Diferencia entre revisiones de «César Portillo de la Luz»

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{{Personaje_artístico|nombre=César Portillo de la Luz|seudonimo=|imagen=|descripcion=Compositor y guitarrista|fecha_de_nacimiento=31 de octubre de 1922|lugar_de_nacimiento=La Habana|fecha_de_fallecimiento=|lugar_de_fallecimiento=|area=Música|obras_destacadas=Contigo en la distancia, Tú, mi delirio, Interludio}}
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Compositor y cantante. Uno de los fundadores del feeling junto con José Antonio Méndez y otros compositores. Su música, ha servido de tema para el cine y ha sido grabada en varios países, se distinguen por un texto de gran elaboración poética, un amplio sentido armónico y líneas melódicas de gran riqueza.  
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'''César Portillo de la Luz''' ([[La Habana]], [[31 de octubre]] de [[1922]] - La Habana, [[4 de mayo]] de [[Fallecidos en 2013|2013]]) fue un compositor y cantante cubano, uno de los fundadores del [[feeling (género musical)|fílin]] junto con [[José Antonio Méndez]] y otros compositores.
  
= Vida =
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Su música ha servido de tema para el cine y ha sido grabada en varios países, se distinguen por un texto de gran elaboración poética, un amplio sentido armónico y líneas melódicas de gran riqueza.
  
Inició su carrera artística con un trío integrado por Cheo Herrera, guitarra; Ignacio Herrera, tres, y él como cantante. Desde el principio estuvo relacionado con los soneros, entre ellos el guitarrista Enrique Vinajera, esto influyó en su afición por la guitarra, instrumento que ejecutó por vez primera en 1939.
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== Biografía  ==
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A los 19 años de edad se inicia en el canto acompañado de su guitarra. Durante la segunda década de los años cuarenta, Portillo de la Luz, junto a figuras de la talla de José Antonio Méndez, [[Ñico Rojas]], [[Rosendo Ruiz]] (hijo), [[Aida Diestro]] y [[Elena Burke]], entre otros, inician un género que, con nuevos elementos expresivos y en el contexto de la canción trovadoresca cubana, establece un diálogo de gran realismo con el público a través de la emoción y la estructura sintáctica del bolero, al que dan el nombre de feeling.  
  
Con ''Vinajera'' aprendió, de forma empírica, las primeras posiciones de este instrumento; posteriormente, con Enrique Cárdenas, de quien escuchó su interpretación de ''Recuerdo de la Alhambra'', de Francisco Tárrega, algo de la técnica guitarrística. Así fue descubriendo dónde empezaba el acorde y los otros intervalos que daban lugar a la tríada, que es el acorde más elemental que se puede construir; a partir de ahí aprendió a buscar los sonidos para formar un acorde, cómo aplicarlo y cómo colocar los dedos para construir la posición y su digitación.  
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Entre [[1940]] y [[1950]], su labor se hace relevante dentro del ambiente trovadoresco, presentándose en centros nocturnos y famosos cabarets de la capital como el [[Sans-Souci]] y el [[Pico Blanco del Hotel St. John]].  
  
Hacia 1938, Portillo de la Luz estaba al tanto de todo lo que aparecía, musicalmente hablando, en el cine: tango, huapango, canción, y la música que se escuchaba en la banda sonora de los filmes norteamericanos, en particular, el acompañamiento de la orquesta y la armonía que utilizaban los compositores.  
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Su vasta obra autoral ha enriquecido el patrimonio de la cancionística cubana con canciones como ''Contigo en la distancia'' y ''Tú mi delirio'', las que cuentan con más de 100 versiones; otras como ''Noche cubana'', ''Sabrosón'', ''Realidad y Fantasía'' y ''Canción de un festival'', también han alcanzado una amplia difusión internacional y lo han acreditado como importante cantautor.  
  
En ese momento comenzó a discriminar lo que escuchaba, y esto lo indujo a escuchar jazz, dirigió su atención a la música de fondo de la banda sonora como subrayado dramático, a la acción y al diálogo, a la imagen y al diálogo, y a las revistas musicales, como ''Bataclán, Volando hacia Río de Janeiro'', y las de Ginger Rogers y Fred Astaire; es decir, lo que se producía en el cine musical norteamericano de aquella época. Así aprendió a subrayar en su música, el espíritu o el carácter del texto que se planteaba en la canción.<br>Por ahí le llegó el impresionismo; más tarde comprendió que la mayor parte de la música que se utilizaba en esos filmes no era, desde el punto de vista genérico, propiamente impresionista, aunque en su aplicación respondía a las leyes del impresionismo. Su contacto directo con Claude Debussy y Maurice Ravel, fue a través de las grabaciones que escuchó en casa de [[Ñico Rojas]], entre ellas, la suite ''La mer'', del compositor francés Claude Debussy, además de piezas de Federico Chopin, Johannes Brahms y Franz Liszt.
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Sus temas han sido interpretados por afamadas figuras como [[Nat King Cole]], [[Lucho Gatica]], [[Pedro Vargas]], [[Fernando Fernández]], [[Luis Mariano]], [[Luis Miguel]], [[Plácido Domingo]], [[Caetano Veloso]], [[María Bethania]], [[Osdalgia Lesmes]] y la [[Orquesta Sinfónica de Londres]] entre otros.  
  
Al respecto dice César: «Me gustó aquel mundo armónico, pero de momento no me daba cuenta que estaba escuchando una música que alternaba su basamento indistintamente con la escala occidental y con la escala oriental también. Después, teóricamente, conocí esto; pero en aquel momento me resultó novedoso, porque escuchaba sonoridades, armonías, que no eran comunes a todas las músicas que yo venía escuchando, basadas en la escala occidental. Así pude distinguir en qué consistía el impresionismo desde el punto de vista armónico y su diferencia con la del romanticismo y la del clasicismo.»
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Diversos escenarios de [[Europa]] y [[América]] han conocido sus inolvidables composiciones y apreciado sus conferencias y clases de guitarra.
  
Posteriormente, leyendo y escuchando hablar de música, fue afirmando muchas de sus apreciaciones, y reafirmando esos conocimientos empíricos, intuitivos. Sobre este proceso de intuición ha dicho: «yo no me alegro de no haber estudiado música de una manera sistemática, pero asimismo considero que ha sido una suerte que yo tuviera que intuir mucho para poder hacer mi música, porque creo que lo que define a un artista es su capacidad de intuición para resolver los problemas imprevistos que le plantea un proyecto de creación. La tesis de trabajo no existe a priori, las soluciones para resolver todos los problemas no están escritas; es decir, que todos los problemas que le plantea a uno la obra en su proceso de creación no pueden buscarse en ningún manual, pues no existen las recetas para resolverlos».  
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== Vida profesional  ==
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Inició su carrera artística con un trío integrado por [[Cheo Herrera]], guitarra; [[Ignacio Herrera]], tres, y él como cantante. Desde el principio estuvo relacionado con los soneros, entre ellos el guitarrista [[Enrique Vinajera]], esto influyó en su afición por la guitarra, instrumento que ejecutó por vez primera en [[1939]].  
  
Su actitud abierta hacia toda la música que sonaba en aquel momento, independientemente del género, le interesó: un corrido mexicano, un tango, una guaracha o un bolero cubano. Su interés por la música popular fue muy amplio; y en la medida que su pensamiento musical se fue desarrollando, le permitió ser más selectivo a la hora de escuchar música, y se decidió por aquella donde encontró una mayor riqueza armónica, particularmente la música instrumental, incluyendo el jazz.  
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Con Vinajera aprendió, de forma empírica, las primeras posiciones de este instrumento; posteriormente, con [[Enrique Cárdenas]], de quien escuchó su interpretación de ''Recuerdo de la Alhambra'', de [[Francisco Tárrega]], algo de la técnica guitarrística. Así fue descubriendo dónde empezaba el acorde y los otros intervalos que daban lugar a la tríada, que es el acorde más elemental que se puede construir; a partir de ahí aprendió a buscar los sonidos para formar un acorde, cómo aplicarlo y cómo colocar los dedos para construir la posición y su digitación.  
  
Así, dice: «Por aquel tiempo comencé a tener una actitud más seria, más congruente, desde el punto de vista de mi interés por la música, y empecé a escuchar la «gran» música que se había creado hasta entonces. Le puse interés a los románticos, a los clásicos, a los impresionistas, y de cada uno de estos estilos fui haciendo una selección. No me abroquelé en un solo tipo de música o época musical; porque pienso que en todos los tiempos ha existido buena y mala música; y también, por qué no decirlo, música mediocre. Ni me gustan todos los clásicos ni todos los románticos; los impresionistas son tan pocos, que me quedé con Debussy y Ravel.» De Ravel escuchó ''Bolero''; y de Debussy, además de ''La Mer, Preludio a la siesta de un fauno''. Portillo de la Luz considera «que el impresio-nismo abrió muchas posibilidades a la creación musical, porque si «nos ponemos a analizar que en la banda sonora del cine la música de fondo viene siendo un subtexto a la situación que se plantea en la imagen y el diálogo, comprenderemos la importancia que ha tenido el impresionismo como elemento de expresión. Entonces esto también me sirvió mucho para comprender que el aspecto armónico en el acompañamiento de una canción no puede plantearse como elemento puramente ornamental con respecto a la melodía, sino que la armonía es un elemento de expresión que tiene que ver con el aspecto dramático que se plantea en la canción».
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Hacia [[1938]], Portillo de la Luz estaba al tanto de todo lo que aparecía, musicalmente hablando, en el cine: [[tango]], [[huapango]], [[canción]], y la música que se escuchaba en la banda sonora de los filmes norteamericanos, en particular, el acompañamiento de la orquesta y la armonía que utilizaban los compositores.  
  
Concebida así —y esto puede apreciarse en su canción Interludio—, la armonía para Portillo de la Luz, es un elemento de composición; es, en esencia, otra composición por su independencia de la melodía, a la que, sin embargo, sirve de marco para su expresión.
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En ese momento comenzó a discriminar lo que escuchaba, y esto lo indujo a escuchar [[jazz]], dirigió su atención a la música de fondo de la banda sonora como subrayado dramático, a la acción y al diálogo, a la imagen y al diálogo, y a las revistas musicales, como ''Bataclán, Volando hacia Río de Janeiro'', y las de [[Ginger Rogers]] y [[Fred Astaire]]; es decir, lo que se producía en el cine musical norteamericano de aquella época. Así aprendió a subrayar en su música, el espíritu o el carácter del texto que se planteaba en la canción. Por ahí le llegó el [[impresionismo]]; más tarde comprendió que la mayor parte de la música que se utilizaba en esos filmes no era, desde el punto de vista genérico, propiamente impresionista, aunque en su aplicación respondía a las leyes del impresionismo.  
  
