Hermenegildo Galeana

Hermenegildo Galeana
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Independentista mexicano
NombreHermenegildo Galeana
Nacimiento13 de abril de 1762
Técpan, cerca de Atoyac, Estado de Guerrero, Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Fallecimiento27 de junio de 1814
Coyuca, Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
ResidenciaHacienda del Zanjón, que después se denominó San Jerónimo
NacionalidadMexicana
Otros nombresTata Gildo
CiudadaníaMexicana
EducaciónNinguna
PadresSebastián Galeana (Padre)

Hermenegildo Galeana. Militar mexicano de la Guerra de Independencia. Se une en enero de 1811, junto a sus sobrinos Antonio y Pablo Galeana de los Ríos, a las tropas del sacerdote e independentista José María Morelos.

Sintesis biografica

Nace en Técpan el 13 de abril de 1762, en el Estado de Guerrero (más adelante, y en su honor, Técpan de Galeana). Pertenecía a una familia de hacendados criollos. Su padre, Sebastián Galeana, era descendiente de un marino inglés que con otros compatriotas habían naufragado en la Costa Grande (el sur de Acapulco) y su madre era una criolla.

El joven Hermenegildo solo recibió instrucción primaria, por la falta de planteles en aquellas apartadas regiones. De la juventud del héroe suriano no se conoce mucho. Se sabe sin embargo que desde pequeño se dedicó a las faenas del campo, dedicados al plantío de algodón y a la cría de ganado, para las que mostró afición, en la Hacienda del Zanjón, que después se denominó San Jerónimo, colocada en el distrito de Tecpan, cerca de Atoyac, que era propiedad de su primo hermano Juan José Galeana, visitando Hermenegildo a la vez las vastas propiedades de su familia en la costa occidental. Aquí se ejercitó en la equitación y en el manejo de las armas, usando éstas con precaución y en la soledad de los bosques, para no exponerse a sufrir las penas impuestas por el gobierno virreinal a quienes portaban armas de fuego.

En cierta ocasión paseándose a la sazón por la playa, cuando vio a lo lejos restos de un buque náufrago, el joven intrépido no vaciló ni un instante en salvar a aquellos despojos, que quizás conducirían seres vivientes. Y en efecto, se arrojó entre las olas y salvó a aquellos infelices que se encontraban a punto de perecer. Entre los objetos recogidos había un cañón, pequeño, pero pesado y difícil de sacar a flote por haber encallado. No obstante las dificultades para salvarlo, logró vencerlas y la boca de fuego quedó en poder del salvador de los náufragos en premio a su heroicidad. Sepultó el bronce en la arena a fin de que no fuera decomisado por las autoridades y conservó el secreto de su tesoro, como él llamaba a tan extraordinaria pieza.

Allí permaneció algunos años y contrajo matrimonio, pero habiendo quedado viudo a los seis meses no quiso volverse a casar, y cuando estalló la revolución de Dolores era un labrador acomodado, en la fuerza de su edad, que vivía descansadamente en Tecpan en compañía de sus hermanos, primos y sobrinos.

Alzamiento

Hermenegildo Galeana vivía en la hacienda del Zanjón, a donde llegaron las noticias de la primera conspiración en contra del gobierno virreinal, encabezada por José María Izazaga, originario de la hacienda del Rosario (actualmente en el municipio de Coahuayutla, del Estado de Guerrero), ocurrida en Valladolid (hoy Morelia) en 1809. Aunque dicha conspiración fue descubierta, el ambiente de descontento era palpable entre las familias criollas que continuamente sufrían discriminación de parte de los españoles peninsulares.

La familia Galeana no estaba ajena a estos sentimientos y comprendiendo la trascendencia de la insurrección, se dedicaron a la propaganda de la libertad de la Nueva España, de suerte de que cuando Hidalgo proclamó la Independencia en el pueblo de Dolores, los costeños acogieron con beneplácito la idea de la rebelión. Desde California hasta Guatemala se extendió el grito dado en el curato de Dolores, y las playas del Pacífico recibieron el eco de aquella potente voz: ¡América libre!. Era el glorioso lema de todos los habitantes de la Nueva España, y aquella divisa fue adoptada desde luego por la familia Galeana. Al enterarse del inicio de la insurrección que dirigían Miguel Hidalgo e Ignacio Allende en el Bajío, y de la extensión de la misma en el sur por el cura José María Morelos, decidieron unirse a la causa de inmediato. A la llegada de Morelos]] a Tecpan, el 7 de noviembre de 1810 con un corto ejército mal armado, sin artillería ni caballería, pero medio disciplinado y animoso.

