Diferencia entre revisiones de «Tomás Terry»

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Revisión del 15:31 1 dic 2021

Tomás Terry
Información sobre la plantilla
Tomás Terry Adams.jpg
Comerciante esclavista venezolano que se enriqueció explotando a miles de cienfuegueros en sus centrales azucareras.
NombreTomás Terry Adams
Nacimiento24 de febrero de 1808
ciudad de Caracas,
capitanía general de Venezuela,
colonia del Reino de España Bandera del Imperio Español
Fallecimiento5 de julio de 1886 (78 años)
ciudad de París,
departamento de Île-de-France,
Francia Bandera de Francia
Ocupaciónempresario, comerciante, traficante de personas secuestradas en África

Tomás Terry Adán (Caracas, 24 de febrero de 1808 - París, 5 de julio de 1886) fue un traficante de personas y empresario venezolano expatriado en Cuba, que llegó a ser la persona más rica de Cuba en el siglo XIX.

Tuvo presencia en Wall Street (la calle de los negocios en Nueva York). Su fortuna alcanzó los
0,73 millones en 1851,
3,09 millones en 1860,
7,89 millones en 1870,
13,76 millones en 1880, y
más de 25 millones a su muerte en 1886.

Al morir, sus hijos destinaron parte de su fortuna en la construcción del teatro Tomás Terry (Cienfuegos) tal como había deseado su padre.

Síntesis biográfica

Hijo de José Antonio Terry (de Cádiz) y de la criolla Tomasa Adán y España (de Caracas). Fue bautizado en la iglesia de San Pablo de Caracas y fueron sus padrinos José María España y Petronila Camberlens. La situación política que se vivía en Venezuela en esa época era tensa. De este matrimonio nació también José Antonio Terry. Cuando Tomás tenía 9 años, el matrimonio Terry-Adán se disolvió. Se desconocen las causas.

Su padre se mudó a la isla de Curazao y allí conoció a María Ortega (de Extremadura). De esta unión nacieron siete hijos: María Concepción, Guillermo, Eduardo, Teresa, Emilia, José Domingo y Josefa.

Tomás era un joven de acción, con ideas ambiciosas y emigró a Cuba. Llegó a La Habana en 1829, y se trasladó a Cienfuegos en 1830.[1] Llegó a Cienfuegos en un año de ascenso poblacional. En el padrón de 1830 se indica que la población de la villa ascendía a 1410 habitantes. Fue recibido por ilustres personalidades importantes: Francisco Guerrero (gobernador interino, una especie de intendente de la villa), Antonio Loreto (sacerdote), Félix Bouyón (teniente de navío y capitán del puerto), Joaquín Hourruitiner (capitán comandante del Castillo del Jagua), Agustín de Santa Cruz (dueño de hacienda y esclavista), Félix Lanier (boticario), Andrés Dorticós (secretario archivero de Gobierno) y Jean Marcillán (un francés radicado en la villa).

Desde su llegada es acogido por el grupo de burgueses que participan en la vida política, religiosa, económica, militar y social. Este recibimiento sentó pautas para las relaciones comerciales y la participación política que en la localidad. El recibimiento que se le ofreció contó con un banquete y una tradicional fiesta a la que asistió Teresa-Juana Dorticós Gómez-Leys ―la hija de Andrés Dorticós y Cassón, el millonario gobernador de la provincia de Cienfuegos―, en quien Tomás Terry puso sus ojos toda la noche, y quien siete años más tarde (en 1837) sería su futura esposa y la fuente de su fortuna.[2]

Actividades económicas

La primera actividad económica que emprendió está relacionada con el comercio local como dependiente. El camino inicial como dependiente le abrió posibilidades a los negocios, vendía comestibles, bebidas y quincallería. Con el dinero ahorrado compró unas recuas de mulo, y se inició como arriero para llevar mercancías de la villa de Cienfuegos a toda la provincia y a la zona de Camarones y Santa Clara.

Abastecía además los ingenios Concepción, Soledad y San Luis. En esta actividad logró establecer relación con Agustín de Santa Cruz a partir de las mercancías que llevó a su hacienda. Significativas son las relaciones establecidas con Julio Leblanc y Juan Avilés en el comercio desarrollado con las recuas de mulo. Esta actividad sienta las bases para futuras asociaciones.

Esclavitud en Cuba.

Con estas recuas, a partir del propio año 1830, se dedicó también a recoger en la localidad negros esclavos enfermos, los cuidaba hasta que recobraban la salud con el objetivo de venderlos a precios que fluctuaban entre 800 y 1000 pesos por cabeza.[3] Dedicado a este negocio y como dueño de los mismos, los alimentaba comprando grandes cantidades de provisiones en los comercios de Cienfuegos. Los esclavos se vendían en estos años a un alto precio, a pesar de las medidas prohibitivas para su adquisición por los sectores medios, dado que, la esclavitud era patrimonio de los grandes propietarios de ingenios, muelles y almacenes. Dicho así, el comercio de esclavos constituyó la vía de solución de la fuerza de trabajo necesaria para mantener e incrementar la producción azucarera y la cafetalera. Las caravanas de mulas y el negocio de los esclavos enfermos, le permitió acumular un capital inicial de 20 000 pesos. El dinero reunido lo coloca en el negocio del pan al comprar una panadería ubicada en la calle Casales. Al año siguiente pasó a ser dueño del importante muelle Terry.

