Diferencia entre revisiones de «Alejo Carpentier»

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'''Alejo Carpentier Valmont'''. Gran novelista cubano. Intelectual excepcional y descollante figura de la vanguardia estética y el pensamiento cubanos. Cultivó con éxito, además de la narrativa, la crítica periodística cultural y el ensayo. Se destacó también como teórico del mundo latinoamericano y caribeño, musicólogo y gestor de proyectos editoriales, plásticos y musicales.  
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'''Alejo Carpentier Valmont''' ([[1904]]–[[1980]]). Gran novelista cubano. Intelectual excepcional y descollante figura de la vanguardia estética y el pensamiento cubanos. Cultivó con éxito, además de la narrativa, la crítica periodística cultural y el ensayo. Se destacó también como teórico del mundo latinoamericano y caribeño, musicólogo y gestor de proyectos editoriales, plásticos y musicales.  
 
  
 
== Biografía  ==
 
== Biografía  ==

Revisión del 10:12 1 ago 2011

Alejo Carpentier
Información sobre la plantilla
Carpentier.jpg
Escritor cubano
NombreAlejo Carpentier Valmont
Nacimiento26 de diciembre de 1904
Lausana, Bandera de Suiza Suiza
Fallecimiento1980
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
OcupaciónEscritor
Obras destacadasEl siglo de las luces, El Reino de este Mundo, Guerra del tiempo, Cervantes en el Alba de Hoy
PremiosPremio Miguel de Cervantes en 1977, y el Premio Médici, en 1979.
Sitio web
Cuba Literaria Alejo Carpentier

Alejo Carpentier Valmont. Gran novelista cubano. Intelectual excepcional y descollante figura de la vanguardia estética y el pensamiento cubanos. Cultivó con éxito, además de la narrativa, la crítica periodística cultural y el ensayo. Se destacó también como teórico del mundo latinoamericano y caribeño, musicólogo y gestor de proyectos editoriales, plásticos y musicales.

Biografía

Nació en Lausana, Suiza, el 26 de diciembre de 1904, aunque siempre manifestó haber nacido en la Calle Maloja, en La Habana, en estrategia para burlar la represión machadista, que podía deportarlo como extranjero no grato. Sus padres –un arquitecto francés y una rusa de refinada educación- se trasladaron una vez casados a La Habana, una ciudad en expansión y desarrollo que parecía prometer éxito a la familia. Gozó de una esmerada educación que combinó una formación bilingüe -en español y francés-, la pasión por la lectura y una gran vocación musical. Su primera infancia transcurrió en el Cotorro (La Habana), y realizó estudios en el Candler College y en el colegio Mimó, mientras estudiaba música con su madre.

Vida Profesional

En 1912 viajó a París y asistió a clases en el Liceo de Jeanson de Sailly. Comenzó estudios de arquitectura en 1921 en la Universidad de La Habana, siguiendo los pasos paternos, prósperos hasta entonces; pero, pronto, la ruptura del matrimonio y el abandono del hogar por el padre, deterioraron la economía de la familia y demandaron la salida de Carpentier de la Universidad y su incorporación al trabajo remunerado. Encontró empleo como periodista, con trabajos que debió poner a la firma de su madre, Lina Valmont, por no tener edad para ser contratado, según ha probado el investigador Sergio Chaple. Trabajó en La Discusión –donde tuvo a su cargo la sección de Obras famosas- y luego en Chic, El Heraldo de Cuba y Social. En 1923 fue nombrado jefe de redacción de Hispania y, al año siguiente, de Carteles, revista en la que colaboró asiduamente hasta 1948. Participó en 1923 en la famosa Protesta de los Trece liderada por Rubén Martínez Villena, y se integró al Grupo Minorista. En 1926 asistió a un congreso de escritores celebrado en México; viajó por ese país y entabló amistad con el pintor Diego Rivera. Fue uno de los fundadores, en 1927, de la Revista de Avance, donde publicó su poema «Liturgia». Por esa época sufrió prisión, acusado de «comunista». En la cárcel escribió la primera versión de su novela ¡Ecué-Yamba-O! Una vez liberado organizó, junto con Amadeo Roldán, conciertos de «música nueva», en los que se estrenaron en Cuba obras de Stravinsky, Poulenc, Eric Satie y Malipiero. Colaboró en Musicalia, Revista de La Habana y Aventura en Mal Tiempo, esta de Santiago de Cuba. En 1928 escribió los argumentos de los ballets La Rebambaramba y El milagro de Anaquillé, musicalizados por Amadeo Roldán.

