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Estamos a tiempo
Estamos a tiempo

No es la primera vez, ni será la última, que se ventilen, reales o supuestos, los problemas de la música en Cuba: crisis de creación, problemas de difusión, o que nos están robando nuestra música.

Las oposiciones Beatles sí-Beatles no; salsa sí-salsa no; que el rock es música extranjera y desvía ideológicamente a la juventud. Algo similar ocurre hoy con el rap, el hip-hop o el reguetón. La letra siempre es la misma, sólo cambia la música. Casi siempre se busca un culpable, que generalmente se encuentra en la programación de la televisión y, se dice, su falta de difusión adecuada que abarque todos los gustos e intereses; rara vez a la prensa plana o a la radio, y su intencionalidad de promover determinadas zonas de la música cubana y/o extranjera, que muchas veces obedece al gusto de quienes manejan estos medios. Por otra parte, no siempre se valora con mesura el acontecer musical nacional e internacional, y primero nos enteramos de lo que ocurre en el exterior que de lo que pasa en Cuba. En este aspecto se carece, digamos, de cierta objetividad. A mi juicio, hay una falta de jerarquización. Se mezcla todo con todo a cualquier hora del día o de la noche; la música bailable siempre está presente en todos los diales, es como si la población siempre estuviese bailando, sin descanso del oído o del cuerpo. Y la música instrumental, esa es para Radio Enciclopedia o CMBF, La Emisora Cultural de Cuba. Algo peor, los críticos se erigen en jueces, en guías, de qué es lo bueno y qué lo malo; qué es lo que debe escuchar el pueblo y qué no. Claro que esto no sucede sólo en la música, pero es donde más abunda.

Se vive en un perenne presente, como si la música cubana hubiera nacido hoy, por obra y gracia de unos geniales muchachos. Arsenio Rodríguez, por solo poner un ejemplo, es cosa del pasado, salvo que lo santifiquen en el exterior, como pasó con la onda geriátrica, que se hizo sonar hasta el cansancio, hasta que de nuevo se olvidó que estos músicos forman parte del patrimonio musical de nuestra nación. Acudo a José Martí: “...Ha de saberse lo que fue, porque lo que fue está en lo que es…”

En otro orden de cosas, la presencia de la “otra” música, la que nombran culta, académica, clásica, de concierto, apenas tiene presencia en los medios, como si sólo la existencia de CMBF y Habana Radio, fueran suficientes para que el pueblo conozca y disfrute esta música. No hay ningún espacio en la televisión en un horario de los que se conoce como “estelar”.

¿Por qué predeterminar lo que gusta o no a nuestra población?, ¿Por qué escamotearle otros tipos de músicas?

Salvo los “entendidos”, que son los menos, poco se conoce de la existencia de Ignacio Cervantes, Manuel Saumell, José White y tantos más, que hicieron florecer la música cubana, que bien vale la pena disfrutar hoy. ¿Cuál es la razón? Vuelvo a la falta de jerarquización en la promoción de la música a través de todos los medios. Pero, ¿en manos de quién o quiénes está la responsabilidad de jerarquizar? Estamos abocados a un debate sereno en el que no se trate de buscar culpables, sino de encontrar posibles soluciones, sin agresiones personales que pueden perturbar el análisis objetivo, serio y profundo; debemos involucrar a todas aquellas personas que tienen conocimientos, tenga o no investidura de cargo; actuar con sentido de pertenencia y, sobre todo, sin justificaciones que a nadie convencen. La cultura musical de Cuba lo necesita, hagámoslo.
Historia
Historia
História

La historia de la música: es el estudio de las diferentes tradiciones en la música. Como en todas las civilizaciones conocidas hubo alguna forma de manifestación musical, la historia de la música abarca a todas las culturas y épocas. A menudo se utiliza la expresión «historia de la música» para referirse exclusivamente a la historia de la música europea y su evolución en el mundo occidental. La música de una determinada sociedad está estrechamente relacionada con otros aspectos de su cultura, como la organización económica, el desarrollo tecnológico, las tradiciones, las creencias religiosas, etc.
En un sentido amplio, la música nace con los seres humanos, ya que según algunos estudios estaba presente mucho antes de la migración de los primeros grupos que dejaron África hace más de 50 000 años.
Nuestros antepasados inventaron la música, tribus nómadas descubren los encantos de la vida sedentaria. Se afincan en valles fértiles o fundan pueblos y luego ciudades. Los pobladores de algunos valles como el Tigris y Éufrates, Nilo, Río Amarillo... fueron los primeros en muchas cosas: metales, carros de ruedas, escrituras, aritmética y música

¿Sabías que...?
¿Sabías que...?

