Pascuas Sangrientas

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Pascuas Sangrientas
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Monumento a los mártires de las Pascuas Sangrietas.JPG
Crimen cometido por la Tiranía de Fulgencio Batista
Fecha:23 y 26 de diciembre de 1956
Lugar:Zona norte de la antigua provincia de OrienteBandera de Cuba Cuba
Descripción:
Las tropas de la tiranía de Batista, llevaron a cabo una verdadera orgía de sangre y de dolor; por aplacar el espíritu rebelde y combativo de muchos que estaban decididos a derrotar a la dictadura militar impuesta.
Consecuencias:
Fueron asesinados 23 jóvenes revolucionarios. Una de las páginas más tristes y llenas de terror de la historia de Cuba.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
El Coronel Fermín Cowley Gallegos y esbirros de la tiranía batistiana

Pascuas Sangrientas. Entre los días 23 y 26 de diciembre de 1956 las tropas de la tiranía de Batista en la zona nororiental llevaron a cabo una verdadera orgía de sangre y de dolor; vano intento por aplacar el espíritu rebelde y combativo de muchos hombres y mujeres dignos del pueblo que estaban decididos a derrotar a la dictadura militar impuesta.

Contexto histórico en que se producen las Pascuas Sangrientas

Transcurría la década del 1950 del siglo XX en Cuba, en medio de una profunda crisis económico-social del país como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Esta pequeña isla ubicada en una zona geográfica privilegiada –considerada la llave del Golfo- era utilizada por los comerciantes y navieras para aprovisionarse, intercambiar y continuar viaje lo que no le eximía de su condición de país del tercer mundo, plagado de desigualdad, miseria, insalubridad, el analfabetismo y una vida plagada de incertidumbre para los pobres paralelo al enriquecimiento de los acaudalados que ostentan el poder –dueños de centrales azucareros e industrias importantes, monopolistas, terratenientes-. El pueblo signado por la explotación capitalista se lanza a reclamar sus derechos: huelgas, mítines, manifestaciones muestran su decisión de trasformar tales condiciones; al frente marcha la juventud acompañando a trabajadores y campesinos; la zona oriental de Cuba muestra una efervescencia revolucionaria que ocupa y preocupa a los gobernantes.

La región de Holguín, basada en la producción agrícola en desarrollo, sufría la sistemática penetración de capital extranjero y el saqueo de sus riquezas por las inversiones estadounidense en la industria azucarera, maderera y bananera bajo el monopolio de la United Fruit Company particularmente, así como en la extracción del níquel; se impone en los colectivos laborales condiciones infrahumanas de vida y de trabajo, el descontento reina en el movimiento obrero; las protestas de los trabajadores iban creciendo, sus demandas de aumentos salariales, del pago del diferencial azucarero y la exigencia de condiciones laborales mejores, entre otras, inquieta a los dueños de estas grandes e importantes propiedades extranjeras; estas acciones auguran el muy probable triunfo de los elementos políticos más radicales (Ortodoxos) en las elecciones señaladas para el año 1954, por lo que las fuerzas en el poder gubernamental -con el resuelto apoyo del gobierno yanqui- organizan y preparan una acción rápida, maniobra que impida ese resultado electoral.

