bonos del 26, los cuales no logró dejarlos en la casa. Era un día de calor sofocante, por ello se hizo una parada en la Bodega de Carmenate para que los guardias tomaran refresco. Al momento de continuar viaje, caminando hacia la máquina, tomó la mano de uno de ellos y le entregó el paquetico comprometedor, apeló como única salida, a confiar en que aquel joven no la traicionaría, y así ocurrió.

Llegaron al Regimiento alrededor de las dos de la tarde y las pusieron tras las rejas. Pasaron cinco días en aquel lugar, durmiendo en el suelo, recibiendo maltratos, casi sin comer ni dormir. Chirriaban las puertas cuando Agustín Lavastida Álvarez, Marino Velázquez y otros esbirros las abrían para interrogarlas, cosa que hacían constantemente, incluso durante las madrugadas. En el transcurso del primer interrogatorio, en un momento que abrían y cerraban las puertas, se sorprendió al ver también detenido a Jorge Pérez Rojas.

Más tarde los militares les mostraron una fotografía en la cual, tanto Jorge como ella, tenían en la mano una pistola, reforzando las sospechas sobre una posible traición de Walter Santiesteban. Sin previo acuerdo, como es lógico delante de los interrogadores y cada uno desde su celda, afirmaron categóricamente que ellos no eran los de la foto, ayudó un poco que la instantánea estaba un tanto borrosa. Por intermedio de los familiares, personas influyentes colaboraron para obtener la libertad de Rosa y de Lola.

Jorge en su caso, debió soportar otros interrogatorios y amenazas, hasta que fuera liberado días más tarde, por el auxilio de Edario Acosta, agente de la compañía Ford en Victoria de Las Tunas. Este comerciante era compadre de Fermín Cowley Gallego, jefe del regimiento, a quien se le presentó en su casa con un kake de regalo, el día del cumpleaños de la hija.

Primer traslado para el campo

Al salir en libertad del regimiento de Holguín, continuó la lucha fuertemente vigilada y perseguida por la policía, por lo que las acciones cada día se le hicieron más difíciles. En esas condiciones y aprovechando la terminación del curso escolar, se trasladó para la finca Muñoz, así evadía la persecución, y continuaba ayudando a los campamentos rebeldes. Se incorporó al taller de costura donde confeccionaban uniformes, gorras, brazaletes, escudos y otras costuras, para los combatientes de Concepción Rivero, Negro Carmenate, Orlando Lara Batista, entre otros. En esas tareas fueron varias las compañeras que dieron su aporte, incluyendo a la señora Vidalina, madre de los hermanos Reyes. La tela verde olivo la gestionaba Raúl García y la depositaba en la tienda La Manzanillera de Natalio Hadad, situada en la calle Lucas Ortiz. Con mucha discreción se distribuía a las integrantes de la Brigada Femenina o se trasladaba para el campo, en paquetes de 10 metros. Los traslados para la finca Muñoz lo realizaba Roberto, Mayuco, hermano de Lola, en la maquina negra propiedad de su padre, disimulado entre los mandados (víveres) que compraban para la casa.

En una ocasión, los hermanos Roberto, La Chicha y Lola, cuando iban a buscar recursos a Victoria de Las Tunas, en el Ford negro del padre, se detuvieron en la gasolinera de Alberto Gallardo, momento que los guardias aprovecharon para registrarle la máquina. El dueño del pequeño negocio les dijo: no molesten a los hijos de don Manuel, son buenos muchachos que no se meten con nadie. Gracias a su intervención el incidente no trascendió, pues ¨los inocentes muchachos¨ llevaban armas, equipos de suero y medicamentos, escondidos debajo del asiento del automóvil. Esa fue la última oportunidad que utilizó la máquina del padre para esos fines, pues estaba demasiado ¨quemada¨.

Asesinato de Pepito Mastrapa

En septiembre de 1958 regresa a la ciudad para intentar comenzar el curso escolar en su escuela, y así mantener el pretexto para proseguir la labor revolucionaria. En ese momento la invasión de las columnas de Camilo y del Che había iniciado. Estando Camilo en territorios del Cauto reorganiza las fuerzas del llano, en esos días se reunió con representantes tuneros en casa de Polo Roviralta, donde a Pepito Mastrapa se le asigna la tarea de dirigir el M-26-7 de Victoria de Las Tunas, con una primera misión, gestionar 7 mil pesos para apoyar el avance de las columnas invasoras (Participantes: Pepito Mastrapa, Negro Carmenate, Concepción Rivero, Gustavo Carbonell, Rolando Salgado, Ramiro Rodríguez y otro compañero).

Cumpliendo las tareas encomendadas Pepito Mastrapa fue víctima de una delación, el 4 de octubre, después de que los esbirros registraron la casa, lo apresan en las inmediaciones del bar La Cubana, posteriormente fue torturado y asesinado, el día 6 de octubre de 1958 su cadáver apareció desfigurado, tendido en la carretera central en Sabana Grande, Victoria de Las Tunas.