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Alguien, quien sabe quién, tuvo hace 35 mil años atrás la idea de tomar el hueso, (exactamente el radio), de un buitre, perforarle cinco huequitos y sin saberlo, hizo una flauta. El dato, aparecido en la revista científica Nature asegura que el hasta hoy instrumento musical más antiguo que se conoce fue hallado en la cueva alemana de Hohle Fels.

Flauta

El arqueólogo Nicholas Conard y sus colegas de la Universidad de Tubinga informaron que la flauta fue reconstruida con éxito a partir de 12 piezas, mide 22 centímetros y, además de los cinco orificios, tiene un extremo agujereado.

Cerca de esta maravilla encontraron además fragmentos dispersos de varias flautas de marfil, que según los expertos, requirieron del dominio de una tecnología más complicada.

El marfil pudo haber salido del diente de un mamut, pero resulta obvio que para vaciar el interior y volverlo a unir de forma tal que el aire no pudiera escaparse, había que estar dotado de paciencia, habilidad y también técnica.

Según Nature, es en las cuevas del suroeste de Alemania donde se han hallado los únicos instrumentos musicales de más de 30 mil años de antigüedad de todo el mundo, por lo que puede considerarse este lugar como la cuna de la música.

Sugiere Conard que la música pudo contribuir al desarrollo de redes sociales más amplias y facilitar la expansión de los humanos modernos frente a los neandertales.
No se olvidará la História de la música cubana
No se olvidará la História de la música cubana

Aun cuando se encuentra en una sede provisional, puesto que el palacete construido en 1905 y que fuera su sede oficial se encuentra en una total restauración, el Museo Nacional de la Música no ha cesado en su empeño de preservar la historia de la música cubana.

Así lo evidencia el programa de rescate, plasmación y difusión del patrimonio nacional que acomete su colectivo de museólogos, restauradores, bibliotecarios y otros especialistas, quienes, auxiliados de modernas técnicas pero sobre todo, animados de un incansable espíritu, se han empeñado en que no se pierda ese tesoro.

En conferencia de prensa celebrada en el local que hoy ocupa el museo (Obrapía entre Bernaza y Villegas), su director, Jesús Gómez Cairo, dio a conocer el amplio proyecto, cuyas acciones abarcan no solo la esfera cultural y que comprende, entre otros aspectos, la reconstrucción capital del edificio donde nació el poeta cubano Julián del Casal, para instalar en él la Biblioteca y el Archivo del Museo.

También se creó un gabinete de restauración de documentos, y se labora en la instalación de equipamiento tecnológico para la recuperación de fonogramas antiguos, fotogramas de diversas épocas y la digitalización y microfilmación de documentos; así como la edición y publicación de partituras de obras fundamentales del repertorio musical de los siglos XVIII, XIX y XX.

Con el sello del Museo Nacional de la Música se ha llevado a soporte digital la obra de grandes del pentagrama cubano, como Esteban Salas, Sindo Garay, Ernesto Lecuona e Ignacio Cervantes, entre otros. También la institución ha editado libros, y su plan para el 2009 comprende textos sobre Gonzalo Roig, el jazz en Cuba, Sindo Garay, Ñico Rojas, Benny Moré, Harold Gramatges y la discografía musical cubana.

La encomiable labor de los especialistas del museo está igualmente presente en la colaboración con los centros de documentación, estudio e información musical de Pinar del Río y Guantánamo, el Museo Provincial de Granma, la reapertura de la Casa de la Trova de Manzanillo, el rescate de la casa natal de Miguel Faílde, en Matanzas, y el museo de la Música Rodrigo Prats, de Sagua la Grande, en Villa Clara.
Qué es la música ?
Qué es la música ?