Casa del millonario Tomás Terry en Cienfuegos. Aspecto exterior en 1954.

El 31 de octubre de 1837, Tomás Terry (de 29 años) se casó en Cienfuegos con la niña francesa Teresa Dorticós (de 20 años), la hija de Andrés Dorticós, el millonario gobernador de la provincia de Cienfuegos.

Ese año (1837) aparecieron en Cienfuegos dos alternativas de organización comercial para enfrentar el proceso expansionista: la industrial y la inversionista. Estas alternativas posibilitaron la creación de casas comerciales con funciones refaccionistas y crediticias para el comercio al por mayor, y las sociedades anónimas relacionadas con el comercio al por menor. En 1839, Terry ―con el dinero de su esposa― y Richarson fundan una casa de comisiones y consignaciones de Cienfuegos, la misma fue disuelta en 1842. Las casas comerciales se organizaban en grandes almacenes vinculados al puerto.

En la esfera productiva y comercial, formó un grupo fuerte de poder económico con respetables inversiones en las finanzas; la burguesía refaccionista cienfueguera, ofreciendo la ayuda en efectivo a los hacendados de la región que la solicitara; esta ayuda es expresión de la función crediticia-usurera (comerciante- banquero) en sustitución del financiamiento que debieron ejercer los bancos que no existían para impulsar el desarrollo, estos comisionista por cuenta propia devinieron en los grandes refaccionistas de Cienfuegos.

Gracias a la fortuna de su esposa, Tomás Terry logró que la familia O’Farril le prestara 550 000 pesos, de una sola vez.[4]

Esta deuda fue considerada como el adelanto más grande que se le hiciera a un hacendado cubano en el siglo XIX. De esos 500 000 pesos, la familia O’Farrill no pudo recuperar 400 000 pesos. Tomás Terry devolvió solo el 20 %: un negocio redondo.[3]

Hasta 1859, era conocido como refaccionista y hombre de finanzas internacionales; con esto formó las oficinas comerciales. Entró en el negocio de la producción de azúcar en 1859, y comienza a desarrollarse como traficante negrero.[1]

Hasta ese año, la actividad refaccionista, la actividad comercial y las finanzas internacionales caracterizaron su actividad económica.

Si bien no era de desdeñar el prestigio social que confería ser dueño de unas cuantas propiedades, era harto difícil amasar millones coleccionando haciendas azucareras.

En 1860, era más conocido como financiero internacional, un emprendedor e innovador de la modernización de los ingenios. Su capital ascendió a 3 091 000 pesos, la mitad de las entradas brutas de sus cuentas de intereses de ese año son valoradas en 216 000 pesos, que provenía de las haciendas azucareras; cobró 84 000 de intereses por cada una de las 8 haciendas endeudadas con él; por otras 17, cobró 89 000.

Mecanismos para hacer su fortuna

Las asociaciones comerciales; las casas comerciales con funciones refaccionistas y crediticias para el comercio al por mayor, y las sociedades anónimas relacionadas con el comercio al por menor. Una singularidad de la época, es que estas devinieron en grandes refaccionistas por cuenta propia y realizaron funciones usureras acumulando grandes reservas de efectivo.

Refacciones vinculadas a la formación de fortunas. Estas constituyen un mecanismo de negocio y enriquecimiento con capitales privados de origen comercial, para favorecer inversiones, a partir de otorgar préstamos a propietarios dedicados a los negocios locales, sobre todo el azúcar.[5]

Capitalización del capital en el negocio del azúcar e inversiones en el exterior, este fue el proceso y resultado de la acumulación originaria de capital, mediante el cual, se realizan operaciones con funciones de incremento.

Actividad política

Los años de poder económico y consolidación de una fortuna, le abren las puertas para desempeñarse en la actividad política, el 9 de diciembre de 1844, el Ayuntamiento aprueba que sea elegido como síndico, y votaron a su favor Andrés Castellano, Francisco de Sola, José Gregorio Díaz de Villegas, Lino Montalvo y José Joaquín del Castillo. Como parte de su labor, dotó de alumbrado público a Cienfuegos, construyó una alcantarilla y puente en el sitio de Dolores.[1]

En el período que corre entre 1848 a 1851 es elegido Alcalde Primero del Ayuntamiento de Cienfuegos. En 1850 de acuerdo a su posición económica y social y su actitud matizada a veces por su procedencia y por sus procederes, es asignado como Capitán de un Batallón de Voluntarios para enfrentar los intentos anexionistas de Narciso López. Es nombrado además tesorero de la Junta Directiva para terminar la Torre campanario de la Iglesia. Por defender el orden constituido en 1851, es reelegido Alcalde, y en 1855, es nombrado capitán de la 5ta Compañía que apoya y defiende ese orden. En 1856, es reelegido nuevamente Alcalde, y en 1857, le presta al Gobierno la suma de 30 000 pesos para la construcción de una cárcel. En 1858, es designado padrino en la ceremonia de inauguración de la cárcel, y 1859, se postuló como o Regidor.[6]

