Emile Theodor Kocher

Emil Theodor Kocher
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Fecha de nacimiento25 de agosto de 1841
Lugar de nacimientoBurgdorf, Bandera de Suiza Suiza
Fecha de fallecimiento27 de julio de 1917
Lugar de fallecimientoBerna, Bandera de Suiza Suiza
NacionalidadBandera de Suiza Suizo
CampoMedicina
Conocido porGrandes aportaciones sobre la fisiología, la patología y la cirugía de la glándula tiroides
Premios
destacados
Premio NobelPremio Nobel de Medicina 1909

Emile Theodor Kocher. Cirujano suizo excepcional que asumió plenamente la asepsia y se asentó sólidamente en la ciencia médica. Desarrolló su actividad más madura en los años finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, cuando se imponía una orientación quirúrgica restauradora de las funciones que, además de permitirse a ese fin tanto intervenir sobre tejidos sanos como respetar partes enfermas, realizaba aportaciones de primer orden a la medicina. Kocher reunía una serie de cualidades difíciles de hallar en una sola persona. A su gran destreza manual se unía una creatividad muy desarrollada para idear procederes e instrumentos originales adecuados a las exigencias de su muy perfeccionada técnica. Prefirió el trabajo lento, minucioso, sistemático y seguro frente a cualquier forma de apresuramiento en el quirófano, y abarcó campos muy diversos de la cirugía extendiendo a todos ellos su perfección técnica y su originalidad. Estudió en Berna y en otras ciudades europeas, y fue alumno de Bernhard von Langenbeck en Berlín y del gran cirujano Theodor Billroth en Viena.

Síntesis biográfica

Kocher nació en Berna en una familia acomodada. Fue un hombre reservado y severo que llevó una vida estable y tradicional: siempre fue un estudiante brillante, en su ciudad natal formó una familia y se entregó plenamente a su actividad profesional, en la que destacó tanto por su dedicación científica como humanitaria. Se formó con Langenbeck en Berlín, Billroth en Viena y con Lücke, a quien sucedió en la cátedra de Berna y en la dirección de la clínica universitaria a ella asociada.

En 1872 obtuvo la Cátedra de Cirugía en la Universidad de su ciudad natal, a la edad de 31 años. Trabajó durante toda su vida en el hospital de Berna y fue fundador de una Escuela de Cirugía en la que se formaron grandes cirujanos. En 1905 fue elegido presidente del Primer Congreso Internacional de Cirugía.

Logros, contribuciones o aportes importantes

Kocher fue un clínico extraordinario y un investigador infatigable que basaba su práctica en un conocimiento anatómico, fisiológico, patológico y clínico de gran altura. Es en particular importante su contribución al nacimiento de la endocrinología por sus hallazgos sobre la función tiroidea, que fueron consecuencia de su condición de cirujano y de su altura médica. La obra de Kocher se extendía a todos los territorios del cuerpo humano. Sólo así puede entenderse que a pesar de haber dado su nombre a cuatro operaciones, una incisión y una maniobra operatoria, un fórceps, un signo y un reflejo, tan sólo el "signo de Kocher" concierne a la patología tiroidea: la asinergia óculo-palpebral que se observa en el bocio tóxico, cuando el paciente levanta la mirada. Los restantes atañen a la cirugía digestiva y osteoarticular.

Kocher ideó un método para reducir la luxación del hombro y realizó estudios relacionados con malformaciones y fracturas óseas. Introdujo nuevas técnicas en las operaciones de hernia y de cáncer de estómago, así como en el tratamiento de las hemorragias internas; para ello elaboró, en 1912, un preparado que se inyectaba y aumentaba la coagulación de la sangre, con el que se podía prevenir y tratar las hemorragias internas.

Dio nombre a numerosas técnicas, herramientas quirúrgicas, como las "pinzas de Kocher", y a fenómenos fisiológicos, como el denominado "movilización de kocher" del duodeno. También contribuyó al estudio de algunos fenómenos neurológicos, como la epilepsia. Sin embargo, su mayor aportación a la ciencia la realizó con el estudio de la glándula tiroides. La mayoría de sus investigaciones se centraron en dicha glándula y fue el primero que obtuvo un gran éxito de supervivencia de los pacientes, tras la extirparción de la glándula como tratamiento del bocio.

Cirugía de la glándula tiroides

Kocher perfeccionó los diversos procedimientos de tiroidectomía, extirpaciones y resecciones, de sus maestros Lücke y Billroth. Regló algunos y diseñó instrumentos como su pinza de hemostasia ("fórceps de Kocher") y una sonda especial para disecar la tiroides y su cápsula. Sus métodos, basados en un conocimiento anatómico exquisito, reglaban de forma sistemática la hemostasia y la individualización de cada estructura para eliminar el riesgo de lesión de los nervios recurrentes y de la laringe.Pero hasta la década de 1880, la cirugía y, más en general, la medicina, ignoraban de hecho en su práctica que la glándula tiroides tuviera función alguna de importancia para el organismo. Las investigaciones experimentales se encontraba en un punto muerto, y sólo se retomarían después de que Kocher advirtiera públicamente en 1883 sobre las consecuencias funestas de la tiroidectomía radical en el hombre, fruto de su experiencia quirúrgica.

La hipertrofia de la glándula tiroides era, por aquel entonces, una patológica muy extendida en la ciudad de Berna, y la extirpación de la glándula era una operación muy extendida, pero con un alto índice de mortandad, cuando no transcurría con efectos secundarios muy graves, debido a su difícil acceso y a los múltiples nervios y vasos que se relacionan con ella. Con su sistema de operación, Kocher redujo la mortandad del 18% al 0,5%.

Sin embargo, las observaciones realizadas por Jacques Reverdin y por él mismo sobre el grave cuadro clínico que quedaba en los pacientes tras la operación provocaron un fuerte sentimiento de culpa en Kocher, el cual dejó de realizar la extirpación de la glándula. Luego, la relación de dicho cuadro clínico con las observaciones de Virchow, según el cual la deficiencia de yodo producía unos síntomas similares, le dieron la pista para perfeccionar la técnica quirúrgica con gran éxito, de manera que dejaba una pequeña porción de la glándula sin extirpar, para que la secreción de hormonas no quedara totalmente anulada y, por tanto, las secuelas no fueran tan patentes.

Premios y reconocimientos obtenidos

Los estudios quirúrgicos de Kocher sobre la glándula tiroides, con cerca de 5.000 escisiones en su haber, le dieron para más de 250 publicaciones, y han contribuido enormemente a mejorar el tratamiento de enfermedades como el bocio, el cretinismo, el mixedema y otras alteraciones producidas por disfunciones de la glándula tiroidea. Ello le valió el Premio Nobel en 1909.

Fuentes