Paragonimus

Paragonimus
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Clasificación Científica
Reino:Animalia


Paragonimosis. Es una parasitosis que afecta el pulmón; también recibe el nombre de distomatosis pulmonar y es causa por un trematodo del genero Paragonimus. Descrito por Diesing en 1850, Westerman (1877) lo encontro en los pulmones de un tigre muerto en Amnsterdan y Kerbert lo llamó Distoma westermani. Ringer, en 1879, lo identificó en los pulmones de un Portugués, Cobbol lo determinó momo Distoma ringeri, en 1880, Manson descubrió los huevos en esputo y de 1880 a 1990, Meanwhile, Baelz, Yamagiva y Musgrave observaron el parásito y los huevos en individuos chinos, japoneses y filipinos. El ciclo evolutivo de estudiado por varios autores y el 1986 se diagnostica el primer caso de paragonimosis humana en Guatemala (Peñalonzo F, Gil, Aguilar y Morera). Perteneciente al suborden Strigeata, familia Troglotrematidae, existen muchas especies que parasitan animales; entre los que afectan al hombre se encuentran: Paragonimus westermani, P. Kellicoti y P. africanus.

Agentes etiológicos

El parásito vivo el rosado o pardo rojizo, parecido a un grano de café. Su forma varía de lineal a esférica, con una terminación anterior redondeada. Cuando se preserva mide de 8 a 16 mm de largo por 4 a 8 de ancho y de 3 a 5 mm de grosor. Presenta una cutícula transparente provista en toda su extensión de múltiples espinas, de forma y tamaño variable, así como ciegos intestinales flexuosos y no ramificados. Los huevos son ovoides, miden 85 por 55 µm, de doble cubierta amarilla y con opérculo; estos abundan en los esputos y son menos frecuentes en las heces. Fig. 125.1

Ciclo de vida

Es un parásito pliheteroxeno. Los hospederos son caracoles gasterópodos pulmonados de los géneros Botras (Melania), Pomacea (Ampullaria) y Semisulcospira, entre otros; los segundos hospederos son cangrejos y langostinos de río: Astacun, Potmun, Eriocheer, Desarma y otros; los hospedero definitivos son: hombre, perro, gato, nutria, tigre, zorrillo, lobo, rata, cerdo y “Tlacuache” o “Tacuazín”.

Los trematodos maduran y comienzan a depositar huevos de 6 á 8 semanas después que las personas ingieren las larvas infectantes. El intervalo entre la ingestión de las larvas y los síntomas es prolongado, poco preciso y depende del órgano afectado y del número de gusanos. El pulmón es la ocalización principal de los parásitos adultos. Los huevos caen en los bronquiolosy si llegan a la laringe, son eliminados por la expectoración, o si se degluten, por las heces.

En el agua dulce dan salida al miracidio, este penetra a un caracol donde se reproduce y da lugar a las etapas de esporoquiste, redias y cercarias con colas muy pequeñas; las cercarias nadan en el agua y se enquistan en los segundos hospederos intermediarios. Ingerir estos crudos o mal cocidos por los hospederos definitivos causan la infección. Liberado el parásito en estadio larval, llega al pulmón directamente, al atravesar peritoneo, diafragma y pleura. En el pulmón se fijan a los bronquios donde se encuentran por pares, se hacen adultos a las 5 ó 6 semanas y forman cavidades quísticas.

Patogenia y fisiopatología

El parásito adulto se encuentra en cavidades quísticas del pulmón en 98% de los casos, el abdomen (mesenterio, hígado y baso) o el cerebro, generalmente por pares, y su longevidad es alrededor de 6 años. Produce reacción neutrófila y eosinofilia en los tejidos con formación de cápsulas gruesa y exudado purulento color café, con huevos cristales de Charcot Leyden.

La enfermedad principal se debe al peso de las larvas por los tejidos, en los que producen accesos y pequeñas hemorragias. El adulto causa lesión de tipos inflamatorias en un inicio y luego formación de quistes fibrosos rodeados de material necrótico, lo que ocurre principalmente en los pulmones.

Manifestaciones clínicas

Los hallazgos clínicos dependen de la cantidad de parásitos y de los órganos afectados. Las infecciones con escaso números de estos trematodos generalmente evoluciones por ausencias de síntomas. Existen tres formas principales de presentación de acuerdo con su localización.

  • Forma Pulmonar: el período de comienzo es insidioso, ocasionalmente con fiebre repentina y hemoptisis. En la etapa aguda, la tos y la hemoptisis son los síntomas predominantes; en la fase crónica, hay tos seca que aparece por la mañana acompañada de hemoptisis ligera, esporádica y abundante. En un bajo porcentaje de casos los esputos son café-rojizos y/o purulentos. Los signos físicos hacen pensar en una neumonía, bronquiectasia o tuberculosis. Hay toma del estado general, pérdida de peso y debilidad; si la afectación es externa, encontramos fiebre, disnea, anorexia, malestar y fatiga.
  • Forma abdominal: pueden haber signos de formación de absceso en hígado, bazo o cavidad abdominal. En las localizaciones a nivel de pared del intestino, los quistes se rompen y pueden aparecer diarrea, sangre y huevos en las heces.
  • Forma cerebral: los síntomas agudos son los de una meningoencefalitis, con una duración de uno a dos mese, pero pueden existir recaídas durante 2 años. En los casos crónicos se presentan signos de lesión de masa ocupativa, o embolia cerebral, con parálisis y convulsiones motoras localizadas. Puede acompañarse de hemorragia cerebral, trastornos visuales, atrofia óptica y retardo mental; cuando se afecta la medula espinal, episodio que ocurre rara vez, se observa compresión de estas con paraplejía, monoplegía, debilidad de las extremidades y trastornos sensoriales.