En 1866 fue elegido comisionado para representar a Cienfuegos ante la Junta de Información. En ella se trataría las bases para implantar en Cuba las leyes especiales, tal y como se disponía en el artículo 80 de la Constitución española de 1837 para gobernar con arreglo a ellas las “posesiones” de ultramar (Cuba, Filipinas y Puerto Rico). Antonio Cánovas del Castillo, entonces ministro de Ultramar, promulgó el 22 de diciembre de 1865 un “real decreto” en el que se disponía abrir una información en Madrid para determinar las bases que habían de servir como fundamento a las leyes especiales. La información se haría a través de una junta presidida por Cánovas e integrada por 22 comisionados elegidos en determinados ayuntamientos. Por Cienfuegos resultó elegido él. A pesar que la junta de información fue un fracaso, contribuyó a la radicalización de las ideas políticas de los reformistas que fueron derivando hacia las concepciones para abolir la esclavitud y lograr el libre comercio. Por su buen desempeño como comisionado de Cienfuegos, la Sociedad Económica Amigos del País le otorgó en 1867 del título de “socio de mérito”.

El Partido Liberal se constituyó en Cienfuegos, después del Pacto del Zanjón. El 13 de agosto de 1878, el veterano Juan Spotorno, de paso por la villa, celebró reunión política en casa del español Antonio Bernis.[7] Posterior a la reunión, se publica la convocatoria de constitución del partido local. La misma, aparece en el periódico liberal de Cienfuegos, “La Aurora”. En el mismo se expone, realizar la reunión el 25 de agosto en el círculo Gimnástico.[8]

En el Manifiesto de Cienfuegos aparece que los liberales se constituyeron como partido el 22 de septiembre de 1878, en la reunión celebrada en el Teatro Avellaneda.[9] Asisten a la misma por la junta central habanera los delegados Antonio Govín, Rafael Montoro y Julián Cassie. La junta la presidió Tomás Terry.[10] Concluida la reunión, la junta directiva del partido quedó conformada de la siguiente forma: Tomás Terry, Aurelio Rodríguez Atiensa y Laureano Muñoz, elegidos para los cargos de presidente, vicepresidente y secretario, respectivamente.[11] El mismo día de constituido se efectuó un acto público, calificado por Edo como “el primero de su clase” por la resonancia que logró en Cienfuegos. Los liberales cienfuegueros abogaban por una autonomía local sustentada en un sistema democrático bajo la nacionalidad española.

El partido liderado por Tomás Terry contó con el Manifiesto de la Junta Directiva del Partido Liberal de Cienfuegos.[12] En los principales postulados ideológicos que aparecen en el Manifiesto, se destaca desde el punto de vista económico, la eliminación de las trabas metropolitanas del comercio para lograr reformas arancelarias, extender las libertades constitucionales y la regulación de número de familias productoras y comerciantes de azúcares, refaccionistas muy vinculados a los Estados Unidos.

En los años que preside el comité cienfueguero, se observó un objetivo claro y preciso con relación a la política a seguir; acercarse a las nuevas relaciones de dependencia con Estados Unidos a partir de la apertura al libre comercio rompiendo con el viejo capitalismo. En 1882, se produjo el retraimiento de los liberales a las elecciones por falta de garantías gubernamentales, para esa fecha ya el partido no existía en Cienfuegos.

Familia

Se casó en Cienfuegos el 31 de octubre de 1837 con Teresa Juana Dorticós y Gomez de Leys (País Vasco [Francia], 28 de mayo de 1817 - Roma [Italia], 28 de mayo de 1915).[13]

Tuvieron diez hijos:

  1. Andrés Laureano Terry y Dorticós (1842-?)
  2. María del Carmen Lucrecia Terry y Dorticós (1844-1927)
  3. Teresa Terry y Dorticós (1848-1871)
  4. Eduardo Serafín Terry y Dorticós (1849-1886)
  5. Francisco Panchito Javier Terry y Dorticós (1850-1908)
  6. Juan Pedro Terry y Dorticós (1851-1886)
  7. José Emilio Alfonso Terry y Dorticós (1853-1911)
  8. María Natividad Terry y Dorticós (1854-1928)
  9. Tomás Terry y Dorticós (1855-1884)
  10. Antonio Emmanuel Meanard Eusebio Terry y Dorticós (1857-1898)
  11. Isabel Terry y Dorticós (1857-1886)[14]

Muerte

Ya se encontraba delicado de salud. En la primavera de 1886, sus hijos Panchito (36) y Emilio (33) y su esposa Teresita (69) salen con él (de 78 años) hacia Francia en busca de mejorar su salud.

Falleció en París el 5 de julio de 1886, a los 78 años.

Fue sepultado en el cementerio de Le Pére Lachaisse, de París.

Fuentes

  • Rosado, Manuel: Origen del Central Caracas, hoy Ciudad Caracas. Comisión de Historia Municipal, sin año; documento donado al Archivo Histórico de Cienfuegos Rita Suárez del Villar.