En el campo durante la etapa final de la lucha

Lola salvó la vida por azar, pues la estaban persiguiendo. El día antes de la detención de Pepito Mastrapa, acompañó a Raúl García en el viaje hacia la comandancia de San Joaquín, Ojo de Agua, Victoria de Las Tunas, a este compañero lo acababan de poner en libertad después de torturarlo severamente. Ella primeramente se refugió en casa de un campesino, pero fue delatada por Lola Hernández, viéndose en la necesidad de trasladarse para la casa de Ramón Hidalgo. Unida a los cinco hijos de Ramón, pues todos eran revolucionarios, se dedicó a apoyar a las fuerzas rebeldes.

Cuando la zona se convirtió en territorio libre tuvo la posibilidad de regresar para la casa de sus padres. La casona de la familia Reyes en la finca Muñoz servía como centro de atención a los combatientes alzados, el padre suministraba cantaras de comida al grupo de Vicente González. Por aquella fecha, el capitán del ejército de Batista René González, y el alcalde Ernesto Payés, comentaron: en casa de Manuel Reyes los mau mau campean por su respeto.

Por allí pasó la tropa de Pepe Botello, y se incorporaron combatientes del grupo de Villanueva, Victoria de Las Tunas, entre ellos: Alfredo, Aldo Lapinet, Eduardo y Ñico Reyes (primos de Lola), Nono y Papi Góngora (padre e hijo). En esa ocasión acamparon en la finca Muños 150 rebeldes, quienes fueron atendidos por las combatientes de la célula, se le ofreció comida, uniformes, ropa limpia, se le cosieron las ropas, se le suministraron medicamentos a los enfermos, y se atendieron los heridos.

Para atender al combatiente Héctor Morgado, quien había sido herido en una pierna, se buscó al doctor José Rodríguez González, con las instrucciones del médico Lola le hizo posteriormente las curaciones. También, recibió tratamiento hasta su recuperación el compañero José Leyva (Pepe el Gomero), quien se había escapado de la capitanía del ejército, y llegó a la finca Muñoz en mal estado de salud, este revolucionario en los días siguientes se incorporó al Ejército Rebelde. Se siente honrada al haberle confeccionado un uniforme a Eduardo Sardiñas Labrada, (Lalo) y otro a Manuel Fajardo Rivero, (Piti), este último amigo de su hermano Raúl.

La estrategia de Fidel Castro Ruz de tomar la provincia de Oriente fructificó, ya el Ejército Rebelde era una fuerza arrolladora, y la tiranía había perdido totalmente la moral combativa. Cuando los rebeldes se encontraban a las puertas de Santiago de Cuba, estaba liberado gran parte del centro del territorio nacional, y el Che desarrollaba la batalla de Santa Clara. En la madrugada del 1 de enero de 1959 Batista huyó del país. Inmediatamente Camilo ocupa el cuartel militar Columbia, y fracasa la maniobra de golpe de estado. Con el enemigo completamente derrotado la caravana de la libertad avanzó hacia La Habana, asegurando definitivamente el triunfo de la Revolución Cubana.

Revolución en el poder

A Lola y a su familia los sorprendió el triunfo de la Revolución ayudando a los campamentos rebeldes. De inmediato regresó a la ciudad de Victoria de Las Tunas, y se incorporó a las tareas revolucionarias.

Junto a su hermana La Chicha, Lilia Fajardo y Luisa Labrador, colaboró con la Reforma Agraria, algunas de las actividades consistieron en organizar un gran baile y una rifa de novillas donadas por los ganaderos, con esas gestiones reunieron el dinero para la compra de un tractor. En los primeros meses de la Revolución se incorporó a trabajar en cencos de la población campesina, incluyendo la zona de Cauto el Paso, localidad antiguamente perteneciente a Victoria de Las Tunas. Estuvo presente en el primer trabajo voluntario organizado en los cortes de caña, convocado por el doctor Puente Ferro, y desarrollado en la colonia de La Guinea, Manatí, Victoria de Las Tunas, a esas labores fue al frente de su escuela en compañía de su hermana La Chicha.

En 1961 conoció a Eusebio González Rodríguez, combatiente del Ejército Rebelde oriundo de la zona del Cauto, que cumplía misiones en Victoria de Las Tunas, con el que inició una relación amorosa, formalizada en el año 1962, que ha durado toda la vida. Aunque las tareas laborales las desarrollaron en actividades diferentes, han contribuido juntos con la obra de la Revolución.

