Roque Eugenio Garrigó y Salido

Roque E. Garrigó y Salido
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NacimientoMatanzas, Cárdenas
Fallecimiento17 de diciembre de 1936
Cienfuegos
Nacionalidadcubana Bandera de Cuba
OcupaciónAbogado
Partido políticoPartido Liberal

Roque Eugenio Garrigó y Salido. Abogado matancero que de forma justiciera aplicaba las leyes, demostrando ser un hombre de convicciones, de ideales, con extraordinario valor cívico y personal.

Niñez

Nace en la provincia de Matanzas el 26 de diciembre de 1876, en posición desahogada, ya que su pro­genitor poseía el Ingenio Mercedes enclavado en la planicie de Jovellanos. Su niñez la pasó obser­vando al hombre trabajador, dándose cuenta de sus ne­cesidades y sufrimientos, contemplación que utilizó en el futuro para describir en sus trabajos la vida azarosa del campesino de su país.Muy pequeño aún notaron los profesores del Colegio "San Luis Gonzaga" de la ciudad de Cárdenas, donde estudió la primera enseñanza, sus deseos de superar, distinguiéndose entre todos los alumnos del plantel.

Juventud

En el Instituto de Matanzas se graduó de Bachiller el 28 de junio de 1893, con las más altas calificaciones. De igual modo sobresalió en la Universidad de La Habana en cuyo centro docente ingresó el 30 de sep­tiembre del mismo año, logrando con su esfuerzo y apli­cación alcanzar excelentes notas en la Facultad de Filo­sofía y Letras, y después en la de Derecho Civil y Ca­nónico hasta obtener la investidura de Licenciado en 3 de junio de 1898.

El tribunal ante quien hizo el ejercicio final Garrigó, compuesto por profesores tan eminentes y parcos en los elogios como los doctores. Leopoldo Berriel, que lo presidió, José A. del Cueto y Octavio Averhof, escu­charon con la mayor atención el tema que eligió sobre Medios de que se vale la Administración para realizar el fin permanente del Estado. En los años del estudiantado practicó Garrigó en el bufete del Dr. Pedro G. de Medina, quien le estimuló y animó para que llegase al término de su carrera con suficientes conocimientos, enseñanzas que de veras aprovechó, recibiendo después el título de Notario que la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública le en­tregó en 16 de junio de 1899.

Carácter

Salió Garrigó del Alma Máter orgulloso de su tí­tulo natural de su impe­tuoso carácter. Pensaba en un porvenir halagüeño lle­vando por divisa la honradez. En los cargos que hubo de desempeñar, ni en su ejecutoria profe­sional se encuentra una sola mancha de hombre público. Su hogar, constituido al contraer nupcias con la distinguida dama Dolores Garrigó y Calderón, fue un sagrario.

En el Juzgado de Jovellanos demostró ser un funcionario que no se doblegaba ante nada ni por nadie, resultando en su vida pública un hombre de convicciones, de ideales, con extraordinario valor cívico y personal y de sin igual atracción.

Trayectoria laboral

Trabajo con el Dr. Francisco Figueras, autor de la notable obra Cuba y su evolución colonial. Fue al lado de este jurisconsulto donde comienza a trabajar Garrigó y se consolida de una manera sobresaliente su valer en la carrera que eligió para luchar por la existencia. Tam­bién adquirió el amor a los buenos libros al lado de Pi­gueras, quien poseía una excelente biblioteca, donde Garrigó se pasaba los días, aun los fes­tivos, encerrado entre aquellos anaqueles, logrando con su constancia y estudio una firme cultura jurídica e histórica, que mucho le sirvió para los artículos que entonces principió a escribir contra los desmanes de los gobiernos que hemos padecido.

Con bastante preparación ingresa en la carrera ju­dicial para desempeñar el Juzgado Municipal de Jovellanos, donde actúa con severidad y aplica las leyes, que conocía profundamente, con espíritu justiciero, sin ocuparse del caciquismo político que entonces daba sus primeros pasos en la nueva República hasta arraigarse en la forma de todos conocida. Garrigó ocupó otro elevadísimo cargo durante el gobierno del Presidente doctor Grau San Martín,quien con mucho acierto lo designó para la fiscalía del Tribunal Supremo, y cuya gestión en tan elevada po­sición será confrontada cuando lleguemos al estudio del libro que dio a la publicidad a propósito de su re­nuncia.

