Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana

Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana
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Combate naval de santiago de cuba.jpg
Fecha Desde el 21 de abril hasta el 10 de diciembre de 1898.
Resultado Mediante el Tratado de París ―firmado el 10 de diciembre de 1898, y que marca el fin de la guerra― España cedió a los Estados Unidos los archipiélagos de Cuba y Filipinas, además de las islas de Guam y Puerto Rico.
Beligerantes
Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Bandera de Cuba Cuba
Bandera de Filipinas Filipinas
link = España
Fuerzas en combate
74 274 soldados 200 000 soldados

La Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana[1] también conocida como Guerra Hispano-Estadounidense, Guerra Hispano-Cubano-Estadounidense y Guerra del 98 fue un conflicto bélico que enfrentó al Reino de España y Estados Unidos junto con sus posesiones de ultramar en América y Asia, principalmente Cuba y Filipinas.

Se extendió entre el 25 de abril y el 12 de agosto de 1898 (duró 3 meses y 17 días).

En España fue llamada Guerra de Cuba, Guerra de Filipinas, Guerra del 98 o Desastre del 98.

En Estados Unidos se conoció como Spanish-American War (‘guerra hispano-estadounidense’),[1] por el nombre completo de los Estados Unidos de América, nombre que en Puerto Rico ―muy influenciado por el idioma inglés― se traduce como «Guerra Hispanoamericana».[2]

Este conflicto finalizó con la derrota de España y la pérdida de gran parte de sus posesiones coloniales: Cuba y Puerto Rico (en el mar Caribe) y las islas Filipinas y las islas de la Micronesia (en el océano Pacífico).

Esta guerra, si bien para los estadounidenses significó el inicio de su fase imperialista y del cumplimiento de sus viejos anhelos de dominación mundial, bajo la égida del «destino manifiesto», para los cubanos fue causa de deshonra nacional: la frustración del ideal independentista tal y como la había proyectado José Martí en el Manifiesto de Montecristi.

Situación político-militar de los contendientes

España

A finales del siglo XIX, el Reino de España era una potencia de segundo orden cuya infraestructura socioeconómica era semifeudal. Su régimen político era algo anacrónico, inestable y plagado de políticos incapaces y corruptos. Era una nación atrasada tecnológicamente. La otrora gloria del Imperio español no era más que una visión borrosa que se contrastaba con una nación arruinada y una de las más pobres de Europa.

Armada española

España, que no poseía un buen capital, no podía ya construir grandes y costosos buques de línea que se opusieran a las potencias europeas. Es por eso que apuesta por una flota numerosa de cañoneros guardacostas y pequeños cruceros, para proteger sus posesiones coloniales contra desembarcos insurrectos y cañonear campamentos costeros y castigar a los civiles cerca de la costa.

Estos buques pequeños poseían:

  • ametralladoras Maxim-Nordenfelts, modelo naval (1891-1893), calibre .75
  • cañones Sparrow, calibre 57 mm
  • cañones González-Hontoria, modelo naval 1895, calibre 120 mm
  • una dotación de 30 a 60 hombres más sus armas personales.

Para finales de la década del 90 contaba en su flota con:

  • 13 buques acorazados
  • 12 buques no acorazados
  • un número considerable de destructores, cañoneros y guardacostas de poco valor militar.
Descripción
  • El más grande y más poderoso de la flota hispana era el acorazado Pelayo (que, en el momento de la guerra, estaba siendo reparado), de tipo francés, construido en 1886 que poseía:
    • 4 cañones pesados en una torreta
    • 1 batería de tiro rápido para autodefensa.
  • El crucero acorazado Emperador Carlos V (que en 1898 estaba siendo modernizado y reparado en astilleros franceses):
    • desplazamiento: 9235 toneladas
    • 2 cañones Hontoria, calibre 280 mm
    • su otra artillería era muy variada.
  • De magníficas cualidades ofensivas y defensivas, posiblemente el más moderno de su tipo, que de haber estado completa su dotación y armamento, hubiese sido superior a cualquier crucero acorazado estadounidense:
    • Desplazamiento: 6840 t.
    • 2 cañones Armstrong, cal. 254 mm (que nunca se instalaron).
    • 10 cañones Hontoria, cal. 150 mm de tiro rápido (5 a cada borda).
    • 6 cañones Hontoria, cal. 120 mm, en la cubierta superior.
    • 4 tubos lanzatorpedos de 350 mm
    • blindaje de acero-níquel: 150 mm, cubría 2/3 de la eslora.
    • motor de 15 000 caballos.
    • velocidad: 20 N (nudos).
Cañón Hontoria de 140 mm
  • Los cruceros acorazados Infanta María Teresa, Almirante Oquendo, y Vizcaya eran de la clase Infanta María Teresa, serie de 1890-1891. Sus cañones de mayor calibre eran muy grandes para otros buques que no fueran acorazados, y a la vez su blindaje era muy débil contra sus iguales:
    • desplazamiento: 6980 t.
    • 2 cañones sistema Hontoria, cal. 280 mm (uno a proa y otro a popa).
    • 10 cañones Hontoria de tiro rápido, cal. 140 mm (5 por banda).
    • 8 cañones de sistema Nordenfelt, de 57 mm
    • 10 cañones Hotchkis, cal. 37 mm
    • 8 tubos lanzatorpedos.
    • blindaje de acero-níquel: cubría toda la línea de flotación con 30 cm de grosor, sus costados 25 cm, parapetos tenían 10 cm, y la cubierta protectora 7,5 cm
  • torpederos de la clase Terror (1896): Ariete, Azor, Rayo
    • desplazamiento: 370-400 t.
    • velocidad: 28-30 nudos. (Aunque no alcanzaban más de 21).
    • 2 Tubos Lanza Torpedos de 350 mm
    • 2 Cañones Sparrow, cal. 75 mm
    • 2 Cañones Nordenfelts, cal. 57 mm
  • destructores clase Destructor (1886). (Reina Mercedes, Furor, Plutón):
    • 3 tubos lanzatorpedos de 381 mm
    • velocidad: 23 nudos.
    • 1 cañón Hontoria, cal. 90 mm
    • 4 cañones sistema Nordenfelt, de 57 mm (2 a popa y 2 a proa).
    • 2 piezas Hotchkis, cal. 37 mm

Los demás buques eran obsoletos, poseían poco desplazamiento, poco blindaje y mucho maderamen y no estaban aptos para el tipo de conflicto que se avecinaba. En específico para Cuba, las fuerzas navales españolas contaban con un total de 61 unidades de superficies. De ellas:

  • 32 lanchas cañoneras y torpederas (poco útiles).
  • Los cruceros de primera Alfonso XII, Mercedes, Ensenada y el Infanta Isabel tenían las calderas inutilizadas.
  • Los cañoneros torpederos al usarse como cruceros habían perdido velocidad, lo que reducía su principal defensa contra la caza de unidades superiores.

Infantería

A principios de los años 1870 comienza una revolución armamentística por la necesidad de adaptarse a los cambios que en la época transcurren. A partir de 1871 se empiezan a usar una serie de fusiles de repetición de calibre .44 y.45 que provienen de los Estados Unidos. Estos modelos eran:

  • fusil Winchester mod. 1873, cal. 11 mm (también conocido por.44), de repetición.
  • fusil Winchester mod. 1888 (Henry-Martini), calibre.44, de repetición.
  • fusil Winchester modelo 1893 (Lightning) existían calibres.22;.32;.38;.44 (cargaba hasta 10 cartuchos).
  • fusil Remington mod. 1871, cal. 45. De repetición.

Estos remplazaron a los obsoletos:

  • fusil Johnson Verdán, cal. 15 mm (estadounidense).
  • fusil Minié, cal. 15 mm (francés).
  • fusil Shosepot, calibre 15 mm (francés).

Esta modificación le daba mayor precisión y calidad al disparo realizado, permitiendo la generalización de estos fusiles de repetición. Posteriormente se oficializaba un nuevo sistema, el fusil Máuser español de 7 mm, modelo 1893.

Era todo un logro revolucionario ya que no solo superaba a sus antecesores, sino que sus proyectiles podían atravesar un blindaje de 1 cm y usaban pólvora seca, que impedía la localización del tirador.

También se usó un modelo recortado, la carabina máuser argentina cal. 7,62 mm. Este modelo fue muy usado por la caballería.

Al terminar el 1897 habían arribado a Cuba:

  • 72 000 fusiles.
  • 10 000 carabinas.
  • 72 millones de cartuchos.
  • Baterías de costa.

Artillería

Esto representaba para la metrópolis un total de 36 200 000 pesos oro.

En la artillería se usaron una variedad de modelos que se catalogaron en:

  • baterías de montaña.
  • baterías de sitio.