Conoció a Robert Desnos, escritor y poeta francés, en un congreso de periodistas celebrado en La Habana y, con el pasaporte y los papeles de identidad de éste, abandonó subrepticiamente el país para radicarse en París. Allí trabajó como jefe de redacción de la revista Musicalia –undada por el compositor mexicano Manuel Ponce, y colaboró en Bifur, Documents, Revista de Oriente, Cahiers du Sud. Breton lo invitó a colaborar en La Revolution Surrealista y, en 1930, fue nombrado jefe de redacción de Imán, revista publicada en castellano. Dirigió los estudios Fonoric, de París, dedicados a grabaciones musicales y programas de radio, de 1933 a 1939.

Confluencias Literarias con el Esoterismo Francés de Carpentier

Este reducido marco de homenaje a una de las más grandes figuras de las letras hispanas y universales.Sus reflexiones hacen partícipe al descifrador informado, sobre los aspectos más relevantes de la tradición ocultista en el campo de la literatura.La asimilación de sus conocimientos humanos, estaba intrínsecamente unida a su innata manera de aprehender.Su aporte a la literatura hispanoamericana, se aprecia en el arte, la prosa poética y la cultura, para alcanzar la liberación espiritual de la evolución histórica de la humanidad.Asume y demuestra hasta dónde puede llegar la sana y noble unificación del arte con el ocultismo.Conocía perfectamente la cultura europea como uno de sus pobladores que hubieran nacido en algunas de las ciudades del Viejo Continente. Se vuelve a evocar su nombre y su figura, como otra nueva confluencia histórica-metafísica que hoy vive el mundo, tras la amargura de los sueños y las esperanzas de un mundo mejor.Su que hacer cultural ilumina el fructífero tiempo del que también fue protagonista con su célebre obra Concierto barroco. Su prosa legítima es un riachuelo de luz para el esclarecimiento y la búsqueda de la verdad.

Imago Mundi

Lo esotérico es un tópico escabroso y controvertible dentro de la historia, la sociedad y la literatura universal. El buen gusto que le proporcionaban estas materias, relacionadas con la vida de las hermandades y el conocimiento albergado en sus salones de confraternidad. Carpentier refiriéndose a: El siglo de las luces

En otro plano, me impresionó vivamente el desarrollo, a fines del Siglo XVIII, de las sociedades secretas y de las cofradías esotéricas, que se efectuaba paralelamente al del impulso revolucionario colectivo. En Haití se formaron numerosas filiales del movimiento «martinista», originado en Lyon, y que tuvo a un gran animador en Martínez de Pascually, un verdadero iluminado…»

Carpentier hilvana la práctica hermética en simetría con la experiencia mundana, transfigurando los elementos de un discurso apolíneo, escultural y trascendental que recorre toda la narración. Sus novelas se diferencian de las demás formas narrativas latinoamericanas, en la erudición del lenguaje, la cultura, la formación que confiere la historia, la religión, los movimientos ideológicos y la naturaleza del homo sapiens.

Substrato Alegórico

Arguye de sus novelas, El reino de este mundo y Los pasos perdidos, la noción perteneciente al ciclo de lo real maravilloso.

«… Lo real maravilloso es lo mágico al estado bruto, tal como se encuentra en la historia de Mackandal…»

«… reconocía que toda una cultura, con sus deformaciones y exigencias, me separaba de esa frente detrás de la cual no debía haber siquiera una noción muy clara de la redondez de la tierra …»

El recurso del método, parodia al gran Descartes, por su colosal obra El discurso del método, Carpentier crea los hilos entre las culturas que danzan al son del mundo antiguo y moderno. El Concierto barroco anuncia un giro hacia el esquema del pensamiento vivificado por el verbo musical.

«…—Kábala-sum-sum-sum —coreó Antonio Vivaldi, dando al estribillo eclesiástico, una inesperada inflexión de latín salmodiado…»

AFLUENCIAS Y CONVERGENCIAS

La consagración de la primavera es la quintaesencia que se desprende de toda su obra, vida y pensamiento. Confluyen en un valor de conjunto, aspectos que tanto preocuparon su espíritu investigativo. Encierra las reflexiones actuales en torno a las disyuntivas de la multiculturalidad

Dilemas y Confluencias

El leitmotiv de Carpentier es la ley de correspondencia, que ofrece sus puntos de vista sobre la crítica de las artes plásticas y la literatura universal. Su mirada creó el prototipo sobre el temperamento pictórico de cada uno de los grandes genios del arte. Lo que agudiza más la justeza de Carpentier, es el tratamiento específico que le dá a cada enjuiciamiento suyo una fuerza criteriológica insuperable. Colocando la teoría de la universalidad del arte en primer peldaño, nos invita a la humanización reflexiva.