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Todos hemos tenido profesores que han dejado huella en nosotros. Seguro que hay frases que nos decían y que nunca podremos olvidar. Muchas veces no somos conscientes de la profundidad de éstas hasta que pasan muchos años, a veces incluso cuando ya no están. Dentro de este conjunto de vivencias que todos hemos tenido, me ha venido a la memoria algo que me dijo una profesora mía cuando yo apenas era un niño; fue al finalizar un concierto en el que actué: -"Daniel, lo que tenías que decir, lo has dicho bien".-

En aquel momento me quedé pensando, porque no entendía a qué se refería... ¡yo había tocado el piano, pero no había dado ningún discurso!

Realmente ahora es cuando he comprendido la profundidad de aquellas palabras: La música es un lenguaje. Pero leer esta afirmación y estar de acuerdo con ella no quiere decir en absoluto tener conciencia del verdadero significado. La música como lenguaje: algo que a la vista nos parece tan tópico, tan cotidiano. Paradógicamente muchos de nosotros hemos estudiado en conservatorios superiores mil y una asignaturas "complementarias", tres mil piezas para el instrumento, y resulta que ¡apenas conocemos cómo funciona el lenguaje de la música! ¿¿Pero cómo es posible, sabiendo solfear??

En los conservatorios estudiamos cómo se estructura el lenguaje de la música: estudiamos las reglas y las técnicas que sustentan el lenguaje de la música, desde un punto de vista sintáctico. La mejor comparación que se me ocurre es el latín: Casi todos hemos tenido que estudiarnos las declinaciones, los adverbios y las palabras latinas, y sin embargo... ¡¡Ninguno supo nunca hablar latín!!

Es cierto que conocemos la música... sabemos lo que es una corchea, sabemos interpretar música en nuestro instrumento... ¿Pero sabemos hacer música? ¿De verdad creéis que la visión musical de un compositor a la hora de interpretar una pieza es la misma que la de un intérprete, por muy buena técnica que posea el susodicho intérprete?

Merece la pena citar aquella anécdota en la que, tras estrenar Beethoven una composición, se le dirigió un músico y le dijo algo así: "¿Maestro, no se da usted cuenta de los errores musicales (de armonía) que ha cometido?" A lo que respondió Beethoven: "La música soy yo". Paco de Lucía, Louis Armstrong... ellos probablemente nunca llegarán a tener la cantidad de títulos que nosotros los "titulados" en música poseemos, sin embargo ellos son la música, al igual que Rachmaninoff, Mozart o Beethoven. Cualquier cantaor de flamenco puede ser más músico que un profesor superior de instrumento.

Todas estas afirmaciones nos llevan a la pregunta clave: ¿Entonces, para qué sirven los conservatorios actualmente? Podríamos divagar y llegaríamos a conclusiones tan aberrantes como considerar la música un "arte de ciencias infusas", un "arte oscura", como si fuera "cosa de magos".

Actualmente necesita uno ser mago para darse cuenta de lo que es la música en realidad, dando por supuesto el poseer unos estudios superiores en conservatorio oficial. La música es mucho más que cuatro notas y media y los matices y reguladores, fuertes y piano, que conllevan estas notas.

En los conservatorios no aprendemos música, aprendemos cómo se organiza la sintaxis musical. Aprendemos a leer música. Incluso salen instrumentistas fantásticos de nuestros conservatorios. ¿Pero realmente podremos comprender la música alguna vez?

En la carrera de un músico, pocas asignaturas son las dedicadas a lo más importante, que es la compresión y el entendimiento de la música.

La "armonía" y las "formas musicales" que estudiamos en el conservatorio, junto con la "repentización", son realmente las materias que podrían ayudarnos como las que más para ser buenos músicos. Sin embargo algunos planteamientos fallan:

La armonía y el contrapunto que se solía enseñar era una armonía casi exclusivamente "sobre papel". No se trata únicamente de practicar los ejercicios al piano y corregir tal o cual nota. Realmente un músico con un profundo conocimiento del lenguaje (la música) no depende de un piano, y le bastaría con lápiz y papel para hacer música de verdad. Pero muchos armonistas, aún usando sólo el lápiz y el papel, no ven más allá de la goma.

