Flores de otro mundo (película de 1999)

"Flores de otro mundo"
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Drama | Bandera de España España
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“Los solteros de Santa Eulalia, un pueblecito de Castilla, se han quedado sin mujeres casaderas y por eso deciden buscarlas de la manera que sea”
Nombre"Flores de otro mundo"
Estreno1999
GuiónIcíar Bollaín y Julio Llamazares
DirectorIcíar Bollaín
Producción GeneralSantiago García de Leániz, Enrique González Macho
Dirección de FotografíaTeo Delgado
RepartoJosé Sancho, Lissete Mejía, Luis Tosar, Marilín Torres, Chete Lera, Elena Irureta, Amparo Valle, Rubén Ochandiano, Chiqui Fernández, Antonio de la Torre
Premios1999: Premio de la Crítica de Cannes (Mejor película)
ProductoraLa Iguana Films / Alta Films S.A.
PaisBandera de España España

Flores de otro mundo. Es un drama español del año 1999, dirigido por Icíar Bollaín, con Chete Lera, José Sancho, Lissete Mejia y Luis Tosar entre otros; película que nos acerca a una España rural y anclada en el tiempo con progresos lentos, donde la directora nos habla de dos temas principales: la inmigración y la soledad, ambas palabras que cruzan duramente la vida de las mujeres.

Sinopsis

Patricia, una dominicana, busca un hogar y una seguridad económica que su situación de inmigrante ilegal no le permite alcanzar en Madrid. Milady, una cubana de veinte años, sueña con recorrer el mundo. Marirrosi, una bilbaína con casa y trabajo, vive en la más completa soledad, una soledad como la que comparten Alfonso, Damián y Carmelo, vecinos de Santa Eulalia, un pueblo sin mujeres casaderas ni futuro. Gracias a una fiesta organizada por los solteros del pueblo, unos y otras se conocen y comienza una agridulce historia de convivencias a veces imposibles.

Artículo

Icíar Bollaín escribió este artículo cinco meses antes del rodaje de de la película. Trabajando en un nuevo guión ando estos días viendo mundo, viajando por España, visitando pueblos, recorriendo campos, carreteras, calles, casas, y vidas. La gente es generosa y nos abre sus puertas, nos deja ver sus cocinas, sus salas, el sofá sobre el que añoran a todos los que tienen lejos, la ventana desde la que ven la vida pasar. Nos enseñan las fotos de sus bodas; son parejas de hombres de campo con mujeres de otros países, de Honduras, de República Dominicana, de Cuba, de Filipinas.

Flor procede de un pequeño pueblo al norte de Manila. Hace doce años se conoció por carta con Antonio. Intercambiaron fotos y necesidades; Antonio era soltero; Flor, pobre. La prima de ésta traducía y facilitó el acuerdo. Meses más tarde, Flor tomaba un avión para cruzar medio mundo y entrar en uno nuevo, donde no conocía la lengua, ni al hombre con quien iba a compartir su vida. Al llegar la recibieron con alegría los 150 habitantes de un pequeño pueblo de Guadalajara y al día siguiente se celebró la boda. Cuando el cura preguntaba a Flor si quería a ese hombre en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, ella contestaba para sí misma en tagalo mientras su prima respondía en castellano que sí. Para sí misma hablaría Flor su lengua a partir de entonces. Y empezó su nueva vida. El pueblo, el campo, el trabajo, mejor aquí que allá en su tierra, porque venía de una necesidad muy grande, cuenta Antonio.

En estos doce años murió la madre de Flor sin que ésta pudiera acudir a su lado. También nacieron sus dos hijas, cuando ya aprendió la lengua, explica Antonio. Mientras hablamos en la puerta de su casa una vecina que la acompaña asiente al relato de Flor, contestando incluso con ella, no, no ha vuelto nunca más. Flor se pasa una mano por los ojos, alejando una nube de tristeza.

Nos despedimos de todos. Antonio nos estrecha la mano y Flor se cruza de brazos, recogiéndose junto al marco de la puerta. Hoy contemplo las fotos del viaje. Flor y Antonio posan junto a un tractor al sol del medio día. Los dos sonríen, tímidos, uno al lado del otro. Un soneto me manda hacer Violante... y la primera imagen que acude a mi cabeza es la de Flor, trasplantada de su tierra a otra, echando nuevas raíces y creciendo hacia arriba, a pesar de todo, buscando el sol. (Icíar Bollaín, Madrid, marzo 1998).