En sus continuos retiros en la biblioteca de Figueras los estudios histó­ricos fueron de su mayor predilección. En política actuó Garrigó desde 1906. Se encon­traba en Cárdenas dedicado a su bufete cuando la Re­volución de Agosto y la renuncia del presidente D. To­más Estrada Palma. Fue en aquella oportunidad cuando dio a luz su libro La Convulsión Cubana, que concibió en momentos de inmensa agitación partida­rista en toda la República, sirviendo de incitativo para que ingresase en la vida pública de su país, ya que co­nocido en los centros políticos e intelectuales se estimó útil su colaboración al extremo que, a petición de sus admiradores, se afilió en el Partido Liberal, donde la­boró intensamente, con brillo, destacándose como ora­dor elocuente, adquiriendo popularidad na­cional. Fue entonces que fundó y dirigió El Impulso desde cuyas columnas libró valientes campañas a favor del emblema del gallo y el arado.

Se conoce en la forma que se dividió en aquel período el Partido Liberal entre partidarios del general José Miguel Gómez y del doctor Alfredo Zayas. Garrigó defendió la tendencia que apoyaba a este úl­timo y postulado para Representante resultó electo por la provincia de Matanzas.

Ya en el escaño del legislador se dedicó completa­mente a la defensa de cuanto consideró beneficioso para el bienestar y progreso de su país, dejando en las actas de la Cámara baja la prueba de su desinterés e iniciativas, pudiendo asegurarse que fue el primer le­gislador que con actividad digna de encomio ocupóse inteligentemente del mejoramiento de la cultura na­cional, toda vez que sometió a la consideración de sus compañeros un proyecto de ley en junio de 1911, donde se destinaba un crédito para la construcción de un edificio de cinco pisos y capacidad bastante con des­tino al ArcMvo y Biblioteca Nacionales y Academia de la Historia de Cuba.

El hecho de haber sido derro­tado el partido en que militaba a fines de 1917, lo obli­garon a salir de Cárdenas. Instalado en Cienfuegos abrió su bufete de abogado y como poseía amplia cul­tura jurídica, bien pronto contó con numerosa clien­tela, separándose de toda actividad política, pero con­servando su filiación liberal.Inconforme con los procedimientos de su viejo amigo el Presidente de la República Dr. Alfredo Zayas, se unió con su dina­mismo habitual a la agrupación de Veteranos y Pa­triotas, sumándose a la protesta armada contra aquel régimen en compañía del coronel Federico Laredo Bru, Primer Magistrado de la Nación, y otros partidarios, como lo había hecho anteriormente en el levantamiento contrario a la reelección del general Mario G. Menocal.

Más tarde fue el líder del movimiento de rebeldía en Cienfuegos contra los mangoneadores del Partido Liberal, dentro del grupo denominado Unión Cívica, que lo designó para la Alcaldía, no postulándolo la Asamblea, pero impidió el triunfo del candidato que había impuesto la camarilla adueñada del Ejecutivo del citado Partido. En desacuerdo con la reforma de la Constitución defendida por el Presidente general Gerardo Machado, y con su gobierno a partir de 1928, se separó del Par­tido Liberal para sumarse a la oposición. Entre los prisioneros de la revuelta de 1931, se hallaba Garrigó a quien internaron primero en el Castillo del Príncipe y después en la fortaleza de la Cabaña, en cuyo lugar fue el animador de sus compañeros de prisión por su entereza, locuacidad, anécdotas, etc.

El golpe del 4 de septiembre tuvo en Garrigó un entusiasta aliado y el Presidente Dr. Ramón Grau San Martín un consejero leal y un funcionario honesto.

De sus obras

La bibliografía cubana deberá a Garrigó el pro­ducto de obras notables, que concibió y dio a la estampa después de acuciosas investigaciones, sin ocultar las; fuentes como hace todo escritor honrado. Sus ensayos afortunados sobre narraciones costum­bristas, tradiciones históricas, juicios críticos, estudios sociológicos, etc., constituyen en su carrera literaria y periodística un blasón que perdurará en los anales de las letras patrias.

