Hombres sin mujer (libro)

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Título originalHombres Sin Mujer
Autor(a)(es)(as)Carlos Montenegro
Editorial:Letras Cubanas
ColecciónBLC
GéneroNovela
ImprentaEmpresaGráfica: Haydee Santamaría, Palma Soriano
EdiciónImeldo Álvarez
Diseño de cubiertaAlfredo Montoto Sánchez
IlustracionesLuis Carlos Rámila
ISBN959-10-0606-3
PaísCuba
Sitio web
www.cubaliteraria.com
‘‘Hombres Sin Mujer.” Hombre Sin Mujer es una reflexión sobre la condición humana, las relaciones homosexuales y el código de honor de los hombres condenados al desamparo y a la soledad del presidio antes de 1959, en Cuba.

Sinopsis

Carlos Montenegro se sitúa con esta novela y sus cuentos, en una posición importante entre los autores cubanos que publicaron su obra durante la República. Se incluye también este volumen, un conjunto de sus cuentos, con lo que se ofrecerá un panorama representativo del autor.

Valoración de la obra por Imeldo Álvarez

Montenegro disparaba sus criterios entre palabrotas de la más pura marginalidad pues no le importaba dar la impresión de ser un tipo inculto e insensible. En su obra la geografía y la historia tienen un valor esencial. La novela: Hombres sin mujer, describe con realismo su vida, por esta razón puede considerarse una especie de biografía del autor. Montenegro se distingue en la narrativa cubana por sus registros lacerados, sus trazos vivos, sus genuinos signos vivenciales, que convencen a los lectores y lo consideran ¨ahítos de belleza literaria¨. Sus textos se nutren de las mismas fuentes que alimentaron el desembarazo, el ritmo, la plasticidad y la desnudez de los relatos de Plablo de la Torriente Brau y el aliento agresivo que Enrique Serpa alcanza en Contrabando. El mundo de la cárcel lo agota en su novela: Hombres Sin Mujer, un libro terrible, que ahonda en la tragedia de los hombres sometidos a un régimen feroz. Es el primero en abordar el tema de la homosexualidad en la narrativa no ya cubana. El autor organiza su novela a partir de su formación histórica, occidental y cristiana, desde sus paradigmas culturales y sensoriales. Al leerla conocemos a fondo los misteriosos caminos de la conducta humana, la realidad de un régimen social, el vértigo de lo escatológico en una dimensión alucinante situados en el interior del Castillo del Príncipe de las primeras décadas del siglo xx. Montenegro pretende conducir a los lectores a la convicción de que todos, dentro o fuera de la cárcel, son delincuentes, culpables, mientras no sea suprimido el régimen penitenciario o social que engendre este tipo de realidad.

Datos biográficos del autor

Nació en Caramiñal, Galicia, en el año 1900. A los siete años emigró a Cuba junto con su familia. Cursó sus primeros estudios en un colegio religioso de Guanabacoa. Luego por necesidades económicas sus padres decidieron trasladarse a Argentina, donde la familia residió durante once meses. A los catorce años, Montenegro se alistó como grumete en un barco de cabotaje, La Julia, bajo la supervisión del ex-patrón de su padre en Galicia. A partir de entonces hizo vida marinera en diversas compañías de navegación y por puertos de Centroamérica, México, Cuba, Estados Unidos y Canadá. Estuvo preso en Tampico, en pleno apogeo de la Revolución Mexicana, pues fue acusado de ser agente estadounidense y de pretender vender las pistolas del barco donde trabajaba a un armero de la ciudad. Finalmente consiguió escapar, y a partir de entonces desempeñó numerosos oficios (marino, obrero fabril, minero), lo cual le aportó experiencia que luego aprovecharía en sus narraciones.

Trayectoria y formación autodidacta

En 1931, Montenegro se dedicó al periodismo y se involucró profesionalmente en varios de los proyectos intelectuales de la generación del ‘23. A partir de esos años se fue consolidando en él, una formación autodidacta que lo llevaría a convertirse en uno de los intelectuales cubanos más singulares de su tiempo. En 1933 se unió al Partido Comunista y comenzó a trabajar en el periódico Hoy, del cual llegaría a ser jefe de redacción. Como coeditor de la revista Mediodía se comprometió en la campaña antifranquista y, además de varios artículos, publicó el folleto Aviones sobre el pueblo (relato de la Guerra de España) en 1937. Partió a España para reportar la Guerra Civil como corresponsal de esa publicación periódica, pasando antes por Nueva York, donde escribió para el periódico antifascista La Voz, que se redactaba en castellano.

