Yayi Boni

Yayi Boni
Información sobre la plantilla
Yayi boni.jpg
Presidente de Benín
Actualmente en el cargo
Desde el 6 de abril de 2006
PredecesorMathieu Kérékou
Datos Personales
NombreThomas Yayi Boni
NacimientoAño 1952
Tchaourou, Bandera de la República de Benín Benín
Alma materUniversidad Nacional de Benín, Universidad de Dakar, Universidad de Orléans, Universidad de París
OcupaciónBanquero y Político
Partido políticoSin afiliación
TítulosEspecialidad de Gestión Empresarial y Doctorado en cuestiones monetarias
CónyugeChantal Boni

Yayi Boni. Presidente de la República de Benín, tras ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebrada el 19 de marzo de 2006. Juró su cargo el 6 de abril, sucediendo como presidente al veterano político beninés Mathieu Kérékou.

Síntesis biográfica

Nació en la localidad de Tchaourou, Benín, en el centro del país; en el año 1952. Nacido en el lugar de encuentro entre diversas etnias que se refleja en sus propios orígenes familiares. Su padre era de etnia Nago, una subdivisión de los yoruba, y su madre tenía orígenes mixtos fulani (o peul en francés) y bariba.

Aunque nacido en el seno de una familia musulmana, religión minoritaria en un país mayoritariamente cristiano o animista, de adulto se convirtió a la fe protestante y se hizo miembro de la Unión de Iglesias Evangélicas de Benín. Recibió la educación escolar en Kandi y en Parakou, capital de su departamento natal de Borgou, en cuyo Liceo, Mathieu Bouké obtuvo el bachillerato en 1972. Fue precisamente el año en que llegó al poder a través de un golpe de Estado Mathieu Kérékou, entonces un militar de ideología izquierdista, al que Boni sucedió en la Presidencia de la República 34 años después.

Trayectoria

Se formó como economista en la Universidad Nacional de Benín, antes de terminar la carrera en 1976 con la especialidad de Gestión Empresarial, inició prácticas profesionales en el Banco Comercial de Benín (BCB).

Desde 1977 cursó un Diplomado en Estudios Superiores de Banca impartida por el Centro Africano Occidental de Formación y Estudios Bancarios (COFEB), a su vez perteneciente al Banco Central de los Estados de África Occidental (BCEAO). Esta entidad con sede en Dakar, la capital de Senegal, había sido creada en 1962 por los países signatarios de la Unión Monetaria de África Occidental (UMOA), que en 1994 sería sustituida por la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA).

En 1980 el BCEAO le contrató para su equipo de técnicos de la Dirección Central de Crédito, donde trabajó ocho años. Paralelamente, robusteció su currículum académico con otro Diploma en Estudios Avanzados por la Universidad de Dakar (1981) y un doctorado de tercer ciclo sobre cuestiones monetarias por la Universidad de Orléans, en Francia (1986). En 1988 fue nombrado subdirector de Formación Profesional del COFEB y asistió a un curso sobre Análisis y Políticas Financias impartido por el Instituto del FMI en Washington.

En 1991, el año en que Kérékou disputó y perdió, marcando un hito democrático en el continente, las primeras elecciones pluripartidistas desde los años sesenta, Boni se doctoró en Ciencias Económicas por la Universidad de París. Su salto al servicio del Estado beninés se produjo en 1992 de la mano del mandatario vencedor en aquellos comicios, Nicéphore Soglo, antiguo funcionario del Banco Mundial y administrador del BCEAO, quien le reclutó como consejero en asuntos monetarios y bancarios y para formar parte de la Célula Macroeconómica de la Presidencia de la República.

En 1994, estos cometidos le facultaron para ser propuesto por Soglo ante sus colegas de la UEMOA para presidir el Banco Africano Occidental de Desarrollo (BOAD), otra entidad financiera común, basado en Lomé, Togo. En enero de 1995, el BOAD hizo el nombramiento y Boni tomó posesión del cargo en sustitución de su compatriota Abou Bakar Baba Moussa. Por la misma época, incursionó en el sector privado y se puso al frente de los consejos de administración de la Sociedad Regional de Capital Riesgo (Cauris) y los Fondos de Garantía de Inversiones Privadas en África Occidental (Gari).

Retornado a la Presidencia de la República tras las elecciones de marzo de 1996, Kérékou, en 2000, le propuso portar una cartera ministerial en el Gobierno, pero la oferta fue declinada por él.

En las terceras elecciones de múltiples candidaturas desde el final de la dictadura Kérékou ganó el segundo mandato quinquenal para el que constitucionalmente estaba habilitado, imponiéndose a Soglo y al tercero en discordia, también aspirante sin fortuna en las ediciones de 1991 y 1996, el ex primer ministro y dos veces presidente de la Asamblea Nacional Adrien Houngbédji.