En esta etapa, César incluye al jazz como una de las músicas que más lo impactaron, y cuya influencia es notable, sobre todo en su modo de hacer guitarrístico, en la música de Glenn Miller. «Me interesó Glenn Miller, Tommy Dorsey, Benny Goodman, Gene Krupa y todas las orquestas que sonaban en los años 40.» Es decir, que estuvo atento a todo lo que pasaba en la música de los Estados Unidos. Sin embargo, es después de la Segunda Guerra Mundial cuando aparecen las primeras grabaciones discográficas de microestría, que fue una revolución en el mundo del disco, pues en una sola placa se podía tener la misma cantidad de música que en varias de 78 r.p.m.; y esto facilitó la información musical de los compositores cubanos de este período.
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Su contacto directo con [[Claude Debussy]] y [[Maurice Ravel]], fue a través de las grabaciones que escuchó en casa de [[Ñico Rojas]], entre ellas, la suite ''La mer'', del compositor francés Claude Debussy, además de piezas de [[Federico Chopin]], [[Johannes Brahms]] y [[Franz Liszt]].  
  
Empero, su influencia mayor fue la de Glenn Miller, que dejó una huella imperecedera en su obra, particularmente en el aspecto tímbrico y armónico. Otra de sus influencias fue la orquesta de Stan Kenton, que le preparó el oído para escuchar a Duke Ellington, así como la de André Kostelanetz. Todos estos músicos le ampliaron su universo sonoro y armónico.  
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Al respecto dice César: «Me gustó aquel mundo armónico, pero de momento no me daba cuenta que estaba escuchando una música que alternaba su basamento indistintamente con la escala occidental y con la escala oriental también. Después, teóricamente, conocí esto; pero en aquel momento me resultó novedoso, porque escuchaba sonoridades, armonías, que no eran comunes a todas las músicas que yo venía escuchando, basadas en la escala occidental. Así pude distinguir en qué consistía el impresionismo desde el punto de vista armónico y su diferencia con la del [[romanticismo]] y la del [[clasicismo]].»
  
Hacia 1940, entró en contacto con la obra de Manuel de Falla, que escuchó junto a Ñico Rojas y [[Frank Emilio |Frank Emilio]]; el nivel como guitarrista de Ñico, y el de Frank como pianista, estimularon su interés por este compositor, y lo ayudaron a madurar como creador. Ñico y Frank fueron dos pilares para el movimiento filin desde el punto de vista armónico y del pensamiento artístico. Sin embargo, en el aspecto guitarrístico, fue Vicente González-Rubiera (Guyún), al que conoció en 1948, quien lo «deslumbró, porque me di cuenta que la guitarra era mucho más de lo que yo pensaba. Cuando me encontré con él comprendí que había muchos más caminos en mis posibilidades de desarrollo».  
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Posteriormente, leyendo y escuchando hablar de música, fue afirmando muchas de sus apreciaciones, y reafirmando esos conocimientos empíricos, intuitivos. Sobre este proceso de intuición ha dicho: «yo no me alegro de no haber estudiado música de una manera sistemática, pero asimismo considero que ha sido una suerte que yo tuviera que intuir mucho para poder hacer mi música, porque creo que lo que define a un artista es su capacidad de intuición para resolver los problemas imprevistos que le plantea un proyecto de creación. La tesis de trabajo no existe a priori, las soluciones para resolver todos los problemas no están escritas; es decir, que todos los problemas que le plantea a uno la obra en su proceso de creación no pueden buscarse en ningún manual, pues no existen las recetas para resolverlos».  
  
Para los compositores del movimiento del filin, la letra tiene que ver con la realidad que se vivía a diario, con el joven que quería abrirse paso. «Nosotros aparecemos con una letra más cercana a la vida, a nuestra necesidad de enfrentar la vida misma. Tenemos el ejemplo de una canción como ''La gloria eres tú'', de [[José Antonio Méndez |José Antonio Méndez]], donde este dice: ''no necesito ir al cielo tisú / si alma mía la gloria eres tú''. Nuestras letras estaban muy emparentadas con lo lírico, pero no con el regodeo morboso del dolor, la soledad... Cuando yo, en 1948, salgo con un texto que dice: ''Mi canción es un grito de alegría'', la gente, mucha gente, dice: “Coño, y esto qué cosa es.” Porque, claro, todas las canciones lloraban y lloraban. Nuestro marco de referencias era muy amplio, y esto nos permitió rebasar los moldes de la música establecida en nuestra época; no porque lo programáramos, lo buscáramos, sino porque estábamos impresionados inconscientemente por esa universalidad musical. Ya se ha visto: rompemos con todos aquellos moldes melódicos y armónicos; incluso, literarios, porque nuestras letras usaban metáforas, giros, imágenes, bien distintos. Eso sí, teníamos afinidad con las letras de los viejos trovadores, que también ponían la poesía en sus canciones. Nosotros, como ellos, buscábamos el buen decir, la magia de la palabra, la calidad literaria. Nosotros manejábamos los mismos temas con referencias actualizadas.»
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Su actitud abierta hacia toda la música que sonaba en aquel momento, independientemente del género, le interesó: un corrido mexicano, un tango, una [[guaracha]] o un [[bolero]] cubano. Su interés por la música popular fue muy amplio; y en la medida que su pensamiento musical se fue desarrollando, le permitió ser más selectivo a la hora de escuchar música, y se decidió por aquella donde encontró una mayor riqueza armónica, particularmente la música instrumental, incluyendo el jazz.  
  
Es que en realidad, el grupo del filin, es una continuidad de los viejos trovadores: [[Pepe Sánchez |Pepe Sánchez]], [[Sindo_Garay|Sindo Garay]], [[Manuel_Corona|Manuel Corona]], y otros. Sin embargo, estilísticamente no fue un producto de esa herencia trovadoresca, aunque sí desde el punto de vista genérico. Porque la trova tradicional dio una respuesta artística a la sociedad en que les tocó vivir, y los compositores del filin siguieron ese ejemplo. Pero los viejos trovadores no tuvieron la posibilidad, como la generación del filin, de contar con la radiodifusión y el cine parlante, que les dio la información del acontecer musical del mundo, y, gracias a esos medios, pudieron ampliar sus conocimientos.
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Concebida así y esto puede apreciarse en su canción ''Interludio'', la armonía para Portillo de la Luz, es un elemento de composición; es, en esencia, otra composición por su independencia de la melodía, a la que, sin embargo, sirve de marco para su expresión.  
  
Los miembros del movimiento filin vivieron la época del advenimiento del cine sonoro, el desarrollo de la radiodifusión y la industria discográfica; y estos medios les proporcionaron la información que contribuyó al enriquecimiento de su pensamiento artístico y musical. Según César: «Quizás esa cantidad de referencias nos proporcionó la vía para intuir cómo realizar la canción en los términos que nosotros queríamos hacerla; o sea, la canción hasta entonces había sido bastante contemplativa, realizada un poco para entretener, recrear, producir un hecho bello, agradable, pero quizás no con una intención conceptual, como empezamos a hacerlo nosotros cuando arrancamos». «Cuando escribo ''Contigo en la distancia'' en 1946, creo que ya había alcanzado un nivel importante en este sentido. Esta canción marca el principio de mi vida profesional y de una personalidad particular desde el punto de vista estilístico en el quehacer compositivo. ''Contigo en la distancia'' es una canción que escribo cuando tenía 24 años, una edad en que en la vida del hombre todo se expresa con vitalidad, con fuerza, con pasión. Y, lógicamente, en este caso me enamoré de una mujer con la que tuve gran afinidad en aquel tiempo, una mujer de una gran sensibilidad frente a la música; al fin de cuenta esta es la anécdota. Cuando escribí ''Contigo en la distancia'', yo no tenía intención, así real, de vivir de la música. Hacía música porque era una necesidad para mí, sin aspirar a sacarle ningún beneficio económico, ya que en aquel tiempo yo vivía de los trabajos que hacía de pintor de brocha gorda y de mis clases de guitarra. O sea, que yo podía proceder con una autenticidad, con una honestidad artística que evitaba que la canción se lastrara por urgencias de tiempo, o cualquier otra cosa que me hiciera dar por terminada la canción antes de tiempo y no me dejara, por lo tanto, pulirla. Porque la inspiración —aunque mucha gente tiene una idea así caprichosa sobre la inspiración— es un estado de compulsión, pero no un estado intelectual. O sea, que es después del momento de la inspiración cuando uno se siente impulsado a plasmar artísticamente una emoción, una vivencia, un sentimiento; lo demás es trabajo. Porque el arte se define por la forma, y la emoción que uno quiere expresar artísticamente tiene que hacerlo dentro de una forma artística lograda.»
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En esta etapa, Portillo de la Luz incluye al jazz como una de las músicas que más lo impactaron, y cuya influencia es notable, sobre todo en su modo de hacer guitarrístico. Estuvo atento a todo lo que pasaba en la música de los [[Estados Unidos]]. Sin embargo, es después de la [[Segunda Guerra Mundial]] cuando aparecen las primeras grabaciones discográficas de microestría, que fue una revolución en el mundo del disco, pues en una sola placa se podía tener la misma cantidad de música que en varias de 78 r.p.m.; y esto facilitó la información musical de los compositores cubanos de este período.  
  
La primera versión al disco de ''Contigo en la distancia'' la hizo en 1947, Fernando Fernández, a quien llamaban el crooner; fue una grabación de la Victor con la orquestación de Sergio Guerrero; entre 1947 y 1953, se graban varios discos en los que aparece esta obra, y se incluyó en el filme mexicano Callejera, donde Fernando Fernández era el protagonista; posteriormente la grabó Andy Russell, que fue quien puso en órbita en México, de una manera pujante, la canción; esta vez orquestada por el compositor y pianista mexicano Mario Ruiz Armengol, quien es, sin dudas, uno de los grandes orquestadores de la música popular en América Latina, según Portillo de la Luz, «esta es, en mi opinión, la versión más lograda»; incluso, The Royal Philarmonic Orchestra de Londres, bajo la dirección de Ettore Strata, con Jorge Calandrelli, como pianista, tiene grabada una versión de Contigo en la distancia, también el tenor español Plácido Domingo, y los cantantes Caetano Veloso, brasileño, y Luis Miguel, mexicano.
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Su influencia mayor fue la de Glenn Miller, que dejó una huella imperecedera en su obra, particularmente en el aspecto tímbrico y armónico. Otra de sus influencias fue la orquesta de [[Stan Kenton]], que le preparó el oído para escuchar a [[Duke Ellington]], así como la de [[André Kostelanetz]]. Todos estos músicos le ampliaron su universo sonoro y armónico.  
  