Luego embarcó en el buque Normandie rumbo a Francia y se introdujo en territorio español a través de la frontera franco-catalana, por la localidad de Port-Bou. Recorrió Barcelona, Madrid y otros territorios; escribió crónicas y reportajes desde distintos frentes de batalla, y se unió a las tropas del coronel Valentín González, conocido como Campesino. De esa experiencia surgió el libro Tres meses con la fuerza de choque (División Campesino) en 1938. 

Obras escritas

La activa militancia comunista que caracterizó a Montenegro en los años ‘30 y su confianza en las posibilidades estéticas del realismo socialista lo condujeron a escribir dos obras de teatro que, dentro del conjunto de su producción, no resultan hoy relevantes. La primera, Tururí ñan ñan, no llegó a imprimirse, aunque se estrenó en 1939 con gran éxito de público en el Palisades Park, Nueva Jersey.

Esta obra, que exigía la participación de gran cantidad de actores, se desarrollaba en un país africano imaginario y tenía como intención incentivar la lucha social y la reivindicación de los negros. La segunda pieza, Los perros de Radziwill, fue estrenada en el estadio de La Polar de La Habana, en 1940, con igual aceptación de público. 

En ésta la acción se desarrollaba en una región rural de Bielorrusia y se denunciaban las condiciones de vida de los campesinos. Los perros de Radziwil l había sido publicada en 1939 y los fondos que se recaudaron, con los boletos de su puesta en escena, fueron destinados al Partido Comunista. En el propio 1939, Montenegro tuvo fuertes diferencias de criterios con el director del periódico Hoy y comenzó a entrar en conflicto con la dirección del Partido Comunista. Su distanciamiento se fue haciendo cada vez mayor, lo que hizo que renunciara como administrador de un periódico menor llamado Gente de la Semana, dedicado a comentar la vida política nacional y extranjera, así como los acontecimientos del mundo del espectáculo. Se distanció igualmente de la vida intelectual de la capital y estableció su residencia en las afueras de La Habana. Al triunfar la Revolución Cubana en 1959, Montenegro decidió marchar primero a México y luego a Costa Rica, para finalmente radicarse en Miami. Dejó inéditos varios textos, entre ellos la novela El mundo inefable -donde narraba sus antiguas peripecias en la cárcel mexicana de Tampico-, en la que llevaba trabajando varios años. Calificado como el Gorki cubano por los integrantes del Grupo Minorista, Carlos Montenegro desarrolló una obra narrativa que se caracterizó por un marcado carácter realista y testimonial, por el empleo de un lenguaje popular y por el reflejo de conflictos sociales. La objetivación de las narraciones de Montenegro y su interés por representar la realidad de la manera más fiel posible han sido identificados por la crítica como rasgos naturalistas. Sin embargo, aunque su obra presenta contactos con el naturalismo, aquellos rasgos se deben más a lo que aportaron las propias experiencias vitales de Montenegro y no a su afinidad con determinada concepción estética.

En Prisión

Cuando tenía diecinueve años de edad, Montenegro mató a un hombre en el puerto de La Habana y por ello fue condenado a catorce años, ocho meses y un día de prisión en el Castillo del Príncipe, donde estaba ubicado el Reclusorio Nacional. En la biblioteca de la cárcel comenzó a estudiar con intensidad y conoció a varios intelectuales y estudiantes revolucionarios, entre ellos a Pablo de la Torriente-Brau y José Zacarías Tallet, quien trabajaba allí como contador. En la cárcel también escribió sus primeros cuentos; en 1924 consiguió publicar algunos de ellos en la revista Renacimiento, que era el órgano de la penitenciaría. También tuvo acceso a las páginas de la revista Social, donde publicó algunas de sus poesías. En 1928 obtuvo, por votación popular, el primer premio en un concurso convocado por la revista Carteles con el cuento: “El renuevo”, tras lo cual varios escritores y amigos se interesaron por su obra y por su situación y gestionaron su indulto. Antes de que se le concediera, Montenegro había sido trasladado al Presidio Modelo de la Isla de Pinos, por la amplia influencia que estaba ejerciendo sobre el mundo intelectual habanero, aún tras las rejas. Durante su estancia en la cárcel, se dio a conocer como cuentista con: El renuevo, recogido en: El renuevo y otros cuentos (1929). Ya en libertad, publicó la colección de cuentos: Dos barcos [[(1934). Su mejor obra es la novela: Hombres Sin Mujer] (1938), documento duramente realista sobre la tragedia sexual de los presidiarios en Cuba. Murió en el Mercy Hospital en 1981.

Estructura de la novela

La novela aparece estructurada en 20 capítulos, con sus respectivos nombres.

Fuente

www.google.com.cu www.ecured.cu Monteroso, Carlos: Hombres Sin Mujer, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 2001. www.cubaliteraria.cu

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