En armonía, como premisa, se deberían enseñar las sonoridades de todos los posibles acordes, de las conjunciones de notas sean cuales sean, de cómo actúan unas sobre otras, y de los límites de la percepción. Se debería poder reconocer cualquier acorde "de oído". Se debería aprender cómo los compositores usan estas armonías y cómo las podemos usar nosotros en un momento determinado; aprender a pasar de una tonalidad a otra de forma natural, aprender a moverse en tonalidades muy alteradas de la misma forma que nos movemos en do mayor, aprender a armonizar una melodía directamente sobre el piano, o a melodizar una armonía. Esto es la música, y no un absurdo juego de quintas y octavas. Muchos de los armonistas salen con una gran visión de "errores de armonía", ¡pero sin embargo no tienen ni idea de armonía! Una vez sabido todo lo anterior (lo cual podría ocupar más de uno, dos o tres cursos, podría ocupar una vida entera), entonces es el momento de ejercitar el cerebro en la ansiada búsqueda de quintas y octavas, comprendiendo por qué son así las normas, y cómo hay que quebrantarlas para "decir" algo interesante.

En la repentización musical se hace una aproximación real a la improvisación: el transporte, la velocidad de lectura, la armonización de una melodía. Eso sí es música. Pero tristemente muchos de los alumnos que llegan a estos cursos no dominan el lenguaje de la música lo suficiente como para poder asimilar lo que el profesor les ofrece, con lo que acaban el curso aprobando, incluso brillantemente, pero siguen sin entender más que las cuatro lecciones y las cuatro reglas que se aprendieron.

Tras todo esto, entonces y sólo entonces, tendría sentido el análisis formal. Este análisis formal no necesitaría de una partitura obligatoriamente, ni de un lápiz ni de un papel. Cuando Mozart llegaba a casa, tras un concierto, y reproducía al piano exactamente toda la partitura... ¿de verdad creéis que él memorizaba nota por nota? Mozart tenía tal conocimiento del lenguaje de la música que automáticamente analizaba la pieza y la estructuraba, armónicamente, formalmente, y en todas sus dimensiones. De esta manera un curso de "formas musicales" dado por Mozart sería lo más enriquecedor del mundo, porque en realidad lo que se persigue es la compresión de la pieza, y con ello la compresión del lenguaje.

De todo este desconocimiento surgen posturas aberrantes, como aquellos que odian la "música culta actual" ("no la comprenden, sus oídos no están preparados"), o todo lo contrario, los fanáticos de esta música y que tachan a Chopin y Bach de "anticuados". Precisamente el arte actual (ya no sólo la música) es un arte para "artistas". Componer música hace unos años era una labor muchísimo más simple que actualmente. Los compositores actuales han de comprender que la música que componen casi sólo pueden llegar a entenderla los músicos. Esto no ocurría hace un siglo, o quizás menos. Lo verdaderamente achacable a muchas músicas de músicos actuales es el superar los límites de la percepción humana, de forma que para entender una pieza hay que estudiarla profundamente, y la percepción sonora únicamente no basta para poder entender todo lo que ahí dentro pasa. No por ello toda la música actual es buena, ni muchísimo menos: de hecho es en la actualidad, bajo mi punto de vista, cuando más fraudes se cometen en la música; fácilmente te pueden dar gato por libre, cualquiera puede componer cualquier cosa, y aquello ser una "farsa musical" total. El buen músico debería ser capaz de diferenciar música buena o mala.

Otro de los errores más comunes es pensar que un músico, debido a los análisis musicales que llega a hacer en su cabeza, no es capaz de apreciar la belleza de una pieza: ¿Cómo es posible no darse cuenta que cuanto mejor se conoce un lenguaje, cuanto más se aproxima uno a él, cuanto mejor se entiende cada palabra, es cuando mejor se siente la poesía que se hace con ese lenguaje? La música es como el primer amor, se lleva siempre en el corazón.