''Contigo en la distancia'' e ''Interludio'' son dos canciones que comienzan con un recitativo; es decir, con un fragmento introductorio del tema que se adiciona al principio, pero que no es el tema fundamental, para que brille aun más y se destaque el planteamiento principal de la obra:
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Hacia 1940, entró en contacto con la obra de [[Manuel de Falla]], que escuchó junto a Ñico Rojas y [[Frank Emilio]]; el nivel como guitarrista de Ñico, y el de Frank como pianista, estimularon su interés por este compositor, y lo ayudaron a madurar como creador. Sin embargo, en el aspecto guitarrístico, fue [[Vicente González Rubiera]] (Guyún), al que conoció en [[1948]], quien lo deslumbró, al darse cuenta que la guitarra era mucho más de lo que pensaba. Cuando se encontró con él comprendió que había muchos más caminos en sus posibilidades de desarrollo.
  
''Recitativo:''
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Los miembros del movimiento filin vivieron la época del advenimiento del cine sonoro, el desarrollo de la radiodifusión y la industria discográfica; y estos medios les proporcionaron la información que contribuyó al enriquecimiento de su pensamiento artístico y musical.
  
''No existe un momento del día,<br>en que pueda apartarte de mí,<br>el mundo parece distinto<br>cuando no estás junto a mí.<br>Esto es un preámbulo para entrar en el tema fundamental:<br>No hay bella melodía<br>en que no surjas tú,<br>ni yo quiero escucharla<br>cuando me faltas tú.<br>Es que te has convertido<br>en parte de mi alma,<br>ya nada me conforma<br>si no estás tú también.<br>Más allá de tus labios<br>del sol y las estrellas,<br>contigo en la distancia,<br>amada mía, estoy.''
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Cuando escribe ''Contigo en la distancia'' en [[1946]], ya había alcanzado un nivel importante, esta canción marca el principio de su vida profesional y de una personalidad particular desde el punto de vista estilístico en el quehacer compositivo, es una canción que escribió cuando tenía 24 años, una edad en que en la vida del hombre todo se expresa con vitalidad, con fuerza, con pasión. Y, lógicamente, en este caso se enamoró de una mujer con la que tuvo gran afinidad en aquel tiempo, una mujer de una gran sensibilidad frente a la música. Cuando escribió ''Contigo en la distancia'', no tenía intención, de vivir de la música. Hacía música porque era una necesidad particular, sin aspirar a sacarle ningún beneficio económico, ya que en aquel tiempo vivía de los trabajos que hacía de pintor de brocha gorda y de las clases de guitarra. O sea, que procedía con una autenticidad, con una honestidad artística que evitaba que la canción se lastrara por urgencias de tiempo, o cualquier otra cosa que le hiciera dar por terminada la canción antes de tiempo y no le dejara, por lo tanto, pulirla. Para Cesar, el arte se define por la forma, y la emoción que uno quiere expresar artísticamente y tiene que hacerlo dentro de una forma artística lograda.  
  
Este tipo de canción se hizo mucho en los Estados Unidos por las décadas del 30, el 40, y Portillo de la Luz lo utilizó, además de en ''Interludio'', en ''Son al son''. Porque él no concibe la canción como un hecho aislado que la conforme, ni hace énfasis en uno de sus determinados componentes. Sin embargo, en la obra de César Portillo de la Luz, el hecho real, lo que interesa, es la canción misma y los vehículos que la engrandecen son los elementos armónicos, melódicos, rítmicos y el texto. Ahora bien, para él todos estos elementos son un hecho concreto, no aislado; y en ocasiones puede que destaque los aspectos melódico y armónico, sobre el texto, para después plantear la idea, con más fuerza, en una forma poética.
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La primera versión al disco de ''Contigo en la distancia'' la hizo en [[1947]], Fernando Fernández, a quien llamaban el crooner; fue una grabación de la Victor con la orquestación de [[Sergio Guerrero]]; entre 1947 y [[1953]], se graban varios discos en los que aparece esta obra, y se incluyó en el filme mexicano ''Callejera'', donde Fernando Fernández era el protagonista; posteriormente la grabó [[Andy Russell]], que fue quien puso en órbita en [[México]], de una manera pujante, la canción; esta vez orquestada por el compositor y pianista mexicano [[Mario Ruiz Armengol]], quien es, sin dudas, uno de los grandes orquestadores de la música popular en [[América Latina]], según Portillo de la Luz, «esta es, en mi opinión, la versión más lograda»; incluso, [[The Royal Philarmonic Orchestra]] de [[Londres]], bajo la dirección de [[Ettore Strata]], con [[Jorge Calandrelli]], como pianista, tiene grabada una versión de ''Contigo en la distancia'', también el tenor español Plácido Domingo, y los cantantes Caetano Veloso, brasileño, y Luis Miguel, mexicano.  
  
Sin embargo, no se propone que ninguno de los elementos se enfatice por encima de otros, sino que busca lograr un todo, y ese todo, esa resultante de los elementos conjugados al unísono, es lo que hace que logre su propósito; el hecho que él persigue: la canción. Si armónicamente brilla el mensaje por encima de todos los demás componentes, obedece a toda una serie de factores. Primero, el momento que está viviendo, lo que le rodea y lo que le brota. Puede ser primero la armonía, después el texto, pero Portillo de la Luz concreta todo esto en un solo factor: la canción como un todo acabado.
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''Contigo en la distancia'' e ''Interludio'' son dos canciones que comienzan con un recitativo; es decir, con un fragmento introductorio del tema que se adiciona al principio, pero que no es el tema fundamental, para que brille aun más y se destaque el planteamiento principal de la obra.  
  
En este período, Portillo de la Luz había alcanzado un nivel como creador, y esto le permitió hacer un programa como trovador. De 1946 data ''Realidad y fantasía'', que grabó [[Roberto Faz |Roberto Faz]] con el Conjunto Casino, y con la popularidad de esa obra, comienza a ser un compositor con cierto reconocimiento, pero es Contigo en la distancia, del mismo año, la canción que lo reafirma como compositor, y a la vez le permite, sin darse cuenta, meterse el mundo profesional de la música. Sin embargo, su verdadero debut profesional, fue en el programa ''Canciones del Mañana'' con César y Rebeca (Rebeca era la guitarra de César), que se trasmitía por la radioemisora Mil Diez. «En este programa cantaba canciones mías —que eran muy pocas—, y las que elegía de otros compositores, en particular aquellos que se movían dentro de mi cuerda. Sin embargo, mi primer programa como profesional lo hice en Radio Lavín en 1947; con él traté de vender un espacio como trovador.» En 1959, y como continuidad de aquel programa, hizo otro en Radio Progreso que se llamó ''Canciones en la Tarde'', que inicialmente fue por la noche.<br>Después de Contigo en la distancia, en 1948 compone ''Es nuestra canción'', que aunque no tuvo un éxito tan rotundo como Contigo en la distancia y más tarde ''Tú, mi delirio'', creo, dice, «que es uno de los arquetipos más interesante que he logrado desde el punto de vista armónico, melódico y del texto». En 1954 crea Canto a [[Rita Montaner |Rita Montaner]]; pero ''Tú, mi delirio'', alcanza el mismo éxito que ''Contigo en la distancia'', que Nat King Cole incluyó, interpretada al piano, con acompañamiento de orquesta, en un álbum que grabó con música cubana y de otros países de América Latina.  
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Este tipo de canción se hizo mucho en los Estados Unidos por las décadas del 30, el 40, y Portillo de la Luz lo utilizó, además de en ''Interludio'', en ''Son al son''. Porque él no concibe la canción como un hecho aislado que la conforme, ni hace énfasis en uno de sus determinados componentes. Sin embargo, en la obra de César Portillo de la Luz, el hecho real, lo que interesa, es la canción misma y los vehículos que la engrandecen son los elementos armónicos, melódicos, rítmicos y el texto. Ahora bien, para él todos estos elementos son un hecho concreto, no aislado; y en ocasiones puede que destaque los aspectos melódico y armónico, sobre el texto, para después plantear la idea, con más fuerza, en una forma poética.  
  
En 1946, Portillo de la Luz estaba haciendo armónicamente el mal llamado beguine, que es un movimiento a base de tónica, relativo menor, interdominante, dominante, cuando da a conocer ''Realidad y fantasía'', una obra atrevidísima para su época, que es un paso de avance muy grande desde el punto de vista de la composición. El autor a través de la armonía que va haciendo en la guitarra en el preludio y durante el transcurso de la canción, va sumergiendo al oyente, a partir de la relación armónica y melódica, con el vínculo sentimental que él quiere provocar, en el ambiente creado por la atmósfera melódica y armónica. Esta es una de las cosas más difíciles que tiene que enfrentar un compositor en el momento de hacer su obra, traer de forma ambiental, con todos estos elementos, a quien escucha, a ese sentimiento que él puede haber pulsado o sentido en un momento determinado, y Portillo de la Luz lo logra.
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En este período, Portillo de la Luz había alcanzado un nivel como creador, y esto le permitió hacer un programa como trovador. De 1946 data ''Realidad y fantasía'', que grabó Roberto con el [[Conjunto Casino]], y con la popularidad de esa obra, comienza a ser un compositor con cierto reconocimiento, pero es ''Contigo en la distancia'', del mismo año, la canción que lo reafirma como compositor, y a la vez le permite, sin darse cuenta, meterse en el mundo profesional de la música. Sin embargo, su verdadero debut profesional, fue en el programa [[Canciones del Mañana]] con César y Rebeca (Rebeca era la guitarra de César), que se trasmitía por la [[radioemisora Mil diez]]. Sin embargo, su primer programa como profesional lo hizo en [[Radio Lavín]] en 1947; con él trató de vender un espacio como trovador. En [[1959]], y como continuidad de aquel programa, hizo otro en [[Radio Progreso]] que se llamó [[Canciones en la Tarde]], que inicialmente fue por la noche.  
  
En ''Amor es eso'', el compositor se plantea algo similar a ''Realidad y fantasía''; sobre la cual Martín Rojas dice: «Para mí, Amor es eso es una de las canciones más grandes que César ha hecho y que refleja (igual que ''Realidad y fantasía'') la relación de crear el sentimiento en quien escucha a través de lo que él va dando en la guitarra, y en su voz, con la melodía y la armonía. Es increíble; hace una progresión cromática de una manera muy inteligente. Viene desde la tónica, bajando hasta la dominante y la quinta por medios tonos, pero de una forma agradable, nada forzada, muy fluida; y después traslada esto una cuarta más arriba; es decir, a la subdominante. Aquí maneja el concepto de frase y semifrase a la hora de construir, pero de una forma empírica, porque él no conoce eso. Es una obra orgánica, muy espontánea. Porque eso, si lo hace un compositor que haya estudiado forma, composición, contrapunto, quizás no lo logre; y este hombre, con una fluidez increíble lo pudo hacer.  
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Después de ''Contigo en la distancia'', en 1948 compone ''Es nuestra canción'', que aunque no tuvo un éxito tan rotundo como ''Contigo en la distancia'' y más tarde '', mi delirio''. En [[1954]] crea ''Canto a [[Rita Montaner]]''; pero ''Tú, mi delirio'', alcanza el mismo éxito que ''Contigo en la distancia'', que Nat King Cole incluyó, interpretada al piano, con acompañamiento de orquesta, en un álbum que grabó con música cubana y de otros países de América Latina.  
  
