Eficiencia energética
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La eficiencia energética (conocida en Cuba también como Uso racional de la energía) es un requisito indispensable para lograr la eficiencia y calidad en las entidades de producción y prestación de servicios al ser la energía un componente importante en los gastos económicos.
Sumario
Antecedentes
Una de las problemáticas del mundo moderno es sin lugar a dudas, la energía, de ella dependen el funcionamiento de las fábricas, la obtención de alimentos y su preparación, la iluminación, climatización de los hogares, el transporte de personas y mercancías, etc.
Desde 1973 el mundo empezó a ser conciente de la vulnerabilidad de los recursos energéticos, a raíz de la disminución de las reservas y la abrupta elevación de los precios del petróleo por la invasión de Israel a los palestinos. En estas condiciones, la Energía barata y las tecnologías a ellas asociadas comenzaron a dar señales de agotamiento (Tablada y Hernández, 2006).
El problema energético adquiere una importancia crucial, no sólo desde el punto de vista de la satisfacción creciente de la demanda global, sino además en lo que se refiere al impacto ambiental del sistema energético contemporáneo, basado en la utilización de los Combustibles fósiles. Esta situación fue planteada desde 1976 por el físico ruso Piotr Kapitsa al señalar que “... debido al aumento de la población y al crecimiento de la cultura material alcanzados en nuestro siglo, se han introducido procesos tecnológicos y energéticos que comienzan a cambiar la naturaleza a nivel de todo nuestro planeta. Algunos de estos cambios son tan notables que representan un peligro para la subsistencia de toda la humanidad” (Kapitsa, 1985).
Concepto de Eficiencia energética
La Eficiencia energética o el Uso racional de la energía (como también se conoce en Cuba) se refiere al uso eficiente, prudente y responsable de la energía disponible. Esto implica utilizar la energía de manera inteligente, evitando su desperdicio y reduciendo su consumo innecesario.
Otros expertos lo han expresado como el uso consciente, para utilizar lo estrictamente necesario.
El objetivo es reducir el consumo de energía y, por lo tanto, disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, lo que a su vez, contribuye a mitigar el cambio climático.
Para Borroto et al (2001) la eficiencia energética, entendida como la eficiencia en la producción, distribución y uso de la Energía necesaria para garantizar calidad total, es parte del conjunto de problemas que afectan la competitividad de las empresas o instituciones.
Lapido et al. (2004) plantea que la eficiencia energética implica lograr los requisitos establecidos por el cliente con el menor gasto energético y la menor contaminación ambiental por este concepto.
Eficiencia energética implica el desarrollo de una actividad productiva o de prestación de servicio con el máximo de resultados socialmente útiles y con el menor gasto de Portadores Energéticos técnicamente posible y la menor Contaminación ambiental por la utilización de estos.
La gerencia de la eficiencia energética debe tener como objetivo final el logro de la máxima reducción de los consumos energéticos, con la tecnología productiva actual de la empresa y realizar los cambios a tecnologías eficientes en la medida que estos sean rentables de acuerdo a las posibilidades financieras de cada empresa. Lograr este objetivo de forma continua requiere de organizar un sistema de gestión, cambios de hábitos y cultura energética (Campos et al., 2003).
La conservación y el uso racional de los Portadores Energéticos incluyen la necesidad de incorporar el factor ambiental en las políticas de gestión energética empresariales.
Es fundamental conocer el impacto medioambiental y social de los proyectos energéticos, formas de evaluación y mitigación. La protección de la naturaleza es una exigencia de la sociedad, reflejada en los acuerdos internacionales, entre ellos:
- El Protocolo de Kyoto fue adoptado el 11 de diciembre de 1997 en dicha ciudad de Japón, pero no entró en vigor hasta el 16 de febrero de 2005.
- En 1998, se instituyó internacionalmente el Día de la Eficiencia Energética, a partir de una conferencia internacional celebrada, en ese año, en Austria.
Política energética aplicada en diferentes países
La solución del problema energético, independientemente de la disponibilidad de petróleo, está en la explotación de las fuentes energéticas renovables, en la búsqueda de métodos más eficientes en el empleo de los combustibles, en la utilización de los avances científicos y en el desarrollo de una cultura en el uso eficiente y el ahorro de energía.