¿Qué es la música? ¡Música... eres tú!
ENTREVISTA A LINO BETANCOURT
ENTREVISTA A LINO BETANCOURT

ENTREVISTA A LINO BETANCOURT PARA EL FORO MÚSICA, IMAGEN Y SONIDO Su entrevista para el foro ha sido muy interesante, aunque no concuerdo con ud. en todo lo que expresa. El reguetón en realidad es un ritmo que no gustará a muchos, pero ha calado en los jóvenes. No sé donde leí que la música que prefiere el cubano es la de carácter romántico, pero no se pone en los medios. Nuestras instituciones científicas deben estudiar estas tendencias para que sean valoradas y se apliquen las medidas necesarias por quien corresponda. Estoy seguro que muchas de las letras del reguetón son groseras y de mal gusto y ejercen una negativa influencia en la juventud y también, porque no, en la música cubana, la que por suerte siempre ha sido capaz de digerir y procesar toda influencia foranea y revitalizarse.

Pero no se puede prohibir un ritmo ya que esas medidas siempre provocan un efecto contrario. Lo que si se puede hacer es que la tv y la radio, divulguen además del reguetón otros tipos de música. Y ojo, se puede afirmar superficialmente, que se divulga más música cubana que reguetón, pero cuidado con aquellos programas y horarios estelares de mayor audiencia.

Lo que sí se puede hacer es evitar que en los clubes nocturnos divulguen de manera estruendosa lo más repugnante y lo peor de los reguetones. Lo que sí se puede hacer, es que en los ómnibus estatales, no nos ataquen con reguetones a todo volumen. Lo que sí podemos hacer es que los hoteles y restaurantes, así como los aeropuertos contribuyan a divulgar lo mejor de la música cubana. Lo que sí podemos hacer es estimular y divulgar a los reguetoneros que tengan las mejores e ingeniosas letras.

Lo que si podemos hacer es realizar estudios sobre la cultura cubana y el efecto que está ejerciendo en nuestros jóvenes la "seudo cultura globalizada" con su música, sus películas y el mercadeo de ellas, que

provocan que se lea menos. En un futuro podremos desarrollar la economía, pero no podemos olvidar que hay que salvar a la cultura cubana.
ES TAREA DE TODOS
ES TAREA DE TODOS

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ES TAREA DE TODOS EL DESARROLLAR LA MÚSICA CUBANA

Es lamentable la mediocridad y la falta de imaginación y creatividad de mucha de la música que se escucha en Cuba y de la grosería de las letras de, no pocas canciones. Cuba, país que tiene fama bien ganada de ser uno de los que en el mundo son emisores de música y bailes populares, debe analizar con profundidad este fenómeno. Creo que el conocimiento, la cultura desarrollada en estos 50 años debe ser preservada y elevada a cotas superiores. La Revolución ha luchado para que se desarrollara una verdadera cultura de masas original, creativa. Estamos sufriendo un ataque sistemático en todos los frentes que comienza en la música pero que se desarrolla también en la pésima calidad de las películas que se ofrecen los sábados por la noche en la TV, en un humorismo que se oferta en centros de recreación que raya con lo ofensivo y vulgar. Nuestro pueblo es uno de los más instruídos del mundo (no hablo de la educación formal, aspecto este en que damos marcadas muestras de incultura). Solo el socialismo, como sistema, permite concentrar en una sola dirección las potencialidades de todos los organismos y así poder avanzar en lograr mayores resultados en la cultura y en la música en particular. Debemos echar a un lado el trabajo por feudos que tanto nos ha dañado.

Es de imperiosa necesidad que no sean solo el Ministerio de Cultura, la UNEAC y la AHS quienes se preocupen por el desarrollo de la música y de que se involucren de manera activa los compositores y artistas . Que se elabore una estrategia en la que también participen el Mincult, la UNEAC, la AHS, el Mintur y todas las instituciones, el ICRT, los Consejos de la Administración del Poder Popular de las Provincias, hasta el Ministerio de Transporte (por lo de los ómnibus y los aeropuertos) para que coordinen entre sí sus estrategias para divulgar lo mejor de la cultura y en especial de la música cubana.
Para curioso
Para curioso.

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Mejora el vocabulario.

De acuerdo con una reciente revisión publicada en la revista Nature Reviews Neuroscience por Nina Kraus, de la Universidad Northwester (EE UU), durante el entrenamiento musical para tocar un instrumento se establecen conexiones neuronales que mejoran también otros aspectos de la comunicación humana.De ahí que los niños con formación musical tengan un mejor vocabulario y capacidad de lectura. También explica por qué los músicos son capaces de escuchar mejor una conversación cuando hay ruido de fondo que el común de los mortales.De ahí que los niños con formación musical tengan un mejor vocabulario y capacidad de lectura. También explica por qué los músicos son capaces de escuchar mejor una conversación cuando hay ruido de fondo que el común de los mortales.