Armónicamente esta obra no tiene grandes complejidades, pero el movimiento cromático es de un gran ingenio y buen gusto. Esto lo había hecho Glenn Miller en algunas de sus obras». Determinadas circunstancias personales pueden provocar en el compositor ideas que luego vuelca en sus canciones, pero Portillo de la Luz no es un creador de coyunturas. Al respecto dice: «Yo no soy esclavo de las circunstancias, pero si en medio de mi trabajo habitual surge una canción coyuntural, la hago y luego sigo con lo de siempre. Yo no me detengo en la coyuntura, sigo. Cada día hay más cosas a las cuales cantarle; la vida es cada vez más rica en este país. El amor no es un tema coyuntural, del momento, y sin embargo, la gente necesita ver su vida sentimental proyectada en toda obra que cante al amor, al amor trascendido.» Así, una circunstancia que puede ser desagradable, quizás dolorosa, como el divorcio, puede motivar una obra que, sin embargo, es optimista. Es el caso de ''Canción de un festival''.  
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En 1946, Portillo de la Luz estaba haciendo armónicamente el mal llamado beguine, que es un movimiento a base de tónica, relativo menor, interdominante, dominante, cuando da a conocer ''Realidad y fantasía'', una obra atrevidísima para su época, que es un paso de avance muy grande desde el punto de vista de la composición. El autor a través de la armonía que va haciendo en la guitarra en el preludio y durante el transcurso de la canción, va sumergiendo al oyente, a partir de la relación armónica y melódica, con el vínculo sentimental que él quiere provocar, en el ambiente creado por la atmósfera melódica y armónica. Esta es una de las cosas más difíciles que tiene que enfrentar un compositor en el momento de hacer su obra, traer de forma ambiental, con todos estos elementos, a quien escucha, a ese sentimiento que él puede haber pulsado o sentido en un momento determinado, y Portillo de la Luz lo logra.  
  
En ella dice:
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La canción, trazada con soltura en el diseño melódico que caracteriza a su autor y concebida dentro del más puro estilo filin, es portadora de un nuevo ingrediente en el texto, al desarrollarse la temática amorosa más allá del conflicto íntimo, con la mirada vuelta hacia afuera, hacia las calles, los parques y la ciudad que le sirve de escenario. Pero en el momento que esto ocurre, y paralelo a él, Portillo de la Luz en sus textos y armonía, giraba hacia otras direcciones, aunque sin apartarse totalmente del filin. Esto es evidente en ''Es nuestra canción'', 1948; ''Al hombre nuevo'', [[1967]]; ''Canción a la canción'', ''La hora de todos'', y ¡''Oh! valeroso Vietnam'', [[1968]]; en las cuales, cada nuevo problema le planteaba soluciones artísticas diferentes, como ha ocurrido, a través de la historia de la música, con los grandes creadores, y César es uno de ellos. Como compositor, lo que define más decididamente la manera de hacer de César es la concisión, resultado de la habitual concentración de todas sus fuerzas espirituales hacia un objetivo determinado. Esto por una parte; por la otra, en cada nueva canción ha aportado algo nuevo a su obra, un paso ascendente con respecto a las demás y, por ende, ha enriquecido el caudal de la música cubana.
  
''Por eso quiero, cuando me recuerdes<br>que sea sin rencor, dolor ni pena<br>porque al fin<br>son las horas de amor y de dicha<br>las que vale la pena guardar,<br>para poder encontrar cada día<br>la razón de vivir.''
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Al componer, Portillo de la Luz deja madurar las ideas; no escribe hasta que no está del todo satisfecho con lo que se le acaba de ocurrir; de ahí la pulcritud y acabado de sus obras, de la adecuación entre melodía y armonía. Siempre trata de desarrollar su discurso melódico dentro de cierto cauce armónico; previendo sus enlaces, toda su articulación; a partir de ahí es que trata de que haya una estrecha articulación de expresión entre el discurso melódico y el curso del acompañamiento armónico. A su vez, este discurso melódico que sirve de soporte al discurso prosódico, tiene que tener también una unidad de estilo.  
  
La canción, trazada con esa soltura en el diseño melódico que caracteriza a su autor y concebida dentro del más puro estilo filin, es portadora de un nuevo ingrediente en el texto, al desarrollarse la temática amorosa más allá del conflicto íntimo, con la mirada vuelta hacia afuera, hacia las calles, los parques y la ciudad que le sirve de escenario. Pero en el momento que esto ocurre, y paralelo a él, Portillo de la Luz en sus textos y armonía, giraba hacia otras direcciones, aunque sin apartarse totalmente del filin. Esto es evidente en ''Es nuestra canción'', 1948; ''Al hombre nuevo'', 1967; ''Canción a la canción, La hora de todos'', y ¡''Oh! valeroso Vietnam'', 1968; en las cuales, cada nuevo problema le planteaba soluciones artísticas diferentes, como ha ocurrido, a través de la historia de la música, con los grandes creadores, y César es uno de ellos. En ese sentido dijo: «Entiendo que mi labor como compositor e intérprete de canciones es una función cultural que interesa al desarrollo de la imaginación del hombre y a la vez le ayuda a mantener viva su sensibilidad, tan necesaria a su categoría zoológica. Creo, además, que este arte —por manejar entre otras cosas la palabra, es decir el pensamiento, las ideas— puede, sin descuido de su correspondiente rigor, ayudar al desarrollo y reafirmación de la conciencia social. Por estas consideraciones es que defino mi labor creadora como una función cultural o sociocultural».
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Muchos piensan que la inspiración es un estado divino, que hay que esperar que «baje» para componer, escribir o pintar. Pero César concibe «la canción como un estado de emoción estética y compulsión creadora. Si estos elementos se manejan a partir del conocimiento de las estructuras formales, siempre se producirá una obra que despierte la emoción de los demás».  
  
Como compositor, lo que define más decididamente la manera de hacer de César es la concisión, resultado de la habitual concentración de todas sus fuerzas espirituales hacia un objetivo determinado. Esto por una parte; por la otra, en cada nueva canción ha aportado algo nuevo a su obra, un paso ascendente con respecto a las demás y, por ende, ha enriquecido el caudal de la música cubana.
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En [[1966]], motivado por su participación en una jornada de trabajo agrícola, escribe una canción que pudiera considerarse un preámbulo de otras que vendrán después. En 1968 hace una canción basada en un personaje de un cuento de [[Onelio Jorge Cardoso]]; y recrea el personaje de Pedro, el trovador, del cual aparece el esqueleto en una cueva. El cuento se titula “Nadie me encuentre ese muerto” [1968]. Es un regodeo de los cuentos de aparecidos de los campesinos, pero a partir de uno de los personajes de Onelio, por lo cual comienza a apartarse un poco de tratar en sus canciones solo el tema amoroso para proponerse también otros, con temas que no son vivencias suyas propiamente dichas. Empieza un poco a diversificar su temática. Entonces, en esa misma etapa, es que compone ''Canción a la canción'', en donde habla de la propia canción, en la que está planteándose otros temas que no parten de la emoción amorosa, sino de una manera de reflejar un poco la vida, resaltar cosas que pueden tener interés en la vida y que no sean a partir de una vivencia suya en particular; siendo un trabajo más intelectual.  
  
Según el compositor y guitarrista Martín Rojas: «César es, curiosamente para mí, y creo que para todo aquel que le gusta la armonía aplicada de una forma consecuente y seria, quizás el compositor que respondiendo a la época del filin, sea el más prolífico en el momento de dar de sí lo que tiene dentro, no solamente por la influencia —cosa que rodea a todo músico, y por la cual hacemos en muchas ocasiones el intento de renovar y de crear. Creo firmemente que sin la influencia externa, aun cuando se tenga talento, no se puede dar más sin ese nivel de información. Pero en el caso de César esto es muy curioso: y es que él aporta dentro de la corriente filin, y aun más allá, la canción con toda una serie de valores armónicos, que quizás si los bebió o los absorbió fue del éter; pero no de una influencia directa, quiero decir. Es decir, no es el músico que se sienta a escuchar detenidamente, a extraer del entorno citas para crear. Y esto es una cosa que obra mucho en su favor; digo en su favor, partiendo que yo estimo —y esta es mi opinión muy particular— que el caso de César es lo más cercano a la genialidad que yo conozco dentro de los compositores del movimiento filin. Digo en el caso del filin, porque es el momento en que él surge; o sea, es su origen y responde a él, aunque lo trasciende; porque incluso es capaz de hacer la canción ya no atado al concepto del filin, sino la canción misma por la canción. Es muy difícil expresar esto si no digo de antemano que no soy de los que busca la forma de enmarcar en tiempo y época un estilo y una forma de tocar. Porque es que nosotros buscamos siempre una casillita para cada cosa; y creo que eso es un error. En materia musical no se puede hacer eso; no se puede porque siempre surgen elementos que te rompen los esquemas de tal forma, que te das cuenta que no los puedes enmarcar, digamos, del 40 al 60, porque se van de ese marco; no están circunscritos al hecho de determinada época o década en la que tú quisieras situarlos».
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Entonces, en una misma etapa, ya después, en 1967, escribió su primera canción sobre la guerra de [[Viet Nam]], que es un trabajo de tesis: ''La hora de todos''. Al año siguiente escribe ''¡Oh, valeroso [[Viet&nbsp;Nam]]'', y en 1968 la canción homenaje a [[Ernesto ''Che'' Guevara|Ernesto ''Che'' Guevara]], que por cierto es la primera canción que se escribió sobre el mismo. Después, en [[1973]], hace arenga para continuar una batalla, que trata del golpe de estado a [[Salvador Allende]]. En su letra plantea el terror revolucionario contra el terror contrarrevolucionario. Es un poco de especulación poética, pero en función de un panfleto propio de ese momento, como una contribución a la reflexión respecto a ese momento.  
  