Candidatura

Días después de confirmar Kérékou que en abril de 2006 diría adiós definitivo a la Presidencia, la Asamblea Nacional enmendó la ley electoral para impedir postularse a cualquier beninés que no residiera en el territorio nacional desde seis meses antes de las elecciones. Esta restricción, empujó a Boni a declarar oficialmente su candidatura a mediados de agosto. Sin embargo, no tuvo que adelantar el retorno al país porque un juez dictaminó que la cláusula de residencia aprobada por los diputados del Movimiento Presidencial, el bloque de partidos favorables a Kérékou que había obtenido la mayoría en las legislativas de marzo de 2003, era inconstitucional y no tenía vigor.

Para que Boni, que carecía de cualquier experiencia en este terreno, renunció a fundar un partido propio y tampoco fue endosado como su candidato por ninguna formación opositora (aunque la recién creada Unión de Fuerzas Democráticas, de Georges Zimé Sacca, le prometió todo su apoyo), tuviera una plataforma popular en la que apoyarse, sus simpatizantes le montaron en noviembre la Coalición de Movimientos de Fuerzas del Progreso (CMFP), que reunió a ocho asociaciones cívicas y religiosas, siendo muy destacada la presencia de las iglesias evangélicas.

Aunque tendría que batirse con dos políticos profesionales y curtidos de la talla de Houngbédji, líder del Partido de la Renovación Democrática (PRD), y Bruno Amoussou, ministro de Planificación hasta fecha reciente y ahora cabeza del Partido Social Demócrata (PSD), Boni partía con muchas posibilidades por la disponibilidad del electorado cautivo del RB, al que el hijo de Nicéphore Soglo, Lehádi Soglo, no parecía capaz de movilizar, y, más importante, por la incapacidad de los partidos que en la Asamblea habían funcionado como Movimiento Presidencial, no ya de fusionarse para dar lugar a una gran formación oficialista, sino de consensuar un candidato unitario.

El 1 de febrero de 2006 Boni dimitió como presidente del BOAD para librar una campaña electoral que centró, como no podía ser de otra manera, en las promesas de luchar contra la corrupción y de vivificar una economía que estaba pagando un alto precio por su excesiva dependencia de las exportaciones algodoneras, ahora mismo una fuente de ingresos en crisis por el descenso de las cotizaciones internacionales del producto agrícola, el proteccionismo de los mercados de los países desarrollados que subvencionaban a sus cultivadores –muy denunciado por el Gobierno de Kérékou- y las propias deficiencias de la estructura productiva beninesa. El encarecimiento del petróleo ponía las cosas todavía más difíciles al erario público.

Al margen de la coyuntura negativa en el sector del algodón, este pequeño país de menos de ocho millones de habitantes encajonado entre Nigeria, Níger, Burkina Faso y Togo, después de años de reformas pro libre mercado y de privatizaciones ejecutadas bajo los dictados del FMI y el Banco Mundial, no conseguía dejar atrás sus endémicos desequilibrios y carencias, como atestiguaban la deuda externa, el masivo déficit por cuenta corriente, un PIB por habitante de sólo 1.100 dólares y uno de los índices de desarrollo humano más bajos del mundo.

A mayor abundamiento, Benín afrontaba el problema humanitario derivado de la presencia dentro de sus fronteras de los 23.000 refugiados togoleses que en 2005 habían huido de las violencias desatadas en el país vecino tras la muerte del dictador Gnassingbé Eyadéma, así como las distorsiones que en las relaciones con Nigeria, potencia regional y país imprescindible en el aspecto comercial, venían produciendo la proliferación del contrabando, el tráfico de inmigrantes y otros negocios criminales transfronterizos. Y sin embargo, Benín poseía uno de los sistemas políticos más estables y democráticos de la región, ya que, si bien los procesos electorales no se habían librado de las acusaciones de irregularidades vertidas por los candidatos perdedores, los picos de tensión no habían dado lugar a estallidos de violencia y, aspecto muy relevante, la competitividad electoral y la movilidad en el poder eran reales.

Validación de las elecciones

Empleando el eslogan "Esto debe cambiar, esto va a cambiar", Boni derrochó optimismo y entusiasmo a lo largo de la campaña. El 5 de marzo de 2006, en un clima pacífico y con un nivel de afluencia a los colegios del 81,7%, Boni contendió con 25 candidatos y se adelantó a todos con el 35,8% de los votos. Junto con él pasó a la segunda vuelta, requerida por no alcanzar ningún candidato el 50% más uno de los votos, Houngbédji, que recabó el 24,2%. En la estacada quedaron Amoussou, Soglo y el mejor situado de los postulantes que podían considerarse oficialistas, Antoine Idji Kolawolé, presidente de la Asamblea Nacional y cabeza del Movimiento Africano por la Democracia y el Progreso (MADEP), que no sacó ni el 4%.