Para lograr conformar esta política energética acorde al desarrollo sostenible se debe trabajar por la elevación de la eficiencia energética, eliminando esquemas de consumo irracionales, reduciendo la intensidad energética en los procesos productivos y aprovechando las fuentes alternativas de energía, como la tracción animal, los aerogeneradores, el biogás y el carbón vegetal.
Lo más importante para lograr la eficiencia energética no es sólo que exista un plan de ahorro de Energía, sino que se cuente con un Programa de Gestión Energética basado en un conjunto de medidas y acciones técnicas, organizativas, administrativas, sistemáticas, preestablecidas y documentadas, a ejecutar antes, durante y después del proceso productivo y/o de prestación de servicio que garantizan el uso racional y eficiente de los Portadores Energéticos, su ahorro y la protección del medio ambiente.
Para el éxito de un Programa de Gestión Energética resulta imprescindible el compromiso de la alta dirección de la empresa y de todos sus trabajadores con ese propósito, se deben concentrar los esfuerzos en el control de las actividades y equipos de mayor gasto energético, a través de normas o índices de consumo; en la atención y capacitación de los trabajadores que más influyen el los gastos de energía de la Entidad; en el desarrollo de auditorias energéticas sistemáticas. Las empresas que hacen gestión de energía responden a una conciencia de mejoramiento continuo y al convencimiento de que existen importantes potenciales de ahorro.
Según (Fundora, 2006), para intentar superar estos grandes problemas globales a los que se enfrenta la humanidad, el reto más grande que existe es la transformación de los hábitos, costumbres, valores y actitudes que se han impregnado en las personas y que contribuyen a una actuación contraria al cuidado de la naturaleza. El sistema de relaciones sociales y productivas imperante en el mundo ha provocado, con demasiada generalidad, conductas incompatibles con la naturaleza, al crear ficticias necesidades de altos niveles de consumo, sin valorar los prejuicios que ello puede provocar en el medio ambiente semejantes conductas se reflejan a nivel social e individualmente, aún cuando las personas no se percatan en qué medida su conducta personal provoca verdaderas afectaciones ecológicas.
Por todo ello, se debe trabajar en la preparación de profesionales y técnicos calificados, que con la filosofía de la gestión total de la calidad, que sean capaces de diseñar y aplicar programas de eficiencia energética integrales.
Medidas para fomentar el uso racional de la energía
- Utilizar bombillas LED o de bajo consumo.
- Apagar los equipos electrodomésticos y las luces cuando no se estén utilizando.
- Desconectar los equipos electrodomésticos cuando no se vayan a utilizar en los próximos momentos, ya que conectados siguen consumiendo electricidad y, excepto los equipos de refrigeración, la inmensa mayoría de los equipos no tienen por qué estar conectados sin ser utilizados durante horas. Tal es el caso del período durante el día (en que las personas están en el trabajo o la escuela, por ejemplo) o durante la madrugada (cuando todos duermen)
- Aprovechar la luz natural y ventilar la casa para reducir el uso de aire acondicionado y calefacción (esta última, en países donde las temperaturas pueden bajar más que en los países tropicales).
- Utilizar electrodomésticos eficientes y etiquetados con la calificación energética A+++.
- Utilizar medios de transporte sostenibles como bicicletas o vehículos eléctricos.
- Fomentar el uso de energías renovables, como la solar, la eólica o la hidráulica.
- Concientizar a la población sobre la importancia del uso racional de la energía y la necesidad de reducir el consumo innecesario.
- Incluir estos temas en los programas de estudio de todos los niveles de educación.[1][2]
En Cuba
En 1997, se creó el Programa de Ahorro de Electricidad (PAEC), en momentos que la economía cubana comenzaba a recuperarse tras los años duros del Período especial.
Ante el incremento de la demanda y el consumo, se hizo necesario el control de los clientes estatales y residenciales para hacer un mejor uso de la electricidad, y promover proyectos educativos que motivaran a ahorrar.
En 2006, se implementaron los programas de la Revolución Energética en Cuba, entre los cuales, se pueden mencionar:
- Cambio de 9,4 millones de bombillos incandescentes por bombillos ahorradores.