Al componer, Portillo de la Luz deja madurar las ideas; no escribe hasta que no está del todo satisfecho con lo que se le acaba de ocurrir; de ahí la pulcritud y acabado de sus obras, de la adecuación entre melodía y armonía. «En mí surge todo primero como un gran esbozo; un gran esbozo integral, donde está el asunto que quiero tratar y en el lenguaje literario que pienso le corresponde de acuerdo con el discurso melódico; o sea, con la dinámica que requiere el discurso melódico para que se integre al espíritu del discurso prosódico y después al cauce armónico que se desprende de él. Quizás haya un preámbulo en el acompañamiento armónico en la misma estructura del discurso melódico; pues yo la melodía no la pienso como una cosa simple. Yo entiendo la melodía como la destilación de un curso armónico, de todo un enlace armónico, como si la armonía fuera un canto a voces y de ese canto a voces extrajera una voz que se convierte en el discurso melódico principal. Yo planifico el empleo de la armonía con mucha mesura; quizás precisamente porque no soy un guitarrista de gran destreza en la ejecución, y como hago una música reposada, donde los valores largos tienen mucha presencia —las notas de larga duración—, pues esto me obliga a pensar en una armonía que dinámicamente no se contradiga ni cree una nebulosa respecto al discurso melódico. Siempre trato de desarrollar mi discurso melódico dentro de cierto cauce armónico; preveo sus enlaces, toda su articulación; a partir de ahí es que trato de que haya una estrecha articulación de expresión entre el discurso melódico y el curso del acompañamiento armónico. A su vez, este discurso melódico que sirve de soporte al discurso prosódico, tiene que tener también una unidad de estilo. Siempre trato de que el discurso melódico no esté sugiriendo otra cosa, algo de carácter distinto a lo que se plantea en el texto. Es una tesis de trabajo; es una dramaturgia, en que esos elementos los voy conduciendo paralelamente a partir, digamos, de un boceto general que se produce en mi mente por intuición; es decir, me vienen ideas que voy discriminando hasta redondear la articulación más lograda de todos esos elementos. Es así como yo entiendo que se produce en mí —no te estoy diciendo que yo hago—, sino que se produce en mí la intuición de la dramaturgia que empleo en mis canciones; y, por lo tanto, la armonía que debe acompañarla».
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Comienza a tener otras inquietudes que no son las de sublimar sus vivencias amorosas; es decir, ya no es una cosa personal. En este período trata también de que su trabajo exprese cosas que puedan ser de interés para otros. A eso contribuye el contexto social en que vive; y, además, de que a partir de que posee una cierta seguridad de respuesta a lo que la gente puede compartir con él.  
  
Sobre la intuición en el proceso de creación expresó: «El artista tiene que intuir, inventar, crear la forma adecuada a la finalidad que se propone en la canción; la tiene que inventar, porque él es una especie de balance, y la necesidad es la que impone ese tipo de balance de los distintos elementos; y, por tanto, tiene que tener un dominio de lo que se propone hacer. Yo creo mucho en la intuición. Lo que determina la naturaleza de un artista son las intuiciones. El conocimiento ayuda mucho a lograr cosas, pero en el arte muchas cosas no están previstas, porque el arte va mucho más allá de la lógica común. Hablando de mi generación, de la gente del movimiento filin, fuimos artistas que pensábamos con espontaneidad y un gran candor. Nos dejábamos llevar por nuestras emociones y nuestra naturaleza sensitiva. Ese era nuestro equilibrio emocional. La gente del filin despunta sin proponerse ser músicos profesionales. No partimos de reglas académicas, ni sabíamos qué hacer ni cómo hacerlo; fuimos un producto lógico de la evolución histórica de la cultura y del arte».
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Por los años 70 realiza la ''Canción de los juanes'', que es una canción al hombre y al trabajo, donde la tesis es que todo trabajo es importante, y habla de Juan Panadero, Juan Albañil, Juan el Fusil fusil de [[abril]]; es un trabajo con otras inquietudes. Esto significa una transformación desde el punto de vista profesional.  
  
Muchos piensan que la inspiración es un estado divino, que hay que esperar que «baje» para componer, escribir o pintar. Pero César concibe «la canción como un estado de emoción estética y compulsión creadora. Si estos elementos se manejan a partir del conocimiento de las estructuras formales, siempre se producirá una obra que despierte la emoción de los demás».
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Su principal propósito es seguir expresando cosas desde la canción, pero con temas diversos; entre ellos la canción de amor, de crítica a ciertas formas del comportamiento humano, como las que ha hecho en los casos de los mecenas, los miméticos, los oportunistas, los iconoclastas, los prepotentes y los perdonavidas.  
  
Completa esta idea cuando dice que en «cuanto a los caminos para equilibrar emoción y compulsión, hay uno muy simple: el oficio; pero este puede ser un arma de dos filos: puede servir simplemente para calcar estructuras ya existentes; en ese caso no accedemos a la atmósfera de lo que es propiamente la creación»; porque cuando una manera de hacer, desde el punto de vista del mercado, resulta exitosa, se convierte en un esquema. Evitarlo, dice, «fue lo que me facilitó ir trascendiendo el lenguaje artístico con que me expresaba».
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César piensa que la madurez de uno como hombre lo capacita para motivarse con otras cosas menos egoístas, que no sean sus propias pasiones amorosas. No conforme con lo realizado, y en búsqueda por renovar su lenguaje, Portillo de la Luz llegó a la conclusión de que en sus últimos trabajos hay un ritmo y un juego con las palabras que es completamente guilleniano, sin que haya tenido la intención de manejarla; porque, además, se considera un diletante de la poesía de [[Nicolás Guillén]]; es decir, no es un estudioso de su poesía, no la conoce profundamente como para ponerse a trabajar a partir de ella. La poesía de Guillén fue dándose en él como un código sin que se diera cuenta.
  
En 1966, motivado por su participación en una jornada de trabajo agrícola, escribe una canción que pudiera considerarse un preámbulo de otras que vendrán después. Al respecto expresa: «Siempre hay preámbulos, generalmente hay preámbulos. O sea, uno comienza con los primeros atisbos de una cosa que no acaba todavía, yo la considero una canción política. Lo que pudiera ser es lo siguiente: a lo mejor lo que se inicia ahí es mi tercera etapa, pero con cierto paralelismo con la anterior, donde comienzo a trabajar esta canción al trabajo, donde recreo y exalto un tema que no es amoroso. En 1968 hago una canción basada en un personaje de un cuento de [[Onelio_Jorge_Cardoso|Onelio Jorge Cardoso]]; yo recreo el personaje de Pedro, el trovador, del cual aparece el esqueleto en una cueva. El cuento se titula “Nadie me encuentre ese muerto” [1968]. Es un regodeo de los cuentos de aparecidos de los campesinos, pero a partir de uno de los personajes de Onelio. Ya estoy apartándome un poco de tratar en mis canciones solo el tema amoroso para proponerme también otros, con temas que no son vivencias mías propiamente dichas. Empiezo un poco a diversificar mi temática. Entonces, en esa misma etapa, es que hago ''Canción a la canción'', en donde hablo de la propia canción, en la que estoy planteándome otros temas que no parten de la emoción amorosa, sino de una manera de reflejar un poco la vida, resaltar cosas que pueden tener interés en la vida y que no sean a partir de una vivencia mía en particular; es un trabajo más intelectual si se quiere. Entonces, en una misma etapa, ya después, en 1967, escribo mi primera canción sobre la guerra de Viet Nam, que es un trabajo de tesis: ''La hora de todos''. Al año siguiente escribo ''¡Oh!, valeroso Viet Nam'', y en 1968 mi canción homenaje al Che, que por cierto es la primera canción que se escribió sobre el mismo. Después, en 1973, hice Arenga para continuar una batalla, que trata del golpe de estado que le dan a Allende, que es completamente panfletaria. En su letra estoy planteando el terror revolucionario contra el terror contrarre-volucionario... Es un poco de especulación poética, pero en función de un panfleto propio de ese momento, como una contribución a la reflexión respecto a ese momento.<br>Ya tengo otras inquietudes que no son las de sublimar mis vivencias amorosas; es decir, ya no es una cosa personal. En este período estoy tratando también de que mi trabajo exprese cosas que puedan ser de interés para otros. A eso contribuye el contexto social en que estoy viviendo; y, además, de que a partir de que poseo una cierta seguridad de respuesta a lo que la gente puede compartir conmigo, como puede compartir la canción de amor que habla de mis vivencias, que además es parecida a las suyas.
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== Obras  ==
  
Por los años 70 hago la ''Canción de los juanes'', que es una canción al hombre y al trabajo, donde la tesis es que todo trabajo es importante, y hablo de Juan Panadero, Juan Albañil, Juan el Fusil —fusil de abril—; es un trabajo con otras inquietudes. Esto significa una transformación desde el punto de vista profesional; porque no quiero abroquelarme; es decir, seguir apegado a una tendencia amorosa, sino ampliar los colores de mi paleta, como diría un pintor, y quiero pintar no sólo óleo, sino también acuarelas, en fin, hacer otras cosas.
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*''Concierto gris'', 1946
 
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*''Contigo en la distancia'', 1946
Yo me propongo seguir expresando cosas desde la canción, pero con temas diversos; entre ellos la canción de amor, de crítica a ciertas formas del comportamiento humano, como las que he hecho en los casos de los mecenas, los miméticos, los oportunistas, los iconoclastas, los prepotentes y los perdonavidas; voy a seguir cantando sobre esas cosas.»
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*''Estampa bohemia'', 1946
 
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*''Noche cubana'', 1946
Pero, ¿por qué abandonar la canción de amor?: «Yo, cuando hago una canción a partir de que sublimo una vivencia que considero que es bastante universal (porque las vivencias amorosas del hombre son vivencias comunes, en fin de cuentas, a todos los congéneres de la tierra), estoy exaltando en esa canción mis vivencias, y con ellas estoy plasmando las de un montón de gentes. Entonces me complace compartir esa expresión, que no es única, con otros que la pueden compartir también conmigo. Todos estos elementos tienen que irse apoyando unos a otros y nada puede quedar fuera del espíritu fundamental de la intención de la obra.
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*''Realidad y fantasía'', 1946
 
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*''Perdido amor'', 1947
Un trabajo donde me planteé un problema así fue en ''Canción para ese día''. Pienso que esta obra es la expresión de una madurez, de un dominio de la composición; porque en ella yo sí trabajé con una tesis, a partir de una idea, de un propósito quiero decir. Es una canción un poco autobiográfica. Sé de la virtualidad que tiene la canción trovadoresca como expresión humana, que ha sido mantenida en el tiempo por distintas generaciones, y que es cultura popular precisamente porque ha sobrevivido en medio de una gran evolución de la música.»
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*''Es nuestra canción'', 1948
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*''Vuelve a vivir'', [[1949]]
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*''Canto a Rita'', 1954
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*''Chachachá de las pepillas'', 1954
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*''Sabrosón'', 1954
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*''Tú, mi delirio'', 1954
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*''Dime si eres tú'', [[1962]]
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*''Canción de un festival'', [[1963]]
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*''Al hombre nuevo'', 1967
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*''Amor 67'', 1967
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*''Canción a la canción'', 1968
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*''La hora de todos'', 1968
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*''!Oh! valeroso Viet Nam'', 1968
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*''Amor es eso'', [[1970]]
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*''Canción sobre un cuento de Onelio'', 1970
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*''Interludio'', [[1972]]
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*''Arenga para continuar una batalla'', 1973
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*''En esta fecha'', [[1978]]
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*''Canción de los juanes'', [[1979]]
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*''Son al son'', [[1980]]
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*''Canción breve para el juglar'', [[1983]]
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*''Canto, luego existo'', 1983
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*''La cuestión'', 1983
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*''Monólogo in blue'', 1983
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*''Muestrario'', 1983
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*''Señora mexicana'', 1983
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*''Son de a verdad'', 1983
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*''Canción para ese día'', [[1987]]
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*''Gracias señora M'', [[1995]]
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*''Forever Frank'', [[1998]]
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*''Como una flor'', [[2003]].
  