Búsqueda de Logos

Fue un escritor con un gran alcance en las ideas. Con una amplia visión en los mundos inteligibles del ser pensante y humano. Sus crónicas mantienen siempre una expectativa de ir más allá de los conceptos relativos. Con un oficio consumado en la escritura, valora el talento natural en la particularidad primordial de cada circunstancia. Tenía la condición casuística e incidental de sustentar el vigor creativo y sus múltiples facetas gnoseológicas. Aborda en las temáticas electivas de la poesía su relación con los escritores del pasado, que sostuvieron vínculos de alguna clase con las doctrinas esotéricas. Es notorio, apreciar una especie de escritura afiligranada en exquisita orfebrería. Al penetrar en el vergel del logos carpenteriano, se encuentran posibilidades télica-cognoscitivas, del discurso por donde se consigna su gama epistemológica. Demuestra amplitud en el compás de su abanico con la crítica literaria, donde llega a plasmar su apreciación pluricultural del ocultismo.

Publicaciones e Investigaciones

Viajó a Madrid, donde publicó ¡Ecué-Yamba-O! 1934 y entabló amistad con Federico García Lorca, Rafael Alberti, José Bergamín y Pedro Salinas. Junto a Nicolás Guillén, Juan Marinello y Félix Pita Rodríguez, como representantes de Cuba, participó en el II Congreso por la Defensa de la Cultura, celebrado en Madrid y Valencia en 1937. Regresó a Cuba dos años después y colaboró en Revista Cubana, Conservatorio, La Gaceta del Caribe, Orígenes y Nuestro Tiempo.

Visitó Haití con Louis Jouvet en 1944. Por encargo del Fondo de Cultura Económica de México, realizó investigaciones musicológicas, especialmente en Santiago de Cuba, que permitieron revalorizar la obra de los olvidados Esteban Salasy Manuel Saumell. Al año siguiente se instaló en Venezuela, donde trabajó en la publicidad y la radio y colaboró en El Nacional de Caracas, en larga etapa de 1946 a 1958. Recorrió la Gran Sabana Venezolana, el Alto Orinoco y el territorio amazónico entre 1947 y 1948.

Con el triunfo de la Revolución cubana, en 1959, regresó a su patria y fue nombrado vicepresidente del Consejo Nacional de Cultura. Impartió clases de Historia de la Cultura en la Escuela de Historia de la Universidad de La Habana. Al crearse la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, figuró entre sus vicepresidentes y fue uno de los responsables de la revista Unión, junto con Nicolás Guillén y Roberto Fernández Retamar. Entre 1963 y 1968 fue director de la Editorial Nacional de Cuba, tras lo cual fue designado Ministro Consejero para Asuntos Culturales en la Embajada de Cuba en París.

Obras

Escribió los libretos de las cantatas Yamba-O 1928 y La pasión negra 1932, ambos con música de Marius François Gallard, y Las puertas del sol 1970, con música de Michel Pung. Colaboró con Darius Milhaud en la cantata Invocations, con Paul Claudel en Le livre de Cristophe Colombo -para radio- y con René Dahon Maeterlink en La princese Maleine. Textos suyos fueron musicalizados por varios compositores, entre ellos el cubano Alejandro García Caturla. En Social y Carteles, publicó traducciones del francés de cuentos, ensayos y artículos. Tradujo al francés el poema de Pablo Picasso El entierro del Conde de Orgaz.

Alejo Carpentier es considerado uno de los artífices de la renovación de la narrativa latinoamericana, en particular por su estilo de escritura, que incorpora todas las dimensiones de la cultura –incluidos sueños, mitos, magia y religión- en su idea de América. Definió su método artístico como expositor de lo "real-maravilloso" americano en su barroca realidad.

A partir de El reino de este mundo, sus novelas han sido traducidas a distintas lenguas occidentales: Alemán, Checo, Danés, Eslovaco, Finlandés, Francés, Holandés, Húngaro, Inglés, Italiano, Lituano, Noruego, Polaco, Portugués, Rumano, Ruso, Sueco, Serviocroata; algunas de ellas han visto numerosas ediciones.

Premios

Le fue otorgado el Premio Miguel de Cervantes en 1977, y el Premio Médici, en 1979.

Véase También

Fuentes