Puede presentarse otra localización de este género; en la paragonimosis cutánea, hay formación de nódulos en tejidos subcutáneos, que casi son indoloros. Pueden migratorios, ulcerados y formas abscesos. Resultantes del daño renal, se observa en ocasiones hematuria con presencia de huevos en la orina al localizarse a nivel del escroto. Los daños pueden simular epididimitos o hernia inguinal encapsulada; en estos casos los síntomas dependen de los órganos que tengan formaciones quísticas. El pronóstico es favorable en las infecciones ligeras que pueden evolucionar a curación espontánea a los 5 ó 6 años; las infecciones intensas con tuberculosis o infecciones piógenas sobreañadidas, así como la forma cerebral, resultan de pronóstico severo.

Diagnóstico

La paragonimosis se confirma, una vez realizados los diagnósticos clínicos y epidemiológicos, con el hallazgo de los huevos en el material expectorado o en materias fecales. También se pueden realizar la identificación del parásito en el liquido peritoneal, obtenido del derrame. Los huevos de todas las especies de Paragonimus son similares, por lo que no se puede identificar la especie basándose en la morfología de estos.

Como examen complementario se emplean:

  • Pruebas sexológicas: se utilizan pruebas sensibles y específicas como: contrainmuno-electroforesis, reacción de fijación del complemento y los ensayos inmunoenzimáticos sobre fase sólida e inmunoblot, que resulta de valor especial para las infecciones extrapulmonares. La prueba cutánea no puede usarse para confirmar una infección activa, pero sí para llevar un control.
  • Radiología: la mayor parte de los pacientes muestra una radiografía de tórax anormal con diferentes tipos de reacciones. Se observan sombras en anillos, infiltración lineal o nodular, manchas calcificadas, engrosamiento pleural y derrames. Las cavidades se muestran mejor en las tomografías, broncogramas o tomografías de pulmón o cerebral. Esta última permite localizar el sitio de la lesión con precisión; si existen lesiones antiguas se observan calcificaciones.

Otros exámenes de laboratorio revelan la eosinofilia, sobre todo al inicio de la enfermedad y el aumento moderado de l conteo de leucocitos. El diagnóstico diferencial de las formas deberán hacerse con la neumonía lobar, tuberculosis, espiroquetosis bronquial y bronquiectasia; siempre hay que tener en si el paciente proviene de área endémica. Otras entidades que se deben descartar son las neoplasias malignas e infecciones parasitarias que afectan el pulmón. La forma cerebral se debe distinguir de meningoencefalitis, tumor cerebral y otras infecciones parasitarias que afectan el cerebro, como la cisticercosis. Los quistes cutáneos y nódulos deben diferenciarse de la migración larvaria cutánea, y el material producido por los huevos en estas lesiones, del contenido de los nódulos originados por infecciones ocasionados por otros trematodos.

Epidemiología

La paragonimosis ha sido notificada en el Lejano Oriente, Asia Sudoriental, La India, África y América. China en la actualidad es el principal país endémico le siguen en probabilidad Laos y la provincia de Manipur de la India Myanmar (Antigua Birmania). En Japón y Korea está prácticamente eliminada. En América Latina, el país más afectado es Ecuador. Se han señalado casos en Brasil, Colombia, Perú, Venezuela, Costa Rica y México. Es menos común en EE.UU y Canadá.

Modo de transmisión

La infección humana se adquiere por comer cangrejo o langostino crudos, con cocción inadecuada, salados o en salmueras, costumbre muy popular en diferentes culturas. En las áreas donde esto no ocurre, la infección resulta de la contaminación de los dedos u otros alimentos con metacercarias antes de que estos sean cocidos. La contaminación del agua potable es también posible, pues la metacercarias viven en agua hasta 3 semanas, después de ser liberadas del crustáceo muerto o lesionados. Las personas infectadas pueden expulsar huevos durante 20 años. No hay transmisión de una persona a otra.


Medidas preventivas

  • Educar a la población, en las zonas endémicas, respecto al siclo de la vida del parásito.
  • Insistir en la cocción completa de los crustáceos.
  • Eliminación sanitaria de los esputos y las heces.
  • Uso de Melusquicida en las zonas que sea factible.
  • En zonas endémicas, ante la aparición incluso de pequeños grupos de casos, se deben examinar las aguas de la localidad en buscas de hospederos, así como identificar los reservorios para establecer medidas de control apropiadas.

Tratamiento

El medicamento de elección es el praziquantanel a la dosis de 25mg /kg, tres veces al día por tres días. De este forma se ha logrado hasta 100% de curación. En los casos que exista afectación cerebral, se deben administrar corticosteroides, pues pueden empeorar la situación debido a la reacción local grave por muerte del parásito. Es efectivo también el Bithionol en la afección pulmonar a la dosis 40mg /kg en días alternos por 10 á 15 días con 90% de curación. En ocasiones se requiere de más de un esquema de tratamiento.

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Fuente

Llop, Valdéz-Dapena y Zuazo. Microbiología y Parasitología Médicas