No obstante, César piensa «que la madurez de uno como hombre lo capacita para motivarse con otras cosas menos egoístas, que no sean tus propias pasiones amorosas», lo que no invalida, desde luego, antes bien la ponderan, hacer canciones de amor. No conforme con lo realizado, y en búsqueda por renovar su lenguaje, Portillo de la Luz llegó a la conclusión de que: «En las últimas cosas que he escrito hay un ritmo y un juego con las palabras que es completamente guilleniano, sin que yo haya tenido la intención de manejarla; porque, además, yo soy un diletante de la poesía de [[Nicolás Guillén |Guillén]]; es decir, no soy un estudioso de su poesía, no la conozco profundamente como para ponerme a trabajar a partir de ella. La poesía de Guillén fue dándose en mí como un código sin yo darme cuenta; y este código sale de mi subconsciente y va a ser consciente en un momento dado en que estoy creando. Por ejemplo, en ''Canto, luego existo'' [''Quien por mi canto piense que no piense/ que no he pensado yo por lo que canto/ si cuando canto canto lo que pienso/ y porque pienso vivo cuando canto''], yo siento que eso es guilleniano completamente; pienso que si a lo mejor yo me hubiera puesto a trabajar en esa tendencia, a lo mejor no lo logro; pero el marco referencial va creando un código en el subconsciente. Por eso pienso que sobre psicología y arte hay que escribir muchísimo, pero sobre todo sobre el arte popular.»
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== Premio ==
 
 
El 15 de abril de 2004, la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música, le otorgó, en su VIII edición, el Premio Latino a Toda a Una Vida, en ceremonia efectuada en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, España.
 
 
 
= Obras =
 
 
 
*''Concierto gris'', 1946
 
*''Contigo en la distancia'', 1946
 
*''Estampa bohemia'', 1946
 
*''Noche cubana'', 1946
 
*''Realidad y fantasía'', 1946
 
*''Perdido amor'', 1947
 
*''Es nuestra canción'', 1948
 
*''Vuelve a vivir'', 1949
 
*''Canto a Rita'', 1954
 
*''Chachachá de las pepillas'', 1954
 
*''Sabrosón'', 1954
 
*''Tú, mi delirio'', 1954
 
*''Dime si eres tú'', 1962
 
*''Canción de un festival'', 1963
 
*''Al hombre nuevo'', 1967
 
*''Amor 67'', 1967
 
*''Canción a la canción'', 1968
 
*''La hora de todos'', 1968
 
*''Oh! valeroso Viet Nam'', 1968
 
*''Amor es eso'', 1970
 
*''Canción sobre un cuento de Onelio'', 1970
 
*''Interludio'', 1972
 
*''Arenga para continuar una batalla'', 1973
 
*''En esta fecha'', 1978
 
*''Canción de los juanes'', 1979
 
*''Son al son'', 1980
 
*''Canción breve para el juglar'', 1983
 
*''Canto, luego existo'', 1983
 
*''La cuestión'', 1983
 
*''Monólogo in blue'', 1983
 
*''Muestrario'', 1983
 
*''Señora mexicana'', 1983
 
*''Son de a verdad'', 1983
 
*''Canción para ese día'', 1987
 
*''Gracias señora M'', 1995
 
*''Forever Frank'', 1998
 
*''Como una flor'', 2003.
 
  
= Bibliografía =
+
El [[15 de abril]] de [[2004]], la [[Academia de las Artes y las Ciencias de la Música]], le otorgó, en su VIII edición, el [[Premio Latino a Toda Una Vida]], en ceremonia efectuada en el [[Palacio Municipal de Congresos de Madrid]], [[España]].
  
*Leonardo Acosta. ''Raíces del jazz latino. Un siglo de jazz en Cuba''. Barranquilla, Editorial La Iguana Ciega, 2001.
+
== Bibliografía ==
*Coriún Aharonián. «Conversación con César Portillo de la Luz. “Y porque pienso vivo cuando canto”». Casas de las Américas (La Habana) (190): 141-146, enero-marzo de 1993.
 
*Adriana Belmonte. «Hamel tenía filin». Revolución y Cultura (La Habana) (27): 50-55, noviembre de 1974.
 
*Ciro Bianchi Ross. «Portillo de la Luz: vivo cuando canto». Revolución y Cultura (La Habana), época IV, año 43 (4): 13-16, julio-agosto de 2001.
 
*Luis Antonio Bigott. ''Historia del bolero cubano (1883-1959).'' Caracas, Ediciones Los Heraldos Negros, C. A., 1993.
 
*Jorge Bocanera. «Esa canción se resiste a morir». Granma. Resumen Semanal (La Habana), 20 de enero de 1991: 6.
 
*Joaquín Borges-Triana. «César Portillo. Honor a quien honor merece». El Caimán Barbudo (La Habana), año 38 (323): 28-29, julio agosto de 2004.
 
*Alejo Carpentier. «Introducción al feeling». En: Temas de la lira y del bongó. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1994.
 
*Cayo. «Cuando el feeling tiene feeling». Rotograbado de Revolución (La Habana), 9 de junio de 1963: 14; «Filin: habla César Portillo de la Luz». Revolución (La Habana), 22 de noviembre de 1963: 12-13.
 
*Félix Contreras. ''Porque tienen filin.'' Santiago de Cuba Editorial Oriente, 1989.
 
*Arturo García Hernández. «El bolero, cronista del drama amoroso: César Portillo de la Luz». La Jornada (México), 27 de febrero de 1995: 25.
 
*Radamés Giro. ''El filin de César Portillo de la Luz''. Madrid, Fundación Autor, 1998.
 
*«Portillo de la Luz con uno de los premios Latino 2004». Granma (La Habana), 8 de abril de 2004: 6.
 
*Pedro de la Hoz. «César, Rita, el Gato y los boleros». Granma (La Habana), 12 de junio de 2004: 6.
 
*Helio Orovio. «César Portillo de la Luz: toda música es cultura». Unión (La Habana) (3-4): 24-27, 1986.
 
*Jorge Ignacio Pérez. «Portillo hoy en la distancia. No basta con tener notoriedad». Bohemia (La Habana), año 93 (5): 4-7, 9 de marzo de 2001.
 
*Jaime Rico Salazar. ''Cien años de boleros'' [2da. ed.]. Bogotá, Centro de Estudios Musicales, 1988.
 
*Sahily Tabares. «César Portillo de la Luz. Voy a morir siendo cubano». Bohemia (La Habana) (20): 56-58, 27 de septiembre de 1996. *Marta Valdés. «La invitación de Talía». Revolución (La Habana), 2 de mayo de 1960: 29; ''Portillo de la Luz: cancionero mínimo''. Matanzas, Ediciones Vigía, s.a.
 
  
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*[[Leonardo Acosta]]. ''Raíces del jazz latino. Un siglo de jazz en Cuba''. [[Barranquilla]], [[Editorial La Iguana Ciega]], [[2001]].
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*[[Coriún Aharonián]]. «Conversación con César Portillo de la Luz. “Y porque pienso vivo cuando canto”». [[Casa de las Américas]] ([[La Habana]]) (190): 141-146, [[enero]]-[[marzo]] de [[1993]].
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*[[Adriana Belmonte]]. «Hamel tenía filin». [[Revista Revolución y Cultura]] (La Habana) (27): 50-55, [[noviembre]] de [[1974]].
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*[[Ciro Bianchi Ross]]. «Portillo de la Luz: vivo cuando canto». Revolución y Cultura (La Habana), época IV, año 43 (4): 13-16, [[julio]]-[[agosto]] de 2001.
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*[[Luis Antonio Bigott]]. ''Historia del bolero cubano ([[1883]]-1959)''. [[Caracas]], [[Ediciones Los Heraldos Negros]], C. A., 1993.
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*[[Jorge Bocanera]]. «Esa canción se resiste a morir». [[Granma]]. Resumen Semanal (La Habana), [[20 de enero]] de [[1991]]: 6.
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*[[Joaquín Borges-Triana]]. «César Portillo. Honor a quien honor merece». [[El Caimán Barbudo]] (La Habana), año 38 (323): 28-29, julio-agosto de 2004.
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*[[Alejo Carpentier]]. «Introducción al feeling». En: Temas de la lira y del bongó. La Habana, [[Editorial Letras Cubanas]], [[1994]].
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*Cayo. «Cuando el feeling tiene feeling». Rotograbado de Revolución (La Habana), [[9 de junio]] de 1963: 14;
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*«Filin: habla César Portillo de la Luz». [[Revolución]] (La Habana), [[22 de noviembre]] de 1963: 12-13.
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*[[Félix Contreras]]. ''Porque tienen filin.'' [[Santiago de Cuba]] [[Editorial Oriente]], [[1989]].
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*[[Arturo García Hernández]]. «El bolero, cronista del drama amoroso: César Portillo de la Luz». [[La Jornada]] ([[México]]), [[27 de febrero]] de 1995: 25.
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*[[Radamés Giro]]. ''El filin de César Portillo de la Luz''. Madrid, [[Fundación Autor]], 1998.
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*«Portillo de la Luz con uno de los premios Latino 2004». Granma (La Habana), [[8 de abril]] de 2004: 6.
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*[[Pedro de la Hoz]]. «César, Rita, el Gato y los boleros». Granma (La Habana), [[12 de junio]] de 2004: 6.
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*[[Helio Orovio]]. «César Portillo de la Luz: toda música es cultura». Unión (La Habana) (3-4): 24-27, [[1986]].
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*[[Jorge Ignacio Pérez]]. «Portillo hoy en la distancia. No basta con tener notoriedad». [[Bohemia]] (La Habana), año 93 (5): 4-7, [[9 de marzo]] de 2001.
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*[[Jaime Rico Salazar]]. ''Cien años de boleros'' [2da. ed.]. [[Bogotá]], [[Centro de Estudios Musicales]], [[1988]].
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*[[Sahily Tabares]]. «César Portillo de la Luz. Voy a morir siendo cubano». Bohemia (La Habana) (20): 56-58, [[27 de septiembre]] de [[1996]].
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*[[Marta Valdés]]. «La invitación de Talía». Revolución (La Habana), [[2 de mayo]] de [[1960]]: 29;
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*''Portillo de la Luz: cancionero mínimo''. Matanzas, [[Ediciones Vigía]], s.a.
  