Intérpretes

Curiosidades

Rodaje

Comentarios

El tema de la “caravana de mujeres”, que tuvo cierta vigencia hace años, y que era una manera pintoresca de intentar paliar la soledad masculina al quedar los pueblos desiertos de mujeres jóvenes, viene a ser un pretexto para hablar de relaciones amorosas entre mujeres extranjeras y hombres autóctonos en un pueblo español típico.

Se trata de tres parejas de diferentes edades e intereses cuya dinámica va a depender de sus vidas previas y de la presión social que ejercerá el ambiente sobre cada uno de ellos llegando a ser agobiante pero también protector. Aunque los personajes y los diálogos son ficciones, la película es una aportación próxima al documental de las relaciones con inmigrantes, con un tratamiento alejado del maniqueísmo.

Escenas de la película

Críticas

Critica
Critica

Hay que aclarar una cosa antes de partir, no estamos ante una obra maestra, ni pretende serlo. Aborda y une las consecuencias del éxodo rural y la soledad desde una perspectiva con cierto contenido paródico, tratando diferentes cuestiones de la realidad social que España vivía, y continúa experimentando aún en la actualidad; me refiero lógicamente a la inmigración y de forma menos profunda al maltrato a la mujer o el racismo. Es normal encontrarse con este tratamiento social en la filmografía de Bollaín, siempre tan comprometido, tan español. Y es que la película no podría rodarse en otro suelo, ¿qué sentido tendría entonces mostrar al español rudo de campo que solo pasa por la ducha los domingos, junto con la dominicana colorista de músicas atronadoras y aseo diario? Somos lo que somos, no queda otra cosa que aceptarlo antes de poner en acción la mano del cambio.

Icíar Bollaín lo sabe, y su labor no es otra que la de mostrar realidades de nuestro entorno para que luego cada cual saque sus propias conclusiones. Pero no os confundáis, no es una película política, no quiere mancharse con tintas ni banderas, es simplemente cine, drama mezclado con romance, romance transformado en comedia. Así pues, quien se siente a verla tendrá la impresión de estar frente a un producto familiar, algo nuestro, y lo consumirá con gusto, sonreirá en momentos, y asentirá dolorosamente con la cabeza ante lo que la cámara muestra. No genera pasión, su mensaje se vuelve sencillo, pero pasas un momento agradable y simpático.

El filme pertenece a esa gruesa lista de filmes que no dejan un enorme pozo después de visionarla. Resulta agradable, entretenida, y despierta al espectador ante las realidades sociales que expone; sin embargo, en ningún caso apasiona, no consigue tirar al espectador lo suficiente como para introducirle en el interior de la pantalla. No obstante, es una cinta a recomendar, resulta interesante analizarla considerando su carácter español y el valor comprometido que Icíar Bollaín trata constantemente dentro de su filmografía. La película comienza presentándonos una situación que, cuanto menos, resulta cómica: un autobús repleto de mujeres solteras llega a un pueblo de la provincia de Guadalajara habitado en su mayoría por hombres viudos y solteros.

El éxodo rural ha condenado a muerte la existencia de esos paraísos del silencio rural, pero atención, las mujeres de ciudad y del otro lado del Atlántico han llegado para cortar la soga del ahorcado. A partir de esta idea se abren tres dramas, tres romances traumatizados; los estambres de esos hombres de campo no terminan de congeniar con el zumbido foráneo de las abejas polinizadoras. Son flores de otro mundo, personas de polos opuestos, amoríos condenados al olvido por una u otra causa… o quizás no. Si has llegado a conectar con alguna de las películas que componen la filmografía de la directora madrileña, o eres un apasionado de esas historias realistas cargadas de crónica social, la película no te defraudará. Pronto encontrarás en sus personajes cercanos a tu imaginario nacional en los que verter una risa hacia nosotros mismos, te sentirás amable ante la simplicidad con la que se muestra el amor, y hallarás un motivo por el que comenzar a reflexionar sobre tantas cuestiones de nuestra realidad social. (esenciacine.com).

Sólida y fresca comedia dramática que se convierte en todo un alegato a favor del valor de la tolerancia (...) Ejemplo de cine sencillo que, como en voz baja y sin efectismos, consigue el milagro de la emoción y naturalidad. (Miguel Ángel Palomo: Diario El País).

Premios

1999

2000

Fuentes