En 1911, el prestigiosísimo Colegio de Abogados de La Habana premia con medalla de oro y regalo del Sr. Presidente de la República el trabajo presentado a concurso por Garrigó con la denomina­ción América. José Martí.

Hasta 1922 permanece en silencio Garrigó dedi­cado por entero a su profesión de abogado y notario en la Perla del Sur. Pero en dicho año sorprende a sus admiradores con la publicación de América. Don José de la Pezuela y Ceballos. Su mando político y mi­litar en Cienfuegos, Cuba..Esta obra sirvió en sus investigaciones al autor para formarse una idea clara de la vida y desarrollo de la municipalidad cubana en tiempos de la Colonia, con singularidad de la de Cienfuegos de cuyo Ayun­tamiento fue Abogado Consultor, aprovechando esta oportunidad para expurgar en sus actas y tomar de ellas cuanto consideró necesario para redactar el inte­resante fragmento de la historia de Cuba que presentó con el título antes citado. Pero su objeto principal fue reseñar el período durante el cual desempeñó el cargo de Teniente Gobernador de Cienfuegos el coronel José de la Pezuela, designado para sustituir a otro militar de su misma graduación nombrado D. Domingo Ver­dugo, segundo esposo de nuestra gran poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda, quien le entregó el mando el 9 de agosto de 1860, previa las formalidades de ritual.

En un folleto insertó Garrigó el discurso que pro­nunció en Cruces el 28 de enero de 1925, con motivo del natalicio de José Martí, que tituló Pro-Isla de Pinos y en el cual a manera de prólogo reproduce declaraciones hechas en fecha análoga por el entonces Presidente de la República, respecto a que quería que Cuba fuese honrada y libre como la soñó Martí.

Fue designado miembro Correspondiente en la ciudad de Cienfuegos, trabajo que comprende 35 páginas de los Anales del año de 1925. Lamentable resulta que análisis tan prolijo sobre la política del gobierno de Washington hasta llegar a la aprobación de la famosa Doctrina, no sea más cono­cido, ya que representa un esfuerzo de benedictina in­vestigación y donde son transcritos documentos poco divulgados, que el autor divide en capítulos denomi­nados "El destino manifiesto" y "La doctrina de Monroe", disertación (sobre la Doctrina del Destino Manifiesto y Doctrina Monroe) en que Garrigó mantiene su ideo­logía favorable al más puro americanismo.

En el concurso "José A. González Lanuza" cele­brado por el Colegio de Abogados de La Habana en 1923, se otorga nuevo premio a Garrigó consistente en medalla de bronce por su tesis Misoneísmo Político Or­namental.

Esta contribución a la sociología nacional no se co­noció hasta tres años después de haber sido escrita, pues se dio a luz en 1926 "en horas de franca espe­ranza reconstructiva" a virtud de las promesas hechas al país por el primer Magistrado de la Nación al tomar posesión de su cargo, sobre imponer un alto a la inmo­ralidad que estorbaba y dañaba a la patria, e imponer el orden que se colocaría por encima de la licencia.

Obras más conocidas

En el Ateneo de Cienfuegos leyó Glarrigó una con­ferencia la noche del 25 de agosto de 1926, que intituló Juan Clemente Zenea

Mereció el primer premio en el concurso anual de 1927, fue el presentado por Garrigó sobre el tema Historia documentada de la Conspiración de los Soles y Rayos de Bolívar que se publicó en dos volúmenes.

Transcurrió más de un quinquenio desde que se pu­blicó el último libro citado hasta el que con el nombre de Revolución falseada salió en 1934, con el subtítulo de "Confidencias del ex-Fiscal del Tribunal Supremo".

La producción literaria e histó­rica de Garrigó, quien, además, tenía en preparación El Imperio y la Paz, estudio sobre las relaciones inter­nacionales en las Repúblicas del Nuevo Mundo; Guamutraya, evocaciones históricas referentes a un viaje a la [[Sierra de Trinidad y Evoluciones de las ideas y prácticas constitucionales en la isla de Cuba

Dejó terminada una monografía acerca del poeta dramático español Félix Lope de Vega Carpió.

En lo que respecta a la colaboración de Garrigó en periódicos y revistas, mucho se encuentra con su firma o con el seudónimo que usó de "Leoncio" en:

Muerte

Fuente