Fuente
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==Fuente==
  
Radamés Giro. ''Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba.'' Edtorial Letras Cubanas, La Habana, 2009.
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*[[Radamés Giro]]. ''Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba''. Editorial Letras Cubanas, La Habana, [[2009]].  
  
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{{NF|1922|2013|Portillo de la Luz, Cesar}}
  
[[Category:Música]]
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[[Categoría: Músicos de La Habana]]
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[[Categoría: Premio Nacional de Música]]
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[[Categoría: Orden Félix Varela]]
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[[Categoría: Compositores de Cuba]]
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[[Categoría: Letristas de Cuba]]

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César Portillo de la Luz
Información sobre la plantilla
Cesar portillo 1.jpeg
Nacimiento31 de octubre de 1922
ciudad de La Habana,
República de Cuba Bandera de Cuba
Fallecimiento4 de mayo de 2013
ciudad de La Habana,
República de Cuba Bandera de Cuba
ResidenciaLa Habana
Nacionalidadcubana
Ciudadaníacubana
Ocupaciónmúsico, compositor, letrista
PadresPedro y Consuelo
Obras destacadasContigo en la distancia, Tú, mi delirio, Interludio
PremiosOrden Félix Varela Orden Félix Varela

César Portillo de la Luz (La Habana, 31 de octubre de 1922 - La Habana, 4 de mayo de 2013) fue un compositor y cantante cubano, uno de los fundadores del fílin junto con José Antonio Méndez y otros compositores.

Su música ha servido de tema para el cine y ha sido grabada en varios países, se distinguen por un texto de gran elaboración poética, un amplio sentido armónico y líneas melódicas de gran riqueza.

Biografía

A los 19 años de edad se inicia en el canto acompañado de su guitarra. Durante la segunda década de los años cuarenta, Portillo de la Luz, junto a figuras de la talla de José Antonio Méndez, Ñico Rojas, Rosendo Ruiz (hijo), Aida Diestro y Elena Burke, entre otros, inician un género que, con nuevos elementos expresivos y en el contexto de la canción trovadoresca cubana, establece un diálogo de gran realismo con el público a través de la emoción y la estructura sintáctica del bolero, al que dan el nombre de feeling.

Entre 1940 y 1950, su labor se hace relevante dentro del ambiente trovadoresco, presentándose en centros nocturnos y famosos cabarets de la capital como el Sans-Souci y el Pico Blanco del Hotel St. John.

Su vasta obra autoral ha enriquecido el patrimonio de la cancionística cubana con canciones como Contigo en la distancia y Tú mi delirio, las que cuentan con más de 100 versiones; otras como Noche cubana, Sabrosón, Realidad y Fantasía y Canción de un festival, también han alcanzado una amplia difusión internacional y lo han acreditado como importante cantautor.

Sus temas han sido interpretados por afamadas figuras como Nat King Cole, Lucho Gatica, Pedro Vargas, Fernando Fernández, Luis Mariano, Luis Miguel, Plácido Domingo, Caetano Veloso, María Bethania, Osdalgia Lesmes y la Orquesta Sinfónica de Londres entre otros.

Diversos escenarios de Europa y América han conocido sus inolvidables composiciones y apreciado sus conferencias y clases de guitarra.

Vida profesional

Inició su carrera artística con un trío integrado por Cheo Herrera, guitarra; Ignacio Herrera, tres, y él como cantante. Desde el principio estuvo relacionado con los soneros, entre ellos el guitarrista Enrique Vinajera, esto influyó en su afición por la guitarra, instrumento que ejecutó por vez primera en 1939.

Con Vinajera aprendió, de forma empírica, las primeras posiciones de este instrumento; posteriormente, con Enrique Cárdenas, de quien escuchó su interpretación de Recuerdo de la Alhambra, de Francisco Tárrega, algo de la técnica guitarrística. Así fue descubriendo dónde empezaba el acorde y los otros intervalos que daban lugar a la tríada, que es el acorde más elemental que se puede construir; a partir de ahí aprendió a buscar los sonidos para formar un acorde, cómo aplicarlo y cómo colocar los dedos para construir la posición y su digitación.

Hacia 1938, Portillo de la Luz estaba al tanto de todo lo que aparecía, musicalmente hablando, en el cine: tango, huapango, canción, y la música que se escuchaba en la banda sonora de los filmes norteamericanos, en particular, el acompañamiento de la orquesta y la armonía que utilizaban los compositores.

En ese momento comenzó a discriminar lo que escuchaba, y esto lo indujo a escuchar jazz, dirigió su atención a la música de fondo de la banda sonora como subrayado dramático, a la acción y al diálogo, a la imagen y al diálogo, y a las revistas musicales, como Bataclán, Volando hacia Río de Janeiro, y las de Ginger Rogers y Fred Astaire; es decir, lo que se producía en el cine musical norteamericano de aquella época. Así aprendió a subrayar en su música, el espíritu o el carácter del texto que se planteaba en la canción. Por ahí le llegó el impresionismo; más tarde comprendió que la mayor parte de la música que se utilizaba en esos filmes no era, desde el punto de vista genérico, propiamente impresionista, aunque en su aplicación respondía a las leyes del impresionismo.

Su contacto directo con Claude Debussy y Maurice Ravel, fue a través de las grabaciones que escuchó en casa de Ñico Rojas, entre ellas, la suite La mer, del compositor francés Claude Debussy, además de piezas de Federico Chopin, Johannes Brahms y Franz Liszt.

Al respecto dice César: «Me gustó aquel mundo armónico, pero de momento no me daba cuenta que estaba escuchando una música que alternaba su basamento indistintamente con la escala occidental y con la escala oriental también. Después, teóricamente, conocí esto; pero en aquel momento me resultó novedoso, porque escuchaba sonoridades, armonías, que no eran comunes a todas las músicas que yo venía escuchando, basadas en la escala occidental. Así pude distinguir en qué consistía el impresionismo desde el punto de vista armónico y su diferencia con la del romanticismo y la del clasicismo

Posteriormente, leyendo y escuchando hablar de música, fue afirmando muchas de sus apreciaciones, y reafirmando esos conocimientos empíricos, intuitivos. Sobre este proceso de intuición ha dicho: «yo no me alegro de no haber estudiado música de una manera sistemática, pero asimismo considero que ha sido una suerte que yo tuviera que intuir mucho para poder hacer mi música, porque creo que lo que define a un artista es su capacidad de intuición para resolver los problemas imprevistos que le plantea un proyecto de creación. La tesis de trabajo no existe a priori, las soluciones para resolver todos los problemas no están escritas; es decir, que todos los problemas que le plantea a uno la obra en su proceso de creación no pueden buscarse en ningún manual, pues no existen las recetas para resolverlos».

Su actitud abierta hacia toda la música que sonaba en aquel momento, independientemente del género, le interesó: un corrido mexicano, un tango, una guaracha o un bolero cubano. Su interés por la música popular fue muy amplio; y en la medida que su pensamiento musical se fue desarrollando, le permitió ser más selectivo a la hora de escuchar música, y se decidió por aquella donde encontró una mayor riqueza armónica, particularmente la música instrumental, incluyendo el jazz.

Concebida así y esto puede apreciarse en su canción Interludio, la armonía para Portillo de la Luz, es un elemento de composición; es, en esencia, otra composición por su independencia de la melodía, a la que, sin embargo, sirve de marco para su expresión.

En esta etapa, Portillo de la Luz incluye al jazz como una de las músicas que más lo impactaron, y cuya influencia es notable, sobre todo en su modo de hacer guitarrístico. Estuvo atento a todo lo que pasaba en la música de los Estados Unidos. Sin embargo, es después de la Segunda Guerra Mundial cuando aparecen las primeras grabaciones discográficas de microestría, que fue una revolución en el mundo del disco, pues en una sola placa se podía tener la misma cantidad de música que en varias de 78 r.p.m.; y esto facilitó la información musical de los compositores cubanos de este período.

Su influencia mayor fue la de Glenn Miller, que dejó una huella imperecedera en su obra, particularmente en el aspecto tímbrico y armónico. Otra de sus influencias fue la orquesta de Stan Kenton, que le preparó el oído para escuchar a Duke Ellington, así como la de André Kostelanetz. Todos estos músicos le ampliaron su universo sonoro y armónico.

Hacia 1940, entró en contacto con la obra de Manuel de Falla, que escuchó junto a Ñico Rojas y Frank Emilio; el nivel como guitarrista de Ñico, y el de Frank como pianista, estimularon su interés por este compositor, y lo ayudaron a madurar como creador. Sin embargo, en el aspecto guitarrístico, fue Vicente González Rubiera (Guyún), al que conoció en 1948, quien lo deslumbró, al darse cuenta que la guitarra era mucho más de lo que pensaba. Cuando se encontró con él comprendió que había muchos más caminos en sus posibilidades de desarrollo.

Los miembros del movimiento filin vivieron la época del advenimiento del cine sonoro, el desarrollo de la radiodifusión y la industria discográfica; y estos medios les proporcionaron la información que contribuyó al enriquecimiento de su pensamiento artístico y musical.

Cuando escribe Contigo en la distancia en 1946, ya había alcanzado un nivel importante, esta canción marca el principio de su vida profesional y de una personalidad particular desde el punto de vista estilístico en el quehacer compositivo, es una canción que escribió cuando tenía 24 años, una edad en que en la vida del hombre todo se expresa con vitalidad, con fuerza, con pasión. Y, lógicamente, en este caso se enamoró de una mujer con la que tuvo gran afinidad en aquel tiempo, una mujer de una gran sensibilidad frente a la música. Cuando escribió Contigo en la distancia, no tenía intención, de vivir de la música. Hacía música porque era una necesidad particular, sin aspirar a sacarle ningún beneficio económico, ya que en aquel tiempo vivía de los trabajos que hacía de pintor de brocha gorda y de las clases de guitarra. O sea, que procedía con una autenticidad, con una honestidad artística que evitaba que la canción se lastrara por urgencias de tiempo, o cualquier otra cosa que le hiciera dar por terminada la canción antes de tiempo y no le dejara, por lo tanto, pulirla. Para Cesar, el arte se define por la forma, y la emoción que uno quiere expresar artísticamente y tiene que hacerlo dentro de una forma artística lograda.