Como en la infantería, se usaba la pólvora seca en las dotaciones españolas. Esto imposibilitaba luego del disparo revelar la posición estratégica de la pieza, siendo muy importante para la seguridad de la batería. Los calibres variaban desde los sistemas navales Nordenfelt de 57 mm, hasta los pesados y modernos Ordóñez de 305 mm y cuyo alcance efectivo superaba a cualquier otro modelo de su época en las Américas. Los más usados en Cuba eran:

  • cañón sistema Nordenfelt, mod. Naval, 57 mm
  • cañón sistema Sparrow, cal. 57 mm
  • cañón sistema Barrios, 280 mm
  • obús Ordóñez mod. 1872, cal. 210 mm
  • obús Ordóñez mod. 1891, cal. 210 mm
Obús Ordóñez, modelo 1891
Cañón Ordoñez, modelo 1892 de 305 mm
Cañón sistema Krupp
  • Cañón sistema Ordóñez, 280 mm
  • Cañón sistema Ordóñez modelo 1892, 305 mm
  • Cañón sistema González-Hontoria, mod. Naval 1895, 120 mm
  • Cañón sistema González-Hontoria, 280 mm
  • Cañón sistema Hontoria, 150 mm
  • Cañón sistema Hontoria, 280 mm
  • Cañón sistema Krupp, 280 mm

Se construyeron una serie de baterías costeras de nuevo tipo que incorporaron los adelantos militares de la época. Ejemplos de estos fueron las cinco baterías que se emplazaron desde el campo fortificado de La Cabaña, al este del Castillo del Morro.

Para esto se crearían 3 Trenes Blindados dotados de ametralladoras, novedad que no había sido muy usada en la guerra cubana. Estos serían utilizados para proteger el área hasta el río Almendares. Este novedoso sistema defensivo se apoyaba en el empleo de caminos cubiertos, fosos, nichos, trincheras y el uso de piezas artilleras de gran eficiencia técnica.

En sentido general para el año 1897 se esperaba la intervención norteña. Es por eso que hace un llamado al patriotismo peninsular y se proponecrear las Juntas de Defensas en pueblos y ciudades. Esta debía estudiar el terreno de la localidad y su adecuación a los requerimientos militares específicos. Luego los elevaría al Estado Mayor del Ejército de Operaciones en Cuba y propondría cambios objetivos. Luego ellos estaban facultados para llevar a cabo la adecuada resistencia contra cualquier ataque enemigo

La idea no era mala, solo que el burocratismo del ejército hispano impidió su materialización, ya que la autorización vino, en muchos casos, días después de iniciada las hostilidades.Estas juntas crearon nuevas compañías de Voluntarios Urbanos con una elemental instrucción militar debido a la futura contienda. Se dotaron muchas unidades de un armamento moderno. A los batallones se les añadió una séptima compañía, esto aumentaba en 125 sus plazas. Además se incrementó el número de efectivos guerrilleros que se les subordinaba.

Otra medida fue la creación de la División de Defensa del Ferrocarril. Esta fue una medida muy importante ya que en la guerra que se avecinaba, según el historiador cubano Francisco Pérez Guzmán:

[...] los ferrocarriles desempeñarían un papel decisivo en el traslado de efectivos para el frente, la evacuación de heridos, convoyes de alimentos, animales y materiales de guerra. Si el escenario de los combates era el Occidente, sería muidos por el Batallón de Castilla.

[...] Los sostenes y reservas tenían que ser situados en lugares tácticos, para que el terreno impidiera el posible daño de la artillería [...] las posiciones de combate españolas debieran estar [...] ocultas a la vista del mar, batiendo de frente y de enfilada la playa el mayor trozo de marque se pueda para que el fuego fuera nutrido y eficaz sobre las lanchas de desembarco. El fuego se hará sin interrupción, para que los combatientes se relevaran oportunamente, empezando cuando las lanchas estén al alcance de la fusilería, ayuda del fuego de las piezas de montañas....

... Si se realiza el desembarco, el jefe militar luego de tres descargas cerradas cargará a la bayoneta para crear confusión y obligar a un reembarque. [...] la meta final era, que de realizarse el desembarco... hostilizar constante mente a los estadounidenses en sus traslados y marchas, así como en sus campamentos [...].
Francisco Pérez Guzmán, historiador cubano

Se importaron caballos de México y de Nueva Orleáns para que la caballería española pudiera hacer frente a la mambisa, haciéndola más móvil y ágil.

, penúltimo capitán general de Cuba.]]