El 10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista -en franca violación de la Constitución vigente- da un golpe de Estado militar e impone un régimen dictatorial. El Partido Socialista Popular, El Partido Ortodoxo y otros partidos oposicionistas no aceptan este acto de fuerza, antidemocrático; la repulsa popular no se hizo esperar: mítines, manifestaciones y, huelgas mostraron el rechazo; los estudiantes tomaron las aulas y las calles expresando su indignación ante el ultraje a la Patria. Desde entonces la efervescencia revolucionaria crecía. En la Universidad de La Habana la FEU convoca al estudiantado del país a expresar su sentir. La Generación del Centenario desarrolla protestas y escenifica una marcha homenaje por el natalicio de José Martí y como rechazo al denigrante acto golpista; en julio de 1953 un centenar de cubanos se levantan en armas y atacan la segunda fortaleza militar del país –el cuartel Moncada- en Santiago de Cuba y el Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo; los asaltantes hechos prisioneros fueron llevados a juicio y condenados, siendo recluidos en el Presidio Modelo (en Isla de Pinos); encarcelados comienzan a organizar un movimiento dentro del pueblo para deponer el régimen batistiano, con estructura celular clandestina al que denominaron Movimiento Revolucionario 26 de julio, como homenaje y recordación a aquellos que no sobrevivieron a la acción librada; los objetivos de este movimiento popular fue muy claro: sumar más y más personas a la lucha armada, recaudar fondos y demostrar el rechazo a la dictadura imperante; el alegato de autodefensa del abogado Fidel Castro se edita en un folleto para denunciar el estado deplorable en que vivía la población cubana, conocido como “La historia me absolverá”, lo que se difunde en la población; los familiares y amigos, y las masas populares en general no cesan de reclamar por los jóvenes presos; tal presión obliga al Gobierno exiliar a los atacantes; al ser amnistiados[1] los asaltantes a los cuarteles de Santiago de Cuba y el de Bayamo, marchan hacia México; desde tierras mejicanas actúan para lograr el regreso a la patria y continuar el enfrentamiento al gobierno golpista.

El 30 de noviembre de 1956 un levantamiento revolucionario se organiza en Santiago de Cuba para distraer la atención del régimen en apoyo a la llegada de la expedición armada prevista, la que arriba a la Isla el 2 de diciembre por Las Coloradas, en las costas de Manzanillo, territorio de la región de Bayamo en la entonces provincia de Oriente, 92 efectivos revolucionarios dispuestos a luchar contra el régimen dictatorial en el poder vienen en el yate Granma.

Todos estos hechos evidencian el sentir del pueblo, el rechazo al gobierno imperante, y la expresa decisión de luchar hasta su derrocamiento.

Los gobernantes y sus sicarios protegían, cuidaban las grandes propiedades norteamericanas asentadas en esta zona del Norte oriental de Cuba, entre ellas las bananeras y cañeras, los centrales azucareros de la United Fruit Co., las mineras, así como las riquezas cafetaleras y bancarias para lo cual tenían que mantener la “tranquilidad”, impidiendo cualquier tipo de disturbios y/o manifestaciones populares usando cuantos medios, métodos y vías fueran necesarios para lograrlo.

A finales de diciembre de ese año 1956 el presidente Fulgencio Batista convoca a una reunión con la Jefatura Militar de su Gobierno en la fortaleza de Columbia e imparte órdenes al Jefe del Regimiento Militar encargado de la zona nororiental –radicado en Holguín-, Coronel Fermín Cowley Gallegos, pone en práctica un plan dirigido a neutralizar el movimiento revolucionario que vienen gestándose en el territorio bajo su jurisdicción, plan que se concibió para los días de las celebraciones de Navidad.

Las Navidades

Una de las tradiciones más importantes del cristianismo es la celebración de las Pascuas, festividad que comienza el día 21 de diciembre y concluye el día 25, dedicada a compartir y disfrutar en familia; días de regocijo, de momentos felices, de visitas a los amigos, desear salud y prosperidad a todos…; igualmente realizar la “cena de noche buena” cada 24 de diciembre; en fin una semana dedicada a la unión, la paz, la armonía y al amor; de intercambios de regalos el día 25, Día de Pascuas[2].

Con la intervención norteamericana se oficializa en Cuba esta celebración por decreto militar, considerando el día 25 como festivo (Orden 176, del 21 de septiembre de 1899) [3]

En el año 1956 no sería así, individuos desalmados vistiendo uniformes del Ejército de Fulgencio Batista se dieron a la tarea de sembrar el terror, generar inseguridad y enlutar los hogares de muchos cubanos, desarrollando en la costa Norte del Oriente cubano una cruel y desalmada acción contra los desafectos al gobierno.