La primera versión al disco de Contigo en la distancia la hizo en 1947, Fernando Fernández, a quien llamaban el crooner; fue una grabación de la Victor con la orquestación de Sergio Guerrero; entre 1947 y 1953, se graban varios discos en los que aparece esta obra, y se incluyó en el filme mexicano Callejera, donde Fernando Fernández era el protagonista; posteriormente la grabó Andy Russell, que fue quien puso en órbita en México, de una manera pujante, la canción; esta vez orquestada por el compositor y pianista mexicano Mario Ruiz Armengol, quien es, sin dudas, uno de los grandes orquestadores de la música popular en América Latina, según Portillo de la Luz, «esta es, en mi opinión, la versión más lograda»; incluso, The Royal Philarmonic Orchestra de Londres, bajo la dirección de Ettore Strata, con Jorge Calandrelli, como pianista, tiene grabada una versión de Contigo en la distancia, también el tenor español Plácido Domingo, y los cantantes Caetano Veloso, brasileño, y Luis Miguel, mexicano.

Contigo en la distancia e Interludio son dos canciones que comienzan con un recitativo; es decir, con un fragmento introductorio del tema que se adiciona al principio, pero que no es el tema fundamental, para que brille aun más y se destaque el planteamiento principal de la obra.

Este tipo de canción se hizo mucho en los Estados Unidos por las décadas del 30, el 40, y Portillo de la Luz lo utilizó, además de en Interludio, en Son al son. Porque él no concibe la canción como un hecho aislado que la conforme, ni hace énfasis en uno de sus determinados componentes. Sin embargo, en la obra de César Portillo de la Luz, el hecho real, lo que interesa, es la canción misma y los vehículos que la engrandecen son los elementos armónicos, melódicos, rítmicos y el texto. Ahora bien, para él todos estos elementos son un hecho concreto, no aislado; y en ocasiones puede que destaque los aspectos melódico y armónico, sobre el texto, para después plantear la idea, con más fuerza, en una forma poética.

En este período, Portillo de la Luz había alcanzado un nivel como creador, y esto le permitió hacer un programa como trovador. De 1946 data Realidad y fantasía, que grabó Roberto con el Conjunto Casino, y con la popularidad de esa obra, comienza a ser un compositor con cierto reconocimiento, pero es Contigo en la distancia, del mismo año, la canción que lo reafirma como compositor, y a la vez le permite, sin darse cuenta, meterse en el mundo profesional de la música. Sin embargo, su verdadero debut profesional, fue en el programa Canciones del Mañana con César y Rebeca (Rebeca era la guitarra de César), que se trasmitía por la radioemisora Mil diez. Sin embargo, su primer programa como profesional lo hizo en Radio Lavín en 1947; con él trató de vender un espacio como trovador. En 1959, y como continuidad de aquel programa, hizo otro en Radio Progreso que se llamó Canciones en la Tarde, que inicialmente fue por la noche.

Después de Contigo en la distancia, en 1948 compone Es nuestra canción, que aunque no tuvo un éxito tan rotundo como Contigo en la distancia y más tarde Tú, mi delirio. En 1954 crea Canto a Rita Montaner; pero Tú, mi delirio, alcanza el mismo éxito que Contigo en la distancia, que Nat King Cole incluyó, interpretada al piano, con acompañamiento de orquesta, en un álbum que grabó con música cubana y de otros países de América Latina.

En 1946, Portillo de la Luz estaba haciendo armónicamente el mal llamado beguine, que es un movimiento a base de tónica, relativo menor, interdominante, dominante, cuando da a conocer Realidad y fantasía, una obra atrevidísima para su época, que es un paso de avance muy grande desde el punto de vista de la composición. El autor a través de la armonía que va haciendo en la guitarra en el preludio y durante el transcurso de la canción, va sumergiendo al oyente, a partir de la relación armónica y melódica, con el vínculo sentimental que él quiere provocar, en el ambiente creado por la atmósfera melódica y armónica. Esta es una de las cosas más difíciles que tiene que enfrentar un compositor en el momento de hacer su obra, traer de forma ambiental, con todos estos elementos, a quien escucha, a ese sentimiento que él puede haber pulsado o sentido en un momento determinado, y Portillo de la Luz lo logra.

La canción, trazada con soltura en el diseño melódico que caracteriza a su autor y concebida dentro del más puro estilo filin, es portadora de un nuevo ingrediente en el texto, al desarrollarse la temática amorosa más allá del conflicto íntimo, con la mirada vuelta hacia afuera, hacia las calles, los parques y la ciudad que le sirve de escenario. Pero en el momento que esto ocurre, y paralelo a él, Portillo de la Luz en sus textos y armonía, giraba hacia otras direcciones, aunque sin apartarse totalmente del filin. Esto es evidente en Es nuestra canción, 1948; Al hombre nuevo, 1967; Canción a la canción, La hora de todos, y ¡Oh! valeroso Vietnam, 1968; en las cuales, cada nuevo problema le planteaba soluciones artísticas diferentes, como ha ocurrido, a través de la historia de la música, con los grandes creadores, y César es uno de ellos. Como compositor, lo que define más decididamente la manera de hacer de César es la concisión, resultado de la habitual concentración de todas sus fuerzas espirituales hacia un objetivo determinado. Esto por una parte; por la otra, en cada nueva canción ha aportado algo nuevo a su obra, un paso ascendente con respecto a las demás y, por ende, ha enriquecido el caudal de la música cubana.

Al componer, Portillo de la Luz deja madurar las ideas; no escribe hasta que no está del todo satisfecho con lo que se le acaba de ocurrir; de ahí la pulcritud y acabado de sus obras, de la adecuación entre melodía y armonía. Siempre trata de desarrollar su discurso melódico dentro de cierto cauce armónico; previendo sus enlaces, toda su articulación; a partir de ahí es que trata de que haya una estrecha articulación de expresión entre el discurso melódico y el curso del acompañamiento armónico. A su vez, este discurso melódico que sirve de soporte al discurso prosódico, tiene que tener también una unidad de estilo.

Muchos piensan que la inspiración es un estado divino, que hay que esperar que «baje» para componer, escribir o pintar. Pero César concibe «la canción como un estado de emoción estética y compulsión creadora. Si estos elementos se manejan a partir del conocimiento de las estructuras formales, siempre se producirá una obra que despierte la emoción de los demás».

En 1966, motivado por su participación en una jornada de trabajo agrícola, escribe una canción que pudiera considerarse un preámbulo de otras que vendrán después. En 1968 hace una canción basada en un personaje de un cuento de Onelio Jorge Cardoso; y recrea el personaje de Pedro, el trovador, del cual aparece el esqueleto en una cueva. El cuento se titula “Nadie me encuentre ese muerto” [1968]. Es un regodeo de los cuentos de aparecidos de los campesinos, pero a partir de uno de los personajes de Onelio, por lo cual comienza a apartarse un poco de tratar en sus canciones solo el tema amoroso para proponerse también otros, con temas que no son vivencias suyas propiamente dichas. Empieza un poco a diversificar su temática. Entonces, en esa misma etapa, es que compone Canción a la canción, en donde habla de la propia canción, en la que está planteándose otros temas que no parten de la emoción amorosa, sino de una manera de reflejar un poco la vida, resaltar cosas que pueden tener interés en la vida y que no sean a partir de una vivencia suya en particular; siendo un trabajo más intelectual.

Entonces, en una misma etapa, ya después, en 1967, escribió su primera canción sobre la guerra de Viet Nam, que es un trabajo de tesis: La hora de todos. Al año siguiente escribe ¡Oh, valeroso Viet Nam, y en 1968 la canción homenaje a Ernesto Che Guevara, que por cierto es la primera canción que se escribió sobre el mismo. Después, en 1973, hace arenga para continuar una batalla, que trata del golpe de estado a Salvador Allende. En su letra plantea el terror revolucionario contra el terror contrarrevolucionario. Es un poco de especulación poética, pero en función de un panfleto propio de ese momento, como una contribución a la reflexión respecto a ese momento.

Comienza a tener otras inquietudes que no son las de sublimar sus vivencias amorosas; es decir, ya no es una cosa personal. En este período trata también de que su trabajo exprese cosas que puedan ser de interés para otros. A eso contribuye el contexto social en que vive; y, además, de que a partir de que posee una cierta seguridad de respuesta a lo que la gente puede compartir con él.

Por los años 70 realiza la Canción de los juanes, que es una canción al hombre y al trabajo, donde la tesis es que todo trabajo es importante, y habla de Juan Panadero, Juan Albañil, Juan el Fusil fusil de abril; es un trabajo con otras inquietudes. Esto significa una transformación desde el punto de vista profesional.

Su principal propósito es seguir expresando cosas desde la canción, pero con temas diversos; entre ellos la canción de amor, de crítica a ciertas formas del comportamiento humano, como las que ha hecho en los casos de los mecenas, los miméticos, los oportunistas, los iconoclastas, los prepotentes y los perdonavidas.

César piensa que la madurez de uno como hombre lo capacita para motivarse con otras cosas menos egoístas, que no sean sus propias pasiones amorosas. No conforme con lo realizado, y en búsqueda por renovar su lenguaje, Portillo de la Luz llegó a la conclusión de que en sus últimos trabajos hay un ritmo y un juego con las palabras que es completamente guilleniano, sin que haya tenido la intención de manejarla; porque, además, se considera un diletante de la poesía de Nicolás Guillén; es decir, no es un estudioso de su poesía, no la conoce profundamente como para ponerse a trabajar a partir de ella. La poesía de Guillén fue dándose en él como un código sin que se diera cuenta.

Obras

  • Concierto gris, 1946
  • Contigo en la distancia, 1946
  • Estampa bohemia, 1946
  • Noche cubana, 1946
  • Realidad y fantasía, 1946
  • Perdido amor, 1947
  • Es nuestra canción, 1948
  • Vuelve a vivir, 1949
  • Canto a Rita, 1954
  • Chachachá de las pepillas, 1954
  • Sabrosón, 1954
  • Tú, mi delirio, 1954
  • Dime si eres tú, 1962
  • Canción de un festival, 1963
  • Al hombre nuevo, 1967
  • Amor 67, 1967
  • Canción a la canción, 1968
  • La hora de todos, 1968
  • !Oh! valeroso Viet Nam, 1968
  • Amor es eso, 1970
  • Canción sobre un cuento de Onelio, 1970
  • Interludio, 1972
  • Arenga para continuar una batalla, 1973
  • En esta fecha, 1978
  • Canción de los juanes, 1979
  • Son al son, 1980
  • Canción breve para el juglar, 1983
  • Canto, luego existo, 1983
  • La cuestión, 1983
  • Monólogo in blue, 1983
  • Muestrario, 1983
  • Señora mexicana, 1983
  • Son de a verdad, 1983
  • Canción para ese día, 1987
  • Gracias señora M, 1995
  • Forever Frank, 1998
  • Como una flor, 2003.

Premio

El 15 de abril de 2004, la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música, le otorgó, en su VIII edición, el Premio Latino a Toda Una Vida, en ceremonia efectuada en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, España.

Bibliografía

Fuente

  • Radamés Giro. Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2009.