A partir de 1896, un 10 de febrero, el capitán general Valeriano Weyler y Nicolaus sustituye al general Arsenio Martínez Campos, de su puesto de capitán general de la isla. Con él, se inicia una nueva etapa de la política de guerra en Cuba. Se termina el período de la diplomacia corrosiva y empieza el del terror. Campos se convenció de que en Cuba el único camino era el de hacer la guerra con la guerra, con una política de exterminio total, pero el ideal para llevarlo a vías de hecho no podía ser él.

Weyler arribó a Cuba con plenos poderes y la confianza absoluta de que resolvería la situación de la colonia. Él estaba convencido que se debía obligar a los insurrectos a presentarse o combatir. Para esto dictó una serie de bandos que se conocen como la Reconcentración de Weyler. En estos obligaba a la población rural a reconcentrarse en las ciudades privando a los mambises del apoyo vital como prácticos y el apoyo logístico que estos representaban. Esta medida casi diezmó a la población cubana que virtualmente vivía en infrahumanas condiciones. El historiador cubano Raúl Izquierdo Canosa ha señalado al respecto:

Los propios españoles se horrorizaron de las consecuencias de la reconcentración [...] 300 000 reconcentrados agonizantes o famélicos padecían hambre y miseria [...]. Canalejas, ministro de Gobierno español, dijo: “Todos convienen en que la guerra y la reconcentración provocó la muerte de más de 400 000 seres humanos”.
Raúl Izquierdo Canosa, historiador cubano

El ejército español contaba en Cuba con:

  • 200 000 soldados regulares de las tres armas.
  • 100 000 voluntarios y guerrilleros cubanos al servicio español.
  • Un nutrido sistema de fuertes, fortines y trochas que le daban relativa seguridad en las ciudades.
  • 61 buques militares y cañoneros guardacostas.

Pero la política de exterminio contra los cubanos fue un fracaso, y el gobierno español debió sustituir a Weyler por Ramón Blanco y su política autonomista el 10 de octubre de 1897.

Para esta etapa se había creado una situación difícil para la metrópolis:

1) Los deseos de culminar tan costosa guerra no se materializaban.

España no contaba con 200 000 hombres más y 100 millones de pesos oro para sostener la guerra [...] otros dos años más.
Máximo Gómez, general en jefe cubano

2) Las fuerzas mambisas habían limitado a los españoles a los poblados y ciudades, donde para salir tenían que hacerlo en convoyes ya que el campo era insurrecto.

3) La política española en Cuba era censurada por todo el mundo occidental y en especial por Estados Unidos. Como siempre, la política colonial aplicada en Cuba era desacertada, por que la autonomía pretendida no iba a resolver la dura situación que solo la independencia podía zanjar, ya que era la voluntad del pueblo cubano en armas.

Defensas militares de La Habana

Estaban constituidas por un sistema de baterías costeras, torreones, fortificaciones y la línea fortificada de Mariel hasta Majana. Además, concentraba un personal de 50 000 soldados regulares y varios regimientos de voluntarios y guerrilleros criollos. La capital contaba para su defensa con una nutrida red de ferrocarriles que agilizaba el traslado de tropas y materiales de un lado a otro.

1) La trocha fortificada Mariel-Majana poseía 30 km de extensión, era defendida por 12 000 soldados y poseía 18 modernas y ligeras piezas de artillería rodada de campaña.

Estaba compuesta por una gama de fortines, fosos-trincheras, fuertes de piedra, pozos de lobo, y alambradas militares.

2) Baterías de costas: había por lo menos 5 baterías importantes que defendían la ciudad de un ataque por mar. Estas se componían de una gama muy variada de calibres y sistemas. Hasta el año 1898 existían:

  • Batería de Santa Clara (1897): Se ubicaba en la elevación que ocupa el actual Hotel Nacional. Esta era una batería de carácter permanente. En 1898 fue modernizada y al momento de la guerra poseía:
    • 2 cañones Díaz-Ordóñez, cal. 305 mm
    • 3 cañones Krupp, cal. 280 mm
    • 4 obuses Díaz-Ordóñez, cal. 210 mm
    • 2 cañones Nordenfelt, cal. 57 mm (estos defendían los flancos).
    • 3 cañones González-Hontoria, cal. 150 mm
Esta batería fue la responsable de inferir serios daños al USS Montgomery el 13 de junio de 1898. Ese día los navíos estadounidenses se aproximaron a 9000 yardas (unos 8 km) de la costa. Entonces ocurrió un intercambio de fuego entre ambos, saliendo derrotados los estadounidenses.
El cañón Ordóñez era uno de los más modernos del mundo en su época. Por su alcance efectivo, su potencia de fuego y su calibre, se convertía en una pieza temible para cualquier buque que osara retarlo. El Krupp, de procedencia alemana, era otra de las más formidables construcciones bélicas de su tiempo, de buenas cualidades bélicas y resaltaba la excelente calidad de la naciente industria bélica alemana.
  • Batería de La Reina (o Fuerte núm. 20): Fue sustituida en 1911 por el actual Parque Antonio Maceo de Centro Habana. Esta era una construcción a barbeta, con estructura semicircular y de dos pisos.
En el superior se ubicaban las piezas artilleras, en el inferior la plaza de armas, los almacenes y las barracas de las tropas. Esta era de tipo permanente y se componía por:
  • 3 cañones navales González-Hontoria, cal. 160 mm
  • 2 cañones de avancarga, cal. 250 mm
  • 7 obuses de avancarga, cal. 210 mm
  • Batería de La Punta: De carácter permanente y poseía en 1898:
    • 2 cañones Díaz Ordóñez, cal. 150 mm
    • 2 cañones Sparrow presumiblemente 150-210 mm
  • Batería de Velazco: Esta era de tipo temporal. Estaba ubicada al Norte del Castillo del Morro y en 1898 se componía de:
    • 3 cañones Krupp, cal. 280 mm
    • 1 cañón modelo naval de tiro rápido sistema Nordenfelt, cal. 57 mm

Posteriormente en el 1898 se crearon nuevos sistemas defensivos que abarcaban desde la Batería n.º 1 (al este de Playa del Chivo), hasta la batería n.º 5, donde se encuentra el actual Hotel Riviera.

  • Batería n.º 1: Esta era de carácter permanente y estaba construida bajo las más modernas técnicas de ingeniería militar de su época. Fue una de las más brillantes instalaciones de artillería de la época colonial, fundamentada en conceptos militares muy novedosos para el momento. En ella se usó el empleo de emplazamientos cubiertos, fosos, nichos, trincheras y la utilización de piezas de gran eficiencia técnica. Esta en unión a la batería n.º 2, las auxiliares y las piezas del Campo Fortificado de La Cabaña, defendían el sector noreste de la ciudad. Se componía de:
    • 4 cañones Díaz-Ordóñez, cal. 150 mm
    • 2 cañones modelo naval de tiro rápido Nordenfelt, cal. 57 mm
  • Batería No.2: De carácter permanente y tecnotipología similar al anterior sistema. Estaba emplazada en lo que es Playa del Chivo, entre la Batería de Velazco y la No.1. Estaba compuesta por:
    • 2 cañones Krupp, cal. 280 mm
    • 4 obuses Ordóñez modelo 1872, cal. 210 mm
    • 2 cañones modelo naval de tiro rápido sistema Nordenfelt, cal. 57 mm

Entre las baterías de Velazco y la batería n.º 2 se crearon 3 pequeñas baterías auxiliares como apoyo. La primera se componía de 2 cañones de campaña modelo Hontoria calibre 90 mm. Las otras 2 poseían 6 cañones sistema González-Hontoria, modelo naval 1895, calibres 120 mm y 150 mm. Su misión era proteger los flancos de las anteriores.

  • Batería n.º 3: De carácter permanente y se componía por:
    • 4 obuses Ordóñez modelo 1872, cal. 210 mm
    • 2 cañones Ordóñez, cal. 150 mm
    • 2 cañones Ordóñez, cal. 240 mm
  • Batería n.º 5: Estaba emplazada en donde se encuentra el Hotel Riviera actualmente. Defendía la entrada de La Chorrera y era de carácter permanente.

Las defensas anteriores hacían de La Habana una plaza casi inexpugnable aún para la poderosa armada estadounidense. Era muy bien defendida, por lo que se hacía muy difícil de vencer y menos de tomar. Este fue el principal móvil para dirigir las acciones hacia Oriente. Amén que allí la insurrección era poderosa y controlaba el campo de batalla, factor que influiría en obtener un aliado natural muy necesario para las futuras campañas contra el poder colonial español. Por lo que se designó a Santiago de Cuba como la zona de operaciones.

Defensas militares de Santiago de Cuba

Estaba constituida por un sistema de 8 obsoletas baterías costeras con piezas de bronce del siglo XVIII y algunas modernas de la Escuadra de Cervera, torreones, fortificaciones y dos líneas de torpedos, una eléctrica y otra mecánica a la entrada de la bahía. Además, concentraba un personal de 30 000 soldados regulares, así como varios regimientos de voluntarios y guerrilleros criollos.