Ya antes de publicarse los resultados, Kérékou enrareció el ambiente con la advertencia de que los comicios no iban a ser "totalmente transparentes". La afirmación se sustentaba en el aluvión de quejas recibidas por la Comisión Electoral Nacional Autónoma (CENA) por la detección de un cúmulo de irregularidades que el organismo reconoció como fallos de organización, pero Kérékou fue más allá y denunció groseras falsificaciones en el padrón de electores e incluso la "pérdida" de, nada menos, 1,3 de los 4 millones largos de papeletas depositadas en las urnas.

Sin embargo, los monitores de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), a pesar de constatar "algunas deficiencias", validaron las elecciones como "globalmente libres, limpias y democráticas". En similares términos se expresaron los equipos de observadores de la Unión Africana, la Unión Europea, la Organización Internacional de la Francofonía y Estados Unidos.

Las posibilidades de victoria de Boni en la segunda vuelta del 19 de marzo se hicieron máximas al recibir el respaldo de muchos de los aspirantes que habían quedado apeados en la primera ronda, inclusive Amoussou y Soglo. Sin sorpresas, por tanto, el economista batió con un contundente 74,6% de los votos a Houngbédji, que tuvo el gesto caballeroso, muy positivo para la superación de la polémica sobre el presunto fraude cometido en la primera ronda y la remoción de las dudas sobre la legitimidad democrática del nuevo mandatario, de felicitarle por su victoria.

Opiniones internacionales

En lo que respecta a Thomas Yayi Boni, se trata de un outsider político, un independiente no vinculado ni a los partidos marxistas-leninistas ni al pasado régimen dictatorial, y se desmarca de los demás por su implicación en las tareas de gobierno, una implicación que se traduce en intentar mejorar el estado del sistema productivo y del desarrollo, considerando que se trata de un hombre experimentado y de prestigio en los sectores de la economía y las finanzas, en los que ha desempeñado múltiples cargos, tanto a nivel nacional como internacional.

El 6 de abril, Boni, a los 54 años, casado y con cinco hijos, prestó juramento como presidente de la República de Benín para los próximos cinco años en la explanada contigua al edificio de la Asamblea Nacional en Porto Novo, la capital oficial del país –si bien la cercana Cotonou es la sede del Ejecutivo y el corazón económico-, en una ceremonia a la que asistieron los líderes de Burkina Faso, Côte d’Ivoire, Togo, Ghana, Nigeria, Congo-Brazzaville y Níger. Dos días después, desveló la composición de su Gobierno, donde destacaban las presencias de miembros del PRD y el RB.

Política interna

Ya desde sus primeras declaraciones tras las elecciones, Yayi Boni afirmó que el suyo sería un “gobierno del cambio”, que pretendía promover el progreso de Benín a través de la lucha contra la pobreza y la garantía de mejores condiciones de vida que fueran accesibles a toda la población, ya que son imprescindibles para un desarrollo sostenible.

Después de un año y medio, su obra se está moviendo en esa dirección. La prioridad es la mejora y recuperación del sector del algodón, “l’or blanc beninoise” (“el oro blanco beninés”) como se le suele definir. En 2006, Boni tomó parte en una gira nacional para sensibilizar a los productores sobre el relanzamiento del sector que tuvo unos resultados positivos. A través de la Sonapra (Société Nationale pour la Promotion Agricole) y el establecimiento de un precio estándar para el algodón, el gobierno intenta estimular la producción y recuperar los mejores niveles de eficiencia y ganancias para una industria que podría garantizar unos beneficios netos enormes.

Paralelamente, continúa el amplio programa de obras públicas que afecta a la proyección racional de las áreas urbanas y la urbanización de las áreas rurales atrasadas del norte, la construcción de infraestructuras modernas y la garantía de condiciones hídrico-sanitarias adecuadas además de la descongestión del tráfico. En particular, el objetivo del gobierno beninés es el de cubrir todo el territorio con una red de carreteras y autopistas, gracias a las importantes ayudas llegadas desde Alemania, ya que el país es una zona de paso y de conexión. No hay que olvidar que Benín prosperó durante todo el siglo XIX gracias al tráfico de esclavos hacia América Latina, convirtiéndose en un puente entre ésta y Europa. A pesar de que este comercio ya no es ni legal ni rentable, el país sigue siendo una zona de intercambio, que se ve representada especialmente en su capital comercial, Cotonou. Otro de los objetivos prioritarios de Yayi Boni es la dinamización y modernización de las actividades portuarias, que representan una importante fuente de beneficios y de comunicación con el exterior.

Fuentes