Hermenegildo abandonó sus intereses, se despidió de su familia y se ofreció incondicionalmente a las órdenes del Siervo de la nación, presentándole el obsequio más valioso que pudiera ofrendarle: el cañón de su propiedad llamado "El Niño" y algunas armas. Sus familiares, en vez de disuadirlo, lo animaron para emprender tan grandiosa empresa y se unieron, desde luego varios parientes y amigos, entre aquéllos don Juan José, don Antonio y don Pablo, todos de apellido Galeana, varios sirvientes de la hacienda del Zanjón, San Luis y de otras de sus propiedades. Las señoras Galeana contribuyeron con elementos cuantiosos, enajenando al efecto grandes extensiones de tierras y cuyo producto pusieron a disposición del tesorero del Ejército Insurgente del Sur.

En compañía de Morelos y otros jefes insurgentes, entró en Cuautla el 9 de febrero. Se distinguió en el sitio que Félix María Calleja puso a esta población, con diversas acciones para conseguir agua, víveres y auxilio. Cuando Morelos pudo apreciar bien a Galeana, fue el 29 de marzo de 1811 en el campo de los Coyotes, donde por la enfermedad del caudillo mandaba a los insurgentes el coronel Hernández que la víspera de la acción huyó vergonzosamente del lugar de la batalla: los soldados en el momento del conflicto eligieron por jefe a Galeana, cuando vieron que los defensores abandonaron sus puestos al ver que el oficial realista Nicolás de Cosio iba a atacarlos, este que sin atrojarse empezó a dar sus órdenes como si fuera un jefe consumado y obtuvo la victoria. Ante esta demostración de valor y sus dotes de liderazgo, Morelos le nombró su lugarteniente.

Galeana en la Insurgencia

En la hacienda de Chichihualco se enteró que una familia criolla, propietaria de esas tierras, simpatizaba con la causa insurgente, al extremo de haberse tenido que esconder de las autoridades realistas para evitar que los obligaran a cooperar. Esta familia era la de don Leonardo Bravo, sus tres hermanos Miguel, Víctor, Máximiliano y su hijo Nicolás. Por consiguiente, Galeana los invitó a que se unieran al ejército de Morelos y aceptaron sin rodeos en mayo de 1811.

Estableció su cuartel en Chilapa y el ejército se dividió en tres, uno dirigido por Miguel Bravo que debía irse hacia el sur, el segundo dirigido por Galeana que debía atacar Taxco y el tercero, guiado por Morelos, avanzaría hacia el norte y atacaría Puebla. Tras varios enfrentamientos con los realistas el ejército de Galeana logró entrar tanto a Cuautla como a Taxco a finales de noviembre de 1811 y a Tenancingo, en enero de 1812.

Simultáneamente los insurgentes del centro del país, dirigidos por Ignacio López Rayón se trasladaron de Saltillo hasta Zitácuaro en donde se estableció el primer órgano de gobierno independiente, la Suprema Junta Nacional. Sus cinco miembros, tres titulares y dos suplentes iniciaron la labor de hallar un sistema de gobierno idóneo que no dependiera del virrey de Nueva España pero que reconociera al rey Fernando VII como legítimo soberano. Los insurgentes del sur no dudaron en reconocer la autoridad de la Suprema Junta y recibieron a su representante en Taxco, con el cual tuvieron ciertas fricciones.

Conjuntamente con Nicolás Bravo, Hermenegildo Galeana marchó para obtener el control de Tenancingo, cosa que consiguieron y después avanzaron hasta Cuautla. Ahí ya se hallaba el grupo de Morelos y al saber que estaba por caerles las fuerzas de Félix María Calleja, se atrincheraron con el fin de evitar ser vencidos. Calleja sitió Cuautla por 72 días sin conseguir romper el cerco pues no fue sino hasta el 2 de mayo de 1812 cuando los insurgentes pudieron salir secretamente, sorprendiendo a los realistas y causándoles innumerables bajas.

Los insurgentes salieron de Cuautla y se desperdigaron. Galeana se dirigió hacia Chilapa y ahí se enteró que el insurgente Valeriano Trujano se hallaba sitiado en Huajuapan, por 90 días, por las tropas realistas. Los tres líderes insurgentes Morelos, Bravo y Galeana acudieron en su auxilio, y pudieron vencerlos obteniendo un botín jugoso de cañones, rifles y municiones.

El siguiente destino fue Puebla, por lo que hubo que ganar Tehuacán. En esa ciudad Morelos le hizo un reconocimiento a Galeana al nombrarlo mariscal. Sin embargo tenía un impedimento para seguir sus instrucciones, no sabía leer ni escribir. Por ello Morelos designó a un joven clérigo de Izúcar, Mariano Matamoros para que fuera su mano derecha. Galeana se convirtió entonces en la mano izquierda de Morelos, sin embargo cabe aclarar, que don Hermenegildo Galeana, siempre fue para los españoles, el segundo de José María Morelos.

Valerio Trujano, que había sido enviado de avanzada hacia Puebla fue sorprendido por las fuerzas de Saturnino Samaniego en el campo del rancho de la Virgen María. Al enterarse Galeana salió con su tropa en su auxilio y aunque consiguió hacer huir a los realistas, no pudo evitar que Trujano muriera durante la batalla. Llevó su cuerpo de regreso a Tehuacán en donde Morelos ordenó que lo sepultaran con honores.