En los arsenales de Santiago había 9000 fusiles Máuser con 1,5 millones de proyectiles, y alrededor de 7000 fusiles Remington con un parque de 1 millón de balas. La segunda capital contaba para su defensa con un sistema exterior de fortificaciones que protegían los accesos lejanos, estos eran El Viso, El Caney, San Juan y Aguadores.

  • Batería de la Socapa: Estaba emplazada al este de la ciudad, siendo de carácter permanente. La componían:
    • 2 cañones Hontoria calibre 160 mm (pertenecían al crucero acorazado Reina Mercedes).
    • 3 morteros de avancarga Elorza de 210 mm (estos eran piezas de bronce obsoletas del siglo XVIII).
  • Batería de la Baja Socapa:
    • Cañón modelo naval de tiro rápido Nordenfelt, cal. 57 mm (pertenecía al crucero acorazado Reina Mercedes).

En el Morro:

  • Batería del Faro: De carácter permanente, la componían:
    • 5 obuses Hontoria de 160 mm
    • 2 morteros Elorza de 210 mm (de avancarga).
    • 2 cañones Krupp de 90 mm
    • 2 cañones Hontoria de 160 mm (dominaba la entrada y parte del puerto).
    • 2 morteros Mata de 150 mm (de avancarga).

Al este de la ciudad se montaron 15 piezas de la Armada con variados calibres para la defensa contra las expediciones estadounidenses.

En total las defensas artilleras de Santiago reunían 147 bocas de fuego de diferentes calibres, contra unas 644 de las fuerzas estadounidenses en sus buques y baterías de campaña. De ellas, 34 eran de las baterías de costeras que no poseían mucha efectividad por lo obsoletas (aquí se cuentan 18 modernas prestadas por la flota) y 131 pertenecían a la armada. Eso sin contar la ayuda de los 40 tubos lanzatorpedos de estos buques que si se hubiesen quedado dentro de la bahía, hubiesen sido de gran ayuda para la defensa de la ciudad.

Inicio de las hostilidades

El 20 de abril fue firmada la Resolución Conjunta. Entonces el 22 de abril se declara el inicio del bloqueo naval contra Cuba y por consiguiente, el inicio formal de la guerra, aunque no hubo combates hasta 2 meses después. Por el enviado del zar se conoció que:

El 21 de abril de aquel año 1898, cuando Estados Unidos declaró la guerra a España, el imperio español contaba solo con un ejército regular de 2.143 oficiales y 26.040 cargos de menor graduación. Tenía solamente 28.000 efectivos y muy pocas reservas materiales. Tuvo que incorporar a filas rápidamente a 275.000 hombres.
Se conformaron unas fuerzas terrestres con 100.000 voluntarios y 62.597 regulares; de ellos 40.000 para la defensa de la costa atlántica estadounidense, y de los restantes, 30.000 regulares y 50.000 voluntarios se dedicaron a la guerra contra Cuba. Según el plan concebido, estas tropas ―más los 50.000 mambises calculados― serían suficientes para enfrentar a los 80.000 españoles supuestamente aptos para el combate en la Isla.
Coronel Nikolái Ermólov (1853-1924)

Se barajaron dos posibilidades:

a) La toma de La Habana con un destacamento de 40 000 a 50 000 hombres. En esta operación tan compleja y de grandes riesgos, las tropas yanquis a las órdenes del mayor general William Shafter se emplearían como avanzada. Días después, el general N. A. Miles recibió orientación de reunir 70 000 soldados para efectuarla. A su vez Shafter debía avanzar y tomar la bahía del Mariel a 35 km de La Habana.

Esta idea fue propuesta por el comandante del crucero-acorazado New York, y para completarla se usarían todos los buques. En principio se cañonearía la ciudad y sus fortificaciones para facilitar el desembarco. Esta idea fue desechada por el temor a que los buques fueran dañados por el fuego de las baterías españolas, o las minas magnéticas y torpedos de los defensores. En el contexto anterior se organizó un desembarco de armas por Cabañas terminando este en un fracaso total.