Trayectoria laboral

De esta forma inició su hoja de servicios dedicada por entero a las tareas revolucionarias. Fue alfabetizadora popular, incluso fungió como secretaria de Silvio Ruiz, dirigente de la campaña de alfabetización en Victoria de Las Tunas. Desde su fundación integró los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), fue presidenta del CDR durante 25 años y Coordinadora de la zona, además, integró la comisión encargada de escribir la historia de los CDR del municipio Las Tunas, labor que realizó junto a Luis Pérez Ricardo (Pinillo).

Desde el año 1977 se desempeñó en la actividad económica, primero en el Instituto de la Infancia (Círculos Infantiles), y después en la Dirección Municipal de Educación Las Tunas, llegando a ser la Contadora Principal, puesto de trabajo en el que se jubiló en el año 1987. No obstante, en 1989 retorna al organismo para prestar servicios durante tres años más.

Paralelamente ya se había integrado a la Comisión de Atención a Combatientes. En un primer momento, colaboró en la conformación de los expedientes de alrededor de 800 combatientes, del Ejército Rebelde y de la lucha clandestina. Ese sería el comienzo de una larga etapa al servicio de los combatientes tuneros. En 1993, junto a su esposo, participa en la constitución de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) en el municipio Las Tunas, concluido el trabajo preparatorio, el esposo resultó electo Presidente Municipal y ella en el cargo de Organizadora. Define esta misión como el escalón más elevado de su entrega al trabajo creador, donde nunca recibió remuneración salarial, sin embargo, laboró con enorme entusiasmo, y sintió el cariño y el agradecimiento de los compañeros de lucha.

Ha escrito biografías y otros trabajos con sus vivencias de la lucha insurreccional, escribió la biografía de la compañera Elena Núñez García, la historia de la Brigada Femenina del Movimiento 26 de Julio en Victoria de Las Tunas, incluso redactó la biografía de su esposo, esos trabajos recibieron reconocimientos en eventos científicos.

Desde la jubilación hasta julio de 2014

A pesar de que no llegó a tener hijos, siempre ha estado rodeada de niños y jóvenes: sus alumnos, los sobrinos y sus amigos, los tres hijos de su esposo y los cinco nietos, y especialmente su sobrino Raulito que creció en la casa hasta hacerse ingeniero, y Encarnación, hermana del esposo, que ha vivido la mayor parte de su vida junto a ellos. Con frecuencia se le acercan estudiantes, investigadores y periodistas, para tomar sus experiencias de la lucha revolucionaria, ideas posteriormente consagradas en trabajos de curso, conferencias, medios de comunicación social, y actividades institucionales.

Cuando se jubiló quedó al frente de la sección sindical de jubilados de la Educación en el municipio Las Tunas, anteriormente recibió preparación en la escuela de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). También, le otorgaron el sello 60 Aniversario de la CTC, participó en el evento provincial de mujeres creadoras, en el primer festival de cultura deportiva, y firmó el libro de honor de la Educación y la FMC. Siente orgullo porque le confirieron un certificado especial otorgado por Vilma Lucila Espín Guillois.

El día 31 de agosto de 2014, fecha de la última actualización, María Dolores Reyes Pérez, Lola, cuanta con 86 años de edad, goza plenamente sus facultades mentales, y de lo que más se queja es de las molestias en una pierna, de la que fue operada en el año 2007. Sostiene conversación agradable, se comporta con elegancia, carácter firme y capacidad de persuasión. Explica hasta en los pormenores los hechos en que estuvo involucrada, como dio un paso al frente para apoyar el triunfo de la Revolución Cubana, y el infinito compromiso con la obra revolucionaria que se debe continuar en lo adelante. Sigue viviendo en la casa donde tenía la escuela, calle Maceo No. 60 e/ Lico Cruz y Martí, Las Tunas, C.P. 75100, Teléfono: 34 4913).

Condecoraciones y reconocimientos

        *Medalla de la Lucha Clandestina (Frank País García)
  • XXX Aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR)
  • Medalla XL Aniversario de las FAR
  • Medalla L Aniversario de las FAR
  • Medalla Rafael María de Mendive
  • Medalla por la Educación Cubana
  • Medalla de la Alfabetización
  • Medalla de Fundadora de los CDR
  • Medalla de Fundadora de la FMC
  • Medalla Producción y Defensa
  • Sello de Vigilancia Revolucionaria
  • Sello Frank País García
  • Sello Vicente García González
  • Sello 60 Aniversario de la CTC
  • Sello de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC)
  • Ostenta 65 certificados

Fuentes

  • ¡Lola!, publicado en el periódico 26, viernes, 19 de abril de 2002
  • Autobiografía de María Dolores Reyes Pérez, Lola
  • Gallardo García, Pablo Julio. Notas de entrevistas a María Dolores Reyes Pérez, Lola. 2014
  • Gallardo García, Pablo Julio. Notas de la entrevista a Laudelio Reyes, combatiente de la lucha clandestina y del Ejército Rebelde, e historiador. 2014