Galeana participó en la toma de Oaxaca, la cual se efectuó el 25 de noviembre de 1812, cosa que significó mucho para la causa insurgente pues para dar un escarmiento se mandó fusilar a todos los defensores realistas. El siguiente destino fue el puerto de Acapulco. Desde finales de 1810 el cura Hidalgo le había ordenado a Morelos que lo tomara para la causa insurgente. Los Galeana fueron designados para obtener la isla de La Roqueta y el fuerte de San Diego. Juan José Galeana obtuvo la playa de Pie de la Cuesta, Pablo y Hermenegildo atacaron por mar la goleta Guadalupe que venía llegando de Guayaquil y al fin el 20 de agosto de 1813 se rindió el fuerte.

En noviembre, Galeana recibió la orden de alcanzar al grueso del ejército que iba hacia Valladolid a la que llegaron el 22 de diciembre. El ejército procedió a tomar la ciudad, pero parecía que las fuerzas insurgentes iban a obtener la victoria, en la Garita del Zapote, aparecieron los ejércitos realistas de Ciriaco del Llano y de Agustín de Iturbide que, aunque eran menos numerosos, estaban mejor capacitados, por lo que impusieron una victoria con facilidad. Los ejércitos de Bravo y Galeana tuvieron que retirarse en desorden y huir hasta Puruarán. Hasta allá los persiguieron los realistas, alcanzándolos el 5 de enero de 1814. Además de derrotarlos de nuevo, capturaron a Matamoros cuando éste trataba de cruzar un riachuelo y tras de conducirlo a Pátzcuaro, fue ejecutado un mes más tarde. Morelos se enfureció tanto que mandó a pasar por cuchillo a 200 soldados realistas presos.

Ante tantas derrotas el Congreso destituyó a Morelos. Hermenegildo Galeana regresó a Técpan tras decidir abandonar la causa insurgente y permanecer oculto. Morelos fue a buscarlo para reconciliarse con él y pedirle que regresara.

Otras Batallas

En el Paseo de la Reforma de la ciudad de México se encuentra una estatua de Don Hermenegildo Galeana
  • El 30 de abril, Félix María Calleja envió a Morelos, Galeana y Miguel Bravo un indulto, pero no lo aceptaron. El sitio fue roto por los insurgentes la madrugada del 2 de mayo y Galeana se dirigió a Tecajaque y de ahí a Chilapa.
  • Al regresar a Tehuacán con Morelos, fueron ambos derrotados por Porlier y Luis del Águila en Ojo de Agua el 18 de octubre. Galeana participó en la toma de Orizaba el 28 de octubre, y el 1 de noviembre nuevamente fue derrotado, junto con Morelos, en las cumbres de Acultzingo, y estuvo a punto de perder la vida al caer muerto su caballo.
  • En 1813 se distinguió en la toma del castillo de Acapulco.
  • La gente lo llamaba "Tata Gildo", entre él y José María Morelos se formó una firme amistad e incluso arriesgó su vida por salvar la del Cura de Arácuaro.
  • Galeana participó activamente en el largo asedio del castillo de San Diego y se ocupó de organizar la toma de la Roqueta y de la goleta "Guadalupe", llevadas a cabo por Pablo Galeana la noche del 8 de junio.
  • Tomó parte en el ataque a Valladolid el 23 de junio de 1813, donde atacó la Garita del Zapote.
  • Después de la derrota, pasó con los demás insurgentes a Puruarán, donde de nuevo fueron derrotados el 5 de enero de 1814. De allí se dirigieron a Zirándaro y Coyuca. *Refugiado en la hacienda del Zanjón, Galeana fue atacado por Avilés, pero logró rechazarlo. Puesto bajo el mando de Juan Nepomuceno Rosáins fue derrotado con los Bravos y con Guadalupe Victoria en Chichihualco, el 19 de febrero de 1814.
  • A disgusto por estar bajo el mando de Rosáins, Galeana pensó en dejar el movimiento. Morelos le encargó la defensa de El Heladero, y a fines de marzo fue sitiado allí por realistas, y desalojado el 6 de mayo. Se dirigió a Cacahuatepec. Pasó por Texca y Tixtlancingo, y a fines del mes logró rechazar a Avilés en Cacalutla.

Muerte

Muere asesinado el 27 de junio de 1814, a manos de las fuerzas realistas españolas, en las proximidades de Coyuca. Su cabeza estuvo expuesta en la Plaza de Coyuca y luego en la puerta de la iglesia de San Miguel, fue más tarde rescatada por sus partidarios y enterrada. Su muerte hizo exclamar a Morelos:

"¡He perdido mis brazos!".

Refiriéndose a Galeana y a Mariano Matamoros, fusilado el 3 de febrero del mismo año. El estado de Guerrero le dedicó una estatua en el paseo de la Reforma, obra del malogrado escultor Jesús Contreras, que fue descubierta el 5 de mayo de 1898.

Fuentes