La guerra comenzó con un bloqueo de La Habana y de un sector de la costa norte de Cuba, desde Cárdenas hasta Bahía Honda, así como con la captura de naves mercantes españolas. El 27 de abril, los buques New Port, Cincinati y Puritan, dispararon unos cien proyectiles contra una batería cerca de Matanzas, al igual que se hizo contra las baterías en Cabañas y en Cienfuegos.
Todos estos cañoneos pusieron en claro que la artillería naval es inútil e impotente para silenciar la artillería costera.
El 11 de mayo los estadounidenses cañonearon Cárdenas y ese mismo día unos 800 proyectiles fueron disparados contra Cienfuegos.
Coronel Nikolái Ermólov (1853-1924)

El 25 de abril de 1898, Estados Unidos declaró la guerra a España. Para protegerse de los buques estadounidenses que ya operaban en la zona antes de la declaración formal de guerra, la Ligera y la Alerta (dos lanchas cañoneras de 40 toneladas, equipadas cada una con dos cañones; uno Hontoria de 120 mm y el otro Nordenfelt de 57 mm) y el Antonio López (un remolcador) se refugiaron en el puerto de Cárdenas, en la actual provincia de Matanzas.

El Antonio López fue armado con un cañón de tiro rápido sistema Nordenfelt de 57 mm para poder atacar a los insurrectos cubanos.

El mismo día 25 de abril, la Ligera entabló un combate con un torpedero estadounidense que reconocía la zona. El torpedero disparó 70 veces sobre el barco español, de los cuales sólo uno acertó y sin graves consecuencias. La Ligera respondió al fuego enemigo dejándole con graves averías en la sala de máquinas con tan sólo 10 disparos. El buque estadounidense no tuvo más remedio que retirarse.

Esta escaramuza se convirtió en el primer combate de la Guerra hispano-estadounidense.

El 11 de mayo, una fuerza de 52 marines estadounidenses, todos voluntarios, se embarcó en dos botes de pequeño tamaño para cortar los cables con hachas y sierras mientras recibían fuego de cobertura de los dos cruceros y de un barco artillado. Aunque las baterías de españolas eran demasiado imprecisas como para acertar en los barcos, el fuego de fusilería provocó agujeros en los botes así como una serie de 2 bajas y 15 heridos en la tripulación de éstos. Después de una hora larga de intercambio de fuego, dos cables submarinos de comunicaciones fueron cortados.

Los marines acabaron retrocediendo en sus botes a posiciones seguras. El tercer y último cable se mantuvo intacto al acabar la refriega. Estas fueron las primeras escaramuzas victoriosas de las armas españolas con inferiores fuerzas a las de los yanquis.

En un segundo combate los tres barcos españoles (1 remolcador 2 lanchas cañoneras) quedaron bloqueados en la bahía por un escuadrón estadounidense formado por el cañonero Wilmington (1.392 t) con 8 cañones calibres 100 mm y 4 Hotchkis de 37 mm, el crucero Machias (1.177 t), el guardacostas Hudson con 2 cañones de 57 mm de tiro rápido, y el torpedero Winslow.

Tras varias escaramuzas sin relevancia, y al ver los estadounidenses que el bloqueo duraba demasiado, decidieron atacar frontalmente. El Wilmington, el Machias, el Hudson y el Winslow entraron en la bahía. Las lanchas españolas se retiraron y buscaron refugio en las zonas de menor profundidad, donde los buques estadounidenses no podían llegar. El Antonio López de mayor calado, se dirigió al puerto para que su tripulación pudiera evacuar el barco si fuese necesario.

Después de barrer el área en busca de minas navales, el capitán Todd ordenó al Winslow aproximarse a la costa e investigar.

Al ver al solitario remolcador español, se dirigió hacia él disparando sus cañones. El Antonio López, respondió con tan buen acierto que al segundo disparo, ya había dejado al Winslow sin sistema de gobierno. El Wilmington acudió veloz a ayudar a sus compatriotas dando fuego de cobertura, pero tampoco consiguió gran cosa, mientras el Hudson evacuaba a la tripulación del Winslow.

Tal situación era impensable para los estadounidenses, por lo que comenzaron a bombardear la ciudad esperando destruir inexistentes baterías ocultas que creían que les estaban disparando. Tras dos horas y media de combate, el Wilmington se retiró con dos impactos, seguido del Hudson, con cuatro impactos, que remolcaba al Winslow, con las máquinas inutilizadas y graves averías, que obligaron a la Armada estadounidense a darle de baja.

El 13 de mayo, la marina norteña recibió información que reordenó sus planes y cambió el curso de lo que avecinaba. La Escuadra de Pascual Cervera había arribado Las Antillas y se hacía imprescindible localizarla y neutralizarla. La entrada de Cervera en Santiago de Cuba determinó que el Alto Mando Militar de EUA trasladara hacia esa ciudad sus principales objetivos de operaciones militares. Aunque también lo determinó lo bien defendida que se encontraba la ciudad de La Habana.