Regalo de navidad: operación represiva contra los efectivos revolucionarios

El plan orientado por el dictador contra sus opositores estaba brutalmente concebido, dirigido a liquidar los ímpetus de lucha de quienes se manifestaban en su contra; sádicamente denominado “Regalo de Navidad”. Tan criminal plan se concibió con la “pretensión” de atemorizar a la ciudadanía; como resultado fueron perseguidos, apresados, torturados y asesinados 23 hombres del pueblo, opositores o no al régimen, en los territorios de las actuales provincias de Holguín y Las Tunas[4] , hecho que el pueblo bautizó como “Las Pascuas Sangrientas”, por los días en que ocurre tal masacre -entre el 23 y el 26 de diciembre de ese año 1956-; una verdadera orgía de sangre y de dolor; vano intento por aplacar el espíritu rebelde y combativo de muchos hombres y mujeres dignos del pueblo que estaban decididos a derrotar a la dictadura militar impuesta. La repulsa e indignación fue inmediata, enérgica y pública.

El lanzamiento de volantes, proclamas, colocación de petardos, banderas del M-26-7 y carteles contra el régimen, así como pintura de letreros y consignas en paredes de ¡Abajo Batista!, ¡Abajo la tiranía!, unido a las denuncias de los actos abusivos del régimen dictatorial por la radio y otros medios, incrementaban el espíritu opositor y la esperanza del triunfo. Las constantes manifestaciones, huelgas, mítines y diferentes actividades revolucionarias contra la dictadura mostraron que no se podían acallar el sentir popular; patentizaban la decisión de continuar la lucha hasta lograr derrotar al tirano. Esta decisión -liderada por Fidel Castro Ruz, bajo la conducción del Movimiento 26 de julio, con la fuerza militar del Ejército Rebelde en las montañas y el apoyo de los luchadores clandestinos en el llano- llevaron a efecto la lucha insurreccional hasta el 1 de enero de 1959 cuando con la huida del tirano asume el poder un gobierno legítimo, de pueblo y para el pueblo.

Cronológica de los asesinatos cometidos por la dictadura batistiana en el Norte de Oriente entre los días 23 al 26 de diciembre de 1956

Para los autores y actores del sádico plan “Regalo de Navidad” no había presos, ni juicios, sólo muertos; una lista de más de cuarenta activos opositores al gobierno golpista se había confeccionado por los esbirros: líderes del Partido Socialista Popular, dirigentes sindicales, campesinos, obreros dignos que reclamaban con justeza sus derechos, e incluso estudiantes que evocaban las ideas martianas para cambiar la sociedad en que les tocó vivir…El macabro plan comienza.

Día 23: Fausto Orejón Forment y otros revolucionarios se dirigían en un carro rumbo a al cuartel de los guardia-jurados del central Preston con la intención de atacarlos cuando son interceptados por soldados de la tiranía, les conminan a bajarse para el registro de rutina; uno de los sicarios se lanza contra el joven descubriendo que porta un arma, forcejean, Orejón Forment se resiste a ser apresado, por lo que le dispara varios tiros a sedal; llevado al hospital de Nicaro fallece a consecuencia de los impactos de balas recibidos.

Día 24: en la noche son detenidos cuando salían del Club de Vista Alegre –luego de participar en un encuentro con otros revolucionarios- Luís Peña Martínez (Holguín, activo miembro Partido Ortodoxo, dirigente del MR-26-7) y William Alcides Aguilera Ochoa (Holguín, destacado dirigente del MR-26-7); aparecen sus cadáveres en la madrugada del día 26, sus cuerpos con evidencias de torturas.

Enrique Casals Villarreal (Jobabo, dirigente sindical azucarero, miembro del PSP), hecho prisionero cuando en la noche se dirigía a su habitación en una cuartería del central; al día siguiente su cuerpo aparece bajo un puente de la línea del ferrocarril, en el lugar llamado “Las 27”, en Jobabo, Las Tunas.

Mártires de las Pascuas Sangrientas.