¿Música de fondo?

Tanto si reproducimos una canción de Lady Gaga como si optamos por un disco de música clásica, escuchar música mientras desarrollamos una tarea cognitiva -como estudiar o redactar un informe- reduce el rendimiento, según un artículo publicado hace poco en Applied Cognitive Psychology. Lo mejor en estos casos, dicen sus autores, es el silencio.

Ritmo para hacer deporte.

Científicos de la Universidad de Brunel demostraron en 2008 que escuchar cierto tipo de música, fundamentalmente de los géneros rock y pop, podemos aumentar nuestra resistencia al ejercicio físico intenso hasta un 15%. El estudio fue publicado en la revista Journal of Sport & Exercise Psychology.

La música, por la izquierda.

Según un estudio realizado hace unos años en las universidades de California y Arizona (EE UU) y publicado en Science, el oído derecho recoge mejor los sonidos del habla, mientras que el izquierdo, responde mejor a la música. "Incluso al nacer, el oído está estructurado para distinguir entre los diferentes tipos de sonidos y enviarlo al lugar correcto en el cerebro", concluía una de las autoras del estudio, Barbara Cone-Wesson.

Música y alcohol.

La música alta en los bares incita a beber más alcohol en menos tiempo, según una investigación francesa difundida en 2008 por la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research. Además, cuanto más alto es el volumen de la música más rápido se consume la bebida.

Buena para la circulación.

Científicos del Centro Médico de la Universidad de Maryland han demostrado que escuchar música puede beneficiar al sistema cardiovascular tanto como hacer ejercicio o tomar ciertos medicamentos. Concretamente, analizando la respuesta de los vasos sanguíneos con ultrasonidos mientras escuchamos música, Michael Miller y sus colegas comprobaron que el diámetro de los vasos, medido en la parte alta del brazo, aumenta un 26% con nuestra música favorita. En contraste, la música que calificamos como estresante hace que los vasos se contraigan un 6%. Los experimentos mostraron también que escuchando canciones que invitan a reír los vasos sanguíneos se dilatan un 19%, mientras que la música relajante produce una expansión del 11%.

Con los ojos cerrados.

Estudiando los cerebros de 15 sujetos con ayuda de resonancia magnética funcional, Yulia Lerner, de la Universidad de Tel Aviv, demostró el año pasado que cerrar los ojos aumenta el efecto emocional que nos produce la música. Concretamente la doctora Lerner utilizó música de miedo del estilo de la empleada por Alfred Hitchcock en sus películas.Y comprobó así que la actividad de la amígdala, una zona del cerebro vinculada a la sensación de miedo, aumentaba mucho más con los ojos cerrados que si se mantenían abiertos.
¿Qué tipo de música o compositor disfruta más?
¿Qué tipo de música o compositor disfruta más?

¿Qué tipo de música o compositor disfruta más?

El último que toco; el último género al que dedico un disco tanto como intérprete como productor, o compositor. Me ayuda mucho esa formación poco convencional que tuve en mi pueblo, donde conocí a Mozart, Schubert, Lizt y a la vez a Sindo Garay y a Benny Moré. Entonces, cuando un niño no sabe qué es culto y qué popular y conoce ambos géneros, o espacios de creación, es muy difícil que le destruyan esa fe de que la música es todo. Disfruto tanto cuando toco un son como una sonata de Beethoven. Y es que no hay que ser graduado universitario para entenderlo, la música no se entiende, se siente. Todos estamos capacitados para disfrutar lo mismo a Schubert, a Mozart que al Benny, o Matamoros. La cuestión está en que el intérprete de esa música sea capaz, sea un buen artista. El público lo único que tiene que hacer es disfrutar, y si le llega que aplauda fuerte". Y los cientos de espectadores de este miércoles en el Milanés, le aplaudieron hasta el cansancio, y aunque muchos recordaron los años de mocedad cuando el intérprete tocaba de Armando Manzanero, Esta tarde vi llover, nos quedó el consuelo de que el miércoles sí estaba alguien: Frank.

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