Consideraciones

El presidente McKinley como camarero ofertando al Tío Sam un menú con las posesiones arrebatadas a España.

Esta guerra se caracterizó por poseer dos caracteres diferentes. Por un lado era de una guerra de liberación nacional, ya que los cubanos lucharon por una patria independiente de España. Por el otro lado fue su esencia imperialista ya que fue una guerra de conquista escenificada en dos continentes, con dos teatros de operaciones, nuestro Caribe y las Filipinas.

Para los criollos y los tagales, la guerra ―aun bajo la intervención militar estadounidense― fue de liberación nacional. Solo por esta razón se les brindó ayuda a los norteños. El Ejército Libertador y el de los Estados Unidos quedaron aliados por las operaciones militares contra un enemigo común, el Ejército de Operaciones en Cuba, pero estaban distanciados por las contradicciones políticas y la actitud despreciativa de los jefes militares estadounidenses.

Sería tonto reducir el conflicto a la región de Oriente, ya que en el resto de las provincias estaban dislocadas ¾ partes del potencial militar español en la isla. Y es en esa zona donde se concentraba el grueso de las mejores defensas y riquezas económicas del país.

Se considera que sería ingenuo pensar que por que se hundió la flota ya la guerra estaba perdida para la metrópolis. Por lo que la desmoralización española después de este suceso es algo incomprensible para los autores.

Demás esta decir que militarmente los Estados Unidos no estaban preparados para este tipo de contienda y que si no fuese por las filas mambisas, por su oportuno apoyo y firmeza, nunca se hubieran cumplido los objetivos militares yanquis en tierra.

Primero, porque sus tropas terrestres eran desorganizadas y estaban mal preparadas. Su armamento terrestre estaba por debajo del español, más moderno. Segundo, porque según el plan de defensa hispano se necesitaban más de 16 000 soldados en el desembarco, recuerden que en Oriente había más de 50 000 y en Santiago alrededor de 10 000.

Desde el punto de vista económico fue muy significativo.

La guerra supuso el endeudamiento del Gobierno español entre 2000 y 3000 millones de pesetas (el doble de su PIB en ese año). [...] Como compensación directa, España vendió a Alemania las Micronesias. [...] Al final cabe una pregunta: ¿Habría ganado Cuba sin la intromisión de los Estados Unidos el conflicto con España?

Se debe recordar lo que dijera el generalísimo Máximo Gómez:

España no está en condiciones de enviar al sustituto de Weyler, 200 000 hombres más y 100 millones de pesos oro para prolongar la guerra otros dos años y los cubanos pueden resistir todo el tiempo que quieran. Nosotros tenemos el tiempo por nuestro. A España le toca apagar la hoguera.
Máximo Gómez

Sin embargo, lo que se puede afirmar es que si la guerra se hubiera demorado más tiempo como un conflicto hispano-cubano, la victoria final sería nuestra. Recuerden que bajo el poder español estaban solo las ciudades del oriente y el centro del país, que la capital era un objetivo priorizado desde el 1896, y estaba en la mira de las tropas mambisas, quienes poseían piezas de artillería estadounidenses en sus filas. Sin embargo es lógico pensar que al ser el campo de los cubanos, los españoles se habían encerrado en las ciudades fortificadas y tenían las comunicaciones terrestres con el exterior casi cortadas. Por lo que sí creo que la victoria hubiera sido nuestra si los vecinos no se inmiscuyen. Además los autores se apoyan en la conclusión del coronel Ermólov:

Desde el punto de vista militar, esta fue una guerra del desorden contra el desorden. [...] Los estadounidenses no la ganaron... sino que solo no la perdieron. Y los españoles no la perdieron... sino que solo no la ganaron.
Coronel Nikolái Ermólov (1853-1924)

Fuentes

  • “Descubren fotos de la intervención de Estados Unidos en la Guerra Hispano-Cubana”, artículo publicado el 9 de mayo de 2014 en el sitio web Cuba Debate (La Habana).
  • “Guerra hispano-cubano-norteamericana: resolución conjunta aprobada por el Congreso de Estados Unidos”, artículo publicado el 17 de julio de 2018 en el periódico Granma (La Habana). Consultado en 2020.
  • “Calixto García: estratega de la Guerrra Hispano-Cubano-Norteamericana”, artículo publicado el 10 de diciembre de 2018 en el sitio web del Canal Caribe (La Habana). Consultado en 2020.
  • Adams, Henry: Historia de los Estados Unidos durante la administración de Thomas Jefferson, tomo II.
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