Días 25 y 26 de diciembre: suman 19 los restantes cadáveres de opositores o no al sanguinario régimen dictatorial de Fulgencio Batista que van apareciendo a lo largo del Norte oriental, la gran mayoría con muestras de torturas en sus cuerpos:

  1. Luís Sera Moreno (Delicias, Puerto Padre, miembro del PSP)
  2. Pedro Miguel Díaz Coello (Holguín, organizador y dirigente del MR-26-7)
  3. Loynaz Hechavarría Cordovéz (Marcané, dirigente sindical azucarero y del PSP).
  4. Thelmo Esperance Leveille (Banes, miembro de la dirección del MR-26-7).
  5. José Marcial E. Pérez Cruz (San Germán, militaba en las filas de la Ortodoxia)
  6. José Mendoza García (San Andrés, dirigente local del Partido Ortodoxo)
  7. Alejo José Tomás López (Delicias, dirigente obrero en el central, miembro del PSP)
  8. Héctor Infante Pérez (Delicias, activo miembro del PSP)
  9. Silverio Núñez Hernández (Mayarí, trabajador víctima de la tiranía en el poder)
  10. Manuel Aquiles Espinosa Salgado (Victoria de Las Tunas, acusado de “comunista”)
  11. Ramón Téllez Peña (Victoria de Las Tunas, activo militante del PSP)
  12. Ángel Valerio Consuegra (Manatí, líder obrero en el puerto y activo miembro del PSP)
  13. Jesús Manuel Feliú Leyva (Holguín, destacado dirigente sindical tabacalero y del PSP)
  14. Gilberto Teodoro González Rojas (Cacocum, activo dirigente del MR-26-7)
  15. Antonio Concepción Perodín (Chaparra, miembro PSP y MR-26-7)
  16. Isaac Hernández Oliver (Aguarás, campesino, padre de familia víctima de la tiranía)
  17. Enrique Morgan Nicolau (Mayarí, activo militante del PSP en el Central Preston)
  18. Pelayo Cusidó Torres (Victoria de Las Tunas, destacado antibatistiano, del PAC)
  19. Armando Marcelino Guzmán Guidi (Mayarí, trabajador víctima del régimen dictatorial)

Con esta cadena de horrendos crímenes los gendarmes en el poder cumplen la misión ideada pero no logran el objetivo de amedrentar al pueblo ni de destruir el Movimiento Revolucionario 26 de Julio en la región nororiental. Líderes importantes del Movimiento fueron asesinados como Pedro Díaz Coello, Luís Peña Martínez, William Aguilera Ochoa, Gilberto T. González; también mataron a dirigentes sindicales (Loynaz Hechavarría, Alejo José Tomás, Jesús M. Feliú Leyva, Antonio Concepción, Enrique Casals) y se ensañaron con sencillos hombres de pueblo, trabajadores y campesinos que no aceptaban a los corruptos gobernantes ni su secuela de vicios y males; 23 fueron los hijos, esposos, padres de familias, hermanos y amigos que en los aciagos días del 23 al 26 de diciembre de 1956 perdieron sus vidas; tristes días que el pueblo bautizó como las “Pascuas Sangrientas”, el pueblo no se equivocó, fue un baño de sangre. La repulsa popular fue permanente.

La lucha no cesa, la indignación y el dolor multiplicaron el apoyo al Movimiento Revolucionario 26 de Julio, a la incipiente Revolución que llevaría al cambio radical, a extirpar de raíz los males engendrados por quienes usurparon el poder en 1952. El amor patrio se cimentó con la sangre derramada; las acciones de sabotajes contra el gobierno tiránico, autocrático y dictatorial se incrementan; el movimiento revolucionario emergió más vigoroso que antes, ahora impregnados de mayor sentimiento patrio y repulsa contra los crímenes cometidos, por la pérdida de tan valiosos hijos, por la rabia y el odio contra quienes mezquinamente asesinan; las masas se levantan decididos a lograr la razón por la que ofrendaron sus vidas tantos dignos hombres del pueblo: la libertad Patria. Se reorganizan y aglutinan las fuerzas junto el M-26-7, muchas manos enarbolaron sus banderas, se hicieron herederos de sus principios y alcanzaron sus objetivos.

Inmediatamente después de los hechos de “Las Pascuas Sangrientas” la dirección nacional del M-26-7 reorganiza las células y traza un plan de acción. Las denuncias en los medios informativos, las actividades político-revolucionarias, los sabotajes en las redes eléctricas, telefónicas y telegráficas, entre otros demuestran que siguen vigentes los ideales y la decisión del cambio radical trazado.