- Cambio de 4,4 millones de equipos electrodomésticos ineficientes, de ellos 2,6 millones de refrigeradores.
- Instalación de la llamada “generación distribuida” con motores de alta eficiencia (grupos electrógenos), que pueden generar electricidad en zonas y lugares concretos y también, asegurar centros vitales y sensibles como hospitales, centros de bombeo de agua, industrias vitales, etc.
- Rehabilitación de las redes de distribución eléctricas.
- Ahorro y Uso Eficiente de la Energía en el sector estatal, principalmente en los altos consumidores.
- Campañas de divulgación para la promoción de las políticas de ahorro en la población y con el público infantil.
En el año 2009, se incrementó el papel de la planificación de la electricidad y la exigencia del cumplimiento del plan de consumo del servicio eléctrico. Se fortalecieron los Consejos Energéticos Provinciales y Municipales.
Se aprobó la Resolución 136 de 2009 del extinto MINBAS, que regulaba los estándares mínimos de eficiencia energética para los equipos de consumo final de la energía que se importaban, produjeran o comercializaban en el país.
Más tarde y con igual objetivo, correspondió a la Unión Eléctrica dirigir la encomienda con el nombre de URE (Uso Racional de la Energía).
El 12 de diciembre del 2012 fue creada la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE), que es una entidad adscrita al Ministerio de Energía y Minas (también creado en ese 2012). La ONURE se encarga de divulgar y promover las temáticas relacionadas con el ahorro y uso eficiente de la energía, mediante la elaboración de estrategias, campañas y soportes promocionales para elevar los conocimientos y una cultura energética en el país.
Por otra parte, a finales de 2024, se aprobó el Plan del Gobierno para la recuperación del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Y el 17 de diciembre de 2024, el Ministro de Energía y Minas, presentó ante la Comisión de Industria, Construcciones y Energía de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde entre las líneas principales se incluyó la construcción de 2000 MW de potencia, generados por fuentes de Energía renovable, así como también promover el uso de estas fuentes en los diferentes actores económicos del país, tanto en sus instalaciones como en los vehículos.[3][4][5]
Véase también
- ONURE
- MINEM
- Unión Eléctrica
- Física y cultura energética
- Eficiencia
- Eficiencia Económica
- Eficiencia organizacional
- Eficiencia del riego
Referencias
- ↑ Qué es uso racional de la energía Mundo Sustentable, consultado el 4 de enero de 2025
- ↑ Decreto-Ley-345-FRE-2017-Desarrollo-de-las-FRE-y-uso-eficiente-de-la-energía Cubasolar, consultado el 6 de enero de 2025
- ↑ Contribuye la ONURE con el ahorro de energía.Vanguardia, consultado el 6 de enero de 2025
- ↑ Entidades adscritas. Sitio WEB MINEM, consultado el 6 de enero de 2025
- ↑ Qué es la ONURE. Radio Holguín, consultado el 6 de enero de 2025
Fuentes
- Tablada, C. y Gladys Hernández.(2003). Petróleo, poder y civilizacion._ La Habana: Editorial Ciencias Sociales.155 pp.
- Kapitsa, P. (1985). Experimentos, teoría y practica._ Moscú Editorial Mir. 240 pp
- Borroto A. E et al. (2001). Gestión Energética Empresarial. Centro de Estudios de Energía y Medio Ambiente Universidad de Cienfuegos. Cienfuegos. Disponible en formato PDF.
- Campos, J. C. ; E. L., Figueroa y Lourdes Meriño. (2003). La Gerencia de la Energía en las Empresas. Disponible en: Atenas.
- Lapido, R. Margarita ; J. P. Monteagudo y A. E. Borroto Nordelo (2004). La gestión energética y la competitividad empresarial Disponible en : Cubasolar.
- Castejón F. (2005). La entrada en vigor del Protocolo de Kioto. Pensamiento critico. Disponible en:Pensamientocritico
- Fundora, L. J. (2006). La educación energética en Cuba. Realidades y perspectivas. Disponible en: http://ticat.ua.es/educacio-energetica
- González, P. F. et al. (2006). Energía y Desarrollo Sostenible._ La Habana: Editora Política. . 210 pp.