En mayo de 1957 parte el primer grupo de holguineros hacia la Sierra Maestra, integrándose a las filas del incipiente Ejército Rebelde. De Las Tunas se suman varios grupos de “alzados” mientras en las ciudades y poblados las actividades subversivas evidencian la solidez de la estructuración y acción revolucionarias.

El 23 de noviembre de 1957 efectivos revolucionarios del 26 de Julio en Holguín -en nombre del pueblo- ajustician al Jefe del Regimiento No.8, Coronel Fermín Cowley Gallegos, por su actuar en “Las Pascuas Sangrientas”, culpable de la muerte de 16 expedicionarios del yate Corynthia[5], su proceder con los caídos en Matatoro[6] , y de tantos otros asesinatos.

La justicia revolucionaria fue efectiva a un año del “Regalo de Navidad”; se hizo realidad el sentir del pueblo. Pensaron amilanar a la población, la lucha no se detuvo.

Tal proceder no pudo impedir que el 1 de enero de 1959 triunfara la Revolución, y con ella se yerguen en obras conmemorativas y sociales quienes ofrendaron sus vidas para conquistar la verdadera libertad Patria, como merecido recuerdo y agradecimiento por sus sacrificios; siempre estaremos en deuda con ellos, jamás podremos compensar sus sufrimientos ante las torturas vividas ni la pérdida de los seres queridos en tantas familias; todo cuanto hagamos por consolidar los sueños que ellos no lograron alcanzar en sus luchas resulta poco.

Hoy la obra de la Revolución se erige como monumento permanente de recordación y homenaje a los que ayer cumplieron desinteresadamente con su deber, legándonos su ejemplo y sus vidas mismas, mostrándonos el sendero luminoso a seguir.

Discurrieron los días amargos, los recordaremos a todos con respeto y admiración porque supieron vivir con y por el pueblo; centros laborales y de estudio ostentan sus nombres, y se les rinde homenaje de recordación con trabajo y con amor.

Poesía de Nicolás Guillén

El poeta Nicolás Guillén, escribió en diciembre de 1956, una poesía sobre estos sangrientos hechos.

PASCUAS SANGRIENTAS DE 1956

Luna fija y redonda de níquel taciturno,

tú, sempiterna cómplice de la novia que espera,

medallón suspendido sobre el pecho nocturno,

¿viste llegar la Muerte con sus ojos de cera?


Luna grande del trópico que estás entre las cañas,

tú, que de noche vives, luna, tú que no duermes

y rompes tus espejos en las finas montañas,

¿pudiste oír el grito de los pechos inermes,

ver la corbata ruda de correa o de soga

que los ojos agranda y los cuellos ahoga?


Luna grande del trópico, alta sobre el palmar,

tú que despierta estabas aquella noche triste,

luna fija y redonda, tú que todo lo viste,

no te puedes callar, ¡no te puedes callar!

Referencias

Bibliografía

  • Colectivo de autores: Las Pascuas Sangrientas. Imprenta Combinado Gráfico “José Miró Argenter”, Holguín, 1987.
  • Duharte García, Annia y Armas Blanco, Olga: La República holguinera a través de José Agustín García Castañeda. Holguín, Universidad de Holguín.
  • Iglesias Utset, Marial: Las metáforas del cambio en la vida cotidiana: Cuba 1898 – 1902. La Habana. Ediciones Unión, 2003.
  • Archivo Provincial de Holguín. Fondo Lucha Insurreccional, Expediente Registro 133. Ramírez Feliú, Andrés, La lucha Insurreccional en Holguín (Desde el 10 de marzo de l952 hasta el 29 de mayo de 1957) mecanografiado.
  • Archivo Provincial de Holguín. Fondo PCC- Comisión Regional de Investigaciones históricas. Noticias de carácter político salidas en la prensa holguinera: NORTE (Del 11 de marzo 1952 hasta el 3 de diciembre de 1957) mecanografiado
  • Entrevista y trabajo conjunto con Víctor Manuel Marrero, Historiador de la provincia de Las Tunas, año 2019